lunes, 25 de agosto de 2014

Las pruebas

Hace unos meses leí El corredor del laberinto y me gustó mucho. Desde entonces di mucho por saco con lo genial que era el libro, con lo cuánto que quería el segundo y mi cuñado me lo regaló para mi cumpleaños. Mucho love for mi cuñado, por cierto. Total, que me lo empecé a leer prácticamente ese día y también prácticamente ese día me lo terminé porque, de nuevo, James Dashner te sumerge en una aventura emocionante de la que es casi imposible salir.

Tras salir del laberinto al final del libro anterior, Thomas y los clarianos están en un refugio, donde creen estar a salvo. Sin embargo, la paz apenas dura un suspiro, pues de pronto se ven atacados por gente del exterior, Teresa ha desaparecido y un chico que desconocen ha aparecido en su lugar. Además, están encerrados en el refugio y algunos de ellos han sido tatuados: la de Minho dice "líder", mientras que la de Thomas dice "el que debe ser asesinado".

Al día siguiente, un hombre de CRUEL les dice que nada ha terminado, sino que están contagiados por la misteriosa enfermedad llamada El Destello y que la única forma que tienen de curarse es llegar a otro refugio. Para eso deben atravesar desiertos bajo un sol más que abrazador, ciudades llenas de personas que sufren El Destello en su fase más avanzada y muchos más peligros.

Como veis, el ritmo vuelve a ser tan vibrante como en la primera entrega. No deja de pasar una cosa tras otra, sin dar al lector un respiro. Además, James Dashner nos regala un giro tras otro, una información tras otra que hace que te replantees otras muchas cosas y que, de paso, hace que estés pegada a las páginas de Las pruebas. De verdad, de nuevo sufrí el síndrome de "un capítulo más y lo dejo... venga, otro y ya si eso... bueno, al siguiente".

La diferencia radica en la ambientación, que cambia por completo. Dejamos atrás el laberinto para conocer una tierra completamente devastada y llena de todo tipo de peligros: robots que arrancan la cabeza, un sol que es dañino, ciudades llenas de humanos peligrosos y locos... Nada recuerda al laberinto, lo que dota a la novela de un aire único y lo suficientemente distinto como para que el laberinto no se eche de menos.

También las relaciones entre los personajes cambian ligeramente, ya se conocen mejor, ya los conocemos mejor y el hecho de que, tras salir del laberinto, nada haya terminado les pasa factura como es normal. Como en el libro anterior, el narrador se centra en el punto de vista de Thomas, de quien conocemos sus dudas y frustraciones, lo que le hace un personaje muy humano. Thomas vuelve a ser un buen protagonista, puesto que no es perfecto, usa el cerebro y no quiere ser el héroe, aunque a veces no el quede más remedio que actuar como uno. De hecho, en Las pruebas el autor lleva a Thomas hasta nuevos extremos al quitarle a Teresa y hacerle pasar por todo tipo de situaciones, habiendo una de lo más cruel.

El resto de personajes vuelve a cumplir sobradamente, aunque en cierta manera, juegan un rol diferente. Minho sigue siendo el mismo de siempre, pero ahora es el claro líder, mientras que Newt está en un segundo plano, intentando apaciguar los ánimos. Por cierto, yo adoro a Newt, no puedo evitarlo, es demasiado adorable como para no sentir debilidad por él. La que sufre un cambio mucho más profundo es Teresa, que pasa a ser un personaje de lo más desconcertante. También hay personajes nuevos, que suponen descubrimientos nuevos como, por ejemplo, la existencia de un segundo laberinto habitado por chicas.

La verdad es que James Dashner se lo ha montado muy bien porque no ha dejado de dar información, pero es todo tan confuso que ni siquiera puedo componer una teoría mínimamente consistente.

Además, vuelve a regalarnos otro final de infarto que te deja con la boca abierta y unas ganas tremendas de saber cómo va a continuar la historia, sobre todo porque, de nuevo, supone un cambio de juego que pinta de lo más interesante... y que hace que desees La cura mortal, la última parte de la trilogía, desesperadamente.

Por suerte, yo ya la tengo en mis manos y podré devorarla pronto. Sí, era necesario decirlo, xD.

Las pruebas es una estupenda continuación de El corredor del laberinto, que no sólo mantiene el nivel, que claramente lo hace, sino que innova y vuelve a ser tan adictiva como frenética.

El próximo lunes literario estará dedicado a... El muñeco de nieve de Jo Nesbo.

viernes, 22 de agosto de 2014

La fuerza de los secundarios

Creo que todo aquel que haya visto esta segunda temporada de Amar es para siempre estará de acuerdo conmigo en que ha sido un epic fail de los que hacen época. No sé si ha sido cuestión de mala suerte, de falta de tino o qué, pero en las historias principales no han dado ni una.

Luis y Alejandra no funcionaron y se los quitaron de encima en un tris.

Román desapareció un buen día y Marina se quedó un poco en tierra de nadie.

Y el summum ha sido la historia central, la importante, esa historia de amor que se supone que debe dejarte pegado al televisor, que debe hacer que apoyes a los pobres protagonistas que lo pasan muy mal. Mientras que Inés y Mauro sí que fueron una buena pareja protagonista, Valeria y Diego han sido un error tras otro. Desde el principio no dieron en el clavo con ellos y a dos semanas del final del temporada, la situación aún es peor.


Porque hace falta hacerlo mal, pero mal, para que en estos momentos de la historia esté deseando que los tortolitos acaben mal y que sea Elena quien tenga el final feliz.

La cuestión es que Diego y Valeria resultan muy antipáticos, siempre ha sido así, pero desde el momento en que estuvieron juntos fueron a peor. Ambos son estúpidos (la culpa de sus males la tienen únicamente ellos dos), egocéntricos, egoístas (todo el mundo tiene que hacer de todo por ellos, pero ellos jamás mueven un dedo por nadie) y peores personas de lo que ellos mismos se creen, por lo que pierden toda su credibilidad cuando se muestran con tal prepotencia ante Elena.

Sí, Elena ha hecho cosas malas, pero es un personaje bastante humano que, en el fondo, no deja de ser un animal herido. El padre de Valeria le jodió la vida en dos ocasiones y luego tuvo que cargar con ella, siendo la representación de todo lo que la destruyó, de ahí que siempre se debata entre el odio y el cariño hacia su sobrina. Sin embargo, a mí me toca mucho las narices que la tachen de asesina por callarse el hecho de que Augusto asesinara a Rubén, cuando Diego robó un dinero a sabiendas de que eso mataría a Augusto y Valeria apoyó las acciones terroristas de su marido. Por tanto, la parejita tiene credibilidad cero cuando van de dignos y atacan a Elena, irónicamente cuando ella les estaba ayudando y hacía tiempo que, en cierta manera, se había redimido.


