martes, 31 de enero de 2012

Fotos matadoras, obsesiones y otras cosas

Llevo algo más de una semana con insomnio, pero ayer ya fue el acabose y no logré dormir en todo el día salvo por dos horillas de siesta. La cuestión es que el no dormir tiene el mismo efecto en mí que tres dosis seguidas de ventolin: me pongo como una moto. Así que, claro, la mañana me cundió para mucho.

En primer lugar descubrí que nuestra coneja (cuyo nombre oficial es Pelusilla/Pelusita -depende de a cuál de nosotros le preguntéis- pero que le decimos de todo: bicha, Pelusa, Gremlin...) está mucho más tarada de lo que yo creía. Yo ya sabía que el caso que me haga es indirectamente proporcional al que le haga yo a ella, así que como ayer pasé de ella, pues fue ella quien vino hacia a mí mientras la teníamos libre por la cocina: primero me obligó a estarme quieta en medio de la cocina, mientras ella se dedicaba a correr alrededor mío como un meteoro, después, cuando conseguí sentarme, se dedicó a darme cabezazos cual toro miura en mis tobillos, al mismo tiempo que se encabronaba con mis zapatillas de andar por casa, que son de Bob Esponja y, al parecer, no le cae bien.

Pero la entrada no venía por eso, sino porque, después, entré en un bucle de estos que empiezas mirando el tuiter y acabas encontrando una receta que escribió un monje chino en un foro abandonado. Por poner un ejemplo. ¿Y qué es lo que encontré? Pues las fotos matadoras del título (que me ha quedado muy de La que se avecina, todo sea dicho) con la que babeé, me derretí, morí de amor y demás; fotos que, claro está, os dejo a continuación:






Y vosotros diréis: ¿otra vez estos dos muchachos? ¿Cómo se llamaban? Sí, hombre, los detectives estos... Sí, otra vez Héctor y Bonilla o, lo que es lo mismo, Javier Collado y Fede Aguado. En esta ocasión, además, están con Juanjo Puigcorbé al que últimamente recuerdan por haber hecho de rey Juan Carlos en la súper miniserie de los príncipes y por su enfrentamiento por el ya (tristemente) difunto Sé lo que hicisteis. Pero, bueno, yo a este hombre le tengo muucho cariño por dos grandes razones: El amor perjudica seriamente la salud (cojonuda) y la serie Un chupete para ella que la vi hace tanto tiempo que no la recuerdo, sólo sé que le cogí cariño al Puigcorbé, xD.

Las fotos son de una sesión que hicieron para un calendario benéfico que ha hecho la Fundación síndrome 5p colaborando con varias productoras. Os dejo el link del calendario aquí, porque ninguna de las fotos tiene desperdicio (son más bonicas todas) y salen un montón de actores conocidos. Las que he subido las saqué de la página de Fede Aguado en feisbuk (link aquí) donde hay unas cuantas más ;)

Y ahora que he cumplido con la labor informativa y seria decir que sí, que estoy obsesionada con estos dos y cada día muero más de amor por ellos porque, además de bonicos ellos, hacen cosas así y me derriten (y, todo sea, dicho verlos con esas nenas tan preciosas, hace que a una le entren ganas de... Pues eso, xD).

Y, de paso, decir que ayer por fin (¡por fin!) acabé la quinta temporada de Amar en tiempos revueltos y que, de momento, paso de ver la sexta. Pero hablando de la quinta, me ha gustado muy poquito y me ha parecido muy irregular (de momento, la séptima me está gustando muchísimo más, por cierto) e, incluso, he tenido ganas de rebobinar trozos. Pero, vayamos por partes, así resumiendo un poco:

Por un lado, me quedo con Diana, que ha tenido una señora evolución y me parece grandiosa y divina toda ella. También me quedo con Estela, Marcos, Mauricio, Leonardo (¡y su relación con Clemen!) y Bonilla de los que han aparecido en esta. Me quedo con Javier Collado y su mega interpretación que da igual lo que le echen (humor, amor, ponerse como un loco, sufrir cual perro) que él lo borda y que logró que, aún a saber más o menos qué iba a pasar, lo pasara mal con él; me quedo también con Héctor, gran personaje donde los haya.

Os pongo a Diana en vez de otro Héctor, va.

Con lo que no me quedo es, en general, con los guionistas y su trabajo en este temporada. No sé si lo harían así a propósito, pero da la sensación de que se les fue de las manos y perdieron el control de la historia: Rosa que empezó con protagonismo y se fue deshinchando a medida que pasaban los capítulos hasta acabar de manera cuasi testimonial; la crueldad que demostraron haciendo regresar a Sole y a Juan para cuatro capítulos contados, donde nos dijeron que Juan se moría... Y, digo yo, para cuatro episodios y que no vuelvan a aparecer, ¿por qué cojones dejarnos con ese mal cuerpo? ¿Tanto costaba decir que Juan se había curado? Coño, que Juan es todo adorable y Sole no se merece quedarse sola.

Pero, bueno, si hay algo con lo que no me quedo, para nada, es el otro triángulo. Madre del amor hermoso, qué horror de trama. Si es que es un despropósito de principio a fin. Yo no sé si lo quisieron así, si fue cosa del cásting o si se les fue de las manos del todo, pero... Qué horror. Salvador y Cristina son, de lejos, una de las peores parejas que he visto en mi vida. Falta de química entre ellos, la relación más mal llevada y artificial... Además, me tocaba las narices que fueran de pobres víctimas, de héroes románticos, cuando los dos eran unos egoístas de tomo y lomo a los que no les importó destrozar las vidas de todos los demás con sus acciones (Abel, Diana, la gente del teatro...).

Además, cuando odias a la chica (dios, en serio, ¿se puede ser más sosa, boba y pretenciosa que Cristina? Y estúpida, que me dejo estúpida, que parecía que su máxima en la vida era que la dejaran medio muerta en la Puerta del Sol y de ahí a la cárcel.), al chico le acabas odiando y sólo te cae bien el otro pues... Mal vamos. De hecho, me jodió que, al final, Abel acabara solo, sin nada y loco. Coño, Abel tenía sus defectos, pero quería a Cristina y a Salvador, se portó bien con ellos hasta el final, ¿de verdad era necesario que acabara así? Yo hubiera matado a Cristina, más que nada para que Abel pudiera casarse de nuevo, y hubiera liado a Abel con Diana y tan contenta, oyes.

