miércoles, 29 de enero de 2014

En blanco y negro: Capítulos 28 y 29

Hoy os traigo doble ración de En blanco y negro, más que nada porque el capítul 29 es bastante cortito y como muy de transición y me parecía mal publicarlo por su cuenta. Así que, nada, os dejo el capítulo 28 (Especial) y el 29 (Lo que te conté mientras te hacías la dormida).

Erika ha disparado a Ariadne, que se desangra en brazos de Deker. Mientras la primera lidia con las consecuencias de sus actos, los demás aunan esfuerzos para salvar a la segunda y están dispuestos a lo que sea para hacerlo.



Una vez más, espero que os hayan gustado los capítulos, aunque han sido un poco dramáticos. Como siempre, cualquier comentario es más que bienvenido ;)

En dos semanas, más.

Próximamente: Revelación.

lunes, 27 de enero de 2014

Las carreras de Escorpio

Hoy os traigo la reseña de un libro que, aunque no fue exactamente lo que me esperaba, me gustó mucho: Las carreras de Escorpio de Maggie Stiefvater. Yo ya conocía a la autora, pues había leído su trilogía Los lobos de Mercy Falls, así que estaba convencida de que me iba a gustar. Sin embargo, como ya he dicho, la novela no era lo que pensaba que iba a ser y creo que de eso tiene la culpa la promoción de la misma.

Pero, antes de entrar en faena, ¿de qué trata Las carreras de Escorpio?

En la isla de Thisby todos los años tienen lugar las famosas Carreras de Escorpio, donde los hombres montan capaill uisce, que son unos caballos marinos que, aunque son más rápidos y grandes que los normales, también son peligrosos: son violentos, difíciles de manejar y les encanta la carne humana.

Sean Kendrick siempre ha tenido muy buena mano con los capaill uisce, habiéndose convertido en el ganador de las carreras durante los últimos cuatro años. Sin embargo, lo único que Sean ambiciona es Corr, el caballo marino que ha entrenado durante años y que pertenece al hombre al que trabaja. Este año, en cambio, tiene la oportunidad de ser libre al fin, pues si gana la carrera podrá quedarse a Corr.

Puck Connolly es la mediana de tres hermanos que quedaron huérfanos debido a los capaill uisce. Su vida dista mucho de ser perfecta, pues apenas tienen dinero para sobrevivir, pero al menos tiene a sus hermanos... o eso cree ella, pues Gabe, su hermano mayor, está dispuesto a marcharse de la isla, algo que ni Puck ni su hermano pequeño conciben, así que Puck acaba compitiendo en parte para mantener a Gabe con ellos, en parte para conseguir el dinero con el que pagar las deudas que la acosan.

Por tanto, tenemos un chico, una chica y una carrera a vida y muerte. Con esos ingredientes, unidos a la campaña de publicidad que hablaban de una historia trepidante, podría pensarse con facilidad que estamos ante un Los juegos del hambre, pero con caballos asesinos en vez de mutos. Pues no, nada más lejos de la realidad.

Las carreras de Escorpio no es una novela trepidante. Ojo, con eso no estoy diciendo que es aburrida, porque no lo es. En absoluto. Sin embargo, no es una novela que desprenda acción a raudales, donde estén pasando cosas continuamente, sino que se toma su tiempo para ahondar en los personajes, en cómo son y por qué están dónde están y, también, cómo es el mundo que les rodea.

En ese sentido, recuerda a la trilogía anterior de Maggie Stiefvater, Los lobos de Mercy Falls, ya que también ahí la autora se tomaba su tiempo para examinar a los personajes. Sin embargo, ambas obras sólo comparten ese ritmo pausado, pues Las carreras de Escorpio no se parece en nada a Temblor y sus continuaciones. En realidad, no se parece a nada que haya leído jamás, tiene su propia personalidad y eso me ha gustado muchísimo.

De hecho, más que el amor romántico, lo que la novela trata es el amor por la libertad, por uno mismo como individuo y por los caballos. Porque se nota que Maggie Stiefvater adora los caballos, lo que hace que sea una novela aún más especial. Aunque los caminos de Puck y Sean se cruzan, aunque hay una historia de amor, está en un muy segundo plano, ya que lo primero son las motivaciones de cada uno por participar en la carrera y cómo afrontan los distintos problemas: Puck con su familia y con prácticamente toda la isla en contra de ella porque su participación en la carrera no es normal, Sean aguantando carros y carretas por un trabajo que, en realidad, no le apasiona tanto como todo el mundo cree...

La verdad es que los dos personajes me gustaron muchísimo.

Puck es una chica fuerte y valiente, que tiene las ideas claras: sabe lo que quiere y que nadie regala nada, así que lucha con uñas y dientes para conseguirlo. Además es muy fácil comprenderla, empatizar con ella, ya que la novela está narrada en primera persona (Sean y ella se turnan como narradores). De hecho, precisamente por lo fácil que es entender a Puck, el cariño que se le coge, se acaba detestando a Gabe. La autora no entra demasiado en los motivos que le llevan a abandonar la isla, así que sólo sabes que se larga dejando atrás a dos hermanos que le necesitan y que, aunque le buscan, no le encuentran.

Por otro lado, Sean es un chico sensato, que sabe mucho de caballos porque los adora y que debe lidiar con un imbécil integral que se cree más listo que él y le hace la vida imposible. Es un poco trama de instituto así contado, pero, creedme, en el libro no es así. Sean, además, es un chico que puede parecer frío, aunque tiene mucho carácter y cuando se abre con los demás (con Puck básicamente) es un amor.

Porque, como ya os he dicho, hay relación. Sin embargo, es más el comienzo de una relación. Puck y Sean se van conociendo poco a poco, sin enamoramientos a primera vista, ni palabras cursis. A Puck, él le atrae, pero su primer encuentro es un tanto accidentado, algo que se soluciona cuando empiezan a conocerse y a respetarse mutuamente, teniendo como punto de unión el amor que ambos profesan a los caballos y a la isla donde viven.

La isla, por cierto, podría ser otro personaje. Y es que Maggie Stiefvater ha creado una mezcla entre la época actual y algo más mágico, tradicional incluso, a la perfección. Me ha parecido muy original el lugar que ha creado, también las costumbres que se ha inventado y todo lo que rodea a los capall uisce. Además, sabe escribir muy, muy bien. A mí siempre me ha gustado mucho su estilo, pues no abusa de florituras, ni de lo que yo llamo el efecto "mira qué bonito escribo" y aún así logra crear un ambiente especial, mágico, en casi todas sus escenas.

Eso sí, tanto la historia como el final son bastante predecibles. En realidad es una historia bastante sencilla, sin giros, ni sorpresas, que se centra sobre todo en los dos personajes protagonistas, pero aún así yo la disfruté muchísimo y me tuvo enganchada. Además, es una novela que se lee con facilidad, engancha y que, sobre todo, entretiene. Por eso, pese a que no era lo que me esperaba (yo creía que iba a ser algo más Los juegos del hambre), me gustó mucho y, a su manera, me sorprendió gratamente.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Play de Javier Ruescas.

viernes, 24 de enero de 2014

El buen hacer de Sira Quiroga

Una vez más, he cambiado los planes que tenía (jolín, Coulson, tú y yo tenemos la negra) y es que me he dado cuenta de que en todo este tiempo no había hablado de El tiempo entre costuras, la serie de Antena 3. Un gran fallo que estoy dispuesta a enmendar. Y es que, contra todo pronóstico, la serie me ha encantado.

Sí, lo admito, no tenía ninguna esperanza en la serie, pese al gran reparto anunciado. Más que nada es porque siempre he pensado que la novela es mala de narices (de hecho la reseñé hace tiempo) y me daba más miedo que un nublado que adaptaran esa historia, que se perdía en descripciones excesivas y tramas que no iban a ningún sitio, en once episodios de una hora de duración.


Pero, oye, la serie ha sido perfecta de principio a fin.

Seguramente porque los guionistas sí sabían lo que hacían, no como María Dueñas. No solo han adaptado la novela con fidelidad, sino que la han mejorado, mostrando un cariño por los personajes excepcional. No sólo reforzaron a Sira como protagonista, ayudados sobre todo por el talento de Adriana Ugarte, pero de eso hablaremos después. A lo que iba, no sólo nos ofrecieron una Sira que daba mil vueltas a la versión novelesca, sino que ahondaron más en los secundarios y, sobre todo, les ofrecieron un final digno a muchos de ellos.

Porque en la novela no se cierra nada: Ramiro desaparece y no volvemos a saber de él, Ignacio reaparece en uno de los WTF?! más grandes que he leído nunca para decir "eh, Sira, que estoy aquí" y vuelve a desaparecer como aparece... Pero aquí no, en la serie Sira puede cerrar sus historias con ellos. Fue especialmente emotivo el cierre de Ignacio, que demostró que, pese a estar dolido, era un buen hombre y ayudó a que Paquita tuviera un final feliz.