Además, Elena ha sido el personaje del cuarteto principal que ha ofrecido arcos más interesantes y Belén López ha estado soberbia en todos ellos, en especial en esa caída en picado tras que Augusto le estropeara la boda y le hiciera luz de gas.

No me voy a explayar con este tema porque he dejado varias veces claro el cómo considero que han sido dos de los peores personajes que han pasado por la serie en sus dos etapas. Sólo añadiré que, de verdad, espero que él acabe en la cárcel por estafador, que al fin y al cabo lo es, y que Valeria se quede hasta sin Pilar, a la cual no se merece por mucho que ahora vaya de madre coraje. En serio, no se merecen nada mejor porque son tan rematadamente estúpidos y prepotentes que se han buscado todos sus problemas. Porque manda narices que todo el mundo les ha dado algún consejo, que ellos han ignorado porque son más listos que nadie y luego la han cagado: Belén le advirtió a Valeria en el negocio con los americanos, Marina la advirtió contra Martín Angulo, Telmo lleva semanas intentando que Diego entrara en razón, al igual que los detectives... Pero, nada, que ellos siguen con su prepotencia, creyendo que siempre tienen la razón, pues que lo paguen.

Que no va a pasar, pero bueno.

La cuestión es que la temporada se ha salvado por los secundarios, esos personajes que les sirven tanto para un roto como para un descosido. Don Patricio siempre fue un gran alivio cómico, al cual sigo echando de menos como el primer día y el que espero que recuperen alguna vez porque, además de gracioso, el hombre tenía corazón y podía emocionar como nadie.


Lo mismo que le ocurre a don Aniceto con su academia. Por la academia hemos visto desfilar todo tipo de historias, algunas más afortunadas que otras, pero todas me han interesado y, encima, servían tanto para la comedia como para el drama. La aventura de la auto-escuela con Marina fue divertidísima, al igual que las reuniones políticas o la búsqueda del tesoro del billete de lotería. Yo aún me río al recordarlos a todos cubiertos de hollín al explotar la caja fuerte. También las historias de Rufino (de las pocas veces que han tocado la homosexualidad desde que se pasaron a Antena 3, por cierto), Maite y Samuel, el padre Isidro (del que hablaré más adelante) y la vida personal de don Aniceto han cumplido sobradamente.

Sin embargo, para mí esta temporada los personajes clave han sido, con el perdón de don Patricio de mis amores, los detectives y Dorita.

En un principio, habría dicho Héctor a solas, más que nada porque el trabajo de Javier Collado esta temporada ha sido increíble por los extremos que ha alcanzado Héctor (era hasta doloroso verlo tan oscuro en su época desmemoriada, aunque el trabajo de Javier Collado fue una pasada), pero es cierto que los tres se han repartido los dramas. El arco de Héctor en coma y posterior recuperación, Bonilla y su historia con Brígida, el retorcido caso de Gabriel (con lo remono que es Álvaro Morte a mí me tenía muy engañada, xD), la re-aparición de Ana y Teresa y las paranoias de Asun... Sí, han tenido sus momentos angustiosos, pero es de lo que van las telenovelas, ¿no?


Al menos, han conseguido que me involucrara: he cavilado sobre el caso de Gabriel, he deseado que Héctor volviera a ser Héctor, que Brígida tuviera un final feliz, que a Bonilla se le acabe la mala suerte en el amor (que de momento no parece, pero yo tengo mis esperanzas puestas en Clara) o que Asun se pire a Suiza de una vez para no aguantarla más.

Es que a mí Asun nunca me ha gustado, es muy intensa y perfecta para mi gusto (en casa hasta la llamamos Pluscuam de pluscuamperfecta, se entiende, xD). Es una cosa personal mía, los personajes que hacen todo bien, tienen la razón por encima de todas las cosas y que el resto no hacen más que alabarlos pues me repatean. Mucho. Y, claro, no ha ayudado su intensidad exagerada ante la muerte de Teresa y sus dudas sobre Héctor, que quizás eran más sobre sí misma y sus sentimientos hacia Gabriel.

La cuestión es que han protagonizado tramas con fuerza y que no se han extendido demasiado, ni le han dado mil y unas vueltas a lo mismo (¿acaso la relación de Diego y Valeria ha evolucionado, más allá de la mágica reconciliación sin venir a cuento a unas alturas donde sentido no tenía?), al igual que ha hecho Dorita. Porque, madre mía, la pobre Dorita las ha pasado más putas que Caín esta temporada y eso que, además de ser un amor de chica, en la primera temporada siempre protagonizó tramas amables.


En esta le han dado todo el sufrimiento, repartido, pero se lo han dado: la muerte de su abuela, la posterior aparición del cabrón de Natalio y todas las consecuencias que eso supuso y no sólo para ella y ahora la aparición de su padre, que me imagino que acabará como el rosario de la aurora porque ese tío seguro que es un caradura que quiere estafarla y seguro que la mete en más líos. Sólo espero que Héctor la salve en el último minuto, que en esta temporada se está dando mucho lo de que unos ayuden a los otros.

De hecho, ahí también radica la fuerza de los secundarios, además de en que funcionan y están teniendo tramas potentes, en que están todos relacionados. Así como el cuarteto protagonista siempre ha ido un poco a su bola, los secundarios están teniendo todos relación con todos.

Sólo hay que ver, por ejemplo, cuántos personajes han colaborado en la trama de la aparición de Clara: los Asturianos, don Patricio, don Aniceto, Katherine, el padre Isidro... Y eso tiene su encanto, sobre todo porque todas esas relaciones son muy distintas y funcionan muy bien, porque encima sacan muchos aspectos diferentes de los personajes y eso les hace más humanos y más simpáticos. Don Aniceto es muy militar, tiene mala baba, pero también es alguien que siempre está ayudando a todo el mundo y que se preocupa por los demás.


Aunque el rey de esos giros ha sido el padre Isidro que se ha convertido en uno de mis personajes favoritos.

Yo he de ser sincera y cuando un cura aparece en Amar, me echo a temblar, porque telita como son... aunque luego les acabo cogiendo cariño, véase a don Senén, que siempre tenía la palabra infierno en la boca y muy mala leche, incluso podía llegar a ser muy cruel, pero al final mostró tener su corazoncito.

Bueno, pues cuando Isidro aparece en la plaza, tan recto, tan dispuesto a cambiar la academia (casi echando a Leonor y a Amadeo), yo no me fiaba ni un pelo de él. De hecho, hasta me replanteé que no fuera ni cura ni nada y quisiera hacerse con la academia en plan el trono de hierro de Juego de tronos. Ni siquiera cuando ayudó a los Asturianos a librarse de la cárcel, de los antecedentes y del tarado de Alfredo le vi con buenos ojos. Pero, oh, apareció Katherine en escena y lo cambió todo.