Y, a partir de ahora, prometo no daros el coñazo con Amar en tiempos revueltos. Como sigo viendo la séptima, algo caerá, pero muchísimo menos. Además, ahora puedo ver otras cosas que, al fin, os voy a hacer caso y veré Downton Abbey que tanto me habéis recomendado por aquí y por tuiter.

PD: Ayer en mi ataque de hiperactividad provocado por la falta de sueño, terminé el capítulo 25 de En blanco y negro titulado Perdiendo el control, además de escribir la mitad del siguiente, Memory Lane. Ahí es nada.

PD2: Y el miércoles estrenan Con el culo al aire, yey =D Por fin podré ver a los Raúles juntos en acción más allá de cuando enseñaron el culo... Jijiji... Vale, vale, me calmo. Pues eso, que le tengo ganas y más que nada por ellos dos y Carmen Ruiz y María León, que me encantan también ^^

domingo, 29 de enero de 2012

Maromo de la semana 82

Ya es domingo de nuevo y todavía hay gente que sigue de exámenes, así que desde aquí deseo enviaros fuerzas, suerte y demás con nuestra sección preferida: ¡El maromo de la semana! En esta ocasión, lo he tenido fácil y he tirado por lo fácil, ya que cometí el error de ver el primer episodio de La fuga porque me insistieron y... He acabado enganchada. Del todo. Mola mil, la prota mola y está llena de maromos, ¿qué más puedo pedirle?

Y entre todos esos maromos, me he quedado con uno al que guardo un gran cariño de haberle visto en otras series, que está buenorro perdido, tiene unos ojos muy bonitos y es el hermano de otro maromo que ya hemos tenido en esta casa. ¿No sabéis quién es ya? Pues el pedazo de hombretón que nos acompañará esta semana es ni más ni menos que...

Aitor Luna


Aitor González Luna nació el 18 de septiembre de 1981 en Bergara y es hermano de nuestro adorado Mimosín o, lo que es lo mismo, Yon González. Así como de Yon he logrado descubrir varias cosas de carácter personal, de Aitor no, a excepción de su amplia formación en interpretación.


El primer papel de Aitor fue en Goenkale, que era una telenovela que se emite ETB1 y que ya tiene más de 3000 episodios, ahí es nada; de hecho, según estoy viendo en Wikipedia, por esa serie han pasado un montón de actores vascos muy conocidos.

Después, en el 2005, Aitor consiguió el papel de Gonzalo Montoya en Los hombres de Paco. Montoya molaba un huevo, empezó como la mano derecha de Don Lorenzo, el perfecto policía y un poco serio, pero luego le fueron dando cancha. Siempre recordaré ciertos momentos suyos como cuando lo drogaron y se desató del todo. Por desgracia, Montoya fue uno de los que murió al final de la penúltima temporada (y estando Mocopollo por ahí, hay que ver).


Tras terminar en Los hombres de Paco, Aitor hizo tres cortos y participó en dos miniseries: Días sin luz y La ira. No he visto ninguna, así que no puedo hablar. Un año más tarde, en el 2010 se paseó por tierras riojanas puesto que fichó por Gran reserva, ya sabéis, el Falcon Crest patrio. En Gran reserva es Raúl el hijo pequeño de los Cortázar, que muy al principio creo que me caía bien, pero después se fue volviendo más y más hijoputa y ahora lo gozo odiándole. Por desgracia, aunque haya estado por La Rioja, no le he visto. Aprovecho para decir: señores de Gran reserva, venid a Calahorra a grabar, anda.


Y ahora ha abandonado Gran reserva (creo que aparecerá en dos capítulos de la tercera nada más) para convertirse en el protagonista masculino de La fuga. A día de hoy sólo he visto un episodio y, la verdad, Daniel (su personaje... Evidentemente, xD) es el que menos me mola, pero, claro, hay cada elemento por ahí (Anna es una prota muy guay, Reverte es awesome, Robe me gusta también...). Uhh, en serio, ved La fuga que mola un montonaco ^0^

sábado, 28 de enero de 2012

La redención de Kalinda

Aviso: Esta entrada ha sido escrita después de ver el 3x13 de The good wife, así que hay spoilers y, por tanto, leed bajo vuestra responsabilidad.

Esta semana ha habido parón de The good wife y yo me he sentido huérfana (catódicamente hablando) sin mi ración semanal de Alicia Florrick y demás fauna de Lockhart & Gardner. Y, lo peor del caso, es que muero (más de lo habitual) con ver cómo continúa la serie tras el final del episodio13.

Pero pongámonos en antecedentes.

Durante trece episodios, hemos tenido a una Alicia más liberada que nunca, que ya era hora, que la pobre mujer se merecía el hacer lo que le viniera en gana y disfrutar de la vida, más allá de responsabilidades y de andarse con pies de plomo. La relación de Alicia y Will nos dio auténticos momentazos, aunque siempre me dio la sensación de que no era su momento.


Me explico. Estaba claro que ambos sentían algo por el otro, pero que no coincidían en la forma de verlo: Will se quería implicar más que Alicia, que frenó los intentos de Will de acercarse de verdad a ella. De hecho, Alicia se esforzó en mantener a sus hijos y a Will alejados entre sí. He de decir que, si me pongo en los zapatos de Alicia, la comprendo, le han dado palos por todos los lados y, sobre todo, en el terreno romántico, así que era lógico que tampoco quisiera involucrarse tanto.

El final de la relación llegó antes de lo esperado (yo, por lo menos, creía que llegarían hasta casi el final) y, por suerte, no ha habido consecuencias catastróficas. No sé, me daba un miedo tremendo que Alicia volviera a salir escaldada, algo que no se merece y no quería ver.

Precisamente fueron sus hijos los que provocaron que Alicia terminara con la relación y la libertad que ésta implicaba. El susto terrible que le dio Grace (para matar a la niña, ¿eh? Os juro que yo soy Alicia y la estrangulo) fue determinante para que lo hiciera. Cada episodio de The good wife suele ser una maravilla, pero ese me gustó especialmente porque creo que expresaba muy bien la angustia que sentía Alicia. En ese episodio, además, la vimos confraternizar con dos personajes que, es probable, sean importantes en el futuro de Alicia: por un lado, hubo cierto acercamiento a Peter y, por otro, también lo hubo con Louis Canning, que le ofreció un empleo que le permitiría pasar más tiempo en casa.

