miércoles, 27 de noviembre de 2013

La chica lobo malo

El día del Doctor llegó y lo disfruté como una enana, aunque no pude irme a un cine y lo tuve que ver partido por cuestiones ajenas a mí. Pero, como ya he dicho, lo disfruté pese a que hubo momentos en que pensaba que me iba a explotar la cabeza intentando juntar las piezas del puzzle que, una vez más, Moffat nos regaló.

Y es que The day of the Doctor fue un homenaje precioso a una gran serie, una de mis series favoritas por siempre jamás. Seguramente me perdí muchos guiños, pues yo sólo he visto la serie moderna, pero los que pillé, me hicieron sonreír como una idiota: la bufanda como la que llevaba Tom Baker en su época, los Daleks, el fez, las menciones a personajes importantes como Jack Harkness...

Clara: Someday, you could just past the fez.
Doctor: Never gonna!
Y precisamente por esas cosas le queremos, Clara.

La verdad es que no sé muy bien qué decir, salvo que me pareció un episodio maravilloso y estupendo y que me encantó, aunque al mismo tiempo me dejó un poco triste. Aún así, lo recomiendo, al igual que la serie. De verdad, si os gustan las series, dadle una oportunidad a Doctor Who porque no os defraudará.

Y ahora sí que sí, voy a meterme con spoilers, así que continuad leyendo bajo vuestra responsabilidad.

En The day of the Doctor nos topamos con tres líneas temporales distintas, tres Doctores distintos cuyas historias acaban confluyendo en una misma. Por un lado, el Doctor interpretado (magistralmente, of course) por John Hurt (al que a partir de ahora llamaré Doctor Hurt por acortar ;P) va a terminar con la guerra entre los Señores del Tiempo y los Daleks, erradicando ambas razas, algo que nos sonará porque es una carga que siempre ha acompañado a los Doctores modernos, sobre todo a Ten. Por eso, se hace con un poderoso arma, El momento, que al tener consciencia le mostrará en qué derivará su vida si lleva a cabo tamaña acción.

Por otro lado, Eleven y Clara descubren un cuadro realizado con tecnología de los Señores del Tiempo en la National Gallery, además de recibir una carta de la reina Elizabeth I con instrucciones para él. Mientras, vemos como Ten conoce a Elizabeth I al creer que ha sido sustituida por un Zygon. Al final, gracias a El momento, túneles espaciales y un poco de wibbly wobbly timey los tres Doctores se reúnen y empieza la aventura más importante para él.

Un Doctor, dos Doctors, tres Doctors.

Ha sido curioso ver coincidir a los Doctores, notar sus diferencias, pero también que son una misma persona. De hecho, ver a Ten y Eleven juntos ha sido la bomba. Tennant y Smith tienen mucha química juntos y ha sido un placer poder descubrirla. Los dos, además, hacen un buen tándem, muy divertido. Yo me reí un montón con sus piques y los motes que se ponían (Ten llama a Eleven "Barbilla", que era como le llamaba Clara en Asylum of Daleks, lo que me parece una pasada, por cierto).

Otro lujo ha sido conocer al Doctor Hurt, el cual ha sido toda una sorpresa. Dado el final de la séptima temporada, yo había pensado que sería un chungo del quince, pero cuál es mi sorpresa cuando se trataba de un hombre adorable. En serio, ¿alguien no puede tenerle ternura a esta encarnación del Doctor?

Además, en este episodio hemos podido conocer un poquito mejor a Clara. Desde que apareció, se concentraron tanto en el misterio, en lo imposible, que la chica quedaba algo desdibujada. No obstante, en The day of the Doctor, Clara, pese a que no ha salido mucho, sí que ha tenido autonomía y, de hecho, ha sido clave en el devenir de los acontecimientos. Junto a El momento, ha sido la que ha hecho las preguntas, la que ha guiado al Doctor hacia un nuevo camino, hacia la salvación.

Clara usando el transportador de Jack mola mil.

Porque es Clara la que comprende que el Doctor Hurt todavía no ha llevado a cabo el genocidio, es Clara la que le pregunta a su Doctor si tiene que hacerlo. Es Clara la que ve todo con mayor simpleza, pero también con mayor tino. Un ejemplo, la descacharrante escena de la celda, donde los Doctores estaban devanándose los sesos con un plan complicadísimo y, al final, ella entra al probar si la puerta estaba abierta. Casi me muero de risa en esa escena, por cierto.

Bueno, y me emocioné lo que no está escrito con la salvación de Gallifrey y esa unión de los trece Doctores para llevarla a cabo con varias de sus frases estrellas (yo es escuchar "allons-y" y 1) pensar en Ten y 2) soltar "Alonso, allons-y", así de friki soy, xD). Por cierto, que tiene todo el sentido del mundo si nos paramos a pensar que, supuestamente, el Doctor erradicó tanto su raza como la de los Daleks, pero de éstos había en todas partes. ¡Ya sabemos por qué siguen apareciendo!

El amigo Moffat, por cierto, nos regaló una mirada de Peter Capaldi como Doctor, unos ojos que no cuentan mucho, pero que moló ver. Por cierto, ¿soy la única que se sintió hasta intimidada por la mirada del señor Capaldi? Qué poderío, ¿no?