Es curioso como en un par de semanas han conseguido engancharme tanto a una relación porque, en serio, los shippeo un montón. Yo les veía química (de esa de: en cualquier momento, en medio de esa discusión, barren la mesa y frunjen de lo lindo), pero tampoco me lo creía porque Isidro era como que muy cura y no le veía cediendo a la tentación. Pero cedió y el viaje de Isidro se volvió muy interesante y él se mostró como un hombre recto, también bueno, al que el amor le ha superado. Y está siendo muy divertido, sobre todo por Dafnis Balduz, que es un estupendo actor y expresa muy bien todo lo que siente Isidro sin necesidad de palabras.


Además, es muy curioso ver a alguien tan estoico como el padre Isidro cediendo a la pasión y a los celos (no puedo ser la única que le vea cantando Dos hombres y un destino con Bonilla) y dándonos escenas súper románticas, como ese reencuentro en la academia o la de ayer en el hostal cuando admitió que la quería.

Eso sí que es dar en el clavo, señores guionistas. Ahora espero que tengan final feliz y que él cuelgue los hábitos para irse a Estados Unidos con ella, que, eh, él ya habla inglés y estuvo dispuesto a hacerlo antes de que Katherine le hiciera un Robin Scherbatsky, vamos, un: no, no, no, por qué me haces esto, no, no, no, xDD.

No, en serio, dadles un final feliz, por favor, que ellos sí lo merecen.

A ver cómo cierran todo en estas dos semanas que quedan (insisto, quiero un final horrible para la parejita de lerdos, que me caen muy mal) y a ver cómo desarrollan la tercera. De momento, los Blasco han entrado con mucho mejor pie. Las familias adineradas siempre les han salido bien (los Robles, los Roldán y los Rivas dieron muy buenos momentos) y las relaciones entre los cinco personajes que conocemos pintan interesantes y, sobre todo, la prota no parece una pavisosa, sino una chica dulce, con las ideas muy claras y muy resolutiva.

Pero ya habrá tiempo de hablar de los Blasco cuando se centren en ellos.

PD: Por cierto, me declaro muy fan de esa reunión de Física o química sesentera que están marcando, que de momento tenemos a cuatro actores en la misma temporada (Ana Milán, Javier Calvo, Andrea Duro y Alex Martínez, éstos repitiendo como pareja, además). Lo dije en tuiter y me reafirmo, creo que va siendo hora de traer de vuelta a Gonzalo Ramos y a Marc Clotet para aumentar la reunión, aunque sea durante unos episodios ;P

miércoles, 20 de agosto de 2014

Guardianes de la galaxia, James Gunn, 2014

Ayer fui al cine a ver Guardianes de la galaxia, que en un principio no me llamaba mucho, pero poco a poco fue ganándome. Cómo no hacerlo si el prota era Chris Pratt y luego en el trailer había cachondeo a mansalva con Hooked on a feeling como banda sonora. Además, empezó a recibir buenas críticas, por lo que aún tenía más ganas de verla.

Y, la verdad, ha estado a la altura de las expectativas, incluso las ha mejorado, pero vayamos por el principio.

Peter Quill (Chris Pratt) es un niño que, tras la muerte de su madre, es secuestrado por una nave espacial. Años más tarde, tras haberse criado con un grupo de bandidos, es un saqueador que se llama a sí mismo Star-Lord y que acaba robando un orbe para poder venderlo y conseguir dinero. Como hace el trabajo por su cuenta, sin contar con la banda con la que se crió, éstos le ponen a su cabeza.

Por si no tenía suficiente con eso, Ronan el Acusador (Lee Pace) está decidido a terminar con el acuerdo de paz entre su raza, los Kree, y una raza enemiga, masacrando a ésta última. Para eso, necesita el orbe que Quill ha robado, ya que es lo que Thanos le ha pedido para ayudarle. Por eso, envían a Gamora (Zoe Saldana), una experta asesina que fue criada por Thanos, tras Quill. Así, cuando Quill está vendiendo el orbe, acaba siendo perseguido tanto por Gamora, que quiere vender el orbe para impedir que Ronan se haga con él, como por Rocket y Groot, dos caza-recompensas. Todos acaban zurrándose de lo lindo, lo que provoca que les metan en prisión, donde deciden aliarse para poder escapar y vender el orbe... pero, claro, las cosas nunca salen como los personajes lo planean.

No sé si le he hecho justicia al argumento, pero, bueno, id a verla y os enteraréis muchísimo mejor ;P

Normalmente, cuando veo una de estas películas, voy con cierta idea de qué puedo encontrarme, ya que me he criado con cómics marvelianos porque mi padre los lleva leyendo desde crío. Sin embargo, nunca jamás había leído nada de Guardianes de la galaxia, por lo que no tenía ni idea de qué me iba a encontrar y no sé si le hace justicia a los cómics, pero ha sido una muy grata sorpresa y como película me ha gustado muchísimo.


En cierta manera, sigue más la estela de Thor: El mundo oscuro que de Capitán América: Soldado de invierno, apostando por las aventuras y la acción con mucho humor. Además, hay ciertos elementos comunes como Las gemas del infinito o El coleccionista. Eso sí, creo que la mezcla de géneros está más equilibrada y tiene mejor tino que en Thor: El mundo oscuro, donde morían personajes importantes y, al segundo, ya soltaban chascarrillos.

Porque Guardianes de la galaxia no se toma demasiado en serio a sí misma, pero no por ello deja de tener ese aire espectacular y épico cuando tiene que tenerlo. Las escenas de acción están muy conseguidas, las peleas muy bien armadas e incluso, en la batalla final, tiene varios momentos emotivos (los típicos de la unión hace la fuerza) que funcionan a la perfección. Al igual que lo hace el toque gamberro y friki, que a mí me ha gustado un montón: la música ochentera, las referencias culturales tanto por labios de Quill como guiños por parte del director (ese momento Indiana Jones: En busca del arca perdida es fantabuloso total), los gags que originan los personajes... Todo queda muy bien y todo contribuye a que Guardianes de la galaxia tenga su propia personalidad dentro del (vasto) universo Marvel.

Esa personalidad, sobre todo, viene dada por los personajes que protagonizan la película. Una vez más, los roles de los villanos son bastante planos y se limitan a ser un obstáculo en el camino de los protagonistas, pero el grupo de antihéroes que nos presentan sí que está bien perfilado.