Escena de Parenting made easy y, aunque no viene a cuento, aprovecho para decir que, aunque últimamente esté desaparecida, no me olvido de Caitlin, que me parece que va a liarla parda.

Y resulta curioso que, mientras que Canning le da una oportunidad de estar más con su familia, Diane todo lo contrario. Esta primera etapa de la serie ha estado centrada en Diane, en como es un poco el nexo de unión y la conciencia del bufete, aunque para Alicia también representa la ambición. Diane, aunque se haya acercado, no quiere ser su amiga, sólo le ha dado ciertos consejos para ascender en el escalafón de Lockhart & Gardner y, básicamente, le ha dicho que debe renunciar a familia y amor... Justamente, la opción contraria a Canning.

Ahora mismo sólo podemos teorizar, pero no me sorprendería que Alicia tuviera que elegir entre los dos. Además, aunque de momento no ha hecho nada al respecto, no debemos olvidar que Eli Gold sigue ahí y sigue preparando la futura campaña de Peter, para la cual necesita a Alicia.

Vale, la foto es del próximo episodio, pero cualquier excusa es buena para poner una foto de Alan Cumming.

Aunque mucho me da que, dentro de poco, Eli abandonará la calma en la que está metido para tener que hacer frente a más de una batalla. Y es que, si hasta ahora “sólo” tenía que lograr que Alicia y Peter fueran, al menos ante el mundo público, un matrimonio idílico, ahora va a tener que enfrentarse a la estupidez e ingenuidad de Peter, que se merece un par de hostias por idiota.

Y es que Peter siempre ha creído que Will no es trigo de limpio (hace poco re-vi el piloto y ya entonces lo decía) y ahora que está celoso y en una posición adecuada, ha querido darle por culo. Pero, claro, como su política es de transparencia y tal y no quería ser partidista y por eso encargó el trabajo a Cary, a la fiscal nueva (Dana) y a… Wendy Scott-Carr.

Si en la segunda temporada, Wendy Scott-Carr me parecía diabólica (en serio, esa sonrisa y esos aires de santa me dan un mal rollo) ahora ha vuelto y peor. Lo que la señora Scott-Carr quiere es cargarse a Peter para, claro, sustituirlo ella. Por eso, puso a Will entre la espada y la pared, diciéndole que o bien hacía caer a Peter o bien caía él; a mí me da que esta ha venido a por los dos y, desde que apareció, le estoy deseando una muerte lenta y dolorosa.

Por suerte, este giro (maravilloso, todo sea dicho) ha provocado que vuelva a la serie Elsbeth Tascioni, que fue la abogada que sacó a Peter de la cárcel y que ha demostrado que, aunque no lo parezca, es la ama. De momento, Will y ella ya le han sacado información a Wendy Scott-Carr y yo sólo espero que le den para el pelo, aunque... De momento parece que lo van a tener difícil.

Las amas.

Porque me falta por hablar de uno de mis personajes preferidos de la serie, de Kalinda, que ha estado un tanto ausente durante estos capítulos. Estar, estaba ahí, investigando, ayudando en silencio, mientras soportaba la frialdad de Alicia como buenamente podía.

Es cierto que durante estos episodios, hemos visto a Kalinda relacionándose con otras personas: de colegueo con Will, estableciendo esa extraña relación con Dana (la fiscal nueva que a ratos parece tontear con Cary, a ratos con Kalinda y que yo sólo sé que me cae muy mal) y, sobre todo, trabajando codo con codo con Eli Gold. El mismo Eli ya lo dijo: ¿por qué no habíamos trabajado antes? Porque, la verdad, es que juntos son la bomba y me gustó mucho que, aunque trabaje con Eli, se negara hacerlo en los asuntos que tenía que ver con Peter (que no se merece su ayuda).

Es tan guay verlos colaborar. Mis prefes juntos, oh yeah.

Pero, de todas esas relaciones, creo que la más importante es la de Will. Con Will se ve cierta amistad (dentro de lo que se puede ver con Kalinda, todo sea dicho) y creo que sus escenas han sido cruciales para llegar al final del episodio 13, para demostrar hasta que punto Kalinda quiere redimirse por haber traicionado a su amiga.

Primero lo demostró cuando encontró a Grace y se encargó de que no volviera a meterse en líos, todo ello sin hacer ruido, sin llamar la atención y sin dejar que se lo contaran a Alicia. Y es ahora cuando ha demostrado hasta qué punto va a ayudarla. No sé si los guionistas nos la han colado o si lo que vimos es la realidad, pero, a priori, Kalinda ha vendido a Will para salvar a Alicia, a puesto a su amiga por encima de su amigo (bueno, siempre he creído que, a su manera, Will y Kalinda son amigos).

No tengo ni idea de qué nos depararán los próximos episodios, pero creo que el matrimonio King tiene un plan y Kalinda es una pieza clave del mismo. De hecho, preveo (quizás es más un deseo que una teoría, pero bueno) que Kalinda y Eli Gold unirán fuerzas, que el ponerlos trabajando juntos en varios casos ha sido una manera de sembrar su futura alianza, ya que, por un motivo u otro, los dos van a querer salvar a Alicia. Eso sí, ha llegado un punto que me da igual quién o cómo, pero que le den por saco a Wendy Scott-Carr, para mí, una de las villanas más inquietantes y odiables que existen en el panorama televisivo actual (a por Alicia Florrick NO se va, hombre ya).

PD: Y, por favor, más tramas de Eli con David Lee, lo que me pude reír con ese enfrentamiento, que Diane terminó ejerciendo de madre severa.

miércoles, 25 de enero de 2012

Cuatro damas: Capítulo 30

Pues una semana más os traigo un capítulo más de Cuatro damas (¿qué no sabéis qué es? Pues es una novela que he escrito y que estoy publicando por aquí. Si queréis echarle un vistazo al resumen o comenzar a leerla, pues pasaros por aquí). En esta ocasión toca el capítulo 30, Invulnerable.

Mientras Ariadne y Deker están ocupados dando un golpe, el resto se ve encerrado por Colbert y Lucía, que quieren algo de ellos.


