viernes, 31 de julio de 2015

Del revés (Inside out), Pete Docter y Ronaldo del Carmen, 2015

El domingo pasado fui, ¡por fin!, a ver Del revés, que es el título que le han dado en España a Inside out y como soy así de petarda y el título original me parece perfección, es como la llamo para frustración de mi familia que son más básicos y la llaman “la película de las emociones cuquis”. Bueno, total, que la fuimos a ver porque yo me empeñé porque es Pixar y Pixar debe verse y se le debe poner un altar junto al de Tatiana Maslany y eso es así.

Si os estáis preguntando de qué va Inside out, yo os lo explico, aunque me sorprende que no hayáis visto los anuncios. Pero, oye, aquí no se discrimina a los que viven en cuevas ;P

Riley es una niña normal y corriente que adora el hockey, a sus amigas y sus padres. De hecho, Riley es una niña súper feliz, algo de lo que se enorgullece Alegría, una de las cinco emociones que se encuentran dentro de Riley. Las otras son Tristeza, Asco, Ira y Miedo, cada una con un propósito salvo, a opinión de Alegría, Tristeza a la que prácticamente nunca deja tomar el control.

Todo va perfectamente hasta que Riley debe mudarse por el nuevo trabajo de su padre y la nueva situación no es ideal: su nueva casa es un desastre, echa de menos a sus amigas… Y, encima, dentro de ella Alegría empieza a perder el  control porque no consigue que el día sea tan feliz como siempre e incluso al día siguiente Riley se echa a llorar al recordar su antigua casa. Cuando Tristeza toca los recuerdos esenciales (los que forjan la personalidad de Riley), Alegría intenta impedir que se vuelvan tristes, pero lo único que consiguen es que Tristeza y ella abandonen la Central y acaben perdidas en la memoria a largo plazo. Así, las dos deben intentar regresar (y devolver a su lugar los recuerdos esenciales de Riley), mientras las otras tres emociones intentan que Riley no note el desastre que acaba de suceder, pero, claro, Asco, Ira y Miedo no son Alegría.


La película me pareció súper original tanto en su desarrollo como en su planteamiento. Me parece que la forma en la que presentan la cabeza de Riley es simplemente perfecta: no sólo mola, sino que hace que se entienda muy bien cómo funcionan las personas. Las islas de la personalidad, la memoria a largo plazo, la zona de la imaginación y la de los sueños... Todo está súper bien pensado y me parece muy curioso de ver. Soy fan especialmente de los estudios de grabación del sueño en plan Hollywood.

También me pareció que rompían con mucho clichés. Desde que la familia de Riley es normal y corriente y no montan dramas propios de películas americanas, hasta el hecho de que la auténtica heroína de la película sea Tristeza. De hecho, no entiendo por qué la gente se queja de que Tristeza esté gorda y Alegría delgada, cuando al ver la película a la que adoras es a Tristeza, personaje revelación de Inside out, mientras que Alegría es una petarda de mucho cuidado. Además de que cada emoción tiene ese aspecto por un motivo, como explicaron los creadores: Alegría es una estrella, Tristeza una lágrima, Asco una ramita de brócoli (ironía fantabulosa donde las haya), Miedo un rayo e Ira un ladrillo.


La verdad es que disfruté Inside out como una enana, aunque sí que creo que es la película menos graciosa de Pixar, aunque no por eso es peor. De hecho, me gustó un montón y me pareció que trataba con mucha delicadeza el tema de la depresión infantil. Además, nos enseña que para que haya alegría debe haber tristeza y que a medida que crecemos, se nos va complicando la vida.

Eso sí, aunque no es la película más graciosa, tiene algunos golpes buenísimos como el Tripledental o la cabeza del adolescente cuando se topa con Riley. Soy súper fan de esa escena, que conste.

Además en Inside out han hecho algo muy genial, que es contar lo justo en el tráiler y así, cuando ves la película, no dejas de sorprenderte y de disfrutarla porque no tienes ni idea de qué vas a ver. De hecho, creo que la única escena que habían mostrado era la de Riley cenando con sus padres. Por cierto, las emociones de los padres molan mil también, sobre todo en esa escena. Es que, encima, es como muy cotidiana: los comportamientos de Riley y su familia son muy cercanos y son escenas que podrías ver cualquier día en tu casa.


Y yo no os voy a contar más, tan solo que veáis Inside out porque mola un montón. La animación es una maravilla, os vais a encontrar a personajes fantásticos (tanto los que os presentan en el tráiler, como los que se reservaron de sorpresa) y una historia muy original. Eso sí, llevaros pañuelos porque tiene algún momento de tocarte la fibra a lo bestia.

Y, si ya la habéis visto, pues seguid leyendo porque aquí están 10 cosas épicas de Inside out. En serio, si no la habéis visto, largo, id al cine y luego leéis esto. Venga, hala, dejad de leer, ¿eh?

1. El corto de Lava, fantabuloso donde los haya y con una canción preciosa que estoy escuchando ahora mismo. Y sigo flipando con que me emocionara tanto la historia de dos volcanes, cosas de Pixar que no son humanos, son magos o algo.

2. Tristeza a lo Son Goku. Oro puro.

De aquí a buscar las bolas de dragón... ¡Espera! Que los recuerdos tienen forma de bola. ¿Casualidad? ¡No lo creo!

3. Tripledental, la, la, la. En serio, quiero trabajar en la memoria a largo plazo para enviar anuncios puñeteros a la Central.

4. La escena del sueño del perro partido por la mitad. Ay, me muero, en serio.

5. A partir de ahora cuando tenga que ir a algún sitio me tiraré al suelo y levantaré la pierna par que alguien me arrastre. Medio de transporte favorito de la ídola magna de la película, que es Tristeza.

6. El paseo por la zona de la imaginación, sobre todo por el pensamiento abstracto. Muy original y muy genial.

7. Bing Bong no sólo tiene un cohete que funciona con música, sino que es parte algodón de azúcar, elefante y delfín porque en aquella época los delfines se llevaban mucho. Ahora yo también quiero conocerle y darle un abrazo calentito como si fuera Olaf.

8. A Riley sus padres la llaman "monito" y, claro, una no puede evitar acordarse de Sarah llamando así a Kira en Orphan Black. Me gusta pensar que los creadores de la película son fan de Orphan Black y lo de monito es como una plegaria a la diosa Tatiana Maslany.

9. Las emociones de los otros personajes, en especial las de la madre consolándose con el brasileño y las del adolescente en plan pánico ante las chicas.

10. Quiero los muñecos Funko de las cinco emociones, sí, hasta de Alegría. No, no tiene nada que ver con la película, pero no por eso es menos verdad. ¿Habéis visto los muñecos? ¡Si es que son una preciosidad! Me conformo con Tristeza para comenzar. Ahí lo dejo.

miércoles, 29 de julio de 2015

Corrientes del tiempo: Capítulo 2

Pues, nada, como es tarde y está a punto de empezar Zapeando, que suelo ver, no me voy a enrollar y voy a ir directa al grano. Vamos, que os dejo ya el segundo capítulo de Corrientes del tiempo, Cuento sobre un rey.

De regreso al internado Bécquer y sin haber recuperado a su sobrina, Felipe se ve abrumado con sus recuerdos de juventud sobre cómo se convirtió en rey.


Una vez más, espero que os haya gustado. Además, ha sido un capítulo centrado tanto en Felipe como en su pasado y ya sabéis como acabó Felipe en el internado Bécquer. Pues, nada, como siempre recordaros que si queréis comentar cualquier cosa, sois más que bienvenidos y yo tan feliz ;)

En dos semanas, más.

Próximamente: Adaptación.

lunes, 27 de julio de 2015

Las aventuras de Huckleberry Finn

De vez en cuando me da por leer clásicos y el último que he leído es Las aventuras de Huckleberry Finn, al que le tenía ganas desde hacía tiempo. Además, volví a ver hace poco Rumores y mentiras, que es una película fantabulosa, y que tiene esa maravillosa frase sobre que los clásicos siempre reflejan nuestros problemas, salvo Huckleberry Finn (porque la prota no conoce a nadie que haya huído con un chulazo negro) y ya fue el remate.

Curiosamente, Las aventuras de Huckleberry Finn es la continuación de Las aventuras de Tom Sawyer, algo que me enteré una vez empecé a leerlo. Pero, vamos, que yo continué porque yo lo valgo, xD.

De todas maneras, creo que todos alguna vez hemos oído hablar de las aventuras de estos dos o hemos visto alguna de las múltiples adaptaciones que hay: anime, películas, coñas en otras ficciones... Pero, bueno, de todas maneras, como acostumbro, os cuento un poco de qué trata la novela.

