miércoles, 28 de octubre de 2015

Cuando Robles se despidió de Olmos

Ayer se despidió en TVE la (esperemos) primera temporada de Olmos y Robles, una serie que con sólo ocho episodios se ha convertido en una de mis favoritas porque, así, resumiendo un poco, es fantabulosa total. De hecho, me he arrepentido de no dedicarle crónicas semanales como a otras joyas españolas como El ministerio del tiempo.

TVE, si la renuevas por una segunda temporada, te prometo que todas las semanas le dedico una entrada. Que no va a servir de nada porque la cadena ni conoce mi existencia, pero, oye, por intentarlo que no quede.


Cuando se estrenó hace ocho semanas, ya comenté lo mucho que me gustó el episodio piloto, pero es que desde entonces la cosa ha ido a más. Y es que Olmos y Robles ha sabido conciliar perfectamente, durante toda la temporada, esos géneros tan dispares que era el policíaco con el de pueblo con encanto, rompiendo además con varios tópicos.

En primer lugar, y creo que es lo que más agradezco de todas las cosas buenas que tienen, es que no juegan con la inteligencia ni del espectador ni de los personajes. Sí, la trama horizontal de Los siete infantes de Lara era un tanto predecible (desde el regreso de Alcides a Ezcaray ya se intuye por dónde van a ir los tiros y Guerezt era un villano tan obvio que no podía serlo en realidad), pero se han molestado en tomársela en serio y ofrecerla perfectamente dosificada. Porque, sobre todo, ha sido interesante y entretenida y Almanzor ha sido un gran villano: el arco del padre Juan fue toda una sorpresa (a ver quién se veía venir que era un testigo protegido) y encima estuvo muy bien contado, culminando en esa gran escena de la iglesia.

Además, fue precisamente Almanzor el detonante de los dos mejores episodios de toda la temporada. Sí, los ocho han sido muy divertidos, pero los dos últimos mezclaron magistralmente la comedia con la tensión, el thriller y la acción con escenas muy memorables en ambos géneros. Por ejemplo, cuando Atiza mata a Salazar fue épica a morir, pero también tuvo unos diálogos descacharrantes.


Y, como decía hace un par de párrafos, no jugaban con la inteligencia de los personajes. Por lo general, en las series o son más bien cortos o no comparten información, lo que provoca que te desesperes. Pero aquí no. Aquí absolutamente todos los personajes son inteligentes y actúan con cabeza, aunque también puedan ser desastrosos. Por ejemplo, Atiza es un vago, pero también es muy capaz, como demuestra ayer al organizar al pueblo para atrapar a los dos sicarios de Alcides. Otro ejemplo sería Cata cuyo don sí que es permanente y no desaparece cuando conviene (como el de Emma Swan para saber cuándo le mienten).

De hecho, el otro aspecto que más le agradezco son los personajes.

Hoy por hoy, tras haber visto los ocho episodios, no hay ni uno solo que me moleste o que no me interese. Sí, Guerezt era un pesado irritante, pero ese era su papel. Sin embargo, ante el resto no puedes más que quererlos, incluso a ese Damián retorcido donde los haya, manipulador y cobarde, que no podía ser un malo más típico ni más divertido. Verlo sentado en su silla, acariciando a su animal molaba muchísimo, al igual que ese constante enfrentamiento con Cata.


Es de agradecer también que en ninguna parte se hayan olvidado ni de la parte policial, ni del pueblo, manteniendo así varias tramas horizontales como la de la cooperativa, a Isabel vendiendo sus tierras (con el perpetuo boicot de Damián), el misterioso plan de Braulio y Claudio y los secretos que ocultaba Nuria.

Toda esa parte no ha podido ser ni más entrañable, ni más divertida. La serie tiene mucho corazón a la hora de tratar a sus personajes y las relaciones entre ellos, teniendo mucho cuidado de relacionar a prácticamente todos los personajes. Quizás el  ejemplo más claro sería la historia de amor entre Nuria y Lucky, que no ha podido ser más mona, pero no han sido los únicos: las chicas tenían una gran amistad, Claudio y Braulio han tenido escenas muy bonitas (su final en el globo fue precioso), la relación padre-hija entre Atiza y Nuria...

Pero si ha habido una relación importante esa ha sido la de Olmos y Robles. Es increíble ver cómo han evolucionado de los dos primeros episodios a este último, a esa despedida (esperemos que temporal) con la que cerraban la temporada. Bueno, en realidad, debería hablar de lo mucho que ha evolucionado Robles, porque Olmos ya respetaba y apreciaba a su compañero desde el principio, la verdad.

Lo que me estoy controlando para no empezar con chistes de 'Oficial y caballero'...

Esa relación entre los dos ha sido lo más importante. Los casos eran excusas para ponerlos a trabajar juntos, para que se conocieran y acabaran queriéndose. De hecho, en el séptimo episodio, El juego de Almanzor, les faltaba acudir a terapia de parejas con esas discusiones tan típicas de un matrimonio. Y, claro, ni qué decir tiene que ha sido tan divertido como tierno, una vez más. Un detalle tan tonto como Robles haciéndole unas albóndigas a Olmos era capaz de sacarte la sonrisa, al igual que las escenas en las que Domi le trataba como un nieto más.

Y es que Robles se ha humanizado muchísimo desde su llegada a Ezcaray y, lo más importante, Rubén Cortada se ha soltado tanto que resulta impresionante.

En el episodio piloto Pepe Viyuela era el amo de la función, el que más destacaba tanto a nivel interpretativo como de personaje, pero con el paso de los episodios todos se han equiparado. No sólo es una serie muy coral donde todos tienen su sitio y están más o menos parejos, sino que todos los actores están increíblemente cómodos y se refleja en la pantalla.

Pero como desde el principio todos eran maravillosos, quiero destacar a Rubén Cortada, que fue lo único que me chirrió en el piloto. Quizás era su forma de interpretar a un Robles sieso como ninguno o quizás que se ha ido haciendo con el tono de la serie, no lo sé, pero la cuestión es que ha terminado siendo muy natural hasta en las escenas de comedia más física, como ese (épico) momento en que Robles debe imitar a Gollum en el juego de las películas. Yo es que aún lo recuerdo y me meo viva. Vamos, que el señor Cortada ha terminado demostrando que es algo más que una cara bonita y yo he acabado tan rendida a sus pies como al del resto del reparto.