Una vez más, espero que os haya gustado y también espero vuestros comentarios porque, de verdad, emocionan ^^ También lo hacen los votos de la encuesta: ¡ya vamos por 38! ¡Woow, qué pasada! ¡Muchas gracias! La popularidad de Tania ha subido muchísimo, me alegro por ella que para algo es la prota, aunque el pobre Rubén me da cosica que sea el único que no tiene ni uno... Eso me da que pensar que en el triángulo, todos votáis por la misma opción, xD.

Bueno, por lo demás, espero terminar hoy el capítulo 24 de En blanco y negro, así que la novela marcha bien, aunque no sé cuántos capítulos va a tener (sé hasta donde llegan los hechos, pero se me da fatal calcular los capítulos, así que mejor me quedo calladita ;P).

Una vez más, deciros que tenéis el grupo de feisbuk y que acepto sugerencias para darle vidilla ^^ Por cierto, quiero dar las gracias a las que me hacéis publi, que me hace mucha ilusión y me viene de perlas, a ver si consigo que más gente la lea. ¡Muchas gracias a todas! =D

martes, 24 de enero de 2012

Elemental, mi querido...

Como sabéis, hace unas semanas se estrenó la segunda parte de la saga cinematográfica en la que el director Guy Ritchie reinterpreta (muy a su manera) el personaje de Sherlock Holmes y compañía. Y es que el personaje literario creado por Arthur Conan Doyle, parece estar viviendo una nueva época dorada entre adaptaciones varias.

En la saga de películas actual, Sherlock Holmes es interpretado por Robert Downey Jr. y su inseparable Watson por Jude Law; por las dos películas también se han paseado otros personajes del canon holmesiano como Irene Adler (Rachel McAdams), Moriarty (Jared Harris), Mycroft (Stephen Fry)... Todos ellos reinventados para protagonizar una saga, ante todo, divertida, llena de acción y con un aire oscuro, tenebroso, como si Londres fuera una ciudad encantada donde lo sobrenatural está a la orden del día.

Jude Law y Robert Downey Jr. en una escena romántica de Sherlock Holmes (2009)

En esta versión, Sherlock nos es mostrado como todo un hombre de acción, al igual que Watson, ya que ambos se pasan la vida dando mamporros (aunque Watson se ahorra el análisis que hace Sherlock), aunque es lo único que tienen en común. Y es que, mientras que uno es un tocapelotas del quince, un genio un tanto chiflado que le da a la droga, el otro es muy serio, recto... Vamos, todo lo contrario, por lo que lo más mola de las películas es la química entre los dos.

Pero las películas de Guy Ritchie no son las únicas que existen sobre Sherlock Holmes. Seguramente hay un porrón de ellas, pero yo sólo conozco dos.

Por un lado, tenemos El secreto de la pirámide (1985) donde el director Chris Columbus (sí, el de las dos primeras Harry Potter entre otras películas) intenta explicar ciertas cuestiones sobre el personaje, a través de su versión juvenil. En su película (fantabulosa donde las haya) un Watson jovencito (Alan Cox) llega a un internado donde conoce a un Sherlock, también adolescente (Nicholas Rowe), y ambos se ponen a investigar una serie de asesinatos, mientras comienza su amistad.

Nicholas Rowe y Alan Cox.
Es lo mejor que he podido encontrar en Google, que no me apetecía buscar la peli y hacer capturas.

Si no habéis visto la película y tenéis planeado verla, saltaros este párrafo. En El secreto de la pirámide, entre otras cosas, se explica tanto el aspecto típico de Sherlock Holmes (la pipa, el sombrero y la estola) como el hecho de que jamás le interesara una mujer y de su rivalidad con Moriarty, pues éste asesina a su primer amor, Elizabeth (Sophie Ward). Personalmente, prefiero la opción de que Holmes ama a Watson que nos dan otras versiones de manera encubierta, pero bueno, xD.

Por otro lado, también hay una versión de Disney que, nunca entenderé por qué, prácticamente nadie conoce: Basil, el ratón superdetective. En serio, es una de mis preferidas y cada vez que la nombro, la gente me mira muy raro, como si me la inventara. Pues no, existe, al igual que Taron y el caldero mágico y Teruel, xD. Ea. Bueno, a lo que iba, este clásico Disney está basado en un cuento infantil, Basil of Baker Street, y nos cuenta como secuestran al padre de la pequeña Olivia y como ésta, gracias al doctor Dawson, acaba encontrando al detective Basil.

Basil es Sherlock Holmes, pero en ratón: alto y delgado, genio un tanto chiflado, egocéntrico, nada bueno en las relaciones, gruñón, aunque con buen corazón. Dawson es Watson: gordito, paciente, el único con capacidad de soportar a Holmes (algo que se mantiene siempre, pero absolutamente siempre).

Basil y Dawson investigando. Os iba a colar el vídeo de Ratigan cantando, pero tenía esa foto por ahí :P

Y, bueno, los dos junto a la pequeña Olivia investigan la desaparición de su padre, que es un paso más en el diabólico plan del diabólico Ratigan, al que, si os encontráis, jamás de los jamases llaméis rata. En serio. Hay gatos diabólicos, perros buenos, un par de canciones, mucho humor y todo un señor final en la torre de Londres que me encanta. En serio, es una película muy chula que deberíais ver, que no todo son Aladdin y Blancanieves en las pelis Disney :P

Pero la figura de Sherlock Holmes no sólo ha sido adaptada en películas, sino en serie también. La más reciente es la serie de la BBC donde Benedict Cumberbatch y Martin Freeman interpretan a Holmes y Watson respectivamente, aunque con una novedad: sitúan la acción en el presente, lo que dota a la serie de originalidad y de un encanto único. Mola mucho ver a Watson escribir en un blog (por si no lo sabéis, él suele ser el narrador en las novelas y relatos, por lo menos en los que yo he leído) o a Holmes enredando con un móvil.

Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, al que pronto veremos de Bilbo Bolsón en El hobbit.
De estos he encontrado poquísimas fotos, pero fanarts slash ni os cuento. OMG, mola.

En Sherlock, los guionistas juegan todavía más con la fantabulosa idea de que Holmes y Watson belong together, se quieren y esas cosas. De hecho, en la primera temporada (estoy resistiendo como una jabata para no ver la segunda y pasarme un año entero en estado cliffhanger, aunque... Entre unas cosas y otras ya vivo así, pero bueno, xD) en varias ocasiones hasta ellos lo dicen.