Huckleberry Finn tiene ahora una vida bastante apacible, ya que lo ha adoptado la viuda Douglas, que intenta que sea un chico de provecho, pero, claro, Huck prefiere salir por ahí, jugar y formar parte de la banda de ladrones de su amigo Tom Sawyer. Sin embargo, la tranquilidad de Huck se esfuma bruscamente cuando su horrible padre reaparece y se lo lleva a vivir junto al río. Como su padre es un borracho que lo maltrata, Huck quiere escapar, así que finge su propia muerte y huye, encontrándose así con Jim.

Jim es el esclavo de una de las amigas de la viuda, que está huyendo a su vez porque le van a vender a unos amos que tienen fama de ser todavía más crueles de lo habitual. Huck tiene muchas dudas, ya que le han enseñado que debería denunciar a Jim, que eso sería lo correcto, pero no puede más que comprender a Jim, así que, al final, acaba huyendo con él por el Missisipi para llegar a los estados libres, pero, claro, no todo es sencillo y acaban yendo de una aventura a otra y conociendo a todo tipo de gente en el camino.

Lo primero que hay que comentar sobre el libro de Mark Twain es que no puede tener mejor título, ya que Huck y Jim no dejan de vivir aventuras. El ritmo de la novela es frenético y no te da descanso algo, lo que hace que sea muy, muy entretenido.

Quizás le cuesta un poco arrancar, pero una vez comienza la huída no dejan de pasar todo tipo de cosas.

Además, el estilo de Mark Twain es muy, muy irónico por lo que tiene fragmentos que de verdad de arrancan carcajadas y, sobre todo, es una crítica brutal a la América de la época. Es que Twain no deja títere con cabeza y, a través de los inocentes ojos de Huck, habla de temas como la crueldad, la esclavitud, la hipocresía de la sociedad y un largo etcétera, que hace que, además de una buena novela de aventuras, es algo más serio. La visión que tiene Twain de la humanidad es bastante oscura, pero es muy interesante no sólo la crítica, sino el que sea una historia tanto para adultos y niños. Éstos, evidentemente, no captan todo el trasfondo de la historia, pero se lo pasarían pipa con las continuas aventuras de Huck y Jim.

Encima, Las aventuras de Huckleberry Finn también tiene mensajes mucho más bonitos, sobre todo los relacionados con la amistad. Durante buena parte de la novela, Huck tiene ese conflicto entre lo que le han dicho que debe hacer y lo que es correcto para él y siempre, siempre acaba ayudando a Jim. Al igual que, cuando Tom Sawyer reaparece, no duda en ayudar a Huck ni por un solo momento.

Vamos, que Las aventuras de Huckleberry Finn es un libro que merece la pena leer, pues no sólo es muy entretenido, sino que está muy bien escrito y ni las críticas ni los mensajes que envía tienen desperdicio. Una grata sorpresa, la verdad.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Los amantes de Hiroshima de Toni Hill.

jueves, 23 de julio de 2015

Siete actores que se han desdoblado esta temporada

Esta temporada televisiva ha sido en la que los actores se desdoblaban y no para aparecer en dos series del mismo universo (véase, los actores de Arrow y The Flash que aparecían en ambas o, sobre todo, los chicos de la franquicia Chicago Fire/PD que aparecen día sí, día también en la otra serie), sino para interpretar a personajes diferentes en diferentes series y muchas veces era un trauma un poco-bastante grande.

Vinnie Jones en Galavant y Arrow


A Vinnie Jones lo hemos visto esta temporada como Gareth, la mano derecha (y mejor amigo) del rey Richard en la fantabulosa Galavant. Como Gareth era el tío duro con su corazoncito que, de hecho, nos dio unas cuantas escenas de lo más tiernas gracias a su amistad con el rey. Sin embargo, también lo vimos durante el arco de Black Canary en la tercera temporada de Arrow. Ahí era Bricks, básicamente un tío muy, muy chungo que se hacía con el control de los Glades y que jodía todo lo posible al team Arrow.

Tim DeKay en White collar y Agents of Shield


Tim DeKay ha sido durante seis temporadas el molón agente del FBI Peter Burke, que atrapaba ladrones de todo tipo junto al más que guapo Neil Caffrey. Peter era un amor de hombre, que siempre demostró lo mucho que le importaba tanto Neil como el resto de personajes de White collar. En la última temporada, eso se vio más que nunca, sobre todo cuánto quería liberar a Neil del FBI, lo que nos dio escenas súper monas y también divertidas (Peter y Mozzie coincidiendo en pantalla eran lo mejor).

Por eso, me alegré al ver que fichaba por Agents of Shield, aunque al final su personaje era diametralmente opuesto a Peter Burke. En Agents of Shield, interpretaba al senador Chris Ward, el retorcido e hijo puta hermano de Ward. Sí, el responsable de todos los traumas de Ward, un ser malvado y sin alma que encontró su merecido. O, al menos, eso parecía, porque esto es Marvel y un personaje puede volver cuando menos te lo esperas.

Bridget Regan en Agent Carter, Jane the virgin y White collar


Vale, si no habéis visto dichas series y estáis interesados en hacerlo, pasad de la parte de la señorita Regan a la de ya, porque con ella hay que soltar spoilers. En serio, ¡huid insensatos! Y es que Bridget Regan parece que se ha graduado en el mismo tipo de personajes, ya que, aunque eran diferentes, los tres personajes tienen en común una cosa: parecían inofensivas, hasta que resultaron ser psicópatas súper mega mortales.

En White collar era Rebecca, aparentemente una experta en arte con buen corazón que ayuda a Neil, pero resulta ser una criminal dispuesta a cargarse a Mozzie para conseguir una pieza de valor. En esta última temporada sólo participó en un episodio, que servía como despedida al personaje, donde demostró que seguía siendo esa loca inteligente y chunga donde las haya.


Luego, en Agent Carter aparece como Dottie, aparentemente una chica más de las que comparten edificio con Peggy, pero al final resulta ser una agente rusa más chunga que todas las cosas y parte del proyecto Viuda Negra. Y me tiroteó a Sousa, aunque no le dio. Es una pena, en cambio, que también fallara con el personaje Chad Michael Murray. No le perdono ninguna de las dos cosas.

Finalmente, en Jane the virgin nos la presentan como Rose, madrastra de Rafael y Luisa y amante de ésta última y acaba resultando ser el famoso Sin rostro, que se carga a su marido al sepultarlo en cemento. Un amor de mujer también. Vamos, que la próxima vez que vea a esta actriz, no me pienso fiar de ella porque, macho, tres de tres.

Rodolfo Sancho en Isabel y El ministerio del tiempo


Primero de los dos únicos representantes patrios que se me ha ocurrido que haya coincidido con dos papeles fijos en esta temporada televisiva. Aunque parece que a Rodolfo Sancho eso de estar mano sobre mano pues como no es lo suyo. Y es que en la próxima temporada, volveremos a verle en dos ficciones al mismo tiempo, ya que sigue en El ministerio del tiempo y estará, además, en Mar de plástico.

Pero vayamos con lo que importa, es decir, con las series actuales. Rodolfo fue Fernando el católico en Isabel, de la cual no puedo hablar porque la dejé a lo largo de la primera temporada. Creo que la abandoné antes de que él apareciera. Sin embargo, cuando luego fichó por la fantabulosa El ministerio del tiempo, los responsables fueron tan geniales y cachondos que usaron a su compañera en Isabel, Micheller Jener, para que repitiera su papel y encima hicieron hasta coñas del tema. Muy genial todo.

Nacho Fresneda en El ministerio del tiempo y Víctor Ros


Estas dos series se emitieron seguidas y ambas fueron una grata sorpresa, cada una en su estilo. Tenían en común a los responsables, pero también que Nacho Fresneda aparecía en ambas con bastante importancia y papeles totalmente distintos. Por un lado, en Víctor Ros interpretaba a Fernando de la Escosura, un buen hombre elegante, inteligente y adelantado a su tiempo que, además de enamorarse de Clara, veía el potencial de Víctor y le ayudaba en todo lo posible.

Pero donde realmente mola Nacho Fresneda porque, para qué mentir, es el amo de la función es en El ministerio del tiempo donde es el grandísimo Alonso de Entrerríos, un soldado del tercio que no puede ser más noble, pero también animal y que debe hacer frente a tiempos modernos donde hay motos, las mujeres mandan y su querido impero español está muy de capa caída. Pero, vamos, que Alonso es grandeza y nos ha dejado grandes momentos para el recuerdo como el rescate en moto o ese otro en el que grita "por Dios y por España" o el puñetazo que le mete a Buñuel. Muy genial todo.