Encabezado por Peter Quill, Star-Lord, que te cae simpático desde que aparece y acabas rendida a sus pies, pues no deja de ser un canalla con buen corazón, un tipo divertido, caradura y espabilado con ciertas ínfulas. El resto del equipo está a la altura, siendo Rocket y Groot los que más me han gustado. No es que tenga nada en contra de Gamora y Drax, que también me han caído bien, pero Rocket y Groot son sencillamente impresionantes. Rocket es único en su especie (un mapache genéticamente modificado, lo que le hace único en el universo), tiene muy mala leche, pero también mucho dolor y rabia y, encima, es inteligente y muy resolutivo. Y Groot... Groot es amor, así, sin más, ese árbol gigantón tan inocente y adorable y que forma un equipo perfecto con Rocket.

Además, el casting está más que a la altura, sobre todo Chris Pratt. Yo conocí a Chris Pratt en Everwood y prácticamente he visto todo lo que ha hecho desde entonces: The OC, Parks and recreation (donde es uno de mis personajes favoritos), alguna película que otra... Y ha sido un placer verlo en un papel así, de héroe de la función, siendo un cambio de registro bastante notable. Encima, hay que ver cómo se ha puesto el muchacho para ser Star-Lord, en serio, ay, omá.

¿Qué? Es para ilustrar que se ha puesto súper cachas.

A mí es el que más me ha llamado la atención, seguramente porque es el más visible, en el sentido que no queda oculto por el maquillaje y que no ejerce de doblador como Bradley Cooper (Disney, me encanta Rocket, pero yo quiero ver a Bradley de superhéroe en alguna otra película, ¡que es Bradley Cooper, por favor! Ay, que Disney va a ser la muchacha del anuncio del helado...) y Vin Diesel. Porque, por ejemplo, porque sabía que Lee Pace y Karen Gillan eran los malos, que tampoco es que los reconociera en exceso tras la pintura azul y las lentillas. Eso sí, qué raro ha sido ver a Karen Gillan como Nébula y no por las pintas, sino por la frialdad y las peleas, que yo tengo todavía muy presente a Amy Pond.

Y también hay unos cuantos cameos bastante chulos, como Glenn Close, John C. Reilly (que puso la voz a Rompe Ralph en la versión original, si es que todo queda en Disney) o Benicio del Toro que repite como Coleccionista y que, de nuevo, protagoniza una de las escenas más WTF?! de la película.

Este hombre tiene más cosas raras en su casa que Rumpel en su trastero misterioso, que conste.

Porque, como empieza a ser habitual, tras los créditos tenemos una escena simpática (en este caso es muuuy chula) y otra WTF?! Porque tras la aparición del Coleccionista en Thor: El mundo oscuro (evidentemente están preparando que Thanos se haga con el guantelete del poder con las gemas del infinito), la escena de la vara de Loki en Capitán América: Soldado de invierno, llega la increíble aparición de Howard, el pato.

En serio, de todo lo que podía imaginarme que podría pasar, jamás de los jamases habría pensado en Howard.

No, en serio, ¿qué significa eso? ¿Es una coña, que se han chutado algo o vamos a ver a Howard en algún lado?

Ignorando al última escena tan sumamente WTF?! sólo me queda comentar que el final está a la altura de la película y que han dejado varios interrogantes abiertos de cara a la segunda película, la cual te anuncian en la misma película. Siendo el más interesante la identidad del padre de Quill, que a priori no sería el mismo que en los cómics (o es lo que declaró el director, al menos) y del cual han soltado alguna pista que otra.

Yo hasta me he replanteado que sea algún personaje de las futuras películas de Star Wars. Oye, en serio, no es tan descabellado teniendo en cuenta que Disney está detrás de la nueva trilogía y que a este gente le gusta relacionar todos sus productos.

PD: Por cierto, con la importancia de los Kree en Guardianes de la galaxia sigo viendo mi teoría de que, en Agents de Shield, Skye sea una Inhumana. Sí, sí. A lo mejor es Crystal y piensan relacionarla con Mercurio, que saldrá en Los vengadores 2. Vale, eso ya es mucha ida de olla, pero lo de que Skye es Inhumana tiene mucho sentido ;P

lunes, 18 de agosto de 2014

Beautiful bastard. Un tipo odioso

Este verano gané en un concurso la trilogía Beautiful bastard, a la que le tenía bastantes ganas porque me la habían recomendado varias personas de cuyo criterio me fío. La trilogía está escrita por Christina Lauren, que es el nombre que emplean Christina Hobbs y Lauren Billings al escribir conjuntamente. Sigue el mismo esquema de otras sagas eróticas: una pareja por libro, más o menos relacionadas entre sí al estar ambientadas en el mismo universo. Vamos, algo del estilo los highlanders de Karen Marie Moning o Amor por números de Sarah McLean.

En la primera novela, Beautiful bastard. Un tipo odioso, Chloe Mills es una joven que está a punto de terminar sus estudios y cuya tesis es un proyecto de la compañía donde trabaja. Lleva mucho tiempo trabajando para la familia Ryan, siendo bastante apreciada por el patriarca, no tanto por el hijo pequeño de éste, Bennett, que acaba siendo su jefe. Chloe y Bennett se odian, se detestan... y se atraen irremediablemente, aunque quizás haya algo más profundo entre ellos.

La historia no es lo que se dice original, de hecho es como ese dicho de "los que se pelean, se desean" y, en realidad, no es que haya demasiado historia. Sin embargo, Beautiful bastard tiene sus virtudes:

En primer lugar, se lee en un verbo. Sí, es una novela corta, pero además engancha mucho y fácilmente puede ser leída en una tarde o dos. También es muy, muy entretenida. La historia es simple, no pasan demasiadas cosas, sino que todo es una sucesión de encuentros sexuales, batallas dialécticas y otros momentos más de conexión, pero las autoras logran que te quedes pegada a las páginas, leyendo el toma y daca entre Chloe y Bennett.

Ahí está la segunda virtud, es divertida. Ahí radica su encanto. No es un pseudo drama que va de profundo y de provocativo por los traumas de él, sino que es una historia de dos personas con mucho carácter que se ven arrastradas por la pasión pese a que, en muchas ocasiones, se repateen entre sí. Por lo tanto, tenemos muchas discusiones donde los dos protagonistas se lanzan pullas sin cesar y no se cortan ni un pelo, lo que arranca varias sonrisas.

Y es que Chloe Mills no es una pava sin sangre en las venas, qué va, tiene un señor carácter, las cosas muy claras y está muy bien definida. Chloe es una mujer inteligente, trabajadora y ambiciosa que intenta hacerlo todo lo mejor posible y se esfuerza como nadie. Para ella es importante su trabajo, demostrar lo mucho que vale, ya que es una mujer fuerte e independiente que sabe mantener a Bennett a raya como nadie. Eso me gustó mucho. Prefiero los personajes fuertes, que tienen las ideas claras y no acaban arrastradas por la voluntad del protagonista masculino, quedando reducidas a una mera comparsa.