También me sorprendió muchísimo el cambio de registro de Luis Miguel Seguí en este último episodio, una vez se le cae la careta de amigo majo. Ha sido impresionante verlo de malo malísimo un poco desquiciado tras haberlo visto tanto tiempo interpretar a Leo en La que se avecina. De hecho, va a ser una pena no volver a verlo más por Ezcaray, aunque espero que le guarden algún flashback.

Porque tiene que haber segunda temporada. Olmos y Robles es una serie maravillosa con una audiencia media mayor que la de la cadena y, encima, en mi TL por cada tweet dedicado a Mar de plástico (responsable del bajón de audiencia), había veinte sobre Olmos y Robles y no precisamente por RTs de los actores. Quizás no ha tenido el mismo impacto que El ministerio del tiempo, pero tiene el suyo y lo han hecho tan bien que ellos se merecen volver y nosotros merecemos ver una temporada donde resuelvan el misterio que plantaron ayer: el de la muerte de los padres de Robles con esa referencia a la hidra (¿Alcides será amiguito maligno de Grant Ward?), que seguramente tendrá que ver con la muerte de los de Olmos (demasiada casualidad que ambos se quedaran huérfanos por la misma época).


Eso, junto a esos casos que han escrito y que no podían ser más variados. Me alegra que no hayan convertido Ezcaray en, no sé, Los Angeles y que hubiera asesinatos todos los episodios. De hecho, han sido tan variados que, de nuevo, no puedo más que comentar lo listos que son los guionistas: monjas amnésicas, ladrones de arte, cadáveres cambiados de tumba, el cuervo blanco... Vamos, que se las han apañado para ofrecer misterios sin que muera medio pueblo, lo que es de agradecer, sobre todo porque así iban presentando otros lugares de La Rioja.

Salvo mi pueblo, que sólo sacaron un bazar chino, pero, bueno, eso en la segunda temporada se puede solucionar.

Y, de paso, me podrían dar una escena donde Cata y Damián discutan como cochinos y acaben barriendo la mesa en plan apasionado. No sé si me entendéis... Pero eso son cosas mías. Lo importante es que TVE debe renovar Olmos y Robles porque su primera temporada ha sido genial... y porque siempre podemos presentarnos ahí los fans con horcas y antorchas, ¿a qué si?

Podéis visualizarme sentada tras la mesa tras la que escribo esto, con cara de maligna al imaginar lo que podríamos hacerle a TVE si no nos da la segunda temporada, mientras acaricio un peluche al más puro estilo Damián, seh. Es que no tengo un Genaro, ni animales disecados... que, de hecho, me dan tirria, así que contentémonos con el peluche. Muajajaja.

martes, 27 de octubre de 2015

El nuevo color de Oliver Queen

A Cisco Ramon no le gusta cuando un héroe pone colores en su nombre, pero debemos admitir que el hecho de que Oliver Queen digievolucionara de Arrow a Green Arrow ha sido todo un acierto y parece la clave para haber remontado una serie cuya temporada anterior flojeó bastante.

Brazacos... *0*

Cuando Arrow llegó a nuestras pantallas hace ya casi cuatro años, su tono oscuro y trascendental era algo que molaba. Nos recordaba a las películas de Batman que tanto nos entusiasmaron, pero, claro, una cosa es una película (o en este caso tres) y otra muy distinta una serie cuyas temporadas están formadas por 22 ó 23 episodios. Y es que la intensidad desgasta, sobre todo cuando no dan ni un momento de respiro.

Precisamente por eso Felicity Smoak se alzó como un diosa en medio de Starling City, ya que era el único personaje que tenía sentido del humor y sonreía la mayoría del tiempo. Era un gran contraste con las paranoias y dramas del resto, que se pasaban las veinticuatro horas del día sufriendo como si les fuera la vida en ello. Pero, a pesar de eso, Arrow moló mucho... hasta que la intensidad se les fue de las manos.


Su tercera temporada no fue mala, pero sí floja (a excepción del primer tramo y de Laurel y Thea, que se llevaron la temporada ellas solas) y se notó muchísimo ese desgaste que conllevaba el arrastrar los traumas de siempre: Oliver no avanzaba tras tres temporadas con paranoias sobre ser él o Arrow, a Laurel seguían ocurriéndole una desgracia tras otra, Thea era víctima de secretos una y otra vez... Y, encima, el villano de la temporada, Pepe (que es como llamo yo a Ra’s al Ghul para abreviar y porque, la verdad, mucho respeto tampoco infundía), fue un fracaso total. Intentaron que supusiera algo tan emocional para Oliver como lo fue ese magnífico rival que fue Slade en la segunda temporada, pero lo único que consiguieron fue marearnos a todos con ese juego de infiltraciones y planes secretos y que Oliver nos desesperara.

Tampoco ayudó que subieran a Felicity al carro de los reyes del drama, ni ese spin-off encubierto que suponías las tramas de Ray Palmer (que, encima, era repelente a más no poder) y que precisamente su serie hermana, The Flash, lograra ser emocional sin dejar de ser divertida, ligera y muy interesante (el juego que se trajeron con Harrison Wells fue un continuo WTF?! con el que te devanabas los sesos y encima el flow que tiene Tom Cavanagh era muy genial).

Por suerte, los guionistas tomaron buena nota de todo lo que les había fallado en el tramo final y, de cara a su cuarta temporada, decidieron introducir cambios. Lo están haciendo poco a poco, pero con buen pulso.


Arrow no ha dejado de ser oscura, diferenciándose así de las aventuras de Barry Allen y compañía que siguen siendo más ligeras (sólo hay que ver la actitud de cada ciudad hacia su héroe), pero ahora también tiene sentido del humor. Los personajes se divierten tanto como en The Flash a la hora de salvar a su ciudad, disfrutan con lo que hacen. Es Felicity quien desea volver y retomar su faceta de justicieros y es Oliver quien decide cambiar de actitud, ser algo más que un justiciero: convertirse en un icono, en esa esperanza que una ciudad tan decadente como Starling City necesita.

Y, de hecho, son precisamente ellos dos quienes le están dando un nuevo aire a Arrow, uno más relajado y disfrutable. Verlos juntos es beneficioso para la serie, por lo que no dejo de preguntarme cómo pudieron retrasarlo tanto (y de formas tan estúpidas).

No sólo hacen un gran equipo, sino que ambos están contentos y se permiten el tener sentido del humor. Ha sido muy divertido ver a Oliver como cocinillas o las bromas de Felicity (genial cuando comenta que quiere un nombre en clave o como cuando les dice que se supone que Dig está más evolucionado que Oliver) y también ha sido muy bonito como se apoyan: Felicity está ahí para decirle a Oliver que puede ser mejor, mientras que él está ahí para recordarle a ella que puede hacer todo lo que se proponga, incluido salvar Palmer Tech.