James D’Arcy en Agent Carter y Broadchurch


El caso más traumático de todos. Palabrita de Magik. Y es que esta temporada las emisiones de la primera temporada de Agent Carter y la segunda de Broadchurch coincidieron, por lo que tenía doble ración de James, lo que es bien, aunque sus personajes no podían ser más diferentes y el mind-blow que me provocaba eso no podía ser más grande.

En Agent Carter, fue la gran sorpresa al interpretar a un Jarvis adorable donde los haya, que hacía un tándem estupendo con Peggy. Gracioso, torpón, inteligente, dispuesto a ayudar y sobre todo un apoyo y un amigo para Peggy, era imposible no amar a Jarvis, ni derretirse sólo con verlo, tan mono él.


Hasta que veáis Broadchurch, donde interpretaba al sospechoso principal del caso Sandbrook (el que le había costado el puesto, la reputación y la salud a David Tennant y provocara que en la primera temporada acabara en Broadchurch), que resultaba súper inquietante y daba la sensación de ser súper chungo. En serio, menudo shock era ver los episodios seguidos y alucinar con lo buen actor que es James D’Arcy. Aunque yo prefiero amarle infinitamente como Jarvis, que conste.

Scott Michael Foster en Once upon a time, Chasing life y Halt and catch fire


Yo estoy súper enamorada de este hombre, ¿vale? Lo conocí en Greek, serie fantabulosa donde las haya y donde él era el galán un tanto particular, pero molón hasta decir basta (ainss, mi Cappie). Total, que me enamoré de él y desde que acabé Greek no le había vuelto a ver, al menos con un papel fijo.

Pero parece que Scott ha decidido que es hora de que le vea, ya que tiene serie nueva para esta nueva temporada (y comparte cartel con Chace Crawford, que en Gossip Girl no era lo que se dice magnético o carismático, pero que está bueno  a rabiar, así que veré la serie... por su argumento, of course) y en la anterior participó nada más y nada menos que en tres.

En Chasing life es el chico de la función y hasta ahí puedo leer, ya que no la he visto. Por un lado, la vería porque estoy enamorada de Scott, pero por otro el tema de la chica que se muere de cáncer me echa muy para atrás. También salió durante la primera temporada de Halt and catch fire, que tengo pendiente, pero sobre todo se lució en Once upon a time.


Si bien la segunda parte de la cuarta temporada fue bastante mierder, la primera fue maravillosa con el arco de Frozen, donde Scott interpretaba a Kristoff. Y cómo molaba el muchacho. No sólo era gracioso, sino que cumplía como héroe de acción y hacía cosas (de todos es sabido que si eres un personaje masculino o te llamas Rumpel o sólo sigues a tu churri en esta serie). Además, funcionaba muy bien como cuñado de Elsa con la que no se entendía y también como prometido de Anna. La escena del arcón de Fall no puede ser más maravillosa.

Seguramente me haya dejado algún actor de estos que están en todos los lados, como Martin Freeman al que hemos visto en Sherlock, Fargo y la última película de El hobbit o también Jordi Rebellón, que coincidió con un personaje regular en Sin identidad y también en Cuéntame como novio de Inés Alcántara, pero no se me ha ocurrido ninguno más. ¿Y vosotros, caéis en alguien?

lunes, 20 de julio de 2015

Caricias de hielo

Poco a poco sigo con las sagas que tengo empezadas y que, encima, son bastante largas (aunque ninguna gana a Mundodisco de Terry Pratchett, pero bueno) y en esta ocasión os traigo la reseña de Caricias de hielo, la tercera entrega de Psi/Cambiantes de Nalini Singh cuyas dos primeras partes me gustaron, aunque no tanto como esta. Y es que, si en la reseña del segundo tomo, La noche del jaguar, me quejaba de que resultaba un poco repetitiva, en esta nueva novela todo es muy distinto.

En las dos primeras novelas el esquema era el mismo: chica Psi que cree estar a punto de volverse loca, conoce a chico Cambiante que la ayuda a comprender que sentir está bien y se enamoran. Sin embargo, en esta ocasión los roles se han intercambiado, ya que la chica es Cambiante y él es Psi y, además, los dos están al mismo nivel y ninguno ejerce de “mentor” del otro. Y, claro, eso cambia bastante las cosas.

Además, Caricias de hielo, a pesar de ser una historia auto-conclusiva e independiente, continúa con la trama iniciada en la primera novela de la saga, La noche del cazador. Con eso quiero decir que se puede leer sin haber leído las otras dos partes, pero que es mucho más conveniente haberlas leído para comprender mejor la situación de nuestra protagonista.

Y es que Caricias de hielo nos cuenta la historia de Brenna Kincaid, que fue secuestrada, vejada y torturada por un diabólico Psi y que ahora debe hacer frente a las consecuencias de aquel episodio: no sólo es incapaz de transformarse en lobo, sino que a su alrededor todos la tratan como si fuera de cristal y la sobreprotegen, algo que la desespera. Por si Brenna no tuviera suficiente, uno de los suyos aparece asesinado y todo le resulta tremendamente familiar, por lo que empieza a plantearse que la oscuridad se ha instalado en ella y que algo falla en su persona.

Con todos esos problemas, Brenna encuentra consuelo en la persona más insospechada, Judd Lauren, uno de los Psi que su clan tiene ocultos para salvarlos del Consejo. Judd es un Psi peligroso, que antes de dejarlo todo por proteger a su familia, fue soldado de élite del Consejo y se vio obligado a hacer cosas tan terribles que acabó convirtiéndose en un hombre peligroso y frío. Sin embargo, a fuerza de tratar a Brenna, su determinación va minándose y acaba comprendiendo que la chica es algo más para él... lo que podría ser aún más peligroso.

Como ya he dicho antes, en Caricias de hielo los roles se intercambian y la dinámica es muy diferente. Si en las dos primeras novelas los personajes masculinos eran los Cambiantes que ayudaban a las chicas Psi y en cierta manera las instruían en lo que era sentir, aquí tenemos a dos personajes muy fuertes, que se ven atraídos y que tienen que lidiar con esa atracción que desemboca en una relación nada habitual. Es cierto que es Brenna la que lucha por estar juntos, pero la lucha de Judd es contra sí mismo y contra su don, que en este caso es muy, muy peligroso.

Si Sasha no sabía cuál era su poder y Faith era una vidente, Judd tiene un talento de lo más extraño y mortal que controla gracias al Silencio. Por eso, tanto sus recelos como su empecinamiento en mantener en Silencio, en vez de romperlo como otros Psi, resulta muy natural y comprensible.

La verdad es que la relación entre ambos está muy bien planteada y sus escenas juntos molan un montón, ya que los dos tienen mucho carácter y al mismo tiempo se entienden muy bien, así que sus interacciones siempre son muy disfrutables. Vamos, que han sido los protagonistas que más me han gustado y con los que mejor me lo he pasado, sobre todo con esa Brenna, que es una protagonista maravillosa. En parte porque es fuerte, cabezota y es ella la que lleva la voz cantante; en parte porque sigue traumatizada y lucha contra eso con todas sus fuerzas, intentando recuperar lo que perdió tras el ataque.

Me gustó mucho descubrir que los protagonistas eran dos personajes que ya conocíamos y que, de hecho, se conocen en la primera novela de la saga. De hecho, me ha parecido todo un acierto continuar con esa trama, además de con las luchas internas del Consejo, que ya habíamos visto en La noche del jaguar, y con sus planes para controlar aún más a su raza. Incluso hemos seguido viendo que, además de los protagonistas de las novelas, hay más Psi que están luchando contra la tiranía del Consejo.

También aparecen de vez en cuando personajes que ya conocíamos, como las parejas de las novelas anteriores y los secundarios que aparecían en ellas, lo que hace que el universo que ha creado Nalini Singh sea mucho más real. ¿Qué Brenna cree que algo va mal en ella? Bueno, pues aparece Sasha para intentar ayudarla con su empatía. ¿Qué los Snowdancer están en problemas? Pues su líder se reúne con Lucas para tratar la situación.

De hecho, en Caricias de hielo tanto el universo como la mitología de éste se expanden, al aparecer otras razas de Cambiantes u otros aspectos de la cultura Psi (como todo lo que tiene que ver con el antiguo trabajo de Judd y lo que hace a escondidas en la actualidad). También se da más cancha a otros personajes, como el líder de los Snowdancer a quien se le puede conocer mejor, seguramente con la intención de que protagonice su propia historia en el futuro.