La historia la hemos dejado con Gallifrey salvada y perdida por el universo y con Eleven decidiendo buscarla para volver a casa. El giro le da un nuevo aire a la serie, al personaje y también una nueva motivación. Mis Doctores estaban muy afectados por haber destruido su raza: Nine era un guerrero, Ten tenía ese poso de tristeza y arrepentimiento y Eleven se esforzaba por olvidar, todo ello mientras los tres huían sin parar.

"The man who regrets... The man who forgets."

Estoy deseando ver cómo continúa la serie, cómo trabajan con ese giro y cómo diantres explican la existencia de un treceavo Doctor (Peter Capaldi), si el propio Moffat ha dicho que sólo puede haber doce. Ay, Moffat, qué habrá pensado tu retorcido cerebrito, que miedo me das. De momento, hay un pequeño trailer de The time of the Doctor (están un poco repetitivos con los títulos), el especial navideño que supondrá el adiós de Matt Smith y la llegada de Peter Capaldi.

Y aquí es cuando empiezo con los motivos de por qué me entristeció el episodio.

En primer lugar, huele a despedida. Eleven ha empezado a marcharse y The day of the Doctor fue la confirmación, sólo hay que fijarse en la última imagen con los once Doctores unidos y mirando en la misma dirección. También lo fue cuando Ten dijo, otra vez, eso de "I don't want to go" y Eleven añadió lo de "siempre es lo mismo". Que, por cierto, a mí oír esa frase, de nuevo, en boca de Ten me volvió a romper la patata como la primera vez. Yo tampoco quiero que te vayas, Ten.


Porque Ten es MI Doctor. Sí, adoro tanto a Nine como a Eleven, pero mi Doctor es Ten, para mí siempre será The Doctor, el mejor que ha habido y habrá. Y, sinceramente, lo pasé mal despidiéndolo con The end of time, así que el pensar que lo más probable es que no lo volveremos a ver pues... me rompe la patata de nuevo.

Dios, menos mal que estamos en la era Moffat y no en la de Russell T. Davies o me habría deshidratado yo sola. Porque, sí, Moffat es un genio con los puzzles retorcidos, pero Davies era mucho más emotivo.

De hecho, aunque tuvo momentos muy bonitos, emotivo, emotivo, sólo me llegó al corazón uno...

Y aquí es cuando viene mi segunda razón.

Cuando anunciaron que tanto David Tennant como Billie Piper regresaban para el especial, hice cabriolas, encendí fuegos artificiales y bailé como Hugh Grant en Love actually por mi casa. Ya sabéis lo que me molan Ten y Rose. No tenía muy claro qué iba a suceder: ¿serían los de la segunda temporada o, quizás, los que viven felizmente arrejuntados en la otra realidad?

Qué guapísima que salía Billie, por cierto :3

Todos sabemos que los de la otra realidad están juntos, revueltos y súper mega felices. Quien diga lo contrario, se llevará una leche del quince, capicci?

Bueno, a lo que iba, que una se hizo ilusiones de verlos juntos, de ver a Ten y a Rose Tyler y estaba ya imaginando unas cosas súper épicas y preciosas. ¿El problema? Que Billie Piper regresó, sí, pero no Rose. Auch, eso dolió en la patata, Moffat. Dolió mucho y nunca te lo perdonaré, ni aunque seas un escritor cojonudo o incluso en el improbable caso de que líes a Sherlock y John. Jamás te perdonaré que no trajeras a Rose, que ni siquiera nos regalaras un vistazo a su presente en la otra realidad.

Porque Billie Piper interpreta a El momento, el arma con conciencia que ejerce, en cierta manera, de Clarence. Y, sí, es guay que de entre todas las companios, entre todos los rostros posibles, eligiera a Rose por su relevancia. Además, estaba bien traído, puesto que Rose fue quien dulcificó al Doctor, quien lo humanizó, como quien dice. También fue guay que se tratara de su versión Lobo malo, con esos ojos brillantes, que en su día salvaron al Doctor y a Jack al final de la primera temporada.

Pero, joder, qué puto horror ver a David y Billie en la misma escena sin que él pudiera verla. ¡Tortura, eso se llama tortura! ¿Es qué no podía ni verla al final?

Ten: Sorry... Did you say "bad wolf"?
Esto es la definición gráfica de tortura, que conste.

De ahí, que cuando Doctor Hurt mencionara a "la chica lobo malo" y Ten diera un respingo y le cambiara la cara, a mí se me saltaran las lágrimas. ¡Dios, lo que hubiera dado porque la hubiera visto, en serio! Aunque no fuera ella en realidad, aunque fuera Lobo malo, no me importa, hubiera molado un montón.

De hecho, querido Moffat, estaría bien que, en algún episodio, nos mostraras qué ha sido de Rose y del Doctor humano, que al fin y al cabo fueron los que se quedaron con el final más abierto: Martha quedaba con Mickey, Donna se casaba, Sarah Jane tenía su familia, los Pond vivieron felices y comieron perdices en el pasado...

Y, para acabar, otra queja más: ¿tanto costaba traer a Christopher Eccleston para hacer la regeneración de Doctor Hurt a Nine? ¿Tanto? Porque habría sido una pasada verlo aparecer con su "fantastic".

¡Larga vida al Doctor!

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