Ahora mismo la pareja formada por ellos dos son el corazón de Arrow, el centro del equipo y los que mantienen a los demás en equilibrio: Felicity es la que logra que Diggle se olvide de sus intensidades varias, mientras que Oliver es quien hace que todos se den cuenta de que Thea no está bien.

Que, por cierto, manda narices que Thea ande desatada, cual Demonio de Tasmania, y no sólo tenga que volver Oliver para darse cuenta, sino que encima tardan en creerle. También manda narices que le hagan volver porque le necesitan y la única que no le dé por saco es Laurel, sobre todo porque la actitud de Oliver ha cambiado para bien, lo que es de agradecer para el espectador. Oliver ya no cree que debe hacer todo solo, que el peso del mundo descarga únicamente sobre su espalda y, aunque claramente ejerce de líder, no pone su opinión por encima de los demás.

De hecho es ese cambio de actitud, el que sólo intente ayudar y se mueva respetando los deseos de todos el que hace que mi odio hacia Diggle y el capitán Lance no conozca límites. Ahora que Diggle ha hecho las paces con él, me imagino que se olvidará de tratarlo a patadas, pero a mí no se me olvidan las lindezas que le ha estado dedicando, a destacar ese momento en que básicamente le dice que no tiene alma, ni corazón ni nada. WTF?! Si pudiera, les pateaba el culo a ambos dos, por gilipollas, intensos y porculeros.



Pero, bueno, por suerte sólo son dos personajes que resultan desagradables, ya que el resto, al menos de momento, están llevando un buen camino. La nueva incorporación, Curtis, es simpático y funciona muy bien con Felicity, mientras que están haciendo un buen uso de Malcolm al no meterlo con calzador. Malcolm funciona mejor en pequeñas dosis, sobre todo porque no les obliga a buscar motivos rocambolescos para mantenerlo con vida y, encima, como nuevo Pepe ofrece a los guionistas un montón de posibilidades.

Sobre todo cuando, poco a poco, están introduciendo la magia en el mundo de Arrow.


Comenzó con la resurrección de Thea en El pozo de Lázaro y ha sido un buen catalizador, ya que, por un lado, tenemos a Thea lidiando con una maldición (o mata o acabará volviéndose loca) y, por otro, han tenido la excusa perfecta para recuperar a Sara. Seguramente la decisión de Laurel le explote en la cara, pero creo que es muy humano que intente salvar a Sara, a pesar de que todo apunte a que es una muy mala idea.

Desde la muerte de Sara, el mundo particular de Laurel se ha reducido a ella (encontrar a su asesino, vengarla, honorarla al continuar su legado) y por eso no es de extrañar que la quiera de vuelta. Sobre todo si tenemos en cuenta lo mal que la está tratando su propio padre, de nuevo a raíz de la muerte de su hermana. Por eso, es natural que Laurel haga lo que sea para volver a reunir a su familia, recuperar lo que perdió.


Habrá que ver cómo desarrollan ahora esa parte de Nanda Parbat, con Sara pareciendo más una bestia que otra cosa, Thea con la espada de Damocles de la locura sobre ella y Nyssa declarándole tanto la guerra a Malcolm como en menor medida a Laurel. Por cierto, ha sido muy inteligente por parte de los guionistas el destruir El pozo de Lázaro, pues con él corrían el riesgo de terminar convertidos en The vampire diaries donde la muerte ha perdido tanto su importancia como su dramatismo porque nunca es permanente. Una cosa es que se salve a Thea en extremis y se resucite a Sara, ambas con terribles consecuencias, otra muy distinta es que cualquiera pueda volver de la muerte.

Porque si fuera así, no habría tensión y ni el flashfoward que cerró el primer episodio de temporada, ni ese villano tan genial que han traído servirían para nada.

Hay que ver, por cierto, el gran acierto que ha sido Damien Darhk. Quizás, por el momento, no tiene ninguna conexión emocional con nadie (aunque yo no descarto que sea el padre de Felicity como se viene rumoreando desde que empezaron a hablar de él en la serie), pero tampoco lo necesita porque hay que ver cómo acojona.



Neal McDonough puede ser muy perturbador y aquí lo es. Tiene presencia, es frío y controlado y, sobre todo, puede usar magia. ¿Cómo van a vencerle si él puede parar sus ataques? Es una de las preguntas que lleva flotando en la serie desde el inicio de temporada y que se va acentuando a medida que sabemos más de él. Damien Darhk es peligroso, asusta al más pintado (el metahumano del tercer episodio prácticamente sale corriendo de Starling City porque le tiene miedo) y es un jodido misterio, ya que sabemos pocas cosas de él. De hecho, por no saber, no sabemos ni qué diantres quiere con exactitud, ni cómo ha conseguido que Lance colabore con él. Mi teoría es que le prometió resucitar a Sara, pero es más una corazonada que otra cosa.

Al igual que no sabemos qué nombre habrá en la lápida frente a la que Barry encuentra a Oliver en el flashfoward del primer episodio. Menudo final de episodio, por cierto, ni una patada en el cielo de la boca.

Yo estaba tan feliz viendo el episodio, sale esa escena y me quedé:


Sé que lo más obvio es pensar que se trata de Felicity, pero sinceramente las actitudes tanto de uno como de otro me hacen pensar que no es ella. Si Felicity hubiera muerto, los dos estarían hechos mierdecilla y, de hecho, Barry parece más preocupado por Oliver que afectado por la pérdida. Por eso, voy a concentrarme en que es el capitán Lance, ya que le odio mucho y celebraría su muerte con fuegos artificiales.

Sólo llevamos tres episodios de la cuarta temporada, pero de momento está funcionando mucho mejor que la anterior. Es divertida, entretenida, emocionante y se agradece muchísimo el que la gran mayoría de personajes no sean intensamente repelentes como ocurría el año pasado. Esperemos que sigan así porque, en serio, Arrow está molando mucho de nuevo.

Y, encima, en unas semanas aparece Constantine, algo que estoy deseando ver. De hecho, no me importaría que lo dejaran fijo en la serie porque estoy muy enamorada de Matt Ryan y andamos un poco cortos de chicos. En serio, ahora mismo Thea y Laurel o se pegan por Nyssa o no veo ningún otro ship posible, salvo que hagan parejas entre series como ocurre con las Chicago (Laurel y Cisco molarían... creo que shippeo a Laurel hasta con el helecho del amor, tengo un serio problema, xD).