Es decir, que Caricias de hielo me ha parecido no sólo el mejor libro de los Psi/Cambiantes que he leído por el momento, sino que también me ha parecido el más completo. La historia de amor era novedosa y explosiva, los protagonistas molaban mucho y encima, junto a explorar aún más la mitología, hay grandes dosis de acción, que hace de su lectura mucho más adictiva y en ocasiones tensa, pues el cerco que ejerce el malo sobre Brenna está mucho más conseguido que las amenazas de novelas anteriores.

Vamos, que me ha encantado y ahora es un drama que no tenga los siguientes en casa. Ains.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain.

miércoles, 15 de julio de 2015

Corrientes del tiempo: Prólogo y Capítulo 1

Hacía mucho, pero mucho, que os tenía esperando esta entrada (al menos al par de personas que siguen esta sección ;P), pero ya está aquí. ¡Sí, amigos, por fin me digno a publicar la tercera parte de Cuatro Damas, que lleva el título de Corrientes del tiempo! Soy lo peor por tardar tanto, lo sé, lo sé.

En caso de que no sepáis de qué hablo, os informaré brevemente: poco a poco voy publicando en el blog una saga que he escrito y cuyas primeras dos entregas ya están enteritas en el blog, por si os apetece echarles un vistazo.
  1. Cuatro Damas
  2. En blanco y negro

Eso aclarado, ya paso a lo que importa y es el prólogo y primer capítulo de la tercera entrega:

Tras los hechos acontecidos en la Torre Benavente, Álvaro, Kenneth y Felipe deben luchar para escapar con vida. Mientras tanto, en el internado Bécquer, Tania y Rubén buscan cómo continuar tras el asesinato que éste último cometió.


Espero que os haya gustado y que la espera no haya sido muy larga. Pero, bueno, si queréis quejaros, para algo están los comentarios, que me dan fuerza vital y demás, ya sabéis ;) Aunque, bueno, imagino que habrá ciertas personas que estarán contentas con ciertas escenas, xD.

En dos semanas, más.

Próximamente: Cuento sobre un rey.

martes, 14 de julio de 2015

La venganza de María

Este miércoles la venganza que María Fuentes, reconvertida en Mercedes Dantés, culminaba en un episodio tan emocionante que era imposible despegar los ojos del televisor, cerrando así la serie y, sobre todo, una segunda temporada maravillosa, bastante alejada de la primera en tono y género.

En realidad, las dos temporadas podrían ser consideradas series diferentes, siendo la primera un prólogo a la segunda, donde te presentaban a los personajes y cómo se había alcanzado el punto en que una buena chica como María decidía acabar con toda su familia. La primera era más bien un drama que hablaba de niños robados, de cómo afectaba dicho tema a varias familias y empezaba a dibujar al villano sin escrúpulos ni alma que acabó resultando Enrique Vergel. La segunda, en contrapartida, era el thriller, los giros locos y un tipo de drama distinto, más telenovelesco y mucho más adictivo.

De hecho, entre una temporada y otra no sólo variaron el tono, sino que también ajustaron a los personajes, haciendo que todos tuvieran sus cosas buenas y sus cosas malas. Mientras que al principio, salvo la excepción de Amparo, sólo había muy buenos y muy malos, entre el final de la primera temporada y, sobre todo, la segunda los fueron modificando para que fueran más complejos y entraran en ese terreno gris en el que Amparo era la reina y señora. Bueno, como de la serie en realidad.


Así, Bruno dejó de ser el primo psicópata que perseguía enfermizamente a María para ser un hombre lleno de conflictos, siendo el principal el de hijo vs. marido. Porque Bruno quería serle leal a Amparo, la quería a su manera, pero también seguía deseando conseguir el respeto y la acepción de su padre.

La verdad es que podría decirse que ha sido la temporada de los conflictos, porque todos los personajes tenían uno que les definía.

Si, como ya he dicho, Bruno se movía entre su padre y su esposa, Luisa lo hacía entre lo que consideraba correcto y lo que de verdad quería. Era un tema que se había tratado antes, pero los guionistas lo sacaron de nuevo a la palestra con tanto arte que retrataron a Luisa de manera diferente, dándonos un aspecto nuevo de ella, alejado de esa madre frígida y sin corazón que se empecinaba en no querer ver la realidad. Incluso llegó a haber momentos en que fue bastante más humana, en que se comprendía mejor ese conflicto que tenía de sí misma contra sí misma, como a sus propios ojos sus propios sentimientos no estaban bien.


Y no hablo sólo de esa atracción que sentía por Belén, a la que dejó marchar por terquedad y miedo, sino también a algo que ya sabíamos y que repitió en el último episodio: a ser incapaz de querer a su hija hasta el punto de considerarla la fuente de todos sus males, ignorando a propósito lo que en el fondo sabía y es que su querido hermano sí que era la fuente de todo mal.

Porque, en serio, ¿ha habido villano más malvado que Enrique Vergel? No sólo se hizo rico vendiendo niños, sino que no ha habido nada que le haya parado: quiso matar a su propia sobrina, hizo que mataran a Francisco, si Amparo sobrevivió fue porque ella era muy hábil, le dio igual el tema del medicamento, al igual que no le importó destrozar a su propio hijo sólo por ganarle la partida a Amparo.

Que, por cierto, resulta muy hipócrita que Bruno se prestara a separar a su hijo de Amparo y a dejarla tirada, sabiendo la verdad y, sobre todo, habiendo pasado por un infierno desde niño porque Enrique le hizo precisamente lo mismo. Bu, Bruno, arde en el infierno.

Bueno, que ardan en el infierno la gran mayoría de personajes,     que se lo merecen. Y eso ha sido algo que me ha gustado mucho, el cómo han demostrado que todos los personajes eran humanos y tenían motivaciones, pero al mismo tiempo querías que María los destrozara por ser unos cabrones de mucho cuidado. Aunque lo mejor ha sido que todos han obtenido lo que merecían al buscarse ellos mismos su destino.


En el último episodio, Amparo hablaba sobre revelarse contra el destino, sobre como alguien tan puteado como ella acababa negándose a que éste siguiera castigándola. Y es algo que define muy bien el final de Sin identidad, todos han escrito su propio destino: no sólo Enrique y Bruno se suicidaron, sino que Juan, Alex y Luisa también decidieron su propio final. Juan jugó con fuego y se quemó, a Alex la lealtad ciega hacia Enrique le pasó factura y Luisa no quiso abrir los ojos, pese a tener pruebas.

Al igual que María eligió ser feliz, dejar de un lado el pasado y el amargor que había estado dominando su vida y quedarse con la conciencia tranquila junto a Pablo y su hermana pequeña. Ni que decir tiene que no pudo gustarme más el final, me morí de amor y estoy súper satisfecha con él.

Porque Pablo y María se lo merecían, porque nosotros nos lo merecíamos también. Él fue el único personaje que se mantuvo íntegro hasta el final, el único que a pesar de los golpes siempre se movió guiado por la justicia y que actuó correctamente. Fue Pablo quien salvó a María al impedir que destrozara a su hermana, también quien la mantuvo en el suelo y alejada de un límite que ella habría podido cruzar y que le hubiera pasado factura para siempre.


Porque en esta segunda temporada María seguía siendo la heroína, pero había dejado atrás a la chica que fue, algo completamente comprensible visto por todo lo que había tenido que pasar. María era fuerte, tenía las ideas claras y estaba más que dispuesta a vengarse, aunque al final lo que hizo fue justicia.

Por cierto, me pareció una decisión de lo más acertada que se olvidaran del triángulo amoroso y que Juan dejara de ser el chico de la función para ser otro esbirro de Enrique. El personaje se volvió más interesante, supuso un bache importante para María (como miembro del team Pablo no me gusta recordarlo, pero admito que dio pie a escenas muy chulas y fue un desencadenante para que Juan tuviera ese final) y, así, aprovecharon la química brutal que tienen Megan Montaner y Eloy Azorín, cuyas escenas no podían ser más monas. Muy fan de los dos y de su final, como ya hecho.

Aunque si de algo soy fan es de Amparo. Sí, pese a todo la adoro. Mucho.

Amparo es una hija de puta, pero no se merece ese final, le dijo Pablo a María al conocer el destino que ésta le había reservado a su hermana. Y tenía razón. Porque, sí, Amparo traicionó a su hermana en dos ocasiones, pero su situación era mucho más complicada que la del resto de personajes. Ella era mucho más compleja que nadie.