Bennett, por su parte, puede llegar a ser un capullo muy grande, pues es arrogante y prepotente, pero también tiene otros veres. De hecho, las autoras combinan los puntos de vista de ambos, no limitándose al femenino, lo que en este caso era especialmente necesario, pues no sé hasta qué punto podría gustar Bennett de no leer sus pensamientos, de no saber cómo es en realidad y no sólo por la perspectiva de Chloe.

La verdad es que es bastante curioso ver cómo cada uno ve la misma situación de una manera y cómo perciben al otro. Por ejemplo, el primer encuentro de Chloe y Bennett es muy distinto de cómo lo ve ella a cómo lo ve él y, no sé, eso me moló.

La pareja no es especialmente memorable, pero cumple bastante bien con su propósito y, la verdad, su relación funciona bastante bien para la novela que es.

Porque hay que tener en cuenta qué clase de novela es Beautiful bastard. Un tipo odioso: es una historia erótica sencilla, entretenida, muy para disfrutar sin tener que pensar demasiado, algo ligero con lo que pasar el rato. Y, la verdad, eso lo cumple a la perfección. Las autoras saben qué clase de historia es y son muy honestas, ya que hasta su forma de escribir refleja ese espíritu: es sencilla, efectiva, clara, sin demasiadas descripciones, siendo lo mejor los diálogos.

Vamos, que Beautiful bastard. Un tipo odioso es una novela erótica y romántica sin pretensiones ni complicaciones, que tiene ese punto divertido que la hace la mar de entretenida. Además, está protagonizada por dos personajes bien perfilados, en igualdad de condiciones y a los que no dan ganas de estrangular, lo que ya es mucho decir.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Las pruebas de James Dashner.

domingo, 17 de agosto de 2014

Maromo de la semana 176

Con todo el dolor del corazón del mundo, le decimos adiós al maromo por excelencia, Raúl Fernández, pero os voy a poner a otro que a mí personalmente me encanta. En serio, es que encima este chico tiene una voz taaaaan bonita que va a juego con su sonrisa. Estoy hablando de...

Bradley James


Bradley nació el 11 de octubre de 1983 en Devon, Inglaterra, aunque a los nueve años se mudó a Florida (Estados Unidos) junto a su padre durante una temporada. Terminó regresando a Inglaterra, donde terminó el instituto y acabó graduándose en el Drama Centre London.

Su debut fue en el año 2008 en la serie Lewis con un papel episódico. Ese mismo año participó en la tv-movie Dis/Connected y, sobre todo, fichó por la serie que le lanzó a la fama y donde yo le conocí: Merlín. En Merlín interpreta al rey Arturo, un Arturo que es príncipe de Camelot y, aunque puede ser un cafre de narices, también es un amor. La verdad es que la evolución de Arturo a lo largo de la serie es brutal y Bradley está maravilloso en todos los santos episodios y merece la pena el verle, en serio.


Bradley estuvo en Merlín durante las cinco temporadas y, por desgracia, no se ha prodigado mucho en otros proyectos, salvo la película Fast Girls, que no tengo idea de cuál es. Eso sí, supuestamente Bradley va a participar en la nueva temporada de Homeland. Si le veo en alguna foto, quizás me anime a seguir con Homeland porque ni siquiera he visto la tercera, apuf, es que me da pereza.

Pero, vamos, Bradley, hijo, sal en series para que pueda verte.

miércoles, 13 de agosto de 2014

La despedida de Merlín... o el festival Merthur

Ayer por fin vi el final de Merlín... Sí, me ha costado dos años, pero entre unas cosas y otras lo fue retrasando hasta que este verano me animé y me he visto la quinta y última temporada y... Bua, me ha gustado muchísimo. La verdad es que Merlín siempre me ha gustado muchísimo y es una serie que ha ido a más y la quinta temporada ha mantenido el nivel.


Ha sido la menos orientada al humor (aunque nos regalaron grandiosidades como Merlín travistiéndose de anciana malhumorada) y se han pasado la mayoría de los episodios dejando claro que se avecinaba el drama del siglo, pero los episodios han molado. Eso sí, yo he acabado hasta los huevos de Morgana. Qué pesada la tía, en serio. De hecho, a cada aparición suya se iba volviendo más y más niñata hasta terminar gritando y lloriqueando como una niña de cinco años que quería a su hermano muerto.

Morgana siempre fue muy Iznogud (que quería ser califa en lugar del califa), pero ha llegado un punto que únicamente una sólo podía hacer esto al verla:



Y si Morgana ha sido la plasta mayor del reino, la dualidad de Mordred y esa continua duda de que Merlín estaba siendo paranoico o no ha estado muy bien. Además, el actor tenía ese punto adorable y frágil que ayudaba a entender las ganas de Arturo de confiar en él.

Pero lo que ha estado mejor ha sido, cómo no, la interactuación de Merlín y Arturo. Sí, se aproxima un festival de Merthur en la entrada. Yo ya aviso. Se me va a ir mucho la pinza, que estoy muy emocionada y estos dos me encantan... y el último episodio ha sido otro jodido festival, así que... empezamos.

La cuestión es que, pese a que Arturo está casado con la pavisosa de Gwen (en serio, qué horror de casting, qué malita es la pobre Angel Coulby), la temporada entera ha estado centrada en Arturo y Merlín. Era curioso como la máxima muestra de pasión en el matrimonio era un besito en la frente o un abrazo, mientras que Arturo no dejaba de pasar tiempo con Merlín: que si viajes, que si dormir uno al lado del otro, que si esas pullas que se lanzan habitualmente... Todo eso, mientras el pobre Merlín se desesperaba como nadie ante la aparentemente inevitable muerte de Arturo.

Sí, todo ha sido muy angst esta temporada. Pero también ha tenido sus cosas rebonicas y monísimas y prefiero centrarme en esas, así que... morid de amor, chavales:



Y es que ha habido Merthur a mansalva, lo que es bien, por lo que quiero declararle mi amor eterno a los guionistas de Merlín, en serio. Ejem, ejem, alguien debería tomar nota, ¿eh, chicos de Supernatural? Just saying.

Bueno, que me enrollo, lo importante es que el final de la serie ha sido lo más en ese sentido. Lo más.

A ver, pongámonos en situación: Morgana, que sigue queriendo ser reina en lugar de Arturo y en sus ratos libres canta la canción de "yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, porque nadie me ha tratado con amor", ha fichado a Mordred, Sir Emo, que tras que su novia fuera ajusticiada por Arturo, ha decidido hacerle los coros a Morgana.

Eso sí, lo que manda huevos es que la novia de Mordred era una asesina a sangre fría que mató a caballeros y se hubiera cargado a Arturo de no ser por Merlín. Pero, claro, el malo de la situación es Arturo. Di que sí, Sir Emo, dí que sí.