Ay, Matt Ryan n_n

lunes, 26 de octubre de 2015

La luna del leopardo

Pues poquito a poco me voy haciendo con las novelas de las dos sagas largas que estoy siguiendo en este momento: Mundodisco de Terry Pratchett (más que larga, es eterna, pero ahí voy poquito a poco) y la de Psi/Cambiantes de Nalini Singh. Las tres primeras partes (La noche del cazador, La noche del jaguar y Caricias de hielo) ya he reseñado y hoy le toca el turno a la siguiente novela, La luna del leopardo.

Uno de los centinelas de los DarkRiver, Clay, siendo muy joven se vio impulsado a matar a un hombre al saber que éste abusaba de su hijastra, una niña llamada Tally, que era la mejor amiga de Clay. Ese acto hizo que Clay acabara en un correccional, lo que, junto a la noticia que Tally había muerto, hizo que una vez libre, fuera más leopardo que hombre hasta el punto de que está a un paso de convertirse en un renegado, un cambiante que decide quedarse para siempre en su forma animal.

Sin embargo, de pronto Tally vuelve a irrumpir en su vida. Tras una infancia tan traumática como dolorosa, Tally decidió hacer creer a Clay que estaba muerta para que no tuvieran que verse más, ya que no dejaba de recordar cómo él mató a su padrastro, algo que la traumatizó aún más. Ya de adulta, Tally es una trabajadora social contratada por una poderosa empresa para ayudar a niños con talento que no viven en buenas condiciones. Cuando uno de sus niños desaparece, descubre que no es el primero y que la mayoría han aparecido muertos. Para encontrarle y salvar su vida, Tally recurre a Clay, la única persona en la que puede confiar y que le puede ayudar de verdad.

Como veis el punto de partida es mucho más complicado que en otras historias de la autora. Clay y Tally tienen una historia en común, una truculenta donde ambos han cometido errores, pero que también fue lo mejor que tuvieron los dos. Así, se inicia una dinámica compleja entre ambos en la que deben lidiar con el pasado, el presente y las consecuencias de sus actos.

Y precisamente es eso último lo que hace que sea una historia diferente. Ambos tienen en mente al niño que fue el otro, la relación que tenían, pero en el presente ambos han crecido sin verse y, en parte, son un par de extraños. Así que no sólo deben conocerse de nuevo, sino que tienen ciertos asuntos que tratar. Personalmente me gustó el hecho de que los dos creyeran que actuaran de la mejor manera, pero se les acabe volviendo en su contra: Clay quiere salvar a Tally de los abusos y lo que logra es traumatizarla al mostrarle al leopardo furioso que lleva dentro, mientras que Tally sólo quiere estar mejor y acaba hiriendo a Clay.

No hay ni víctima ni verdugo, sino que se pueden comprender a ambos personajes. Eso sí, a mí personalmente me cogió un poco el cogerle el punto a Tally. Durante el principio de la historia, aunque entendía por qué actuaba de manera tan errática (quiere confiar en Clay, es ella la que acude a él, pero no logra superar el haberle visto matar a su padrastro), me cansaba un poco su actitud, sobre todo cuando seguía poniéndose en plan “no me quiere nadie”. No obstante, a medida que avanza la historia, se le acaba cogiendo mucho cariño.

De hecho, es ese viaje que hacen ambos, tanto por separados como juntos, lo que hace que La luna del leopardo sea distinta (más oscura, más brutal), pero también muy bonita. No sólo deben perdonarse y volver a conocerse, sino que, además, Tally debe superar el trauma que arrastra y Clay abrazar su humanidad de una vez.

Además de la historia de amor, volvemos a tener una parte de thriller que, como siempre, está muy bien llevada y que Nalini Singh utiliza para aumentar su universo particular. En esta entrega no sólo volvemos a ver a personajes ya conocidos, sino que conocemos a otros nuevos y también nuevos aspectos de este complicado mundo. Tally es humana, lo que sirve para profundizar más en la tercera raza que, hasta el momento, había pasado desapercibida en las novelas. También seguimos viendo lo que el terrible Consejo Psi sigue haciendo y hasta nos presentan la pareja que va a protagonizar la siguiente entrega.

Vamos, que La luna del leopardo es una novela muy, muy completa: no sólo tiene una historia de amor tan complicada como bonita, sino que tiene una trama de desaparición muy bien llevada y, de paso, conocemos nuevos aspectos del mundo de los Psi/Cambiantes.

El próximo lunes literario estará dedicado a... La sonrisa del diablo de Annelie Wendeberg.

viernes, 23 de octubre de 2015

Corrientes del tiempo: Capítulo 8

Ya es viernes, el fin de semana está aquí y para celebrarlo qué mejor que leer un nuevo capítulo de Corrientes del tiempo (recordemos, la tercera parte de la saga Cuatro damas) porque, sí, tranquilos, no se me ha pasado. Así que, nada, me dejo de daros el coñazo y os dejo con el octavo capítulo, Me he convertido en muerte.

Mientras Kenneth y él viajan a Londres para planear el robo en la torre Benavente, Álvaro no puede evitar recordar cómo terminó convertido en asesino, sobre todo porque sabe que, al otro lado del océano, la ceremonia de iniciación de Rubén está a punto de suceder.


Capítulo dedicado casi exclusivamente a Álvaro en el que por fin sabéis cómo y por qué se convirtió en asesino, una parte de la historia que estaba deseando que leyérais. Espero que os hayan gustado sus flashbacks (bueno, y el resto del capítulo) y, ya sabéis, si queréis comentar cualquier cosa, pues lo hacéis, que los comentarios me dan la vida.

En dos semanas, más.

Próximamente: Inesperado.

jueves, 22 de octubre de 2015

Limitless, toda una sorpresa

Hoy vengo a hablaros de la que ha sido, al menos para mí, la sorpresa seriéfila de la temporada. Por ejemplo, me imagina que The muppets molaría y así lo hace cada semana, pero no esperaba que esta serie fuera a gustarme tanto. Estoy hablando de Limitless, una especie de spin-off de la película del mismo título que protagonizó Bradley Cooper (que en España se tituló Sin límites, vamos, que está bien traducido, ¡milagro!)