De hecho, no sólo con ellos, pues la serie ha tratado con mimo a todos los secundarios: Candelaria, Félix, el padre de Sira, Rosalinda, Beigbeder... Todos han tenido sus momentos de gloria, sus retratos cercanos y amables que hacían que se les cogiera cariño al instante. Incluso aquellos personajes que han inventado para la serie o a los que han dado más cancha, como al comisario interpretado por Frances Garrido, han sido tratados estupendamente y nos han regalado escenas estupendas.


Todo eso, por supuesto, también ha sido resultado de un reparto excepcional. Con un Carlos Santos muy alejado de Povedilla, pero al que se le cogía tanto cariño, al igual que a Mari Carmen Sánchez con su Candelaria. Hannah New iluminaba la pantalla con su Rosalinda, a la que era imposible no querer. Y así podría seguir todo el día, porque, como ya he dicho, el reparto ha sido uno de los grandes aciertos.

Sobre todo Adriana Ugarte.

Yo ya era fan de Adriana Ugarte, ella (junto a Rodolfo Sancho) hizo que me enganchara al dramón que era La señora donde no había ni un mísero instante de felicidad. Pero aquí ha estado todavía mejor, quién lo iba a decir. Porque Adriana Ugarte es natural como ella sola, no necesita palabras para expresar lo que siente su personaje y es una de esas actrices que tiene un algo, un x, que hace que la adores desde que la ves, como, por poner el primer ejemplo que se me viene a la cabeza, Macarena García.

Y ha sido una Sira descomunal. Desde esa Sira joven e inexperta que quedaba cegada ante los encantos de un galán que, en realidad, era un parásito, hasta la espía hecha y derecha con unos arrestos que ni el caballo del Espartero. Además, ha logrado que Sira sea fuerte, pero también cercana y cariñosa, muy humana, alguien con quien era posible tanto simpatizar como empatizar a lo largo de la historia.


Incluso nos ha regalado una bonita relación con Marcus Logan, muy bien interpretado por ese galán inglés que es Peter Vives (qué diferencia verlo en Águila roja con ese capitán tan desquiciado como psicópata que ejerció de Barba azul con Margarita) y que resultaba creíble y sí estaba bien trabajada, no como en la novela.

La verdad es que ha sido una serie perfecta en todos los sentidos: las tramas, los personajes, pero también el vestuario, la fotografía, la iluminación, la banda sonora... Todo ha sido perfecto.

Si algo tengo que criticarle son dos cosas de nada: por un lado, la absurdez lingüística que suponía que dos ingleses estando reunidos ellos solos hablaran español en vez de inglés o que un nazi hablara en español con un portugués que sabe alemán, detalles que aparecían de vez en cuando.

Y, por otro, me faltó un remate de la parte de Tetuán. Me explico. Al final de la serie conocemos el final de Sira, que acaba con Marcus, con su padre y con la improvisada familia del taller. También sabemos que Rosalinda es feliz, esperando que Beigbeder se reúna con ella, pero de Tetuán no sabemos nada. No sé, yo le cogí muchísimo cariño a los personajes de Tetuán: Candelaria, Félix, el comisario... y me hubiera gustado ver, aunque fuera en un breve epílogo, de esos que se ven imágenes acompañados con música, qué era de sus vidas.

Vamos, que ha sido un placer ver la serie. Y que espero que a Adriana Ugarte le den alguna nueva porque lo vale.

jueves, 23 de enero de 2014

El puzzle de Sleepy Hollow

Así como el año pasado sólo compré Arrow de los estrenos televisivos, este año he acabado enganchada a más de ellos. Y mi intención inicial era hablar hoy sobre Agents of Shield, pero me vais a perdonar que lo deje para otro día porque, tras haber visto el final de temporada, he de hablar de Sleepy Hollow.

Sleepy Hollow cuenta la historia de Abbie Mills, una policía que vive en Sleepy Hollow y que descubre, anonadada, que un jinete sin cabeza se pasea por su ciudad. También conocerá a Ichabod Crane, un soldado de la guerra de la independencia, que lleva dormido desde entonces. Los dos deben unirse para luchar contra el jinete, que resulta ser uno de los jinetes del Apocalipsis, e impedir el fin del mundo.


Sleepy Hollow es una locura. En serio, es una mezcla de géneros y elementos fantásticos de lo más brutal: testigos, demonios, brujas, jinetes del Apocalipsis, personajes importantes de la historia americana luchando contra el mal...

Lo dicho: es una locura. Pero es una locura que mola. Mola un huevo.

Además, como la temporada ha sido únicamente de trece episodios (y la segunda tendrá otros tantos) no hemos tenido ningún episodio de relleno, sobre todo visto el final. Pues en todos ellos se ha ahondado tanto en la mitología de la serie, como en los personajes, todo ello sin renunciar a la acción, a la diversión y a darnos pistas sobre el final.

De hecho, hacía tiempo que no veía una serie (nueva, se entiende) donde elementos tan dispares, encajaban tan bien. En parte, y manteniendo las distancias, me ha recordado a Fringe por esa amalgama entre acción, diversión y la evolución de unos grandes personajes. Además, sale John Noble, grande él allá donde va. Y es que Sleepy Hollow no ha ido de trascendente, ni de súper drama de la hostia y se ha dedicado a entretener y a contar esa historia tan loca que ha llegado hasta a contener un zombie de George Washington. Ahí es nada. Pero, lo dicho, la cuestión es que funciona, entretiene y, además, es simpática y conecta con el espectador.


Eso se debe, sobre todo, a la relación entre los protagonistas, Ichabod y Abbie, donde no han intentado meter la típica tensión sexual no resuelta. Otra cosa que les agradezco. Porque Ichabod y Abbie tienen química, pero más como colegas que en plan romántico. De hecho, las escenas en las que Abbie le enseña el mundo moderno a Ichabod no tienen desperdicio: desde las del móvil, hasta mi favorita, que es la indignación de Ichabod porque se cobre por el agua.

Y poco a poco fueron introduciendo más personajes, tanto en el presente como en el pasado: Jenny, la hermana de Abbie; Irving, el jefe de Abbie, que poco a poco cobró protagonisto; El comedor de pecados...

Y ahora sí que sí, me toca hablar de ese fantabuloso final de temporada, por lo que va a haber spoilers que no deberíais leer salvo que hayáis visto ya el episodio.

Qué episodio.

En los once anteriores, los guionistas fueron llevándonos hasta este final: la unión entre los testigos, el trauma que Abbie arrastraba desde niña, la humanización de Irving y, sobre todo, los flashbacks de Ichabod que relataban cómo conoció a Katrina, cómo se originó el jinete sin cabeza o la revelación de que Ichabod tenía un hijo, Jeremy, y el triste final del niño pese a los intentos de Katrina de salvarlo.


Así, como suele ocurrir con las series fantásticas, la misión se acabó tornando lo más personal posible para ellos cuando el segundo jinete tomó forma. Porque, no sé vosotros, pero yo sí sospechaba que Henry no era tan bueno como aparentaba y que trabajaba para Moloch, incluso pude prever que era el segundo jinete, pero que era Jeremy. Oh, no, eso sí que no. Me dejaron con la boca abierta con esa revelación, sobre todo porque encajaba a la perfección.

Ya sabíamos que el primer jinete tenía mucho que ver con Ichabod y Katrina, siendo el mejor amigo de él y el ex-prometido de ella; también sabíamos que, estando Ichabod en su letargo, Katrina había tenido un hijo, al que había abandonado por motivos ajenos a ella y que su aquelarre había terminado con el niño, por temor a su poder. Todo eso confluyó al final, cuando resultó que Jeremy era Henry Parrish, no el amable Comedor de pecados que creíamos, sino el segundo jinete, que había apañado todo para que llegara ese momento. Y aunque los dos intentan llegar a él, hacerle ver que no fueron responsables de su destino, Jeremy/Henry no sólo no les hace caso, sino que llega a decir que Moloch es su padre. Auch, pobre Ichabod. Es todo tan cruel... tan perfecto, pero cruel, como suele ocurrir con las buenas historias.

Me quito el sombrero ante los guionistas. Chapeau.

De hecho, lo trazaron todo tan bien que hasta quedó natural y lógico que todos los personajes acabaran en una situación chunga de narices: Abbie se quedó en el purgatorio, cumpliendo la profecía de Moloch, para enfrentarse a él y de paso cumplir con su palabra de sacrificarse en pos de la humanidad; Ichabod recuperó a Katrina al fin, pero el reencuentro fue breve, pues mientras que Muerte se la lleva a ella, Jeremy lo entierra bajo tierra a él; Irving es detenido para proteger a su hija que, pese a ser inocente, iba a acabar cargando con un asesinato; y Jenny atrapada bajo aquel coche tras descubrir el secreto e intentar proteger, una vez más, a su hermana.

