lunes, 27 de julio de 2015

Las aventuras de Huckleberry Finn

De vez en cuando me da por leer clásicos y el último que he leído es Las aventuras de Huckleberry Finn, al que le tenía ganas desde hacía tiempo. Además, volví a ver hace poco Rumores y mentiras, que es una película fantabulosa, y que tiene esa maravillosa frase sobre que los clásicos siempre reflejan nuestros problemas, salvo Huckleberry Finn (porque la prota no conoce a nadie que haya huído con un chulazo negro) y ya fue el remate.

Curiosamente, Las aventuras de Huckleberry Finn es la continuación de Las aventuras de Tom Sawyer, algo que me enteré una vez empecé a leerlo. Pero, vamos, que yo continué porque yo lo valgo, xD.

De todas maneras, creo que todos alguna vez hemos oído hablar de las aventuras de estos dos o hemos visto alguna de las múltiples adaptaciones que hay: anime, películas, coñas en otras ficciones... Pero, bueno, de todas maneras, como acostumbro, os cuento un poco de qué trata la novela.

Huckleberry Finn tiene ahora una vida bastante apacible, ya que lo ha adoptado la viuda Douglas, que intenta que sea un chico de provecho, pero, claro, Huck prefiere salir por ahí, jugar y formar parte de la banda de ladrones de su amigo Tom Sawyer. Sin embargo, la tranquilidad de Huck se esfuma bruscamente cuando su horrible padre reaparece y se lo lleva a vivir junto al río. Como su padre es un borracho que lo maltrata, Huck quiere escapar, así que finge su propia muerte y huye, encontrándose así con Jim.

Jim es el esclavo de una de las amigas de la viuda, que está huyendo a su vez porque le van a vender a unos amos que tienen fama de ser todavía más crueles de lo habitual. Huck tiene muchas dudas, ya que le han enseñado que debería denunciar a Jim, que eso sería lo correcto, pero no puede más que comprender a Jim, así que, al final, acaba huyendo con él por el Missisipi para llegar a los estados libres, pero, claro, no todo es sencillo y acaban yendo de una aventura a otra y conociendo a todo tipo de gente en el camino.

Lo primero que hay que comentar sobre el libro de Mark Twain es que no puede tener mejor título, ya que Huck y Jim no dejan de vivir aventuras. El ritmo de la novela es frenético y no te da descanso algo, lo que hace que sea muy, muy entretenido.

Quizás le cuesta un poco arrancar, pero una vez comienza la huída no dejan de pasar todo tipo de cosas.

Además, el estilo de Mark Twain es muy, muy irónico por lo que tiene fragmentos que de verdad de arrancan carcajadas y, sobre todo, es una crítica brutal a la América de la época. Es que Twain no deja títere con cabeza y, a través de los inocentes ojos de Huck, habla de temas como la crueldad, la esclavitud, la hipocresía de la sociedad y un largo etcétera, que hace que, además de una buena novela de aventuras, es algo más serio. La visión que tiene Twain de la humanidad es bastante oscura, pero es muy interesante no sólo la crítica, sino el que sea una historia tanto para adultos y niños. Éstos, evidentemente, no captan todo el trasfondo de la historia, pero se lo pasarían pipa con las continuas aventuras de Huck y Jim.

Encima, Las aventuras de Huckleberry Finn también tiene mensajes mucho más bonitos, sobre todo los relacionados con la amistad. Durante buena parte de la novela, Huck tiene ese conflicto entre lo que le han dicho que debe hacer y lo que es correcto para él y siempre, siempre acaba ayudando a Jim. Al igual que, cuando Tom Sawyer reaparece, no duda en ayudar a Huck ni por un solo momento.

Vamos, que Las aventuras de Huckleberry Finn es un libro que merece la pena leer, pues no sólo es muy entretenido, sino que está muy bien escrito y ni las críticas ni los mensajes que envía tienen desperdicio. Una grata sorpresa, la verdad.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Los amantes de Hiroshima de Toni Hill.

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