Total, que los dos incomprendidos declaran la guerra a Camelot y Arturo, para evitar bajas entre la gente de a pie, decide ir a su encuentro en lo que es la batalla final. Por cierto, eso sí que es un rey. Lo malo es que Morgana sabe que Merlín es Emrys (que, recordemos, está destinado a matarla) y le manda un bicho chupador de magia que le deja indefenso. Por eso, Merlín tiene que separarse de Arturo para intentar recuperar sus poderes, pero la plasta de Morgana lo deja encerrado en una cueva. Y, jo, es súper angustiante porque el pobre Merlín está ahí sufriendo como un perro por no poder estar con Arturo y éste, encima, le echa de menos en el campo de batalla y se piensa que lo ha dejado tirado.


Claro, ves eso y tú ya estás así:


Con ese plan, yo me imaginaba que el último episodio sería una súper batalla épica... pero no. O sea, sí, hay batalla, pero Merlín recupera sus poderes, le manda un mensaje vía sueños a Arturo para ayudarle y, eh, éste le hace caso. Me mata. Arturo sueña con Merlín dándole un consejo y obedece en cero coma. Claro, claro, y me tengo que creer que sólo son rey y criado, ¿no?

Bueno, eso, que hay batalla, pero acaba echando hostias cuando Merlín, tras pasar por la cueva de cristal, aparece cual Gandalf en el abismo de Helm. Vamos, con la melena blanca al viento y partiendo la pana con su magia.


Arthur: ¡¿Gandalf?!
¡No, mejor, es Moisés...! Digo... Merlín, es Merlín en viejuno edition.

La batalla termina, los sajones se retiran, pero Mordred apuñala a Arturo y a éste no le queda otra que matarle. Lo malo es que la punta de la espada de Mordred se rompe y está encantada, por lo que se acerca inexorablemente a su corazón, lo que matará a Arturo. ¿Os dais cuenta? ¡Arturo es el antepasado de Tony Stark! ¡OMG!

Pero como no tienen la armadura de Tony para impedir que Arturo muera, se ven obligados a iniciar un viaje a la desesperada hacia Avalon, donde quizás puedan salvarle. Así que el episodio se centra práctica y exclusivamente en el viaje de Merlín y Arturo, tanto físico como metafórico. Porque por fin Merlín le confiesa la verdad y, claro, el pobre Arturo muy, muy listo no es y ni siquiera sospechaba, así que, al principio, no se lo toma nada bien. No es que le grite, ni nada, es algo más en plan: te castigo con el látigo de mi indiferencia... y eso es peor.

El proceso mental de Arturo es increíble.

Sin embargo, a medida que van viajando, Arturo empieza a plantearse cosas más allá de "me has mentido desde el principio" y, entonces, tiene una escena acojonante con Merlín. Básicamente le pregunta por qué no se lo contó y Merlín le dijo que siempre había querido hacerlo, pero que no deseaba ponerle en la situación de plantearse qué hacer. Y, claro, Arturo se da cuenta de que Merlín todo lo que ha hecho, ha sido por él, que siempre se ha preocupado por él y eso le deja maravillado.

Detalle MUY importante: están cogidos del brazo como una pareja.

Y es entonces cuando Merlín se le declara. Porque se le declara, en serio. Lo que le dice es esto. Bueno, es mi traducción, pero prometo que no he inventado nada, xD:

"Algunos hombres nacen para cultivar campos, otros viven para ser grandes médicos, otros... para ser grandes reyes. Yo... yo nací para servirte, Arturo. Estoy orgulloso de eso. Y no cambiaría ni una sola cosa."
Pero fijaos en las caritas de ambos dos, que son dignas de película romántica y quien diga que no, miente:


No further questions, your honor.

Encima, justo después, Arturo le dice que no cambie, que quiere que siempre sea él. Y, por si no fuera poco, están ahí súper juntitos, con una intimidad de la leche y se echan unas miradas de impresión. Vamos, yo a esas alturas ya estaba que me moría de amor...


Lo que no fue nada, en comparación con su última escena.

Después de eso, siguen hablando y Arturo no sólo lo perdona por completo, sino que se maravilla al ver a Merlín en su salva. Por el camino, la plasta de Morgana aparece para dar por culo, pero Merlín la apuñala en cero coma y a otra cosa, mariposa. Me ha faltado una muerte más épica para Morgana, la verdad, pero me tenía tan hasta las narices que me he alegrado cantidad. En serio, qué ganas de verla muerta, colega.

Adiós, Morgana, no te echaré de menos porque...


Bueno, tras matar a Morgana, están muy cerca de Avalon, pero el pobre Arturo está más muerto que vivo y Merlín tiene que arrastrarle. Me ha faltado que lo cogiera en brazos, pero no importa. Sin embargo, no logran avanzar mucho y Arturo ya se ha dado por vencido porque está en las últimas. Entonces Merlín le coge en brazos así:

Os digo que es una cita romántica y me creéis.
Le falta Giselle cantando a su alrededor. Eso es así.

Y Arturo le pone la mano encima, pidiéndole que sólo le sostenga, mientras le dice algo. Merlín, el pobre, está todo desesperado, llorando como un condenado y le pide que no se despida (ahí se te rompe la patata; si no, es que algo está muy mal dentro de ti), pero Arturo le dice que todo lo que ha hecho por él y por Camelot, que lo sabe ahora y le da las gracias. Le da las gracias, ¿vale?

¿Habéis visto La princesa prometida? En esa maravillosa película Wesley le dice a Buttercup "como desees", pero en realidad le dice "te amo". Pues bien, el equivalente en Merlín es "gracias". Y no hay más que hablar. Punto. Con ese "gracias", Arturo le está dejando claro que le quiere y, bueno, si a estas alturas alguien duda de que Merlín no está enamorado, pues... pues... No, en serio, nadie puede dudarlo.




Entonces, Arturo muere en brazos de Merlín y el pobre Merlín se pone histérico y llega un momento en que yo pensaba que le iba a dar un beso. En serio, tengo hasta pruebas.

¡Es la puta bella durmiente!



Esto en Once upon a time se termina con un beso de amor verdadero, que sanaría a Arturo, pero no estamos en Storybrooke. Damn it! Merlín, entonces, llama al dragón para que les lleve en un desesperado intento de recuperar a Arturo. El dragón lo hace, pero le dice que no puede resucitarle, que nadie puede, pero que hay algo que no ha entendido: Arturo no es un rey, es el pasado y futuro rey, y cuando le necesiten, se alzará de nuevo.

Yo sólo espero que no sea en The walking dead, pero bueno.