Os pongo un primer plano de Tom Mison, que es tan guapo que no he podido resistirlo.

Vamos, que te quedas sufriendo cual perra por todos los personajes y lo peor es que hasta septiembre no habrá más episodios. ¡Arg, qué desesperación!

Pero, bueno, al menos así han mantenido el nivel en todos los episodios, petándolo en este con el descubrimiento del mapa, los dilemas morales (¿dejarías tirada al amor de tu vida para salvar la humanidad?) y el purgatorio. Dios, qué purgatorio. Qué mal rollo daba. Y es que Sleepy Hollow, pese a contar con ese humor tan simpático, también sabe dar un mal rollo que te cagas con esos demonios tan originales y la ambientación tanto del pueblo como de las escenas más sobrenaturales.

Y con todos los protagonistas en peligro, Jeremy habiendo roto el segundo sello y jodiendo a sus padres, se han despedido hasta el año que viene. Ahora sólo nos queda esperar, teorizar y devorar cada noticia que salga. Ah, y alabar al cast, sobre todo a John Noble, que cumple tanto como señor rarito adorable y como villano chungo.

Qué larga va a ser la espera.

lunes, 20 de enero de 2014

Lord John y la hermandad de la espada

Ya sabéis que soy muy, muy fan de Diana Gabaldon y de su saga Forastera. Como ya voy al día he de esperar a que salga el octavo libro (en yankilandia sale en junio de este año, no me queda nada de espera, ná), pues estoy racionándome las entregas del spin-off protagonizado por Lord John. Ya lo comenté cuando reseñé el primero de esta saga, Lord John y un asunto privado, se pueden leer estos libros sin haber leído la saga principal.

De hecho, tras leerme la segunda entrega, Lord John y la hermandad de la espada, puedo añadir que incluso se pueden leer independientes. Ya que en esta segunda novela, aunque nos reencontramos con muchos personajes conocidos, hay un caso completamente nuevo y la autora se encarga de situar a cada personaje en caso de que no se hubiera leído ni Forastera ni la novela anterior de Lord John. Aunque yo recomiendo leer todo en orden porque 1) ninguno de los libros tiene desperdicio y 2) hay detalles que se entienden mejor.

Con eso aclarado, ¿con qué nos encontramos en Lord John y la hermandad de la espada?

La vida de Lord John se ve complicada (de nuevo) y en varios frentes, además. Por un lado, su madre va a casarse con Sir George Stanley, lo cual es una buena noticia, aunque Sir George tiene un hijastro, Percy Wainwright, que no tarda en despertar sentimientos en Lord John que no corresponden a los que debería tener hacia un hermanastro. Por otro, su hermano Hal ha recibido una página del diario del difunto duque de Pardloe (el padre de los hermanos Grey), el cual murió en extrañas circunstancias bajo la sombra de poder ser un traidor jacobita.

Ante la negativa de Hal de seguir indagando, Lord John decide investigar por su cuenta: ¿era su padre un traidor? ¿Le tendieron una trampa? ¿Quién envía páginas del diario del difunto duque, un diario que, supuestamente, había sido destruido?

Aunque la novela retrata varios temas (el honor, la familia, las costumbres de la época, etc.), la trama se distingue perfectamente en dos aspectos: por un lado, la investigación sobre el duque de Pardloe y, por otro, la vida en el ejército en el siglo XVIII, sobre todo para personas homosexuales.

Y es que en esta segunda parte, además del misterio de rigor, nos encontramos con una historia más personal, que indaga más en Lord John como persona y en cómo se relaciona con las distintas personas y facetas de su vida. De hecho, hasta el misterio en cuestión es mucho más personal: el posible deshonor que pudiera sufrir su prima en la primera parte, no tiene la misma carga emocional que la muerte del padre de Lord John y saber si era o no un traidor jacobita.

La carga emocional se ve reforzada, además, por la historia de amor que mantiene Lord John. Porque, sí, en La hermandad de la espada hay historia de amor, algo que yo eché de menos en Un asunto privado. Yo ya conocía a Percy Wainwright de Ecos del pasado, la séptima novela de Forastera, pero la información que nos daba Diana Gabaldon de él era tan insuficiente como ambigua y lo único que se sacaba en claro era que Lord John mantenía una relación muy personal con él, que había supuesto un episodio de su vida importante para él y, pese a todo eso, la situación entre ambos no era fácil.

Pues bien, en esta novela se explica quién y cómo es Percy Wainwright y también la historia de amor que mantiene con Lord John. Una historia muy bonita, contada con mucho gusto y que no se corta ni con escenas más románticonas, otras más duras y dramáticas y otras más eróticas. Vamos, que Diana Gabaldon sigue la tónica de sus parejas y a mí me ha gustado mucho leer a Lord John así, que, jo, el pobre no había pillado cacho de verdad en lo que llevaba leído.

Tras semejante sesudo análisis, prosigo.

Y es que en la historia hace aparición Jamie Fraser, el protagonista masculino de Forastera. Jamie tiene pocas intervenciones en la novela, pero todas ellas son altamente interesantes, sobre todo porque nos da otro punto de vista a una situación que se había tratado en novelas anteriores. Una vez más, no necesitas haber leído la saga principal, pero, si lo has hecho, es muy curioso leer lo sucedido en Helwater desde el punto de vista de Lord John y comprobar lo distintas que son las posiciones de los dos: Lord John sintiéndose, pese a todo, atraído y enamorado por Jamie, que no puede más que mostrarse receloso.

Además de la relación con dos de los hombres más importante de su vida, la novela retrata la que mantiene con su familia: con su hermano, Hal; con su madre; con su prima, Olivia; con su cuñada... Esa dinámica familiar me ha gustado mucho, hemos podido ver a un Lord John muy humano y muy adorable, más allá del espía, soldado e investigador.

En lo que respecta a la investigación, pues no tengo nada nuevo que añadir: Diana Gabaldon sabe llevar estupendamente los misterios. De hecho, sabe llevar la historia con una maestría increíble, intercalando los pasajes más reflexivos y emotivos con otros que son acción y pistas. Todo ello culminado en un final que no me decepcionó y que respondió todas las preguntas y cerró todos los cabos.

Una vez más, sólo me queda quitarme el sombrero ante Diana Gabaldon pues, una vez más, ha hecho que me enganche a una novela que he disfrutado de principio a fin.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Las carreras de Escorpio de Maggie Stiefvater.

domingo, 19 de enero de 2014

Maromo de la semana 161

Un domingo más toca cambiar de Maromo de la semana y hoy no me lo he pensado mucho y, aprovechando que he visto el episodio de The Originals de esta semana hace un rato, pues voy a poner a uno de los múltiples maromos que se pasean por Nueva Orleans, uno de esos a los que, aprovechando los callejones, los empotraríamos tan contentas. Estoy hablando de...

Charles Michael Davis


Charles nació el 14 de enero de 1979 en Dayton, Ohio y desde muy joven supo que quería dedicarse al mundo del espectáculo, por lo que ingresó en una agencia de talentos que llevaban actores, modelos y demás. De hecho, Charles ha trabajado como modelo en varias campañas e incluso ha hecho anuncios de marcas importantes como Nike.

En lo que respecta al mundo audiovisual, Charles debutó en el 2005 con un papel muy menor en la serie Noah's arc. También apareció en un episodio de la serie de Disney Channel Raven y en las tv-movies The big match y Night and day. El 2011 le trajo a Charles un papel de más largo recorrido en la serie Switched at birth y otro en la serie The game, en la que estuvo hasta el año 2012.


Después vino el 2013 que fue su año. Por un lado, participó en dos episodios de The client list (sé que es una serie de Jennifer Love Hewitt, pero no la he visto nunca) y en parte de la novena temporada de Anatomía de Grey (otro lugar donde te encuentras maromos a mansalva... Uh, Charles con Karev y Avery mooola... Debería retomarla algún día). Por otro, apareció en un episodio de The vampire diaries, pero no fue un episodio cualquiera ni un personaje cualquiera y es que Charles se convirtió en uno de los protagonistas del spin-off de The vampire diaries: The Originals.


Y es ahí donde podemos verlo actualmente como Marcel, el pupilo (y amigo... a su manera) de Klaus, el vampiro que manda en Nueva Orleans y que tiene una relación tan tortuosa como explosiva con Rebekah. Marcel mola mucho en general, es un buen contrapunto a Klaus, pero, sobre todo, su historia de amor con Rebekah me tiene loca. Charles tiene una química increíble con Claire Holt y es un gustazo verlos ir y venir entre tanta traición y giro. Por cierto, que The Originals es uno de los mejores estrenos de la temporada y que mola muy, mucho.

viernes, 17 de enero de 2014

Mi oda a Nick Miller y a New girl en general

Estas Navidades, entre compras, leer, estar por ahí y demás me cundió para una cosa: engancharme a una nueva serie. Como todas estaban de parón, me dije: voy a aprovechar para ver una de las que tengo pendientes. Porque entre mis amigas y a la gente que sigo en tuiter tenía unas cuantas. ¿Cuál elegí de esas?