Porque si ha habido un personaje verdaderamente complejo, ésa ha sido Amparo. Siempre lo fue y en esta segunda temporada eso sólo se ha intensificado. Si en la primera temporada Amparo se debatía entre el cariño hacia María y la envidia que ésta le provocaba, en la segunda tuvo que decidir entre su hermana y su hijo. ¿Qué también le sacó dinero a Enrique con la traición? Claro, es Amparo, lo de volver a quedarse sin dinero la aterraba, pero principalmente quería proteger a Quique. Ya lo habíamos visto antes, para Amparo el criar ella a Quique, el protegerlo de los Vergel, era una de sus prioridades, de ahí que se lo intentara llevar a la desesperada cuando creía que Enrique iba a matarla.

De hecho, en esta segunda temporada Amparo ha estado cuidando de María, mientras convivía con la culpa de haber participado en su fatal destino. Ha sido la única en la casa de los Vergel que se ha preocupado por ella, que se ofreció a ayudarla a criar a su hermana pequeña y que aceptó tanto sus mentiras como sus decisiones, incluso cuando descubrió que estaba liada con Juan, sólo le advirtió que no era trigo limpio.

Creo que por eso el final de las hermanas es, en parte, bastante triste. Sí, es perfecto, porque ambas sobreviven y ambas tienen nuevas oportunidades, pero me pareció una pena que, en ese sentido, Enrique ganara. Desde luego, María no tenía otra opción que mandarla a la mierda y no querer volver a ver a Amparo, no tras todo lo sucedido, pero también creo que si Enrique no hubiera estado tan empeñado en destrozar a Amparo, la segunda traición no se habría dado.

Porque Amparo sabía, al fin, que ser María no era tan bueno como creía, aunque también tenía claro que su vida pre-Vergel era mucho peor.


Y creo que por eso siempre he empatizado tanto con Amparo, que por eso sigo siendo fan de ella (además por la estupenda temporada que nos ha dado, siendo una diva de la leche en sus enfrentamientos con Enrique y Luisa), porque su conflicto inicial era mucho más humano y comprensible que el de María. A fin y al cabo, María tuvo una vida feliz (su madre no la quería, vale, pero tuvo un padre que la adoró e incluso recibió mucho amor por parte de su tío... lo que hace de Enrique un malo todavía más perturbador) llena de oportunidades, mientras que Amparo tuvo una madre que, aunque la quería, prefería la botella.

Seamos sinceros, por muy genial que fuera Fernanda, todos habríamos preferido ser criados por Francisco y la frígida de Luisa. De hecho, si María no hubiera buscado la verdad sobre su origen, seguiría teniendo una vida casi de ensueño, mientras que Amparo habría acabado siendo la puta del pueblo.

Así que, aunque quise estrangular a Amparo cuando traicionó por segunda vez a María, tampoco puedo odiarla. En parte porque con ella no soy objetiva, en parte porque sus motivaciones siempre han sido comprensibles. Desde el querer salir de una mierda de vida (el rebelarse contra su destino, como ella misma dijo) hasta el hacer todo lo posible para seguir con su hijo. Otra cosa es que el petardo de Quique no se merecía tanto sacrificio, pero, bueno, esa ya es otra cuestión.

Lo importante es que Sin identidad ha tenido una segunda temporada brutal y un final muy a la altura y que ha sido otra de las joyas de Antena 3 esta temporada. La verdad es que Antena 3 está acertando mucho con sus ficciones entre Sin identidad, Vis a vis y Allí abajo, grandeza las tres y cada una en su estilo.

Así que, bueno, sólo queda decirle adiós a María Fuentes y desearle que sea feliz ;)

lunes, 13 de julio de 2015

El aroma del crimen

Hoy os traigo la reseña de una novela negra, que ha supuesto la iniciación en el mundo literario de su autor, Xabier Gutiérrez, que tiene un curriculum de lo más interesante, por cierto. Y es que este buen hombre, además de escritor, es psicólogo y cocinero, lo que resulta una mezcla bastante curiosa, que se repite en su novela, El aroma del crimen, que vendría a ser el resultado de pasar por una batidora a Top Chef con Bajo sospecha, por poner un ejemplo de serie policíaca no demasiado inspirada.

El aroma del crimen arranca con el asesinato de Elena Castaño, una afamada diseñadora, que acaba siendo salvajemente apuñalada en su mansión. Sin embargo, ese no es el único caso que se le asigna al inspector Vicente Parra, ya que acaba investigando la muerte, en apariencia natural, de un joven bedel en la universidad, Cristian José. Mucho más intrigado por éste último caso, Vicente decide descubrir si ha sido lo que parece o si, por el contrario, el joven ha sido asesinado, todo ello mientras conocemos su día a día y el de varios personajes que pueblan el San Sebastián en el que se sitúa la novela.

La verdad es que le tenía muchas ganas a esta novela. La sinopsis tenía muy buena pinta y Destino es una editorial cuyos libros suelen gustarme mucho. Sin ir más lejos, La trilogía del Baztán de Dolores Redondo es parte de su catálogo de novela negra.

Sin embargo, El aroma del crimen fue una pequeña decepción.

Y es que lo mejor que se puede decir de él es que se lee con facilidad, que es muy sencillo sumergirse en sus páginas y acabar la lectura. Porque, sí, es medianamente entretenido y es una novela sin pretensiones, pero el problema es que acusa varios fallos bastante importantes. Personalmente, me pareció que se notaba muchísimo que Xabier Gutiérrez era un autor novato, pues la idea era buena, pero el desarrollo simplemente no ha estado a la altura.

En primer lugar, El aroma del crimen es muy lenta y gran parte de sus páginas son párrafos y párrafos que no llevan a ningún sitio. Pasan muy pocas cosas a lo largo de la novela, siendo la mayoría del libro escenas cotidianas del montón de personajes que desfilan por ella. Es como si un gran porcentaje fuera mero relleno escrito con muy mal tino, no porque la pluma de Xabier Gutiérrez no sea buena (por el contrario, no me disgustó), sino porque ni mantiene la acción ni la historia está bien enrevesada. Es una característica del género que el autor te maree para que sospeches de todo el mundo, para que te cueste adivinar al asesino, pero aquí básicamente te cuenta el día a día de Vicente y un puñado de cocineros con sus respectivos restaurantes sin que eso tenga ninguna finalidad salvo la de rellenar páginas.

Otro de sus fallos es lo sumamente lioso y simple que es al mismo tiempo. Nada más comenzar, el autor te bombardea con un montón de capítulos que sirve para presentar a un montón de personajes. Por eso, el principio es un tanto desconcertante y te cuesta hacerte con quién es quién y qué pinta en la historia.

Y lo peor es que varios personajes apenas pintan algo en la historia, más allá de que el lector los pueda considerar sospechosos, aunque a veces ni eso. Por ejemplo, en cierto punto de la novela, Vicente recurre a un doctor para que le dé una información. Bueno, pues hasta entonces tienes que leer puntos de vista del doctor, conocerle y, al final, lo que hace es darle un dato. No sirve para nada más, pero acabas conociendo toda su vida: su mujer, sus gustos, cómo es, etc.

Así que, claro, es un poco desesperante que tengas que leer tanto relleno por parte de toda la galería de personajes, sobre todo cuando la novela desaprovecha la historia. Como ya he dicho es tan liosa como simple, ya que tiene muchos personajes, pero luego tanto el devenir del caso como la resolución no puede ser más sencilla. Es tan de cajón que, de hecho, yo lo descarté enseguida porque, generalmente, la opción más clara, nunca es la correcta. Pues aquí lo es. De hecho, yo tenía una teoría que encajaba a la perfección y relacionaba ambos casos, pero no me acerqué lo más mínimo. Pues que conste que mi teoría molaba más que el final de la novela, por cierto.

Finalmente, el fallo que más me sorprendió, fue la falta de consistencia que tiene El aroma del crimen. No he visto un libro peor hilado, en serio. El autor, como ya he señalado, desarrolla un montón de puntos de vista, que a veces se cruzan y a veces no, pero me chocó mucho que hubiera unos cuantos que ni siquiera se relacionaran con el protagonista, el punto de unión entre ambas tramas.

Pero, claro, es que Vicente (el inspector protagonista) decide centrarse en el caso de la aparente muerte natural, ya que el otro cree que se resolverá solo y, de hecho, no mueve prácticamente un dedo en resolver el caso de la diseñadora. De hecho, es que él no lo hace, es un personaje secundario el que da con la solución, así, gratuitamente en un final tan anticlimático como gratuito. Vamos, es que de repente te da la resolución del caso, sin que haya habido pistas en condiciones, tras haberte mareado con los conocidos de la diseñadora y lo zorra que había llegado a ser en vida.