Si no la habéis visto, yo os la recomiendo, aunque es una de esas series que o bien adoras o bien odias. En más de una comida familiar he tenido que defenderla a capa y espada porque a mis tíos les pareció un timo. Las temporadas únicamente duran tres episodios, aunque de noventa episodios cada uno y como no prestéis atención, os podéis perder... Bueno, a mí me pasó una vez y me gusta pensar que no soy tan tonta, pero cualquier cosa, xDD.

Otra adaptación catódica del personaje, aunque muchísimo más libre, la tenemos en House donde nuestro doctor-tocapelotas favorito sería Holmes y su amoroso y paciente Wilson (en serio, este hombre es un amor), sería Watson. Y, que conste, que no me invento nada, que David Shore en su día admitió ser fan del detective y basarse en él y, desde luego, hay un montón de coincidencias: House-Holmes, John Watson-James Wilson; la adicción de House, el método deductivo, House vive en el 221B y Holmes en el 221 de Baker Street... Vale, el número de apartamento de House lo he sacado de Wikipedia, no lo sabía hasta ahora.

Hugh Laurie y Robert Sean Leonard en el despacho de Wilson tan monos ellos.

Lo que también perdura es la química entre los dos, algo que han explotado y desarrollado bastantes veces en la serie. De hecho, se podría decir que la relación de House y Wilson ha sido la más tratada a lo largo de las siete temporadas (la octava, de momento, no la he visto). Y, vamos, creo que nunca lo habré pasado tan mal como en el final de la cuarta temporada (el que le puso los títulos a los dos episodios, fue un genio, son TAN awesome) y no precisamente por el destino de Amber, sino por ellos.

Que conste que no pensaba ponerla, peeero es que... ¡Es tan awesome! *0*

Como adaptaciones a Sherlock Holmes, no se me ocurren ninguna otra, pero sí que hay una pareja de detectives que, aunque no se parecen en absoluto a ellos dos, sí que los han llamado varias veces así. Me refiero a Héctor Perea (Javier Collado) e Inocencio Bonilla (Fede Aguado) de Amar en tiempos revueltos que, como bien dice Abril, se merecen su propio spin off. Por favor, una serie en prime time para ellos dos.

Héctor es bastante mayor que Bonilla, tiene mucho más carácter, es más decidido, se le da mejor tanto investigar como las mujeres, por lo que, desde que Bonilla apareció en escena (Héctor aparece al final de la tercera temporada y Bonilla en la quinta) se convirtió en una especie de tutor. Aunque, con el transcurso de la historia, ambos dos han ido madurando (mi pobre Héctor pasó por un infierno tras otro en la quinta, contra), creo que se nota más en Bonilla, lo que ha propiciado que sean más amigos que tutor-aprendiz como fueron al principio.

Javier Collado y Fede Aguado, que no me han salido especialmente favorecidos en la captura que he hecho, pero me ha hecho gracia lo de que paseen tan amigablemente por el cementerio como Robert Downey Jr. y Jude Law, xD.

Si queréis verlos en acción, os recomiendo el especial La muerte a escena, que son sólo dos episodios que se pueden ver de forma independiente (yo, de hecho, lo vi así... Lo malo fue que me picó la curiosidad y así estoy, enganchada a la séptima temporada, tras haberme visto de un tirón cuarta y gran parte de la quinta).

Y ya que estoy hablando de detectives, vamos con las chicas porque sí, hay detectives femeninos en el mundo catódico y, encima, son guerreras y molan mil.

Empezamos con la gran, inigualable y genialosa Verónica Mars (Kristen Bell), una adolescente marginada en Neptune, donde no pueden ser más clasistas. Verónica llegó a ser una chica popular, a vivir en una nube llena de arco iris, pero que regresó a la realidad tras el asesinato de su mejor amiga, Lilly Kane (Amanda Seyfried). Verónica, aunque tiene sus aliados, suele actuar sola, armada siempre con su sarcasmo y su inteligencia.

Jason Dohring y Kristen Bell, Logan y Veronica, LoVe, una de las mejores parejas ever.
No viene al caso con la entrada, lo sé, pero molan taaaanto.

Aunque jamás de los jamases entenderé alguna de sus acciones (lo siento por sus fans, pero en mi cerebro es inconcebible que se prefiera a Duncan antes que a Logan), Verónica es una de las mejores protagonistas que he visto en una serie. Lista, divertida, cínica, molona... Vamos, que la chica mola mil y la serie también (a excepción de la tercera temporada) porque combina los misterios a largo plazo, con casos por episodio, humor y una relación de amor épica... Además de a Jason Dohring, muso de este blog.

Y sigo con una detective patria, que, aunque es muy distinta a la señorita Mars, también mola lo suyo: Laura Lebrel de Los misterios de Laura. Laura (María Pujalte) es una madre que se acaba de separar de su marido que, para más INRI, se convierte en su jefe. Y, sí, técnicamente es policía en vez de detective privado como los demás, pero soy muy fan y me apetece hablar de ella.

Laura (María Pujalte) con su inseparable (maromazo) Martín (Oriol Tarrasón).

Laura es un poco desastrosa, de andar por casa, vamos, lo que la hace muy cercana y adorable. Pero, además, es una Lebrel, así que el olfato no le falla nunca (su padre dixit) y es tremendamente inteligente, así que siempre acaba resolviendo hasta el más complicado de los casos con su consiguiente momento de lucirse al explicar, cual novela de Agatha Christie, qué narices ha pasado.

Además, en la segunda temporada los casos mejoraron muchísimo y se volvieron más originales y, personalmente, me mola muchísimo ver a actores conocidos desfilar por la serie. A destacar a Fernando Cayo, cuyo episodio con Marta Hazas me pareció una pasada y a Javier Collado porque el suyo, si se tiene en cuenta su personaje más conocido hasta el momento, es de una frikez sin igual y eso mola mil.

Y, para acabar, le dejo a él porque es el que más me hace reír y porque es un detective vidente, lo que, evidentemente, le da más caché: Shawn Spencer (James Roday), ese hombre con una memoria que cualquier estudiante envidia, una capacidad de deducción asombrosa, una jeta sin igual (en serio, no existe caradura mayor y con menos vergüenza) y, sobre todo, con su fiel Gus (Dulé Hill) que le sigue a cualquier caso o lío que haga falta.

Dulé Hill y James Roday.
Las fotos promocionales de Psych son una pasada, me encantan.

