lunes, 17 de agosto de 2015

Palmeras en la nieve

Hace ya un tiempo que se publicó Palmeras en la nieve, cuyo argumento me llamaba la atención (una es una moñas, así que los amores épicos e imposibles como que me molan mucho), pero tampoco me atrevía a leerlo porque, normalmente, los bestsellers recomendados por toooodo el mundo siempre me decepción y temía encontrarme ante un nuevo El tiempo entre costuras. Sí, ese libro me marcó mucho de malo que era. Pero, bueno, vi el trailer de la película de Palmeras en la nieve, luego me topé con el libro de oferta y no pude evitar hacerme con él.

Y no veáis cuánto me alegro de haberlo pillado porque Palmeras en la nieve me gustó un montón.

En 1953 Killian abandona su pueblo natal en las montañas del norte de España para viajar hasta la colonia española en la isla de Fernando Poo, donde su padre y su hermano mayor, Jacobo, llevan un tiempo trabajando en la finca de Sampaka, cultivando cacao. El cambio no será fácil para Killian, pero poco a poco se va enamorando de Fernando Poo, sobre todo cuando encuentre el amor de su vida, un amor que no va a ser nada sencillo, pero sí apasionado.

En 2003 la hija de Jacobo, Clarence, descubre unas cartas que la llevan a indagar en el pasado de su familia. El afán por desentrañar el oscuro secreto que cree que guardan su padre y su tío la llevará a la isla de la que tanto ha oído hablar en busca de respuestas.

Como veis Palmeras en la nieve maneja dos líneas temporales distintas: la ambientada en la actualidad, que protagoniza Clarence y en menor medida su prima Daniela, la hija de Killian, y la protagonizada por éste último en el pasado. Es esta última la que tiene mayor importancia, aunque no por eso Luz Gabás descuida la parte del presente, sobre todo porque la emplea con maestría para mantener el misterio familiar que quiere averiguar Clarence y que no dejes de darle vueltas a la información que te va dando la autora en ambas líneas temporales, intentando encajar las piezas.

Eso sí, para mí el encanto que desprende la parte del pasado, ambientada en Fernando Poo, es mucho mayor que el del presente. La ambientación está muy conseguida, haciendo que veas la isla como los personajes, que te hagas una idea de cómo era la situación y también el ambiente que reinaba en aquel lugar. Luz Gabás es muy minuciosa con las descripciones, pero al mismo tiempo las ofrece en su justa medida, lo suficiente como para que quede reflejado tanto el lugar como la época, pero sin resultar tedioso o pesado o restarle ritmo a la novela.

De hecho, Palmeras en la nieve tiene un principio un tanto lento, aunque no tarda en coger un ritmo que se maneja a la perfección entre las aventuras y la cotidianeidad. Así, es una historia de lo más entretenida, aunque se tome su tiempo a la hora de desarrollar relaciones entre personajes e incluso mostrar la situación política de Fernando Poo.

También ayuda el elenco de personajes que crea Luz Gabás. Aunque Killian es el claro protagonista, el centro de todo, le acompañan todo tipo de personas, todas ellas bien retratadas y muy, muy humanas. Una vez más, la parte del pasado sencillamente me parece mejor, ya que aunque Clarence y Daniela me caen bien y me gustaron sus historias, no había ni punto de comparación con los habitantes de Fernando Poo: desde esa misteriosa Bisila, la mujer que enamora a Killian y que es una gran heroína al ser fuerte, valiente y adelantada a su época, hasta Jacobo, que es terriblemente complejo y no termina de ser propiamente un villano, pero tampoco es una buena persona.

De los secundarios, mis favoritos son Julia y Manuel, por cierto, ya que su historia me pareció muy, muy mona. Además, ambos dos son muy adorables y me gustó mucho como se enfrentaban a las distintas situaciones.

La verdad es que, en general, Palmeras en la nieve es una mezcla de elementos muy equilibrada, por lo que resulta una gran novela. No sólo es una historia de amor, sino que hay mucho más: amistad, familia, política, aventuras, lo sumamente horrible que puede ser el ser humano y también lo bueno que puede ser también, incluso resulta interesante históricamente hablando, pues Luz Gabás trata el tema de la colonización de forma que se entiende y resulta entretenido.

Todo eso con una prosa que me sorprendió, más que nada porque no parece la de una novata, ya que Palmeras en la nieve es la primera novela de Luz Gabás. Es muy bonita, elegante y también concisa. Como ya he dicho antes, no se pasa con las descripciones y, encima, los diálogos están muy conseguidos. Además, maneja muy bien tanto las dos líneas temporales como todas las historias que confluyen, sobre todo en el pasado, donde no tiene problema en desarrollar a los secundarios, a pesar de que Killian sea el claro protagonista.

Vamos, que recomiendo muchísimo Palmeras en la nieve porque es una preciosidad y una novela que se lee en un suspiro, a pesar de su longitud y su complejidad.

Habrá que ver cuál es el siguiente proyecto de Luz Gabás para leerlo porque, desde luego, esta mujer no puede apuntar mejores maneras. Y, de paso, habrá que ver cómo acaba siendo la película, aunque el trailer tiene muy buena pinta.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Ritos iguales de Terry Pratchett.

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