Ninguna.

Porque yo lo valgo.

En su lugar, me puse a ver New girl, la comedia protagonizada por Zooey Deschanel, muchacha que me cae simpática, pero que tampoco me parecía alguien a quien dedicarle un culto. Eh, que la Deschanel tiene toda una horda de seguidores y la llaman diosa indie y demás. Yo la conozco por su hermana, que es Emily Deschanel, mi adorada Temperance Brennan de Bones.


¿Por qué me puse con New girl?

1) Porque gente a la que sigo en tuiter, que me cae súper bien y me fío de su criterio la veía y la comentaba. Ya os dije que era impresionable. Por cierto, darle las gracias a Syl, LeFleur y Angiebcn89 por darme envidia.

2) Porque era una comedia de veinte minutos y a veces es bonito no sufrir como una perra con una serie. Además, en Youtube me acosaban recomendaciones de vídeos Jess/Nick y fui fuerte y no los vi, pero me quedé con la copla.

Sí, hasta Youtube me convence para ver cosas. Soy lo peor.

Pero, bueno, no me equivoqué eligiendo serie porque New girl es amor y encima te echas unas cuantas risas. Tiene episodios más inspirados que otros, pero eso ocurre en todas las serie (y si te llamas How I met your mother a veces tienes zurullos que duran veinte minutos, pero eso es otra cuestión).

¿Y de qué trata New girl?

Hombre, Jess, ni que te preguntarán de que va Doctor Who, que es fácil responder:
 
La premisa no es demasiado original: Jess, que es una chica un poco peculiar, descubre que su novio le es infiel, así que acaba mudándose a un piso donde viven tres chicos... peculiares también: Nick, Schmidt y Winston (en el piloto es Coach, interpretado por Damon Wayans Jr., que tuvo que dejar New girl cuando renovaron la serie en la que ya estaba, Happy endings).

Total, que así dicho no parece nada del otro mundo, pero es que Friends o How I met your mother o Parks and recreation tampoco lo son a priori y luego molan. Pues con New girl es igual.

Aunque desde el principio es simpática, le cuesta coger un poco el punto y en los primeros episodios Jess parece excesiva y puede que lo sea, pero la suavizan y acaba siendo una tarada adorable. Como todos. Porque todos están tarados. Hasta se le acaba cogiendo cariño a Winston que al principio es el típico personaje que si desapareciera, ni lo notarías. De hecho, me hace mucha gracia su estilo a la hora de gastar bromas... por decir algo y fue él quien provocó que acabaran en los conductos del aire acondicionado con un bicho enfurecido. Ahora no recuerdo si era un tejón o qué narices. Un bicho, vamos.

La cuestión es que, por algún motivo que de verdad no alcanzo a comprender, yo estaba emperrada en que mi personaje favorito iba a ser Schmidt y me mola, ¿eh? Pero es que conocí a Nick Miller y me quedé prendada de él.

Este es Nick, por cierto. Mucho love por Nick.

Porque Nick mola un huevo, además creo que es súper sencillo simpatizar con él. Nick dejó la facultad de derecho cuando estaba a punto de terminar la carrera porque no le gustaba y ahora es un camarero que quiere ser el nuevo Hemingway con su novela sobre zombies, pero no le gusta leer. También es cascarrabias, poco comunicativo, un paranoico de la conspiración y es genial. En serio, Nick es genial, sobre todo cuando se le va la pinza que es prácticamente siempre.

Mi episodio favorito hasta el momento es el de Pepperwood y todo se debió a Nick y su loco alter-ego detectivesco, tan sumamente genial. Si es que me despiporro sólo recordándolo.



Pero es que, además, aunque no pueda parecerlo, Nick es el corazón de la serie. En serio, es el que mantiene unido a los chicos y también es el que hace que te mueras de amor y estés deseando encontrarte uno así para ti. Porque, claro, como en toda buena serie que se precie, hay relaciones y aunque la Cece (la amiga de Jess, la cual también mola, por cierto) y Schmidt está chachi, la de Jess y Nick es lo mejor.

Es AMOR. Seriously.

Además, los dos tienen mucha química y hasta estando juntos son estupendos y, eh, ¡una serie donde los protas con tensión sexual se lían relativamente pronto! ¿Es para fliparlo o no? Quiero decir, ¿cuánto hubo que esperar en Bones y en Castle, por poner dos ejemplos? Pues eso, aquí el tema se trata en la segunda temporada.


Y, de hecho, Nick y Jess tienen uno de los mejores besos que he visto en pantalla nunca. En serio, pedazo de beso. Si es que me dejó alucinando. Os lo voy a poner por si no os apetece ver la serie (que muy mal porque New girl mola, palabra) y porque me apetece porque, joder, qué pedazo de beso. En serio. Bueno, no he encontrado la escena en buena calidad, pero sí este vídeo todo bonito sobre ese episodio con beso incluido ;)



Hasta aquí mi oda a New girl, la cual (evidentemente) os recomiendo.

PD: Después de ver todo lo que hay de New girl, se me cruzaron los cables y empecé a ver Community, que nadie me había recomendado, pero era otra comedia de veinte minutos. Es tan súper friki. Eso sí, el tema parejil me parece que va para rato o que la pareja que me mola no se hará canon (no estoy acostumbrada a eso ni nada), pero, bueno, habré visto la mitad de la primera temporada.

PD2: Cómo está molando la nueva temporada de Teen wolf, ¿no?

miércoles, 15 de enero de 2014

En blanco y negro: Capítulo 27

Una semana más os traigo un nuevo capítulo de En blanco y negro, en esta ocasión el 27 (por si en Navidad no os enterásteis, publiqué una entrada con el 25 y el 26), vamos, que estamos ya en la recta final. Así que, sin más dilación, el capítulo 27 que se titula Las intrépidas aventuras del detective Deker Sterling.

Mientras, en Barcelona, Álvaro y Tim se ponen al día tras lo sucedido, en el internado Bécquer tiene lugar al fin un esperado enfrentamiento: Ariadne vs. Erika.


Yo sé que no lo parece, pero aprecio mi vida. Vosotros pensad que si me hacéis algo, no podré subir el siguiente y no sabréis qué pasará: ¿morirá, no morirá? ¿Algún día dejaré de putearlos? Oh, qué de preguntas, xDD. Por cierto, este es uno de mis capítulos favoritos, me lo pasé pipa escribiéndolo y algún día quiero hacer una ilustración de la última escena (si alguien con más mano que yo, quiere hacerlo, yo tan contenta ;P).

Como siempre, que si queréis decir cualquier cosa, incluso llamadme malvada o algo así, tenéis los comentarios, que son la fuente de mi energía vital ;P

En dos semanas, más.

Próximamente: Especial.

lunes, 13 de enero de 2014

Los días que nos separan

Yo a veces soy muy impresionable, sobre todo con portadas de libros, sí, así de básica soy, veo una portada que me mola y he de investigar el libro en cuestión. Así es como conocí Los días que nos separan de Laia Soler, ya que su propaganda venía dentro de Un beso en París, ya que comparten editorial: Plataforma Neo. Total, que el argumento me moló y acabé haciéndome con el libro y, la verdad, qué bien que a veces sea tan impresionable porque Los días que nos separan me ha gustado muchísimo.

Abril es una chica normal y corriente, que tiene su familia imperfecta, sus amigos, sus estudios. Todo es normal hasta que, un día, buscando un ejemplar de Peter Pan en la biblioteca se topa con un chico. Esa noche empieza a soñar y en sueños es Marina, una chica de familia humilde que vive en Barcelona en 1914; también sueña con Víctor, un joven de familia adinerada que vive en su mismo edificio... y que es exactamente igual que el chico de la biblioteca. Aunque al principio intenta luchar contra esos sueños, poco a poco Abril va obsesionándose con ellos y con la historia de Marina y Víctor, mientras intenta buscarles una explicación.

Así, asistimos a dos historias paralelas, cada una ambientada en una época distinta: Abril en la época actual y Marina en los años veinte. La autora, Laia Soler, intercala capítulos narrados por una y por otra, hilando muy bien ambas historias.

Eso sí, personalmente me ha parecido que estaban un poco desquilibradas. No a nivel de trama o de construcción, sino a nivel emocional: era mucho más fácil empatizar con Marina, que con Abril, también los tiras y aflojas entre Marina y Víctor eran mucho más estimulantes que la situación familiar de Abril, sus pesquisas y el quiero y no puedo con Leo (el chico de la biblioteca). Vamos, que la parte del pasado me gustó muchísimo más y estaba deseando llegar a los capítulos de Marina y, de hecho, dejaba la lectura tras acabar a Marina, antes de empezar de nuevo con Abril.