Es decir, que yo no recomendaría El aroma del crimen. Se puede leer, sí, y la narrativa del autor no es mala, pero es una novela que tiene más defectos que virtudes y, desde luego, hay novelas negras que merecen muchísimo más la pena.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Caricias de hielo de Nalini Singh.

miércoles, 8 de julio de 2015

Entre mujeres anda el juego

Quedando menos de dos meses para que la tercera temporada de Amar es para siempre termine, ya empiezan a conocerse fichajes de cara a la cuarta (yo sigo flipando con Toni Cantó, todo sea dicho) y ayer nos confirmaron que la nueva pareja será interpretada por Junio Valverde y Michelle Calvó. Y aunque la historia que van a plantear con Guillermo y Sofía (el nombre de sus personajes) tiene pinta de molar mucho y hacernos sufrir cuales perros también, de momento no ha llegado, no así el tramo final de la tercera.

Y, claro, una tiene que hablar de todo lo que ha pasado hasta ahora, más que nada porque este año nos han dado una señora temporada llena de virtudes y algún que otro pero, sobre todo en ciertos finales.

Por ejemplo, es increíble el ritmo que han mantenido. Es cierto que Amar, en líneas generales, no es una serie lenta, aunque sí que ha disfrutado de etapas que han alargado más de la cuenta (me viene a la cabeza las semanas en las que Carlos/Alberto estuvo oculto en la casa de Olavide sin más posibilidades que clamar venganza, algo hecho para cuadrar tramas).  Pero este año todas las historias han ido sin prisa, pero tampoco sin pausa y ya hemos despedido a buena parte del reparto y muchas cosas han salido a la luz, aunque no todas, que es lo que nos toca ahora y estoy deseando.


Porque, sí, ya sabemos quién mató a Cristina y también nos confirmaron que Jorge es el hijo perdido de Víctor, algo que se veía venir desde el principio. Sin embargo, son secretos que todavía deben conocer los personajes de la serie (por favor, que alguien le cuente a Arratia lo de Cristina, es ya una necesidad) y que van a hacer saltar el status quo que hay ahora mismo en la Plaza de los Frutos.

De hecho, la trama principal que atañe a Víctor también lo hace con muchos otros personajes y va a molar cuando se sepa toda la verdad, tanto que Jorge es su hijo como el que éste está atrapado entre la espada y la pared. Va a ser interesante cómo van a afectarle a Laura ambas revelaciones, aunque no sólo a ella, porque María va a tener que abrir los ojos al fin con respecto a Sor Teresa y todos los afectados por los ataques del CIL van a tener que asumir que un vecino querido está mezclado en la explosión.

La verdad es que este año todo el entretejido de tramas está muy bien escrito y me gusta ver que, en realidad, todos los personajes y tramas están más o menos mezclados. Fue otra de las cosas en las que fallaron el año pasado, no sólo la historia de amor era insufrible, sino que encima Diego y Valeria estaban desconectados de todo el mundo.


Además, este año los guionistas saben a dónde van y han sabido hacer evolucionar a los personajes de manera orgánica para que lleguen a ese punto sin que resulte artificial o, como espectador, veas venir a dónde quieren llegar. Así, Lucía pasó de ser una petarda insoportable a una heroína o Benigna dejó de ser odiosa para convertirse en una cascarrabias adorable que se desvive por aquellos a los que coge cariño.

A decir verdad ahora mismo el hostal es uno de los lugares más disfrutables, pues la dinámica entre los distintos personajes que viven ahí es muy natural y muchas veces muy divertida. Porque Benigna tiene muy mala leche, pero también se le ve que ha ido cogiendo cariño a los huéspedes, sobre todo a esa estupenda incorporación que ha sido Arratia. Ay, qué relación más guay tienen estos dos. Entre esa relación y la que tienen los hermanos Castro ahora mismo, muero de amor. Incluso es de las pocas ocasiones en las que trago a Beatriz, ya que ha sido muy bonito ver cómo han ido acercándose.

Pero yo quería hablar de Lucía. Ay, mi Lucía, con lo que tú has sido. Lucía siempre fue muy despierta, también intuitiva y se ha pasado la serie calando a todo el mundo: Julián, Juanillo, Cristina... También hemos visto cómo ha madurado y, sobre todo, luchado por lo que quería de la mejor manera posible. Así, nos han dado a un personaje femenino muy fuerte, con las ideas muy claras y suficiente carácter como para defenderse sola, sin tener que recurrir a nadie.


Es más, en la relación que ha mantenido con Américo la adulta y la madura ha sido ella, pues Lucía siempre ha conocido a la perfección al agonías de Américo y le ha aceptado tal cual era, mientras que él siempre se ha empeñado en cambiarla. Es que parece que Américo, en todo este tiempo, no conoce a Lucía y eso que, aunque ahora puedan reprocharse varias cosas a Lucía, siempre ha sido perfectamente clara.

Porque, sí, Lucía siempre dejó claro que el puesto de dependienta en la droguería era algo eventual con lo que no se iba a conformar. Ella siempre ha querido ser artista o, en su defecto, secretaria, así que no sé de qué se sorprenden tanto que intente con todas las fuerzas conseguir su sueño de ser cantante. ¿Qué se va a pegar un hostión épico porque se ha dejado engatusar por los cantos de sirena de Dante? Desde luego. ¿Qué se le está subiendo el éxito a la cabeza y está perdiendo la perspectiva y dan ganas de zarandearla para que reaccione? Pues también.

Eso sí, el problema es que Lucía está tan machacada por aquellos que dicen quererla que, aunque ahora mismo tiene un señor bofetón, no puedo evitar estar de su parte y lamentar el destino que va a sufrir. Porque me estoy viendo venir que Dante la va a violar y le va a quitar de un plumazo las ganas de ser artista. Pero, bueno, yo de Lucía lo mandaba todo a la mierda, sobre todo a esa madre y novio que esgrimen argumentos como “tu sueldo es el más grande en casa” o ese “te permito que cantes en el Café, pero ya”. En serio, Américo es una decepción máxima. Entiendo que tema que Lucía le olvide si cumple su objetivo, pero el que tenga que controlarla tanto me pone de los nervios.

Es curioso, de hecho, que pese a que la temporada tiene una orientación ligeramente más masculina (terroristas, asesinatos, mucha acción), la tercera haya sido la temporada de las mujeres. Porque ellas están en las posiciones más interesantes, cada una a su manera.


Como esa pobre Clara con la que es imposible no sufrir y que va capeando el temporal como buenamente puede, intentando que ese ser despreciable con el que se casó ni la hiera a ella, ni a ningún ser querido. Eso, mientras se va enamorando poco a poco de Nicolás, que es un amor y que espero que la ayude a que a Juan le den garrote. En serio, el día en que Juan muera, creo que seré capaz de dar una fiesta y todo, porque anda que no es odioso. Porque la pobre Clara está pagando el intentar cumplir sus sueños, algo que, curiosamente, va a repetir su amiga Lucía y eso que no podían ser más dispares. Pero el paralelismo está ahí (el desear algo, la falta de perspectiva y ceguera) y sólo nos queda sufrir.

Otras que también molan son las hermanas Gómez, tan distintas pero tan parecidas al mismo tiempo, porque si María está cegada por Sor Teresa, Leonor lo está por ese profesor con el que está (incomprensiblemente) liada y que, se ve, es un caradura de mucho cuidado. Eso sí, la relación entre ellas no puede estar más conseguida y las actrices están tan geniales que transmiten muy bien el que son hermanas que se quieren, pero no se entienden. Las escenas entre ellas son una maravilla y, a diferencia de Beatriz, María se hace querer y entender con ese pavo subido que le da el tener diecisiete años y un cacao en la cabeza impresionante.


Habrá que ver cómo se le pasan las ganas de ser monja (¿será Víctor quien le abra los ojos con el tema de los niños robados o tendrá algo que ver con Juan, ya que su ordenación es en la misma fecha en la que éste se lleva a Clara a Valencia?) y, también, como Leonor abre los ojos y descubre que Miguel es el amor de su vida. Porque todos sabemos que Leonor tiene que estar con Miguel, no sólo es un encanto, sino que funcionan muy bien juntos y a ella ya la hemos visto celosa unas cuantas veces, ju, ju, ju.

De los dramas de Paco y Serafina paso de hablar, porque me aburren mucho y los dos me caen como el culo. Así que pasando, sobre todo porque me toca hablar de otro gran personaje femenino, de una ídola suprema. Sí, de la gran Laura Blasco.