De hecho, empecé a verla más que nada por su protagonista: Jake McDorman. Veréis, una de mis series favoritas (y a la que recuerdo con mucho cariño) es Greek y adoro a su reparto al completo, pero sobre todo al trío protagonista Scott Michael Foster (que pena que Blood and oil no sea nada del otro mundo, al igual que sus audiencias), Spencer Grammer (que salvo alguna aparición esporádica en Chicago PD hace un montón que no la veo) y Jake McDorman, que era capaz de humanizar al cretino de Evan y lograr que siempre tendiera a pasarle por alto ciertas cosas y le acaba perdonando.

Y precisamente es Jake McDorman lo que le está dando tanta vida a Limitless, aunque no lo único.

Pero vayamos en orden, porque quizás no sabéis de qué trata Limitless.

Brian Finch (Jake McDorman) es un músico un tanto desastroso y sin oficio ni beneficio, pero con buen corazón, que adora a su familia. Un día, su padre (Ron Rifkin) sufre un desmayo y el hombre acaba ingresado sin que nadie sepa qué le ocurre, algo que desespera a Brian, que intenta seguir con su vida. Así, se reencuentra con un viejo amigo suyo, que le da una pastilla que es una droga llamada NZT, que estimula el cerebro humano de tal manera que se puede usar todo su potencial.


Eso hace que Brian no sólo sea súper listo, sino que sea rápido y pueda hacer un montón de cosas molonas. En ese momento, su primer instinto es salvar a su padre y, de hecho, acaba descubriendo qué tiene. Sin embargo, la situación de su padre se complica aún más y Brian vuelve a buscar a su amigo para que le dé más NZT... pero se lo encuentra muerto. Como lo primordial es salvar a su padre, Brian busca más pastillas y así acaba convirtiéndose en el sospechoso del asesino.

Como es de esperar, todo se resuelve y la agente del FBI que lo ha perseguido, Rebecca Harris (Jennifer Carpenter) se da cuenta de su potencial y decide ficharlo como consultor. El problema es que el NZT resulta mortal y, de hecho, Brian sufre sus efectos secundarios... hasta que aparece el senador Eddie Morra (Bradley Cooper) y le ofrece una solución: le suministrará una inyección que lo protegerá de los efectos secundarios, por lo que podrá tomar tanto NZT como quiera, pero a cambio será su infiltrado en el FBI.


Como podéis deducir es un procedimental, pero es uno que está muy conseguido. En parte, porque es muy simpático y usa muy bien el sentido del humor, además de una estética curiosa (Brian habla consigo mismo para mostrar su imagen mental, hay un código de colores para que sepas si está bajo los efectos de la droga o no, incluso tiene detalles gráficos muy chulos en plan Jane the Virgin) y, sobre todo, tiene un gran protagonista.

A mí es que estás tontás me molan mucho.

Jake McDorman vende muy bien a su Brian Finch. Un hombre que es bueno, divertido, pero también una especie de Peter Pan, un niño perdido que no sabe qué hacer con su vida. Es muy agradable que, a pesar de todo, Brian se tome las cosas con humor y siempre tenga una sonrisa en los labios. Es un tío muy adorable y, en serio, es imposible no enamorarse de él.

Como partenaire de Brian tenemos a Rebecca, que es la agente del FBI con su propio caso a investigar: la muerte de su padre, que era drogadicto y sospecha que tomó NZT antes de morir. En los primeros episodios, Jennifer Carpenter está totalmente eclipsada por su compañero de faenas, pero a partir del tercer episodio se relaja muchísimo y tiene una relación muy mona con Brian. Se supone que no van a ir por el terreno romántico (lo dijeron los creadores en la Comic Con de Nueva York), pero espero que cambien de opinión porque los actores tienen muy buena química y puede molar mucho.

El resto de personajes todavía está un poco difuminado, aunque personalmente soy muy fan de Mike y Ike, los niñeros de Brian (que no se llaman así, es un mote que les ha puesto él), que tienen escenas grandiosas con él.


También me ha gustado que, a pesar de cumplir ciertos clichés del género (un miembro de la pareja es agente y el otro consultor, uno de los dos tiene un caso que no ha resuelto y es personal...), también intentan romper otros muchos. Por ejemplo, al principio el FBI no deja que vaya por ahí con Rebecca, haciendo trabajo de campo, sino que lo tienen en un despacho con su placa y su arma particular... que son la grapadora y el celo. En serio, soy muy fan. Encima es que tiene mucha lógico, lo raro es que un consultor cualquiera se pasee por ahí como si fuera un agente entrenado.

Otro aspecto que están llevando muy bien es la trama a largo plazo. En los cuatro episodios que he visto, no la han abandonado en ningún momento. Todavía, como es lógico, desconocemos cuáles son las intenciones del senador Morra, pero sí que estamos viendo cómo cerca al pobre Brian y como parece una amenaza constante, que sirve muy bien para mantener la tensión y para que Brian se quede callado.


Curiosamente, a diferencia de la mayoría de las series, Brian ha querido contar su secreto desde el principio, pero es el senador Morra quien con sus amenazas constantes lo ha impedido. Tan brutal como inquietante esa escena en la que el pobre Brian contrata a su padre, que es abogado (y se huele que algo pasa con su hijo), para contarle todo sin que ninguno está en peligro y entonces descubre que la enfermera de su padre es un esbirra de Morra.

No sé dónde desembocará todo esto, pero de momento está siendo muy interesante, sobre todo porque obliga a Brian a callar, lo que para él es una tortura. Pero, bueno, de momento Limitless está siendo divertida, entretenida y una de las series a las que más ganas tengo que ver. Eso sí, sólo le falta que mejoren un poco los casos, que de momento han sido muy obvios, aunque también es verdad que los usan con sabiduría para mostrar más de Brian y Rebecca y que su amistad se vaya fortaleciendo.

Vamos, que os recomiendo Limitless, que está muy bien y Jake McDorman es una monada que lo vale.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Cambiad, cambiad, malditos

Estaba yo viendo el final de temporada de Young and hungry (todo un descubrimiento, es una comedia muy maja), cuando pasé por el típico ritual de querer pegarme un tiro a querer pegárselo a la protagonista por su comportamiento. No voy a entrar a quejarme de Gabi o de lo que ha pasado porque esta entrada no va sobre Young and hungry, sino sobre una cuestión que le pesa a varias series: la obsesión con anclarse a lo establecido, al status quo que se plantea al principio.

En varias series los guionistas se empeñan en darle vueltas a lo mismo una y otra vez o también en alargar situaciones porque en un principio funcionaban. En el caso de Young and hungry es la tensión sexual no resuelta entre los protagonistas, lo típico que sabes que se quieren y van a acabar juntos, pero no dan el paso por un motivo u otro.