Y es que, aunque el contraste entre ambas épocas es interesante y está muy bien conseguido, el romanticismo y magia de la de historia de Marina y Víctor es mucho más atrayente que el día a día de Abril.

Básicamente la historia de Marina y Víctor me ha encantado. La he disfrutado como una enana, me ha divertido y emocionado a partes iguales. En realidad, la relación entre un señorito y una chica pobre (o viceversa) no es algo nuevo, pero Laia Soler la dota de una personalidad y una magia que la hace especial. Marina tiene carácter, las ideas claras, es deslenguada, orgullosa, sensata y mola un montón. Me pareció una gran protagonista, muy interesante y, como ya he dicho, alguien con quien es muy fácil empatizar, sobre todo porque la historia está narrada en primera persona. Por otra parte, Víctor es listo, calculador, con carácter, también con maneras de señorito, pero sensible y romántico, así que me gustó mucho como protagonista; de hecho, me pareció interesante que Víctor fuera el más emocional. ¿Y cuándo los juntas? La bomba.

Desde los primeros roces, hasta el momento en que empiezan a darse cuenta de que están enamorados, la historia es una delicia. Encima, para estar basada en la época en la que está basada, está bien construida y resulta creíble.

Por cierto, aprovechando que estoy hablando de la parte de los años veinte, quiero destacar el gran trabajo que ha hecho Laia Soler con la ambientación de la novela. Tanto la forma de la sociedad, como las costumbres y las dinámicas familiares me han parecido muy bien descritas, al igual que las descripciones de la Barcelona de los años veinte. Podía imaginármela perfectamente, como si estuviera junto a Marina.

Por otro lado, la parte del presente no es no me gustara, sino que no me pareció tan redonda como la del pasado. Abril no es un personaje tan definido como Marina, ya que está muy limitada investigando los sueños y lidiando con su familia, donde sus padres son figuras ausentes y debe encargarse de su hermano. Además, en esta parte apenas conocemos al chico, a Leo, del cual sólo tenemos las notas que se intercambia con Abril y yo me quedé con las ganas de ver algo más de él.

Pero en el presente tenemos a los mejores secundarios de toda la novela (que está plagada de ellos, por cierto): los amigos de Abril, Héctor y Mario. Éstos son pareja y son muy distintos: mientras que Héctor es muy sensato, también muy realista, por lo que no cree en nada, Mario es más abierto de mente. Juntos hacen un gran tándem, sobre todo vendiendo aspiradoras. Lo que me pude reír yo con esa parte.

Por si los personas tan cercanos, las historias y como las une magistralmente Laia Soler no fueran suficiente, Los días que nos separan está escrita con un gusto y una desenvoltura tales que no parece la ópera prima que es. Me ha parecido una novela tan preciosa como mágica de principio a fin, de lectura ágil y de esas que llegan al corazón.

Y mejor corto la reseña ya porque me estoy poniendo muy cursi. Vosotros leed Los días que nos separan, que os va a gustar muchísimo, ya veréis ;)

El próximo lunes literario estará dedicado a... Lord John y la hermandad de la espada de Diana Gabaldon.

domingo, 12 de enero de 2014

Maromo de la semana 160

Esta semana el blog volvía a la normalidad, lo que quiere decir que por fin vuelven los maromos, así que decimos adiós a mi adorado Martin Freeman para saludar a un nuevo maromaco que nos alegre la vista durante siete días. Además, estaba semana que va a empezar va a traer el regreso de una gran serie, una serie que adoro y que se titula Los misterios de Laura. ¡Albricias! Total, que eso hay que celebrarlo, ¿y qué mejor que poner de maromo al chico guapo de la comisaría? Pues eso, que el maromo de esta semana es el guapérrimo...

Oriol Tarrasón


La cuestión es que no he descubierto ni su fecha de nacimiento, así que me voy a centrar únicamente en su carrera que es bastante interesante. Oriol debutó en 1995 en la película Morirás en Chafarinas y, a partir de ahí, empezó a colaborar en distintas series con papeles episódicos: Homenots, De moda, Negocis de família y Ventdelplà donde apareció en varios episodios entre el 2005 y el 2010. También apareció en varias tv-movies como Dalí, être Dieu, L'ombre d'un crime y El camino de Víctor (donde hay medio reparto de Amar, por cierto, cosa que me ha hecho gracia).

En el 2006, participó en la película Salvador (que yo recomiendo, me moló bastante) y al año siguiente fichó por un intento de serie diaria de Antena 3, CLA: No somos ángeles (el título es horrible hasta decir basta, en serio), pero ésta no tuvo éxito y duró dos telediarios. Tras la tv-movie Alan muere al final de la película, Oriol empezó a saltar de una serie a otra con personajes episódicos: Hospital central, Los Serrano, Aída, Lex y El internado, donde era el médico que de vez en cuando aparecía al principio.


Después, apareció en las películas Amanecer de un sueño y 25 kilates y llegamos al 2009 que fue su año. Por un lado, apareció en Doctor Mateo como Dani, el ex-novio de Adriana que la dejó tirada y al que sus hermanos querían taaaaanto (es irónico, por cierto); por otro, fichó por Los misterios de Laura, siendo Martín, el guapísimo compañero de Laura, que está coladito por ella y que es taaaaan mono por dentro y por fuera que, en realidad, el misterio de la serie es por qué Laura no se lo ha beneficiado. Pero, bueno, si no habéis visto la serie, de verdad, no sé a qué esperáis porque los casos están muy chulos, la serie es muy molona y los actores invitados suelen ser viejos conocidos (el caso de Javier Collado fue la rehostia, xDD).

Y como Los misterios de Laura ha tenido este trato tan bueno por parte de TVE, de nuevo irónico, pues es emitida con la frecuencia de Sherlock en la BBC. Vamos, que entre temporadas pasa bastante tiempo y siempre está en el aire, por lo que sus actores acaban trabajando en otras cosas.


En el caso de Oriol, apareció en las miniseries Ah, c'était ça la vie y El pacto, en un par de episodios de la última temporada de Los hombres de Paco (la temporada satánica) y las películas La vida empieza hoy y Maktub. También estuvo en Bandolera con un personaje fijo. Yo no veía Bandolera, pero creo que era un galán para la protagonista tras la marcha de Carles Francino. Además, Oriol también trabajó en la miniserie Tornarem y en un episodio de Gran Nord.

Y, por suerte, tendremos unas cuantas semanas de él en pantalla ya que, como he dicho antes, la tercera temporada de Los misterios de Laura se estrena esta semana. Tsk, lo malo es que la ponen los martes a competir con Bienvenidos al Lolita, tsk.

viernes, 10 de enero de 2014

Valeria, una mala protagonista

Amar, lleve el apellido que lleve, va por su novena temporada. Eso significa nueve historias de amor principales y nueve parejas protagonistas. Ha habido protagonistas que me han caído mucho mejor que otros, incluso ha habido personajes a los que le he tenido tirria cuando su labor en la serie no era esa... y luego está la protagonista actual, Valeria Prado, que es harina de otro costal.

Pero pongámonos en antecedentes.

La historia de amor de este año trata sobre Diego y Valeria que, supuestamente, se conocieron jóvenes, se enamoraron, pero como ella estaba con el hermano de él, Rubén, no llegó a haber nada y ella, por algún motivo, se casó con el hermano al que no quería. Ahora, tras el aparente suicidio de Rubén, su amor es más imposible que nunca por los malos, malosos.

O eso es lo que se supone porque, en realidad, lo que ocurre es que la rubia es tonta. Pero tonta hasta el infinito y más allá. Y eso me frustra, me frustra mucho, porque Diego es un buen protagonista, no como ella.

Los protas de esta temporada... que han cruzado océanos de tiempo para encontrarse desde la época de Hispania.
Vale, chiste malo, podéis tirarme tomates.

La cuestión es que la estupidez se puede perdonar... hasta cierto punto. Básicamente porque esto es una telenovela y los buenos tienen que ser muy buenos, mientras que los malos son muy malos, con todo lo que eso conlleva. Generalmente que los malos son listos a rabiar y los buenos no tanto. La cuestión es que el género también conlleva que los amantes sufran todo tipo de problemas, que tengan que sortear obstáculos y, sobre todo, que se amen.

El problema de Valeria es que, por más que lo diga, no se ve ese amor por Diego, mientras que en el otro sentido sí. Y, ojo, no es culpa de Ángela Cremonte, que bastante hace con el personaje patético que le ha tocado, sino por las acciones del personaje.

Además, Valeria está muy limitada al triángulo amoroso: apenas tiene interactuación con el resto de personajes, más allá de su familia y de Marina y, a veces, Asunción. No se la ha visto preocupándose por nadie, ni relacionándose con otros personajes, lo que hace que sólo veamos la faceta de damisela en apuros y no ayuda nada porque, precisamente, es su parte más débil: sus acciones no son las de una heroína romántica y no porque se casara/esté con otro.