A lo largo de cinco temporadas (la sexta todavía no la he visto), Shawn y Gus han resuelto todo tipo de crímenes (usando el falso don de videncia de Shawn, que sólo es súper listo y observador) y vivido todo tipo de chorradas en Psych. Psych es muy, muy divertida (tiene algún altibajo que otro, todo sea dicho), pero suelen ser muy originales y variar siempre, todo ello lleno de diálogos rapidísimos, referencias a la cultura pop, frikismo puro y duro y unos cuantos secundarios molones, entre los que destaca mi amado Lassiter (Timothy Omundson), que suele ser el más puteado (por Shawn y los guionistas, todo sea dicho).

Me he dejado a unos cuantos detectives por el camino (Monk, Angel y sus chicos, Adèle Blan-Sec, Caín Hargreaves del manga La saga de Caín de Kaori Yuki, Ellery Queen...), pero es que si no me iba a quedar un tochón eterno.

PD: Mañana nuevo capítulo de Cuatro damas, ya el número 30. Y tengo dos entradas preparadas, que intentaré subir esta misma semana.

PD2: Llevo unas quinientas páginas de Legado y no mola que Christopher Paolini siga teniendo a Murtagh TAN desaprovechado (tampoco me mola que todos los personajes le odien, pobrecito, copón, ni que él quisiera lo que ha pasado), aunque, al menos, está saliendo más que en Eldest y Brising.

domingo, 22 de enero de 2012

Maromo de la semana 81

Pues ya estamos a domingo otra vez y, como es habitual, tenemos nuevo Maromo de la semana. Hoy estoy bastante espesita, pero, al final, se me ha ocurrido un maromo al que Miki y yo queremos mucho (no le conocemos, pero le amamos igualmente, xD) porque hace un par de semanas La sexta estrenó la séptima temporada de Bones, que me está encantando ^^

Y, aunque a priori no lo parezca, el maromazo que tiene un cuerpazo de impresión es...

T. J. Thyne


T. J (que son las iniciales de Thomas Joseph, por cierto) nació el 7 de marzo de 1975 en Boston en el seno de una familia numerosa (son seis hermanos, contándole a él). Estudió hasta graduarse en la universidad del sur de California en teatro y años después co-fundó Theatre Junkies, un grupo que ofrecía cursillos a otros actores.

Como suele pasar, empezó con pequeñas intervenciones en series como Un chapuzas en casa, Cinco en familia, Friends (exactamente sale en el episodio en el que Phoebe pare, es el doctor jovencillo al que hace llorar... Seh, justamente hace unos días me di cuenta y flipé el colorines y mi madre y yo nos pusimos a decir a coro, señalándole: es Hodgins, es Hodgins, xDD), Kennal y Kel, Jesse, Becker, Pasados de vueltas, Edición anterior...


Y, aunque había hecho sus pinitos en cine (I am on film o Lover her madly), no fue hasta el año 2000 en el que participó en una película importante. En este caso Erin Brockovich (genialosa película de Julia Roberts, donde tuvo, al parecer, un papelito pequeño (yo no le recuerdo). Ese mismo año interpretó a Stu Lou Who en El Grinch (ya sabéis, la del monstruo verde que quiere robar las navidades, donde salen Jim Carrey, Taylor Momsen cuando era una niña y no la aprendiza de Drácula y... ¿Christine Baranski? OMG, yo lo flipo).

Más tarde, interpretó a un personaje recurrente en Walker, Texas Ranger (sep, la de Chuck Norris, esa misma taaaan buena... Señor Norris, lo digo sin ironía, me gusta mi cara tal y como está gracias, xD). También hizo un episódico en Dame un respiro (dios, esta me encantaba, la veía en el Plus a la hora de comer y, además de que es genialosa, los protas eran David Spade y Enrico Colantoni -alias el papá molón de Verónica Mars- ^^).


Tras varias apariciones breves más en peliculillas que no son nada del otro mundo (¿En qué piensan las mujeres?, Las seductoras...), obtuvo un papel algo más importante en Ghost world (al menos ahí tenía nombre) y en Situación crítica, que no había oído jamás y suena a peli mala de sobremesa, pero que está protagonizada por Andy Brown de Everwood (Treat Williams) y la tía Becky de Padres forzosos (Lori Loughlin).

Y tras varios episódicos en un montón de series: That's 80 show (fallido spin off de Aquellos maravillosos 70), Fastlane, Dharma y Greg, Buenos días Miami... Salió durante unos tres o cuatro episodios en Ángel (y salió junto a maromacos de la talla de David Boreanaz y Christian Kane) que como me vi tarde, ya le conocía y me emocioné de nuevo. Después, siguió saliendo en un montón de series más: Navy, CSI (esta no podía faltar), Caso abierto, Nip/Tuck, Jack y Bobby, Sin rastro, Embrujadas (arg, y aunque me acuerdo del episodio, no me acuerdo de él... Damn it!), Boston legal, CSI Nueva York (me estoy preguntando muy seriamente cuántas veces ha muerto este hombre en televisión, xDD), The OC (con esta sí que flipo), 24...


Y, entonces, en el 2005 dejó de ser asesinado/culpable/sospechoso en todos los procedimentales de la tele para convertirse en ese personaje al cual amamos en este blog: el doctor Jack Hodgins en Bones. Hodgins tiene mal humor, es un paranoico de la conspiración, además del rey del laboratorio y mola mil. En serio, Hodgins logró que los langostinos me parecieran románticos, ¿vale? Eso son palabras mayores, xDD.

Bueno, por cierto, mucha suerte a todos los que estéis de exámenes, que se me olvidó ponerlo en el maromo anterior ;)

jueves, 19 de enero de 2012

El salón de ámbar

Pues nada, voy con una reseña que tenía pendiente desde navidad y que, de hecho, quería haber subido la semana pasada, pero se me fue la pinza y me olvidé. Lo peor del caso es que el libro en cuestión, El salón de ámbar de Matilde Asensi, me gustó bastante.