Al final, tras que Merlín tenga que enterrar a Arturo... Bueno, no le entierra, le hace un entierro vikingo, que es ponerlo en una barquita. Total, que se ve la imagen de Avalon... y, de pronto, la cruza un autobús moderno. Entonces vemos a Merlín con sus pintas viejunas, pero vestido de moderno, evidentemente esperando que Arturo se alce de nuevo.


Yo, llegada a este punto, sólo quiero decir que en Doctor Who, el héroe romántico por antonomasia es Rory Willians porque estuvo esperando a Amy durante dos mil años. Ejem, ejem... Pues eso. Canon. No hay más que hablar.

Celebrando el evidente canon del Merthur, yey =D

Jo, en serio, qué grande es esta serie.

lunes, 11 de agosto de 2014

El primer viaje de Sócrates

Una compañera de clase me recomendó encarecidamente El primer viaje de Sócrates, la primera novela de Emil Ostroski: que si era divertidísima, que era preciosa, una de esas que llegaban al corazón... Insistió tanto que, al final, decidí darle una oportunidad, sin saber demasiado de ella y me encontré con la siguiente historia:

Jack es un universitario normal y corriente, que adora la filosofía y que no está en su mejor momento, sino que se encuentra bastante deprimido. En medio de una crisis existencial recibe la llamada de su ex-novia, que acaba de ponerse de parto. Jack acaba en el hospital y, al tener al bebé en brazos para llevárselo a los padres adoptivos, se da cuenta de que no puede dejarlo marchar sin más: antes debe llevarlo a la otra punta del país para que lo conozca su abuela.

La premisa es, cuando menos, interesante. A mí las películas sobre viajes de carretera siempre me han molado, así que encontrarme a un grupo de personajes recorriendo Estados Unidos en un coche con semejante misión era algo que me interesaba. Sin embargo, en cuanto comencé a leer, me di cuenta de que El primer viaje de Sócrates y yo no estábamos hechos el uno para el otro y, una vez terminado, no puedo más que decir que fue un libro más, sin nada especial. Una decepción, incluso.

Creo que la novela no es para mí principalmente porque es muy filosófica. Mucho. Y a mí la filosofía es algo que nunca, jamás, me ha interesado. Quizás a alguien que le guste, pueda disfrutar de El primer viaje de Sócrates, pero a mí las conversaciones que Jack imaginaba tener con Sócrates me aburrían lo indecible.

De hecho, me había esperado una novela con mucha acción, una especie de Pequeña Miss Sunshine (peliculón, por cierto) en libro: aventuras, locuras, personajes estrambóticos por doquier... y lo único que encontré eran conversaciones y dudas y paranoias, con un viaje, en mi opinión muy desaprovechado, de fondo. En realidad, la novela es muy cortita, así que no es que pasen demasiadas cosas, sino que el viaje de Jack junto a su mejor amigo y su ex no deja de ser una excusa para exponer sus dudas filosóficas y su amor por la filosofía.

Por eso, me pareció que es la típica novela que, aunque está muy bien escrita y cada palabra parece elegida con mimo y dedicación, no es más que eso, una narrativa bonita. Me resultó una historia hueca, incluso pretenciosa al intentar ser tan filosófica, que no logró ni interesarme, ni emocionarme, ni divertirme como se suponía que debía hacer. No conseguí meterme en la historia y, cada vez que me ponía a leer, no podía evitar pensar que el punto de partida estaba muy, pero que muy, desaprovechado.

Tampoco consiguieron interesarme demasiado los personajes. No sé, aunque pretendían ser reflejo de cualquier veinteañero, como que cualquiera pudiera sentirse identificado, me resultaron de lo más artificiales. Y eso que las dudas que se plantean sí que me parecieron muy naturales y creo que todo el mundo, en una ocasión u otra, también se las ha cuestionado.

No recuerdo a ningún personaje con especial cariño, ni ninguno logró llamarme la atención especialmente, pero lo mejor del libro eran las conversaciones entre los tres cuando eran más distendidas. A decir verdad, lo que más me gustó era cuando hablaban como jóvenes normales, con sus bromas, sus pullas, sus referencias a la cultura pop (al prota le regalan la primer película de Pokemon, por poner un ejemplo) y no cuando se andaban con esas cuestiones filosóficas, algo que Jack siempre encabezada.

Como ya he dicho, demasiada filosofía para mí.

Sinceramente, creo que si te gusta la filosofía, seguramente disfrutarás de El primer viaje de Sócrates, una novela más orientada a disertar sobre cuestiones vitales. Sin embargo, si prefieres algo con ritmo, con una historia donde pasan cosas, pues El primer viaje de Sócrates no es tu novela.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Beautiful bastard. Un tipo odioso de Christina Lauren.

viernes, 8 de agosto de 2014

Las locas aventuras de Scott y compañía

Previously en Epic Us...

Decía que Teen wolf era esa serie que, tras ver un episodio, me dejaba así:


La verdad, es que me sigue dejando igual de confusa, pero he de decir que la aventura en la que nos tienen metidos en esta cuarta temporada se entiende mejor que las paranoias japonesas de la 3b. Es que, de hecho, si intento encontrarle sentido a la aventura del kitsune oscuro, me explota la cabeza, pero eso no es lo que importa. Nop. En Teen wolf lo que siempre ha predominado ha sido el entretenimiento, el llegar al espectador y sumirlo en un torrente de risas, peligros y amoríos.

De hecho, su peor etapa fue la primera parte de la tercera temporada que se olvidaron del sentido del humor y de ponerle corazón a las relaciones entre los personajes, para adoptar un tono más serio y épico.


La cuestión es que Teen wolf tiene una virtud y es que se afanan en no repetirse, en ofrecer una aventura completamente nueva con cada temporada. Por eso, tenía curiosidad por ver con qué nos sorprendían en la cuarta temporada, sobre todo tras que la tercera terminara con la muerte de Allison, de un gemelo, la marcha del otro y de Isaac, a quien echo mucho de menos, por cierto. ¡Isaac vuelve!

Y a poder ser así. Oh, madre mía, cada vez que recuerdo esa escena...

Tu público te lo pide, Isaac, xDD.

Allison no era el mejor personaje de la serie, pero sí uno de sus pilares desde el principio y la badass del grupo. Por eso, era más que evidente que estábamos ante una renovación y así ha sido, porque han optado por aumentar la pandilla: a Scott, Stiles y Lydia se les han unido Kira, Malia (a las que conocíamos de la etapa anterior) y un nuevo hombre lobo con problemas de ira, Liam. Y ha sido todo un acierto, al menos en mi opinión.

Liam funciona muy bien como beta de Scott y no sólo es interesante por sus problemas de auto-control, sino que ofrece la posibilidad de ver a Scott ejerciendo de alfa de verdad, de cuidar y entrenar a Liam.