Oye, ¿esta casa no es la que tenía Rocío Zúñiga? Yo diría que sí.

Por no irme de la Plaza de los Frutos, ha habido muchas que se han casado con otro, pero se veía que ese amor por el chico estaba ahí: Andrea se casó con Mario por amor a Antonio, Elisa se casó con Ernesto porque éste era un manipulador acojonante y seguía enamorada de Marcos... Por favor, si hasta Cecilia, la reina de las Candy Candy, le echó muchísimas narices a todo para estar con Carlos Alberto, poniéndolo muy por encima de su propio padre.

Pero Valeria no demuestra ese amor por Diego. Lo único que se limita a hacer es culparlo de absolutamente todo y decir que no puede olvidarlo, pero ni le busca, ni siquiera cuando leyó la noticia de que estaba arruinado se preocupó un mínimo por él. ¿Y qué hace Diego? Remover cielo y tierra, trazar los planes más desesperados, por salvarla de un loco asesino.

Lo de Diego es de juzgado de guardia, pero, bueno, vamos a decir que el amor le ha hecho perder el oremus. Eso aún se puede comprar.

Sin embargo, el que Valeria le culpe de absolutamente todo, no, sobre todo cuando básicamente le culpa de las consecuencias de sus propios errores. Fue Valeria quien ni habiendo cumplido un mes de viudedad se casó con otro (qué pena que Plácida y Valentina no estén en la plaza, se lo habrían pasado pipa rajando de la rubia), con alguien a quien no conocía y que mostraba un interés sospechoso por su dinero. Pero, bueno, Augusto jugó bastante bien sus cartas con el tema del interés, por mucho que tuviera un comportamiento de lo más errático, en especial con Valeria. En ese sentido, vale, visto desde el punto de vista de Valeria, podría entenderse.

Diego hasta ha recurrido a los detectives, pero el pobre hasta en eso ha tenido mala suerte.
Es un gafe el pobre hombre.

Eso sí, las mentiras, el que casi la estrangule, los suicidios que se agolpan alrededor de Augusto (su primera esposa, Rubén, Begoña e incluso Luci, que oficialmente está desaparecida) y, sobre todo, las acciones de Augusto le revelan como el ser que es. Joder, que el tío la ha tenido drogada (algo que la dejaba con los mismos síntomas que la primera mujer de Augusto, algo que Pilar ha dicho muchas veces. Uhhh, qué poco sospechosos), mientras destruía su negocio, que se dice pronto.

Y cuando Diego acude a rescatarla cual caballero de brillante armadura, prometiendo que podrá marcharse sola una vez dejen el país si así lo desea, está a punto de no irse porque ni se fía de él ni cree que sea mejor que Augusto. ¿Pero qué clase de amor es ese? ¿Acaso Diego la ha manipulado? ¿Acaso ha hecho algo más allá de avisarla y de cuidar de ella? Que sí, que puede ser muy pesado y debería pasar del tema y de Valeria, pero tampoco equivale a lo que le hace Augusto.

Es que manda narices que del único que no se fía de su entorno sea de Diego, cuando su tía querida la manipula, le saca dinero a espuertas y la vende cada dos por tres y Augusto ha llegado a anularle la voluntad. Hostia puta, si es que se puede ser lerda, pero lo de esta muchacha es ya exagerado. De hecho, es curioso que culpe a Diego de la muerte de Rubén, pero no lo haga a Elena, quien le sometía a un bulling continuo y de lo más cruel.

De momento, ha roto lazos con ambos, culpándolos de su aborto, pero está claro que algo va a pasar para que acabe con Diego. Algo que yo no quiero. Cuando pase, me voy a sentir ofendida como espectadora, porque Valeria no se merece el final feliz con Diego, al menos no de momento. Mucho van a tener que mejorarla los guionistas para que pueda hasta soportarla, sólo espero que se dejen de caras de pena y de "estoy tan cansada", que parece que no tiene otro discurso.

Meh. Ay, Inés, lo que te echo de menos, eras una protagonista tan guay.

PD: Sin salir de la serie, sólo quiero decir que amo por encima de todas las cosas a don Patricio y que me parece fatal la marcha de Román y que a Sole sólo la trajeran para traer de vuelta a Belén. Yo quiero que Sole y Ángel vuelvan y sean felices y verlo yo, hombre ya.

miércoles, 8 de enero de 2014

Y el Lolita abrió sus puertas

Hay un dicho que dice "no se le puede pedir peras al olmo". Yo tengo mi propia versión catódica, que vendría a decir que debes saber qué pedirle a qué serie. Me explico. Un espectador no le va a pedir lo mismo, qué sé yo, a Homeland que a How I met your mother o, por poner otro ejemplo, a Game of thrones que a Once upon a time.

Por eso, desde que vi las promos de Bienvenidos al Lolita sólo le pedí dos cosas: una, la principal, que me entretuviera (prefiero una serie mala que me entretenga que una serie buenísima que se me haga eterna) y dos, que no fuera una copia de Vive cantando, ya que tenían varios elementos en común. Porque mientras el mundo en general está que no caga con Isabel y El tiempo entre costuras, mi serie de este trimestre fue Vive cantando.

Pero regresemos al Lolita.

¿Cumplió esas dos cosas? Sí. ¿Es la serie del año? No, para nada. ¿Es perfecta? Nop, tiene bastantes cosas que limar. Sin embargo, eso no quiere decir que no la disfrutara porque no fue así, la disfruté mucho, aunque sí que hubo ciertas cosas que no me convencieron.

Por si no quedaba claro de qué serie estoy hablando.

Parece que en la productora, Globomedia, tienen dos modelos de series: aquellos que innovan un poco más (El internado, Águila roja, Punta Escarlata o Luna, el misterio de Calenda) y los que se adaptan al modelo de la casa (Los Serrano, Los hombres de Paco). Luego estaba El barco, que era un híbrido de ambas (el planteamiento y, sobre todo, Burbuja/Roberto eran bastante novedosos). Bienvenidos al Lolita es del segundo tipo, no nos cuenta nada nuevo, pero eso no quiere decir que el viaje no sea disfrutable.

De momento, como ocurre con los primeros episodios de toda serie, ha sido más una introducción que otra cosa. Y es que Bienvenidos al Lolita tiene muchísimos personajes principales y no es tarea fácil presentarlos a todos, pese a que, al menos de momento, sean estereotipados (el viejo cascarrabias, la hija pródiga, la rubia cándida, el padre viva la virgen contra su hijo responsable...).

Y esa presentación fue bastante irregular. Mientras que a algunos personajes los presentaron de una forma natural (Alfredo, don José Luis, Violeta y Cúper), a la troupe del Lolita lo hicieron con una voz en off que fue muy WTF? De hecho, cuando empieza a hablar de Dolores, yo pensaba que ésta estaba viendo un documental. Pero no. Además, hicieron algo que detesto muy mucho: me contaron cómo era cada personaje. Es un elemento que odio en las novelas y aquí igual: no soy idiota y no habéis sido precisamente sutiles con los perfiles de los personajes, puedo deducirlos yo solita. Gracias.

Pero, bueno, al menos dejaron a cada personaje en su lugar y nos regalaron muy buenas escenas por el camino. Porque desde el principio dos personajes han destacado por encima de los demás: Alfredo y Roxy.


Yo tenía claro que Alfredo me iba a conquistar, es lo que tiene que lo interprete Carlos Santos, que sabía que me iba a caer bien sólo por eso. Pero además Alfredo es un amor de personaje: inocentón, presionado por un tío demasiado estricto, dejado en el altar y pese a eso enamorado... Ya sólo la escena del váter me moló, pero fue juntarlo con Roxy y convertirse en lo mejor del episodio con diferencia.

Roxy es transexual, algo que dio pie a cierta escena tan incómoda como divertida, y enseguida conectó con Alfredo. Y ambos tuvieron esa escena en la azotea tan sumamente bonita y, sí, yo ya tengo ship. Además, Roxy le hizo todo un zas! a la vedette malvada, así que la respeto aún más.

Otra escena que mereció mucho la pena fue la del comedor. Bienvenidos al Lolita tiene un gran reparto, que además tiene química entre sí y esa única escena donde están prácticamente todos los personajes lo demostró.

Por eso, le veo mucho potencial a la serie. Primero debe encontrar su propia personalidad y limar ciertos aspectos que recuerdan a otras series de la cadena: hay personajes que recuerdan a otros (don José Luis podría ser tanto don Lorenzo como Antúnez de Cámara café, Dolores se parece a Marisa de Compañeros, Greta es como Sara al principio de Los hombres de Paco), hay otros que han pasado desapercibidos, debería haber más música y más números y, sobre todo, deberían tirar más hacia la comedia.