En su día me leí Todo bajo el cielo de la misma autora, que fue muy famoso y estaba todo el mundo que no cagaba con él y no me gustó nada. No sé si fui yo, si fue el libro, si me pilló torcida... No lo sé, la cuestión es que me aburrió tanto que pensé que no leería nada de Matilde Asensi, de la cual mi padre es bastante fan (pero también lo es de Toti Martínez de Lezea o de Simon Scarrow, que me aburren, así que no me fiaba de él). Al final, como me conoce, me dijo que me leyera El salón de ámbar que iba sobre ladrones y... Bueno, ya sabéis que los ladrones a mí me pirran, así que en cuanto terminé El misterio de los hermanos siameses, me puse a leerlo.

En El salón de ámbar nos encontramos con Ana María Galdeano, una ladrona de guante blanco que es el peón del famoso grupo de ladrones conocido como El grupo de ajedrez, que está formado por seis ladrones que no se conocen entre sí y que cada uno tiene una misión en el grupo (Roi que es el Rey es el que dirige, Läufer que es el Alfil es el hacker...).

Ana debe perpetrar un robo que les han encargado y, una vez que lo hace, encuentra algo raro en el cuadro que con el que acababa de hacerse. El Grupo de ajedrez lo investiga y, tras desentrañar una serie de pistas, descubren que se trata del camino para encontrar El salón de ámbar, una cámara del siglo XVIII construida con ámbar (de ahí el nombre, efectivamente), que es un tesoro mítico que obsesiona al pueblo ruso. Por eso, Ana acompañada de Cavalo (el Caballo del grupo), un hombre muy atractivo que la tiene loca, debería buscar dicha obra de arte.

La novela, narrada en primera persona por Ana, combina la vida privada de Ana con las distintas “aventuras” que va viviendo y, también, una historia de amor. A decir verdad, en lo que refiere a acción y aventuras se queda un poco a medio camino, utilizando durante toda la historia un ritmo bastante pausado que, sin embargo, no la hace pesada, aunque, personalmente, me pareció que desaprovechaba la idea del Grupo de ajedrez que me parece muy interesante.

De hecho, también desaprovecha mucho el grupo de ladrones, dejándonos a Rook y Donna prácticamente en un cuarto plano, limitando su actuación a un par de frases en las conversaciones del grupo y un par de menciones muy vagas y generales a lo largo de la novela.

Y es que, mientras preparan el plan para encontrar El salón de ámbar (que es la mayoría del libro), únicamente toman parte activa Ana, Cavalo y Läufer, además de Amalia, que es la hija de Cavalo. A mí fue Amalia la que más me sorprendió, pues para ser “la hija adolescente” no resulta ni repelente, ni típica, sino que resulta un personaje agradable y, la verdad, muy bien retratado, pues de verdad parece una cría de trece años.

Por otro lado, el trío responde a los perfiles de cualquier película de “búsqueda de un tesoro”, es decir: la chica, el chico guapo y el amigo que sirve como alivio cómico.

Ana es una chica normal y corriente, con cierto aire crítico y sentido del humor, que resulta una buena narradora, aunque no es memorable o diferente, como la novela en general (a cada libro en primera persona que leo, me reitero en que es imprescindible tener el personaje adecuado para hacerlo). Cavalo gana muchísimo cuando saca la vena de padrazo, aunque tampoco es un gran galán.

Y luego está Läufer, que es de lejos mi personaje favorito. Quizás sea porque tengo debilidad por los personajes cómicos o, quizás, porque es de los pocos que tienen personalidad y no son tan típicos y apáticos como la parejita, pero disfruté de cada aparición suya, ya fuera física o cibernética.

En realidad, el problema que le encuentro a El salón del ámbar es que le falta personalidad, que no termina de decantarse por la clase de libro que es y resulta un tanto descafeinado. Creo que es porque, a medida que avanza la historia, se centra más en la trama romántica y Ana y Cavalo, aunque caen bien, tampoco son nada del otro mundo.

No obstante, es una novela que está muy bien escrita, con una narrativa fluida, con sentido del humor y que, dependiendo del pasaje, se convierte en una oda al arte. Así que, claro, la estudiante de historia del arte que llevo dentro, se emocionó mucho. Matilde Asensi, además, sabe llevar muy bien el ritmo y, aunque es pausado, no resulta una historia aburrida o pesada, sino muy entretenida.

En conclusión, El salón de ámbar es una novela entretenida, que se lee muy fácil porque está muy bien escrita, aunque los personajes acaban convirtiéndose en el eslabón más débil porque son bastante grises. Un libro que hay que leer con la única intención de pasar un buen rato, pues no es de esos que se convierten en tus libros favoritos.

lunes, 16 de enero de 2012

Sherlock Holmes: Juego de sombras, Guy Ritchie, 2011

Cuando, allá por el 2009, se estrenó la nueva versión de Sherlock Holmes, no dudé en ir a verla porque A) siempre he adorado el personaje (ya fuera en las novelas de Arthur Conan Doyle, ya fuera cada vez que veía El misterio de la pirámide) y B) Robert Downey Jr. puede hacer un cagarro que yo lo veré y le adoraré igualmente. La película me sorprendió porque estaba muy bien y porque era tan gayer que casi exploto en el cine literalmente.

Así que, claro, cuando anunciaron la secuela, pues casi doy saltos de alegría y todo. Por eso, en cuanto pude, me fui con mi prima a verla y, aunque fui advertida por Miki, me sorprendió el nivel de slah que me encontré.

Pero vayamos por partes.

En Juego de sombras nos reencontramos con Sherlock Holmes, que sigue persiguiendo a Irene Adler por el mundo para llegar al misterioso Profesor Moriarty, la mente criminal más hábil con la que se ha encontrado. Mientras tanto, se acerca la boda de Watson y, aprovechando el que tiene que llevarle de despedida de soltero, acaba visitando a una gitana cuyo hermano está relacionado de alguna manera con Moriarty. A partir de ahí, Holmes y Watson se verán obligados a encontrar al hermano de la gitana, mientras intentar deducir qué se trae Moriarty entre manos para poder detenerle.

Esta segunda película conserva las características de la primera (el tono sombrío, que le da un aire sobrenatural; el que todo esté por algún motivo, generalmente enmascarado por un engaño; la relación de tira y afloja entre Holmes y Watson...), pero también es distinta, adquiriendo su propia personalidad. Si en la primera parte había un caso que desentrañar (la muerte y resurrección de Blackwood), en esta segunda no lo hay, sino que va por los derroteros de la aventura pura y dura.