Los responsables de que esté escribiendo esto: Gabi y Josh de Young and hungry.

El problema es que a medida que avanza la historia, el alargar una situación de ese tipo acaba siendo más y más pesado y también más y más absurdo. Llega un momento en que nada tiene sentido y acabas harto, pero harto de veras.

Y es que, a veces, parece que los guionistas toman al espectador por idiota, como si no supiéramos que van volviendo todo más rocambolesco para alargar esa situación que tan bien funcionaba al principio. Y, claro, eso acaba por desesperarte hasta límites insospechados y, entonces, más o menos acabas así:



Pensemos, por ejemplo, en Águila Roja. La serie de TVE está emitiendo actualmente su octava temporada y, personalmente, me parece que es mejor que la anterior, pero tampoco es que importe mucho porque está de capa caída. ¿Y eso por qué? Cierto es que el maltrato de la cadena a la hora de programarla no ha ayudado, pero principalmente se debe a que durante ocho temporadas no se han molestado en hacer ningún cambio.

Todos los personajes repetían los mismos patrones (Margarita era secuestrada, Gonzalo la salvaba; Gonzalo y Satur tenían las mismas discusiones sobre modernidad frente a fe, Alonso sólo le importa ser soldado y no ve nada más, algo así como un Amador de La que se avecina con ser un vividor follador, y así un largo etcétera) y nada cambiaba en las relaciones: el amor imposible no se consumía, cada vez por motivos más absurdos, mientras que los secretos no se revelaban ni habiendo motivos para ello o la historia no avanzaba precisamente por ese lastre que era no tocar nada, no cambiar el status quo establecido en la segunda temporada, la única que se molestó en incorporar novedades y cambios.


Es ahora en su octava temporada cuando, por fin, están empezando a cambiar las cosas, pero es tarde porque la audiencia la ha abandonado a la bestia y se lo han buscado.

Algo así le está sucediendo a Velvet, que no está siendo el pelotazo de otras temporadas. Es verdad que Antena 3 tiene una especie de maldición con las terceras temporadas de sus series, pero también que está siendo una temporada muy pesada. Todo lo interesante que está siendo el arco de Cristina (que, por mucho que los guionistas se empeñen en ponerla de mala, es víctima) y el de Patricia (insospechado, pero maravilloso, el que la junten con Jonás), no lo está siendo el resto. Sí, hay amenazas a la vista (Oxford, principalmente), pero no se pueden tomar en serio, ya que en Velvet nada cambia.

Bárbara: Mira, Cris, cari, al final somos lo mejor de la temporada, ju, ju, ju.

Empezando por la que era la pareja explosiva de la serie y que ahora sencillamente parece un fantasma de lo que fue. ¿Cuántas veces van a romper Clara y Mateo por el mismo motivo para volver después? ¿Cuántas? Porque esto ya empieza a ser una tomadura de pelo, al igual que otras situaciones que se repiten una y otra y otra vez: los primos Infantes liándola, Alberto despreciando a su hermana que vale mil veces más que él...

Es como estar viendo Glee otra vez.


Porque Glee era otra serie circular, una especie de día de la marmota seriéfila, como Velvet, pero más bestia aún. Las tramas de Glee (al menos durante las cuatro primeras temporadas, que es lo que vi) se repetían constantemente. Siempre ocurría lo mismo, hasta cuando cambiaron de generación. Los nuevos repetían los patrones de los viejos, siendo prácticamente los mismos personajes con otras caras.

Y, a ver, yo entiendo que si algo funciona, dé miedo tocarlo, pero todo tiene un límite y el secreto reside en saber cuándo parar, en elegir el momento adecuado.

Por ejemplo, Castle lidió bastante bien con la tensión sexual no resuelta entre sus dos protagonistas y no la alargó demasiado, pues Rick se declaró al final de la tercera y Kate dio en paso en el final de la cuarta. Si lo comparamos, por ejemplo, con Bones no es nada. Eso sí, al menos en estas dos series los personajes no te caían mal como consecuencia de las absurdeces de mantener la tensión sexual no resuelta, porque es algo en lo que es muy fácil caer: Woody de Crossing Jordan tuvo una etapa horribilis por ese motivo, Oliver y Felicity estaban insoportables en la tercera de Arrow para evitar que no estuvieran juntos y ahora mismo Gabi de Young and hungry es ahostiable a más no poder porque la usan para mantener la situación como estaba.


Otra que se manejó perfectamente en estos términos es Chuck. Durante dos temporadas sí que se basó en ciertos hechos (nadie conocía el secreto de Chuck, lo que le traía unos cuantos quebraderos de cabeza, y éste mantenía la tensión sexual con Sarah), pero a partir de la tercera se esforzaron en cambiar las reglas del juego una y otra vez, logrando que fuera una serie muy dinámica y que no se estancara, lo que también lograba otra ventaja: era impredecible.

De hecho, hay unas cuantas series que demuestran que eso de renovarse o morir es lo mejor en una serie. En Grimm, por ejemplo, también van haciendo evolucionar las relaciones (a pesar de que la fuerte amistad entre los protagonistas siempre predomina) y no tienen miedo de cambiar el status quo en general, sobre todo mostrando las consecuencias de los actos de los personajes. Quiero decir, si comparamos el último episodio emitido con cualquiera de la primera temporada, alucinamos con lo mucho que ha evolucionado todo y lo bestias que son a veces los guionistas.

Me encanta esta foto y no he podido resistirme.

Es precisamente eso lo que logra que estés en tensión, que te preocupes por los protagonistas, ya que tienes esa sensación de que les puede ocurrir cualquier cosa. No es como, por ejemplo en Once upon a time o The vampire diaries, donde todo siempre sigue igual. De hecho, en Mystic Falls la muerte ya no importa nada, porque todos vuelven, así que ya no queda dramatismo. ¿Qué un personaje muere? Psh, qué más da si lo van a traer de vuelta.

Porque, por ejemplo, ¿cuántas veces ha vuelto Bonnie del reino de los muertos? Pues eso.