A Malia la habíamos visto en la temporada anterior, pero también es cierto que no habíamos llegado a conocerla hasta ahora. Y, oye, a mí me mola. Me resulta interesante su proceso, sus avances que dice Stiles, y que aún le pueda el instinto de coyote, lo que da momentos muy buenos: sus problemas con los estudios, el cómo se va acercando a la pandilla... Y, bueno, aunque a mí me guste el Sterek, estaba más que claro que nunca se iba a hacer realidad y Malia y Stiles me gustan, les veo química romántica (con Lydia siempre les he visto más como amigos).


Kira, por su parte, tampoco nos pilla de nuevas. Fue una de las protagonistas de la segunda parte de la tercera temporada y sigue funcionando tan bien como al principio. Es muy genial que pueda ser una badass con su katana y, al mismo tiempo, una chica un poco pava con una gran vis cómica. ¿O es qué acaso no estuvo enorme cuando intentaba seducir a Liam? Además, ha logrado que Scott tenga su atractivo como galán, incluso que me hiciera reír con el tira y afloja que tuvieron al principio, algo lógico dada la marcha de Allison.

Ella se mata por las escaleras, pero sigue con sus planes de conquista, xDD.
En serio, soy muy fan de esta mujer.

Que, por cierto, me gusta muchísimo lo que han hecho con ese tema. No se han olvidado de Allison, incluso la han homenajeado, pero tampoco se han puesto en plan trascendentes y dramáticos, que no había necesidad.

De hecho, los primeros episodios de la temporada, pese a que también han tenido su dosis de inquietud (el inicio del episodio del wendigo no podía ser más tenso y tétrico), han sido divertidísimos: el pique de Scott y Stiles con Liam jugando al lacrosse, el señor Stilinski soltando genialidades (lo del viaje en el tiempo fue lo mejor), Kira en general, el entrenador también en general (aunque el episodio del pique de lacrosse fue especialmente grandioso)...

Gracias a este hombre ahora me imagino a Stiles de companion del Doctah y eso me mola mucho.

Incluso han vuelto un poquito a los orígenes y nos han dado algo de interactuación entre Stiles y Derek, repitiendo ciertas escenas epiquísimas como la del primo o cuando Derek lo estampó contra la pared.

El regreso del primo fue muy genialoso :3
Sí, os he puesto este porque no he encontrado el momento estampando a Stiles en la pared, xDD.

De hecho, es como si los guionistas cada vez tuvieran más claro qué clase de serie es y se auto-homenajean, pues hasta se permiten el reírse de sí mismos. No sólo el señor Stilinski se queja de lo variado de su mitología, sino que han llegado a hacer chistes de las locuras que se les ocurren a los guionistas como el cazador sin boca (genial esa duda, creo que era del uncle Peter, de cómo podía comer). Y es que todos sabemos que lo de la continuidad y el sentido no va mucho con Teen wolf, pero se le perdona porque mola igualmente.

Pero eso sí, como decía al principio de la entrada, en líneas generales este arco es más sencillo de comprender. Vale, lo de Kate es un WTF?! como una casa de grande y yo sigo sin entender qué hace y por qué lo hace el uncle Peter, pero la trama del Benefactor es mucho más asequible que los kitsune, por poner un ejemplo. Al fin y al cabo, es más fácil comprender que alguien, ese misterioso Benefactor, ha robado a los Hale para poder financiar las muertes de esa lista con los nombres de los seres sobrenaturales de Beacon Hills.

Además, esa trama ha traído de vuelta un elemento que les funcionó muy bien en la saga anterior, que para mí ha sido de las más inspiradas: el que los chicos estuvieran en peligro. Antes se debía a Stiles, lo que puso sobre todo a éste último en el punto de mira, pero ahora todos salvo él están en peligro, como bien demuestra el último episodio emitido, Weaponized.


Bueno, no todos, al parecer el uncle Peter se ha librado de aparecer en la lista, lo que según Stiles le convierte en el Benefactor, pero yo creo que los tiros van por otro lado. Seguramente el Benefactor conoce a Peter y se ha dado cuenta de que es un suicidio ir a por él o algo, xD. ¿Qué pasa? Yo sigo siendo muy, muy fan del uncle Peter haga lo que haga: ya sea pasar de todos estos para salvarse el culo (cómo corría el jodido con los Bersekers), como esa alianza tan WTF? con Kate Argent.

Este hombre es grandeza y en movimiento más.

Que, por cierto, ¿soy a la única a la que le preocupa que el Benefactor sea Chris Argent? Porque, en serio, eso me rompería la patata... aunque lo peor es que le encuentro sentido. Señor Argent, no seas el malo, por fa, por fa.

Y entre todo este jaleo de asesinos a sueldos, virus letales, coñas varias, tenemos a la pobre Lydia que no lleva demasiado bien eso de ser banshee, más que nada porque no sabe controlar sus poderes y, como bien dijo, tampoco es que pueda defenderse con ellos. Como ya es costumbre, no nos están explicando nada acerca de Lydia y sus poderes, que digo yo que ya podrían decirnos algo, aunque está siendo interesante ver a Lydia trabajando en sus poderes y no negándose como hasta ahora.

Eso sí, para variar, nada tiene sentido para mí.

Por cierto, pena máxima por la muerte de Meredith, que molaba mucho cuando salía y era más útil que Lydia. Bueno, a ver, que yo a Lydia la quiero, ¿eh? Pero es que la pobre por más que lo intenta, no consigue nada. Esperemos que poco a poco le vaya pillando el tranquillo. No sé, que le traigan una especie de Miyagi-san escocés o algo que le enseñe a usar sus habilidades.

Lydia: A ver, Meredith, ayúdame porque lo más cercano a un grito de muerte que oigo es el directo de Katy Perry.

Pero Lydia puede estar tranquila, porque si ella no avanza, al menos no va hacia atrás, no como el pobre Deker, que con Isaac fuera (Isaac, en serio, vuelve), es el pupas de la serie y, tras estar un tanto ausente en la aventura anterior, ha vuelto a tener protagonismo para que Kate le secuestrara, le volviera momentáneamente un adolescente y quitarle algo (no sabemos el qué) que le está dejando sin poderes poco a poco.

Pero, eso sí, cuando los chicos creían que había sido secuestrado por la mafiosa mexicana, Stiles no dudó en ir a comprarle. Stiles comprando a Derek. Así, como lo leéis. Maravilloso. Que me hubiera gustado que lo comprara, por cierto, pero bueno, xDD. Ay, Jeff, con qué poco me contentas a estas alturas, xDD.

Quedan cinco episodios para terminar la temporada (y sabemos que habrá una quinta, ¡chachi!) y a ver si nos explican quién es el Benefactor, qué quiere y qué diantres pintan Kate y los mexicanos en la trama ahora mismo, xDD. Difícil, siendo Teen wolf, pero al menos la serie sigue molando un huevo.