Porque Laura es una gran protagonista, lo ha sido a lo largo de todos estos meses y, aunque es humana y ha cometido errores, en ningún momento ha actuado de forma estúpida o han dado ganas de abofetearla. Laura ha sido la único que se ha limitado a soportar las continuas decepciones de los demás, que no han dejado de darle por culo: desde un Ismael que no ha hecho más que cagarla una y otra vez y no ha sabido aprovechar esa hermana que estaba dispuesta a cualquier cosa por él, hasta ese Julián que únicamente la ve como una coartada y ahora alguien que puede darle un hijo.


Estupendo el giro que ha dado Julián, cada vez más desalmado y más pasado de rosca, lo que hace que sus escenas hasta hagan gracia, pese a ser un auténtico hijo de puta. Yo sigo esperando que se desvele como el líder del CIL y que Arratia acabe con él, para liberar a Laura y, de paso, aligerar la culpa de Jorge.

Porque, ojo, aunque fue sin querer y en un intento de salvarla, Jorge mató a Juana y yo no sé hasta qué punto Laura podría perdonar eso. Bueno, es que no tengo ni idea de cómo va a acabar la historia de Laura. Porque ahora mismo está entre padre e hijo, sin que ninguno de los tres lo sepa, aunque teniendo algo muy claro: de quien está enamorada es de Jorge. En ese sentido, la unión entre Laura y Víctor está muy bien escrita, pues se relacionan de tal manera que se ve un gran cariño, una gran amistad, pero que no va a haber nada más. Al menos, no tiene pinta, porque Laura y Víctor no tienen ese halo romántico o de química que sí que tienen Laura y Jorge, aunque ahora estén peor que nunca.

Algo, por cierto, totalmente comprensible, porque Jorge parece bipolar con su actitud. Es verdad que el pobre muchacho está en una situación muy comprometida (el CIL lo tiene amenazado con hacer daño a Laura, Arratia lo tiene de espía y Beatriz no deja de darle por culo, como un molesto perrito faldero), pero también lo es que con Laura parece no aclararse. Cuando están juntos ya sabe que Laura está casada y que tiene responsabilidades, por eso es para pegarle su ataque de cojonitis con la excusa de que no quiere ir con él. Para Laura la herencia de su padre es importante y, hasta hace unas semanas, tenía un hermano al que no podía dejar tirado.


Ahora parece que va a intentar conquistar a Laura de nuevo, algo que espero que pase porque los dos me gustan juntos. Aunque, eso sí, ella no puede tener más razón en que Jorge nunca piensa en sus actos y eso sólo hace sufrir a la gente. Vamos, que darle tantas alas a Beatriz va a romperle el corazón a ésta, además de poner celosa a Laura, lo que siempre es divertido de ver.

Sólo espero que Laura tenga un final feliz porque es una protagonista estupenda, que combina muy bien inteligencia (a diferencia de la gran mayoría de protagonistas de Amar, sí que es una buena empresaria) con corazón y es uno de los mejores personajes femeninos, en una temporada televisiva española que ha tenido unos cuantos muy destacables. Yo, de momento, creo que Víctor morirá salvando a Laura y Jorge y cerrando así el círculo: salvará a su hijo y a la mujer a la que ha jurado cuidar porque es idéntica a su mujer y podrá estar al fin en paz.

A ver lo que nos deparan estos dos últimos meses de temporada, pero, desde luego, este tercer año está dando gusto verlo.

lunes, 6 de julio de 2015

El juego de los cementerios

Hace ya un tiempo os hablé de Cómo matar a una ninfa, la primera novela protagonizada por Ada Levy, una detective atípica salida de la imaginación de Clara Peñalver. Pues hoy os traigo la reseña de la segunda novela de este curioso binomio, El juego de los cementerios.

Ahora, antes de decidir si seguir leyendo por si os spoileais o no, seguramente haya quien se pregunte si es necesario leer una para comprender la otra. La respuesta es no, en cada novela se resuelve un caso distinto y en esta secuela la autora explica los hechos relevantes de la primera entrega para comprender la situación. Sin embargo, yo creo que es mejor leerlas en orden, más que nada para conocer a Ada y su mundo y poder disfrutar más de su evolución y comprender mucho mejor las situaciones que se dan en esta segunda parte.

Bien. Aclarado ese asunto, vayamos con lo que importa: ¿de qué trata El juego de los cementerios?

Ha pasado ya un tiempo desde que Ada resolviera el caso del Asesino de la Hoguera, aunque eso no quiere decir que lo haya dejado atrás, pues aún quedan secuelas en ella. No obstante, Ada está más que decidida a seguir con su vida: sigue con Hugo, al igual que sigue combinando su trabajo como reportera de una revista de viajes para moteros como con algunos turnos en el restaurante de su amigo Enrico, que además se ha convertido en su socio. Y es que Ada se acaba de sacar la licencia de detective.

Más por casualidad que por otra cosa, y sobre todo debido a su trabajo en la revista, Ada descubre que a lo largo y ancho de España hay una serie de lápidas inquietantemente iguales: de granito verde, con margaritas en la esquina y en todas la misma inscripción: “El mejor olor, el del pan; el mejor sabor, el de la sal; el mejor amor, el de los niños”. Entonces, como Ada es Ada, guiada por una corazonada, decide abrir una de ellas y en el interior descubre una pintura y una esclava con otra inscripción: “Daniel 4/5/1980”, lo que le hace seguir investigando y descubrir que las lápidas están relacionadas con la desaparición de siete niños. Creyendo que se encuentra ante un nuevo asesino en serie, Ada investigará en caso, mientras hace malabarismos con el resto de aspectos de su vida, lo que no siempre es sencillo... ni posible.

Como ocurriera ya en Cómo matar a una ninfa, en esta segunda entrega Clara Peñalver aúna varios géneros para mostrarnos todos los aspectos de la vida de Ada. Sí, hay una investigación de tintes inquietantes, pero también hay otras tramas más o menos importantes: desde las secuelas que le quedaron a Ada tras su enfrentamiento con El asesino dela Hoguera, hasta el cómo continúa la vida de sus allegados. Es ahí donde destaca Enrico que, de nuevo, se vuelve apropiar de la trama secundaria de la novela gracias a su turbulento pasado.

En este caso, se ahonda más en la relación que tiene Enrico con la familia que formó en España y también en lo que aconteció en Italia para que tuviera que cambiar de identidad. La verdad es que toda esa historia funciona muy bien y me resultó de lo más interesante. El tema de la mafia italiana es bastante curioso, Enrico funciona muy bien con Ada y la trama está muy bien llevada.

Al igual que lo está la principal, ese nuevo caso que se va complicando a medida que avanza y que resulta tan entretenido como curioso. Yo estaba deseando saber cómo se iba a resolver. Quizás no terminó de gustarme de todo su resolución. Más que nada porque, una vez más, se saca al culpable de la manga, sin que haya sido un sospechoso a tener en cuenta. Precisamente ese giro se dio también en la primera entrega, aunque en ese caso sí que se podía sospechar por dónde iban los tiros, no como aquí que prácticamente te estalla en la cara.

Sin embargo, como ya he dicho el caso es interesante y hace que la novela sea muy entretenida y, además, tiene un aspecto que me resultó muy acertado: el misterio estaba personalmente relacionado con una amiga de Ada, la policía que la ayuda de hecho, lo que hacía que la resolución fuera más importante, más personal.

Encima, la amistad entre Ada y Andrea, la policía cuyo hermano es uno de esos siete niños desaparecidos, estaba muy conseguida, al igual que los altibajos que va sufriendo dicha relación gracias a la investigación. A decir verdad, me ha convencido muchísimo más esa amistad que la historia de amor entre Ada y Hugo, el único aspecto que no me gustó de El juego de los cementerios.

Si ya en la primera novela el cómo surge la historia de amor me pareció un chiste y no compré en absoluto el que la autora intentara vendérmela como una súper historia de amor, aquí no he podido más que pasar del tema. Es cierto que no es, ni mucho menos, la parte más importante, pero sí que Clara Peñalver intenta crear cierta tensión con ella. Como la historia la narra la Ada del presente para informar a su psicóloga, sabemos desde la primera página que la historia no acaba bien, aunque no sabemos ni el cómo ni el por qué. A lo largo de las páginas, nos vamos enterando, pero a mí no podía interesarme menos porque, sencillamente, no había ni química, ni magia ni nada.

Además es que los dos te acaban desesperando con el tema porque no dejan de cagarla una y otra y otra vez y cansa un poco ese tema.