Bueno, he dicho a Bonnie porque creo que tiene el record, pero si no me falla la memoria todos han muerto en Mystic Falls y están de vuelta: Alaric, Stefan, Damon, Jeremy, Matt... Vamos, que ahora mismo cuando muere alguien o quieren que estés en tensión por un personaje, acabas reaccionando así a pesar de los intentos de los guionistas:


Cierto es que hay algunas series que pueden sobrevivir sin cambiar demasiado las situaciones y que, aún así, siguen resultando de lo más simpáticas (los cambios en Leverage, por ejemplo, fueron nimios, pero es una serie estupenda de principio a fin), pero son las menos. De hecho, por lo general el renovar tramas suele ayudar a que la serie avance y muchas veces mejore (Agents of Shield ganó enteros con los cambios a lo largo de su primera temporada o la estupenda tercera temporada que nos están dando en Sleepy Hollow, por ejemplo).

Así que, señores guionistas, por favor, arriesgaos un poco, antes de que tengáis un Águila Roja en las manos y, de pronto, vuestra serie no interese a nadie por cansinos porque es espectador no es idiota, tiene experiencia en serie y se conoce vuestros trucos ya.

Y dicho lo cual, así, para acabar: ¿cuándo narices se dejan de tonterías en Young and hungry y lían a los protagonistas de una vez? ¡Apuf!

lunes, 19 de octubre de 2015

Desde que te fuiste

Hoy os traigo la reseña de una novela que estaba deseando leer: Desde que te fuiste de Morgan Matson. Hacía tiempo leí la anterior novela de la autora, Amy y Roger, 5000 kilómetros para enamorarse, y me gustó bastante, así que tenía ganas de volver a leer a esta autora y ver cómo desarrollaba su segunda novela. Además, el argumento me llamó mucho la atención:

Sloan, la mejor amiga de Emily, ha desaparecido y ésta no sabe qué hacer. La echa muchísimo de menos y, dado que es su única amiga, no sabe en qué invertir su tiempo ese verano en el que sus padres están completamente sumidos en la escritura de una nueva obra teatral. Un buen día, sin embargo, llega una carta de Sloan que contiene una lista de cosas que Emily debería hacer y que ella no haría jamás. Para estar más cerca de su amiga y, también, esperando encontrarla, Emily decide cumplir los retos.

Curiosamente, y sin que Emily lo esperara siquiera, acaba encontrando un inesperado aliado en Frank Porter, un compañero de clase que, aparentemente, es perfecto: tiene una novia diez, amigos, colabora en clubes, saca buenísimas notas... Pero eso es sólo el principio, pues a medida que va cumpliendo la lista, Emily empieza a descubrir que hay mundo más allá de Sloan.

El tema de las listas a cumplir y de los retos es algo que me mola, sobre todo cuando suponen sacar al personaje en cuestión de su zona de confort. También creo que es bastante original y precisamente porque se trata de un punto de partida novedoso, se le perdona el que la situación esté muy cogida con pinzas.

De hecho, una vez más Morgan Matson escribe una historia de auto-superación, de romper con algo que mantiene a su protagonista anclada en una situación que no es buena para ella. En Amy y Roger era la muerte del padre de Amy y el trauma que eso le acarreaba y aquí es más bien el carácter de la propia Emily. Porque Emily es tímida, parada y dependiente hasta unos niveles que dan ganas de abofetearla a ver si espabila y se quita ese pavo inmenso que tiene encima. Es increíble ver lo mucho que depende de Sloan para todo y el poco criterio propio que tiene, sobre todo al principio de la novela y en los flashbacks.

Por suerte, y es uno de los mejores aspectos de la novela, Emily va evolucionando a lo largo de la historia y acaba superando sus propias inseguridades y madurando muchísimo. En ese sentido, Morgan Matson hace un trabajo increíble, pues Emily mantiene su esencia a pesar de volverse mucho más abierta, valiente y decidida.

También me gustó como retrata la amistad entre las chicas. Para que Emily se mantuviera tan fiel a Sloan y la motivara tanto el encontrarla, debía de mostrarse que la amistad entre ellas merecía la pena y lo hace. Personalmente creo que sobra algún que otro flashback (en todos los capítulos hay al menos uno), pero tienen su utilidad: no sólo conocemos a Sloan, sino que vemos como es la relación entre ellas y su dinámica. No siempre actúan bien, tienen sus cosas, pero al menos Sloan intenta espabilar a Emily, aunque a veces abuse de ese poder.

No sé, me pareció una amistad bastante real. No es perfecta, ni idílica, al igual que ellas no lo son, pero sí que se ve lo mucho que se preocupa la una de la otra y lo mucho que la aprecia.

Otro elemento que me gustó cómo está desarrollado es la historia de amor. Si en Amy y Roger la relación entre ellos es algo muy en segundo plano y él está un poco desaprovechado, aquí Frank está mejor desarrollado, al igual que su relación con Emily. A lo largo de la historia ves como se acercan, como se van enamorando y es más una historia de amor al uso. De hecho, tienen escenas muy monas y, en general, su dinámica me gusto bastante.

Ahora bien, estaréis diciendo: ¿por qué no deja de comparar ambas novelas? Bueno, pues porque Morgan Matson repite muchos elementos en ambas. Desde detalles tontos como las listas de canciones que los protagonistas se intercambian, hasta otros aspectos más profundos: el chico tiene una novia con la que no funcionan las cosas, se pasan media vida en el coche, los padres son una figura lejana que no se interpone en el camino de las protagonistas, flashbacks retratando una relación perdida, un pequeño misterio a resolver...

El problema es que, aunque Amy y Roger sí que pecaba un poco de ser lenta, Desde que te fuiste lo es aún más. Le cuesta arrancar muchísimo, dejándonos unos primeros capítulos bastante tediosos. Luego, el ritmo mejora bastante y la novela va in crescendo, pero aún así hay partes en las que se enrolla muchísimo, lo que le quita dinamismo al asunto.

Tampoco ayudaba que los títulos de los capítulos fueran el reto que cumplía. En varias ocasiones te reventaba el pequeño giro del capítulo en cuestión porque Emily se proponía uno, pero acababa haciendo otro y ya lo sabías por el título.

En general, Desde que te fuiste me ha parecido una novela bastante floja, aunque tiene elementos que sí me convencieron (la evolución de Emily y la historia de amor) y también tiene un muy buen final. La novela te va atrapando más y más, mejorando al avanzar, y tiene un final muy, muy bonito, que hace que gane algún que otro punto en mi ranking. Se puede leer, pero me resultó un poco decepcionante después de lo mucho que me gustó Amy y Roger.

El próximo lunes literario estará dedicado a... La luna del leopardo de Nalini Singh.

jueves, 15 de octubre de 2015

Shield sigue adelante

Acabo de ver el tercer episodio de esta tercera temporada de Agents of Shield y creo que me toca hablar de lo que nos están proponiendo porque se lo merecen. Y es que con este principio de temporada los chicos de Shield están mostrando que siguen en el buen camino y que le han cogido el pulso a la serie.