De hecho, la parte cómica funcionaba mucho mejor que la dramática.


La presentación de Violeta sí que funcionó. De hecho, esa versión de Resistiré fue muy triste, cosa muy curiosa ya que es una canción bastante alegre. Nada que ver con la versión de Trini y cía, que fue tan positiva. Por cierto, aprovecho para decir que los arreglos de las canciones no me molestan. Será porque he visto El otro lado de la cama mil veces, porque hubo una época en la que veía OT y también Glee, pero, vamos, que no quiero quemar a nadie vivo por eso.

Sin embargo, y aquí viene el gran "pero" del episodio, el drama de Greta y Jota no me convenció en absoluto; de hecho, en todo ese asunto, el único que me gustó fue el padre de ella. Bueno, a lo que iba. Quizás es cosa mía, porque es algo que yo jamás haría, pero yo lo del suicidio porque el otro la rechaza me pareció súper exagerado y quizás vino muy pronto. No sé, esa trama no me convenció, pese a que los actores me gustan (yo me alegre al ver el uniforme de camarero de Jota. Sí, veo las series por su argumento, xDD) y creo que podrían tener química, el tema del suicidio... meh.

También pediría que a ella la hicieran algo más alegre, que su padre acertó de lleno con el tema de que parecía un ánima.

Yo, de momento, sí que seguiré viendo a los chicos del Lolita.

martes, 7 de enero de 2014

La marca de Atenea

Tras las navidades, el blog vuelve a la normalidad (bueno, en realidad debería decir que yo vuelvo a la rutina, xD) y qué mejor que hacerlo con una reseña pendiente, aunque no sea lunes:

Gracias a mi amada Miki, ya que me regaló La marca de Atenea, acabé en otro de mis bucles obsesivos con Rick Riordan, que consisten en agarrar una de sus novelas y no parar hasta terminarla. De hecho, La marca de Atenea, la tercera entrega de su saga Los héroes del Olimpo, me la leí en un suspiro porque, como acostumbra, mi buen amigo Rick nos sumerge en otra aventura contrarreloj donde no dejan de pasar cosas.

En La marca de Atenea nos reencontramos con Annabeth, que comanda el barco desde el Campamento Mestizo hasta el Campamento Júpiter donde puede, al fin, reunirse con Percy. Sin embargo, la tranquilidad no dura mucho, puesto que las rencillas entre griegos y romanos no tardan en surgir y, por eso, los siete héroes de la profecía deben partir para cerrar las puertas de la muerte y evitar que Gea infeste el mundo con sus monstruos. Para ello cuentan únicamente con seis días para llegar hasta Roma, una zona especialmente peligrosa para los mestizos.

Por si fuera poco, los gigantes Efialtes y Oto han secuestrado a Nico, al que le quedan seis días de vida si no lo rescatan antes. Y, además, a Annabeth su madre le ha encomendado una misión de la que los hijos de Atenea no regresan: seguir su marca para vengarla.

En esta tercera entrega, todo son problemas para nuestros héroes: los romanos les siguen para darles caza, los dioses están completamente bipolares y la mayoría se ha retirado más allá del Monte Olimpo, deben ir al antiguo continente y, además, tienen que acoplarse los unos a los otros, algo que no es precisamente fácil.

Así, Rick Riordan nos sumerge en una novela que, aunque es un poco de transición, es tan entretenida como las otras, ya que no da tregua. Cuando los protagonistas no están haciendo frente a una prueba para encontrar el siguiente paso que dar en su búsqueda de Nico y las puertas de la muerte, están lidiando con enemigos y con sus propios fantasmas. Porque ninguno de los siete se libra de tener sus propios problemas: Annabeth teme la misión a la que le ha enviado su madre, Percy y Jason deben aprender a no ser los líderes del grupo, Piper lidia con sus inseguridades respecto a su relación y a una visión que ha visto en su daga y Leo, Hazel y Frank se ven envueltos en una especie de extraño triángulo.

Básicamente La marca de Atenea es un puente al desenlace de la historia: por un lado, afianza relaciones y establece otras nuevas; por otro, coloca a cada uno en su lugar, de cara a la resolución de la profecía.

Lo primero es interesante. Me ha gustado ver a los siete relacionándose, ver como los dos grupos se iban conociendo y las relaciones que se establecían entre ellos. Sin embargo, sí que me ha dado la sensación de que eran muchos personajes para la historia y, de hecho, tanto Jason como Frank han estado en un segundo plano.

En esta tercera parte los narradores son Annabeth, Leo, Piper y Percy y me parece que la combinación es la más adecuada (Annabeth tiene la trama más importante, los chicos son divertidísimos y Piper mantiene la tensión con las visiones). Con esa restricción auto-impuesta, Rick Riordan hace auténticos malabarismos para cuadrar hechos, mientras va separando continuamente a los protagonistas en grupos más pequeños y va cambiando las combinaciones. Así, además, se alternan los puntos de vista lo que es interesante, aunque también es verdad que, a veces, queda forzado.

Sin embargo, es una novela muy entretenida y muy, muy divertida. La parte de Narciso casi me mata de la risa o cualquier salida de Percy, que siempre son buenísimas. En esta novela, encima, hay ciertos pasajes muy agridulces que quedan muy bien como la aventura de Piper y Jason con Hércules y Aqueloo.

Otra de las cosas que más me ha gustado es que, por fin, se centra en Annabeth. A Annabeth la conocemos desde la primera novela, pero era a ojos de Percy y en esta nueva saga no ha tenido protagonismo hasta esta tercera parte. Y se agradece. Porque Annabeth mola, tan empollona y friki de la arquitectura y con una historia que, personalmente, me ha parecido muy interesante, a la par que agobiante en su justa medida. Es muy fácil empatizar con Annabeth, comprender lo sumamente agobiada que se encuentra entre unas cosas y otras.

Por otro lado, también me ha gustado cómo ha tratado Rick Riordan el tema de las parejas: ha habido escenas muy monas, pero sin resultar empalagosas; ha habido problemas, pero sin dramas; y, sobre todo, cada pareja tenía su propia personalidad, lo que también es de agradecer.

Y, como ya he dicho antes, si para algo sirve La marca de Atenea es para dejar a cada personaje en su casilla del tablero de cara a la lucha final con Gea. ¿Qué significa esto? Que la novela acaba con la madre de todos los cliffhangers en un capítulo de lo más épico y que mola mil. ¿Lo malo? Que tengo que esperar mucho para poder leer la siguiente entre La casa de Hades; de hecho, estoy por pillármelo en inglés que está a un precio muy asequible.

Jo, Rick, ¿por qué me has dejado ese pedazo de cliffhanger? ¿Por qué?

El próximo lunes literario estará dedicado a... Los días que nos separan de Laia Soler.

jueves, 2 de enero de 2014

En blanco y negro: Capítulos 25 y 26

Pues con un día de retraso, porque ayer tocaba subir las Frases inspiradoras del mes, os traigo una nueva ración de En blanco y negro. En este caso los capítulos 25 (Perdiendo el control) y 26 (Memory Lane), ¡sí, dos capítulos! Aunque no os acostumbréis, digamos que es un milagro navideño... y que no quería que me persiguiérais con horcas y antorchas por dejaros así en el capítulo 25.

Pero, bueno, no me enrollo y os pongo los nuevos capítulos.

El cumpleaños de Jero ha llegado y todo parece enrarecido: Tania nota a su novio raro, aunque no tanto como a sus dos amigos, que no se comportan como siempre. Además, lejos del internado Álvaro debe cumplir la misión que le ha enconmendado Mikage: matar a un Benavente.



Espero, de verdad, que no queráis matarme. Eso sí, quejas, amenazas y demás podéis dejarlos en los comentarios, que como son comentarios, me emocionan igualmente ;P Era un giro que había pensado casi desde el principio, algo muy propio de Deker, que sólo es el pistoletazo de salida para lo que viene.

En dos semanas, más.

Próximamente: Las intrépidas aventuras del detective Deker Sterling.

miércoles, 1 de enero de 2014

Frases inspiradoras del mes: Diciembre 2013

Día como hoy lo primero es lo primero, así que...

¡¡Feliz año nuevo!!

Y ahora que ya os he felicitado el año, voy a recibir el 2014 en el blog como se merece. Vamos, sacrificando unos minutillos de siesta navideña para publicar las Frases inspiradoras, que he ido poniendo a lo largo de diciembre. Como seguimos en Navidad, los colores cambian y, por tanto, las verdes son las mías, mientras que las rojas son las que habéis enviado, amantísimas lectoras, que sois más majas que las pesetas =D

"He recorrido esta galaxia de un extremo a otro, he visto cosas muy raras, pero nunca vi nada que me impulsara a creer que haya una única fuerza poderosa que lo controla todo. Ningún campo de energía mística controla mi destino. Todo eso no son más que leyendas y tonterías." Han Solo en Star Wars IV. Una nueva esperanza (La guerra de las galaxias).