Lo que sí mola, en cambio, es la evolución de Ada. Estaba claro que todo lo que le ocurrió en Cómo matar a una ninfa tenía que pasarle factura de algún modo, que no podía ser exactamente igual que antes. Así, en esta segunda novela nos encontramos ante una Ada más madura, que sigue teniendo un talento sin igual para meterse en líos y unos cuantos defectos y otras cuantas virtudes. Sin embargo, intenta mejorar, ser más sensata y, sobre todo, pide ayuda, escarmentada con lo que sucedió con la otra investigación.

Y es que estas novelas, más que historias de género negro, son la historia de Ada. Ella es lo importante, por lo que no son novelas policíacas al uso. Eso sí, la trama está muy bien llevada, sin prisa pero sin pausa y con una galería de personajes a los que ya les tienes cariño y conoces, por lo que El juego de los cementerios es una lectura rápida, agradable y, sobre todo, entretenida.

El próximo lunes literario estará dedicado a... El aroma del crimen de Xabier Gutiérrez.

viernes, 3 de julio de 2015

La transgresión de Cruz del Sur

Ayer Vis a vis concluía su primera temporada y lo hacía con una estela ascendente, que no ha hecho más que repetir el buen sabor de boca que dejó su episodio piloto y del cual yo ya hablé por aquí. La cuestión es que once episodios después, no puedo más que seguir alabando las desventuras de Macarena Ferreiro y de las demás reclusas de Cruz del Sur, pues Vis a vis no sólo ha mantenido el nivel en su primera temporada, sino que lo ha ido elevando poco a poco.

Además, también ha mantenido esas ganas de arriesgar y de innovar, experimentando a veces con la estructura de los episodios, lo que nos dejó dos grandes joyas: el episodio del motín que combinaba el presente con breves flashfowards que nos iban adelantando pequeñas píldoras de información que no hacían más que aumentar la tensión y, sobre todo, el episodio del bosque, que manejó con soltura tanto los flashbacks de lo acontecido en el bosque como las consecuencias que tuvo todo lo sucedido.


La verdad es que Vis a vis siempre ha sido una serie muy trasgresora, una de las más innovadoras en España (y eso que esta temporada hemos disfrutado de auténticas maravillas como El ministerio del tiempo o la segunda temporada de Sin identidad).

Porque Vis a vis no es una serie fácil, ni va a lo fácil. De hecho, conozco a gente (mi hermana, sin ir más lejos) que es incapaz de verla porque le deja muy mal cuerpo y eso habla muy bien de la serie. Y es que durante la hora que dura el episodio la tensión está tan conseguida que no puedes evitar tener el corazón en un puño, incluso cuando sabes que, en realidad, no va a llegar a pasar nada malo. Como, por ejemplo, esa más que agobiante escena en la que Anabel está a punto de rebanarle los pezones a Macarena. Yo es acordarme y estremecerme.

Sin embargo, también es verdad que a los guionistas no les ha temblado el pulso a la hora de avanzar con la trama, ni a la hora de tomar decisiones difíciles. Así, estamos ante una serie bastante cruda donde no sólo la mala de la película hace que la protagonista aborte, sino que atropellan a niñas para que su asesino se regodee después en su funeral.


Y yo que lo agradezco, oye, porque Vis a vis consigue que estés pegado en el sofá, que temas por lo que pueda pasar, porque puede pasar cualquier cosa como bien han demostrado los múltiples giros que han marcado la ficción. Y no sólo en cuestiones de thriller, sino también en las personales, pues poco a poco los Ferreiro al completo se han visto abocados a caer en una espiral de desesperación, defensa y oscuridad que ha resultado muy emocionante de ver. Es increíble pensar la evolución que han tenido los cuatro miembros de la familia, encabezada por una Macarena que ha dejado de ser la chica inocente que entró en la cárcel.

¿Soy una buena persona?, le preguntaba ayer entre lágrimas a Rizos, tras que ésta evitara en extremis que acabara con la vida de Zulema. Y, la verdad, es que, a pesar de todo, para el espectador lo es, es la heroína o, mejor dicho, antiheroína a la que no le queda otra que recrudecerse para sobrevivir, al igual que a sus padres y hermano.

La verdad es que la evolución de los personajes ha sido una maravilla. Desde los hermanos Ferreiro endureciéndose a marchas forzadas, cada uno por culpa de uno de los malos (Maca sufriendo continuamente el acoso de Zulema y Román gracias al Egipcio, el novio de ésta), hasta el ir desgranando el carácter de los secundarios.

Porque quizás el resto de presas no ha tenido esa evolución, siempre han sido así, pero ha sido terriblemente interesante verlas reaccionar y cómo los guionistas las han ido, en cierta manera, diseccionando y logrando en algunos casos que empaticemos con ellas. Y era fácil hacerlo en algunos casos (Rizos, Sole y Tere), pero no puedo más que quitarme el sombrero ante el retrato de Saray, uno de los personajes más complejos y magnéticos de Vis a vis.


Es curioso, porque siempre me ha dado la sensación que ese personaje bombón, el personaje revelación, sobre el papel tenía que ser Zulema, pero para mí la gitana se ha llevado de calle a las demás. Complicada, bruta, noble, mala, con mala hostia, violenta, celosa, enamorada... Muchas cosas se pueden decir de Saray, una mujer cuyas reacciones, aunque consecuentes, lograban sorprender y que, dicho más claramente, mola cantidad. Además, Alba Flores está más que maravillosa, destacando en un casting perfecto donde nadie desentona.

Y si Saray está un poco en el medio, porque a veces ejerce de villana y otras no, en la zona oscura tenemos a varios malos, malísimos que cumplen perfectamente su papel. ¿O es que no odia toda España a ese doctor pervertido y mentiroso cuyos engaños, encima, estaban tan bien traídos que el muy cabrón podría estar en Juego de tronos y salir victorioso? ¿O daba miedo esa loca empalagosa de Anabel, que va de amiga, pero es la peor de todas? De hecho, en muchos casos, Anabel era incluso peor que Zulema, ya que ésta, al menos, tenía la decencia de ir de frente... la mayoría de las veces, al menos.

Porque precisamente en el último episodio jugó con la directora como intentó jugar con el espectador, fingiendo un arrepentimiento y una redición que, en realidad, era parte de un plan maestro como una casa y que marcó no sólo un giro inesperado, sino ese cliffhanger de cara a la segunda temporada que puede cambiar Vis a vis por completo y eso sería bien.

Con El egipcio muerto y los Ferreiro sin tener que enfrentarse a él y con Zulema habiendo dejado a Fabio tirado en un pozo y habiendo secuestrado a Macarena y llevándosela a rastras a una fuga, que no podía venirle en peor momento (pobrecita Macarena, qué mala suerte tiene esta mujer), la historia tiene que cambiar completamente y, aunque en parte me asusta un poco (todos sabemos que Prison break empezó a decaer precisamente con la fuga con la que acababa la primera temporada), también estoy deseando ver cómo sigue la serie.


Y ya para acabar (podría pasarme horas y horas alabando Vis a vis porque es una genialidad), sólo me queda comentar un último aspecto y es ese triángulo amoroso original donde los haya y maravillosamente bien contado. Ninguno de los tres miembros es perfecto, todos la han cagado alguna vez y todos se han comportado mal alguna vez, pero al mismo tiempo tanto Rizos como Fabio tienen tal química con Macarena y sus relaciones son tan diferentes entre sí, que no sólo resulta divertido e interesante de ver, sino que yo no sé con quién la dejaría.

Bueno, en realidad en este caso me marcaría un Memorias de Idhún o, lo que es lo mismo, la salida cobarde y es que acaben los tres juntos y felices. Sí, será de las poquísimas veces que no tengo un bando claro y sufro mucho, ¿vale?


Pero, bueno, esa es otra cuestión.

Porque lo importante es el valor que han tenido los guionistas de Vis a vis escribiendo ese triángulo. Sí, no es la primera vez que hay triángulos, ni dudas sobre sexualidad, ni historias de amor tan complicadas, pero sí que lo es en un drama de prime-time. Normalmente, esa clase de historias son para series de adolescentes (Física o química tuvo hasta tríos) y telenovelas (las temporadas cuarta y quinta de Amar en tiempos revueltos tenían a Teresa dudando entre Héctor y Ana).

Así que, nada, sólo me queda aplaudir y esperar que Antena 3 no tarde demasiado en estrenar la segunda temporada porque necesito saber qué va a ser de Macarena, Fabio (ay, que me lo han dejado tirado y herido, sufro de nuevo) y cómo va a acabar esa fuga con la que nos sorprendieron ayer.

¡Qué larga se va a hacer la espera!