¡Qué guapo sale mi futuro marido Robert, macho! *0*

Evidentemente, eso aleja todavía más el espíritu de las novelas, pero Guy Ritchie siempre ha interpretado al personaje a su manera y a mí, personalmente, no me ha molestado; al fin y al cabo desde las fotografías promocionales de la segunda, se veía que no era una adaptación al uso. Se extraña un poco, eso sí, ver a Holmes luciéndose al resolver el caso, pero a lo largo de la segunda entrega tiene sus momentos de tirarse el rollo con sus deducciones.

Quizás se debe a que a mí siempre me han encantado las películas de aventuras con toque de humor, pero este Juego de sombras no me ha decepcionado, a pesar del diferente enfoque.

Además del cambio de tono, esta segunda entrega ha tenido otras novedades en forma de tres fichajes. Por un lado, cambiamos a Blackwood con sus aires de místico por Moriarty (Jared Harris), al que conocimos de refilón en la primera parte, sacando en claro que daba miedito pues tenía a Irene Adler acojonada. A mí, personalmente, el Moriarty que nos presentan me gustó mucho: calculador, frío y sádico a rabiar. Muchas de sus apariciones me pusieron los pelos de punta, dejándome impactada: a destacar la maravillosa escena que combina a Moriarty viendo Don Giovanni con la explosión y también la de la tortura mientras canta ópera.

La escena inquietante. En serio, los pelos de punta.

También inquietaba bastante que, a diferencia de Blackwood que iba por la vida con cara de “soy muy malo, muajaja”, a Moriarty lo veamos como un simple profesor, una persona completamente normal. De hecho, me resultó turbador el primer encuentro entre él y Holmes, donde se muestra tan amable y sonriente, mientras amenaza a Watson y señora con toda la frialdad del mundo.

Por otro lado, aparece en escena Mycroft Holmes (Gordon Gordon o, bueno, Stephen Fry para los que no veáis Bones), el hermano de Sherlock que les echa una mano en varias ocasiones. A mí será porque adoro a ese hombre (además de Gordon Gordon es el narrador de Pocoyó en la versión inglesa, ¡y se le entiende tan bien! :3 Ah, y es muy amigo de Hugh Laurie o House, como quérais), pero me ha encantado su Mycroft. De hecho, la escena con Mary provocó que llorara de la risa.

Y para acabar cambiaron a Irene Adler (Rachel McAdams) por Sim (Noomi Rapace), una adivina gitana que les acompaña en el viaje y que supone el eslabón más débil y uno de los fallos de la película. Sin contar que la química entre Rachel McAdams con los chicos es muy superior a la de Noomi Rapace, los personajes no tienen comparación. Irene Adler es magnética, misteriosa, compleja, no sabes nunca a qué carta quedarte con ella y tenía esa relación tan suya con Holmes. Sin embargo, Sim es sosa a rabiar, es que de hecho no sirve para nada, siendo un personaje completamente prescindible y olvidable. En mi opinión, directamente sobra desde su segunda aparición: era útil para que siguieran el hilo de Moriarty, pero una vez les pone en camino acerca de lo anarquistas, no sirve para nada salvo para estar ahí.

Como mola Rachel McAdams, no he visto película en la que salga que no me haya gustado.

Eso sí, los guionistas tuvieron la suficiente cabeza como para no ponerla de novia de Sherlock, sino como una mera aliada.

Otro de los defectos que le he visto a la película es que, en alguna ocasión, se han flipado de lo lindo con las escenas de acción, resultando algunas liosas y tan largas que acababan siendo pesadas. Por ejemplo, la escena del bosque que necesitaba un buen recorte.

Por lo demás, sigue siendo muy entretenida, tiene unos puntos muy buenos, está muy cuidada estéticamente y tiene muchísimas escenas que impresionan de una manera u otra.

8’5/10

Aquí es cuando voy a terminar la reseña un tanto seria para desatar a la fangirl emocionada que llevo dentro, es decir, que voy a empezar a soltar barbaridades (con spoilers) acerca de Holmes/Watson porque... ¡Tela! ¡Dios, ha sido tan gayer que casi me da un síncope en el cine! Y es que yo decía: bueno, en esta parte Watson se casa con Mary y, además, la primera fue brutal en cuanto a ese tema, no me voy a hacer ilusiones. Después, Miki me dijo que tenía que verla para comentarla porque era más gayer todavía y, a pesar de saberlo, me ha sorprendido el nivelón que tiene.

Watson: Bua, como me aburro, ojalá pudiéramos...
Holmes: No te preocupes, llevo los condones aquí mismo.

Empiezan fuerte con Holmes cuidando de un Watson borracho y llevándolo a su boda, a la que asiste con una carita de pena que me daban ganas de ir y abrazarle. De hecho, se acaba yendo solo, todo triste y yo seguía con ganas de irme con él para consolarle. Aunque, claro, luego en plena luna de miel, Holmes se deshace de Mary y los dos acaban revolcándose por el suelo e, incluso, Holmes le dice, literalmente: “Watson, acuéstese conmigo”. MUY grande.

Luego tenemos grandes momentos románticos de manual: Watson salvando a Holmes, la histeria de Watson al creer a Holmes muerto, que bailen juntos un vals en una fiesta... Y es cuando llegamos al final de la película y ya directamente mueres de amor. Porque, claro, Moriarty le dice a Holmes que no parará hasta cargarse a Watson (y a Mary) y, para salvarle, Holmes se nos inmola al tirarse con Moriarty por unas cataratas. Todo eso, justo cuando Watson llega y sólo puede ver lo sucedido, eso sí, tras mirarse a los ojos fijamente. Todo muy romántico.

En serio, a mí que no me vengan con monsergas (Miki, va en tu honor ;P) que lo de Holmes y Watson es amor del bueno. De hecho, me gusta imaginarme a Giselle en el tren cantándoles: Eso es amooooor. Si es que hasta cuando Watson cree que Mary la ha palmado se siente liberado y se tira encima de Holmes, hombre ya, xD.

Por cierto, aprovecho el spoilers free para comentar que me cago en la parentela de los guionistas por cargarse a Irene Adler. ¿Qué mierda es esa? ¡Que Irene mola! Aunque, bueno, con los engañosos que son en esta película no me sorprendería que, en caso de que se haga una tercera parte (hell yes, que quiero ver el reencuentro de los tortolitos) recuperaran a Irene diciendo que no estaba muerta, sino de parranda. Por esperanza que no sea, ¿no?