"Caleb se seca las mejillas cada pocos segundos, y sé que está llorando, aunque no sé cómo consolarlo; ni siquiera sé si yo también lloro.
En vez de acercarme a él, lidero la marcha con Tobias a mi lado, y, aunque no me toca, su presencia me mantiene firme." Beatrice "Tris" Prior (narradora) en Insurgente de Veronica Roth.

"Es alocado. El amor es alocado. Es siempre un desafío. Nunca es fácil." Sandy Cohen en The O. C.


"- ¿Para qué necesitas el teléfono, Alec?
- Sólo lo necesitamos. Izzy...
- Si vas a enviarle un mensaje de texto a Magnus para decirle "creo k rs guay", te mato." Isabelle Lightwood y Alec Lightwood en Cazadores de sombras II. Ciudad de ceniza de Cassandra Clare cortesía de Brigid.


"- ¿Fingiendo? Tú trajiste la ficción a esta familia, James. Nos enseñaste que se pueden cambiar las cosas sólo con creer que son distintas.
- Muchas cosas sí, Sylvia, no todas.
- Salvo las que importan. Hemos fingido durante cierto tiempo que tú formas parte de esta familia, ¿no es así? Has llegado a significar tanto para nosotros que... ahora da igual si eso es verdad... Porque aunque no lo sea, aunque eso nunca sea posible... necesito seguir fingiendo... hasta el final... contigo." James Barry y Sylvia Llewelyn en Descubriendo Nuncajamás (película).

"- ¡Oh, que no os habéis ido de fin de semana! ¿Qué ha pasado? ¿Quieres hablar de ello? Tengo helado.
- Son las ocho.
- Por eso Dios fabricó el Chunky Monkey. Tiene chocolate y plátano. El plátano forma parte de un desayuno saludable, pero lo bueno es que es de chocolate... Vale, me has pillado: el plátano lo tiro." Donna Paulsen y Harvey Specter en Suits (La clave del éxito).

"Cierto que casi siempre se encuentra algo, si se mira, pero no siempre es lo que uno busca." El hobbit de J. R. R. Tolkien.


"- No tienes buen aspecto...
- Bueno, esta mañana tenía una daga mística clavada en mi pecho, así que yo diría que estoy bastante bien." Davina Claire y Elijah Mikaelson en The Originals cortesía de Noelia Smile.


"- Hola, Katarina. ¿Has hecho llorar a alguien hoy?
- No, pero sólo son las cuatro y media." Walter Stratford y Katarina "Kat" Stratford en Diez razones para odiarte (película).

"Un lector vive mil vidas antes de morir. Aquel que nunca lee vive sólo una." Jojen Reed en Canción de hielo y fuego V. Danza de dragones de George R. R. Martin.

"Se le veía feliz. Parecía que tratar con competidores que ajustaban cuentas asesinando a gente formaba parte de su trabajo cotidiano. ¿Y por qué no?, pensé. Después de todo, era un maldito escocés." Claire Randall (narradora) en La saga de Claire Randall 2. Atrapada en el tiempo de Diana Gabaldon.


"Cuando me gane tu corazón, Emma, y me lo ganaré, no será por ningún engaño. Será porque me quieres." Hook en Once upon a time (Érase una vez) cortesía de Hikari.

"Rose's youthful beauty captured for ever. Even petrified, the strength shone out of her face. No one could look at this and not realise what a special person she was. He unconsciously reached out a hand to hold hers. But of course, it wasn't there." Doctor Who. The stone Rose de Jacqueline Rayner.

"- ¡Eso duele!
- Si te estuvieras quieto, no te dolería.
- Si no te hubieses escapado, no estaría lastimado.
- ¡De no haberme asustado, no habría escapado!
- ... ¡Y tú no debiste ir al ala oeste!
- ¡Y tú deberías controlar tu mal genio!" Bestia y Bella en La bella y la bestia (película de 1991).

"Por eso las guerras más mortíferas del Continente se libraban en las bibliotecas; entre libros y estanterías, con una pluma como espada y la tinta como sangre." Cuentos de Bereth I. Encantamiento de luna de Javier Ruescas.


"La vida es extraña. Cuando eres niño no pasa el tiempo y, de pronto, un día, tienes cincuenta años. Y lo que te queda de la niñez cabe en una caja oxidada." Dominic Bretodeau en Amélie cortesía de Brigid.

"- ¿Estás segura de que quieres atacarles en esta rueda de prensa? Es una apuesta amistosa en un partido de baloncesto de instituto.
- Estoy perdiendo las elecciones, Ben. Criticar a Eagleton es la forma más fácil de ganar puntos. Mira. ¿Estoy orgullosa de eso? Sí. Porque Eagleton es un asco. ¿Pero es la postura más elegante? Sí, porque Eagleton es un asco. ¿Lo haría de nuevo? Sí, porque Eagleton es un asco." Ben Wyatt y Leslie Knope en Parks and recreation.

"Aquellos que la habían conocido anteriormente y que esperaban contemplarla oscurecida en su desgracia, se quedaron sorprendidos y asombrados al percibir como brillaba su belleza, construyendo un halo sobre la desgracia e ignominia con que la habían envuelto.
[...]Pero lo que llamó la atención e impresionó a todos los que conocían a Hester Pryme era aquella brillante letra escarlata, tan espléndidamente bordada en su pecho." La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne.

"El empleo de violencia innecesaria en la detención de los Blues Brothers ha sido aprobado." Oficial de policía en Granujas a todo ritmo (The blues brothers).

"- Mina, estarás condenada como yo a caminar por la sombra de la muerte para toda la eternidad. Yo te amo demasiado como para condenarte.
- Entonces apártame de toda esta muerte." Conde Drácula y Mina Harker en Drácula, de Bram Stoker (película).

"You have failed this city." Oliver Queen en Arrow.

"Por primera vez sintió que la distancia entre los dos era insignificante. Estaba convencida de que él seguía en el mismo sitio, donde ya le había escrito algunas veces, muchos años antes. Si se hubiera casado, ella lo habría percibido de algún modo. Porque estaban unidos por un hilo invisible, oculto entre mil cosas de poca importancia, que solo podía existir entre dos personas como ellos: dos soledades que se reconocen." La soledad de los números primos de Paolo Giordano.

"- ¿Ella te ama?
- Sí.
- ¿Y cómo lo sabes?
- Porque conoce hasta lo peor de mí y no le importa." Joe Black y Quince en ¿Conoces a Joe Black?

"Perdóname, ¿vale? En serio, lo siento, no debiste morir, pero si crees que me disculparé por resucitarse, te equivocas. Sí, tal vez ha sido un acto completamente egoísta. A lo mejor te he estropeado el karma o te he puesto difícil tus planes de alcanzar la iluminación y volver convertido en mariposa o eso que hacéis los budistas. A lo mejor he alterado todo el cosmos. ¡Me da igual! Volvería a hacerlo de nuevo. De verdad, espero que puedas perdonarme. Pero, si no, no importa, mientras sigas con vida. El mundo es mucho mejor contigo, Gafe... Por lo menos el mío." Claudia Donovan en Almacén 13.

"Nadie es tan guapo como David... ni siquiera David." Linus Larrabee en Sabrina y sus amores.

"- Forsythe ha vuelto.
- Ya casi he terminado.
- ¿Has activado alguna alarma?
- Peter, eso duele." Peter Burke y Neil Caffrey en White collar.

"Recuerdo que el hijo de una bailarina me dijo una vez que la gente tan sólo rompe a reír o a llorar, y que vale la pena hacerse añicos por esos dos sentimientos." Dani (narrador) en Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven de Albert Espinosa.

"Vida no hay más que una y hay que vivirla. Ya has enterrado a tu hermana. No te entierres tú con ella." Andrés Cernuda en Gran hotel.


"Una vez que una idea se ha apoderado del cerebro, es casi imposible erradicarla." Dom Cobb en Origen cortesía de Xymeeforyou.


"Y encima Paula va a tener el niño. ¡Que voy a ser padre, Fer, joder, que voy ser padre! Pero es que no sé ni ser hijo, ¿cómo voy a saber ser padre?" Gorka Martínez en Física o química.

Y como en cada entrada de esta sección, esperar que os hayan gustado y recordaros que, si lo deseáis, podéis participar y que, de hecho, estamos encantadas con que nos mandéis vuestras citas favoritas ^^ Para participar, simplemente tenéis que hacernos llegar la frase inspiradora en cuestión (junto a la procedencia de la misma) a través de uno de estos medios:

A) Dejarla a modo de comentario en cualquiera de las entradas de Frases inspiradoras del mes.

B) Enviarla a nuestro correo: epic.us.blog@gmail.com

C) Dejarla en el muro de nuestra página de feisbuk y, de paso, si os apetece y eso, regalarnos algún like ;P