Porque, de hecho, hacen algo que me gusta mucho y es que, aunque no olvidan lo establecido, lo que ha sucedido antes, no tienen miedo a ir en nuevas direcciones como si en cada inicio de temporada, reiniciaran la serie en cierta manera. Si la primera temporada fue una especie de procedimental de espías, la segunda mostró una historia mucho más ligada donde se exploraban nuevos caminos, siendo totalmente distinta a la primera. La tercera, al menos de momento, también es completamente distinta a sus antecesoras.


Alejados de las incógnitas a tratar en la segunda temporada (el extraño dibujo que realizaba Coulson, los orígenes de Skye, la droga que los había salvado a ambos...), estamos viviendo un pulso que tiene como protagonistas a esa cantidad de Inhumanos que están surgiendo desde que el cargamento de cristales terrágenos se cayera al mar en el final de la segunda temporada.

De momento, no tenemos una imagen global del terreno de juego. Sabemos que Shield, con el dúo Daisy-Mack, están buscando a los nuevos Inhumanos para ayudarles y ofrecerles un refugio, aunque hasta ahora no han tenido mucho éxito. Sólo han podido rescatar a Joey, que tiene un poder bastante chulo, pero que, de momento, no puede formar parte del grupo de Inhumanos que Daisy y Coulson tienen en mente. De hecho, ni siquiera han convencido a Lincoln para que trabaje con ellos.

También sabemos que hay una organización gubernamental que está persiguiendo Inhumanos, aunque todavía no sabemos con qué fin. El personaje de Constance Zimmer, Rosalind Price, se ha reunido en varias ocasiones con Coulson y, aunque da mal rollo, tampoco da la sensación de ser la villana de temporada. Que, claro, esto es Agents of Shield, pueden dar el giro loco en cualquier momento, pero ella creía que era Shield quien se estaba haciendo con los Inhumanos cuando no es verdad. Ahora bien, habrá que ver si Lash, ese inquietante Inhumano (y nunca mejor dicho en su caso), es un tercer jugador o si la situación es todavía más compleja.


Pero, bueno, esa caza de Inhumanos, que ha colocado a Lincoln en una situación de lo más precaria (no confía en nadie, la paranoia le puede y encima Price le ha convertido en el enemigo público número uno, tildándolo de terrorista y amenaza alienígena) y tampoco ha ayudado que los únicos interesados en ayudarle, se hayan visto obligados a darle la espalda, al menos por el momento.

Porque la relación de Coulson y Daisy (lo que me cuesta llamarla así, es que encima no me pega nada, pero nada con ella) sigue siendo la misma, a pesar de los cambios. Ella es la niña de sus ojos y no duda en vender a Lincoln para salvarla.

Imagino que Lincoln va a pasar un infierno hasta que acabe integrándose en Shield, algo a lo que lleva meses negándose. Es algo lógico si tenemos en cuenta toda la historia anterior. Lincoln nunca confió en Shield, pero sí en Jiaying, quien no sólo le traicionó, sino que le usó y le manipuló, pero yo tengo ganas de que acabe formando parte de los Secret warriors. Además, el beso con Daisy fue muy mono y, jolín, ella se merece una alegría en el terreno sentimental tras todo el drama de Ward is Hydra. Porque, encima, me da la sensación de que ocurre un milagro o el Skyeward está más muerto que todas las cosas.


Volviendo a la persecución de los Inhumanos, me gustaría señalar una última cosa y es lo mucho que recuerda a los cómics. En ellos, los mutantes (no olvidemos que en Agents of Shield están usando el término Inhumano básicamente porque no pueden hacer referencia a los mutantes, ni al gen x por cuestiones de derechos, ya que es Fox quien posee los derechos de la Patrulla-X) siempre se han visto perseguidos y la escuela de Charles Xavier les ofrece un refugio donde aprender a controlar sus habilidades. Parece que quieren convertir Shield en algo así y, de hecho, la situación de Lincoln recuerda a la de Rondador Nocturno cuando aparece en los cómics por primera vez.

Y a una friki como yo esas cosas le dan la vida.

Al igual que lo mucho que se están trabajando la evolución de los personajes y sus relaciones. Es lo que he dicho antes, no olvidan lo que han contado, pero siguen contando cosas nuevas. Como, por ejemplo, las dinámicas que están protagonizando estos episodios. Por poner un ejemplo, Daisy sigue siendo amiga de Jemma y Fizt (muy bonito, por cierto, que precisamente sea Daisy con sus poderes quien ayude a Fizt a recuperar a Jemma), pero la tenemos trabajando con Mack y siendo amigos y funciona muy bien.


También funciona genial el que hayan puesto a Hunter con May cazando a Ward (al cual ya le falta patear gatitos para que perdamos cualquier posibilidad de redención) y que Bobbi haya estado haciendo equipo con Fizt para descubrir qué fue de Jemma.

Por cierto, Fizt sigue siendo amor del bueno. No es nada nuevo, pero me gusta recordarlo, sobre todo por cómo está evolucionando el personaje. Moló muchísimo verlo en plan badass, siguiendo con ese episodio en que Hunter le enseña a huir de The real Shield, y también el verlo tan adorable en este tercer episodio. Su recuperación todavía no está completa, pero ha mejorado mucho y, encima, eso le viene bien a la hora de ayudar a Bobbi (que tiene la rodilla destrozada) y también a la recién recuperada Jemma, que la pobre está súper traumatizada y le está costando volver a la normalidad.

Espero que nos den flashbacks de Jemma en lo que, imagino, es el área azul de la luna (básicamente una de las localizaciones de Attilan, la ciudad de los Inhumanos, que debe moverse ahí gracias a Reed Richards porque la atmósfera de la tierra les sentaba mal a los Inhumanos) y que nos expliquen por qué Jemma tiene que volver ahí.


Y también me gustaría saber si hay una explicación al hecho de que el portal reaccionara con ella y no con Fizt, por poner un ejemplo. Y, ya puestos, saber qué sabe Bizcochito (no recuerdo el nombre de Peter MacNicol en la serie, pero es el asgardiano refugiado en España) sobre los Inhumanos, porque esa escena la cortaron muy bruscamente y no sé si le diría algo a Coulson sobre ellos.

Que, por cierto, creo que mola mucho el que recuerden personajes de otras temporadas y los tengan presentes. De momento hemos tenido de vuelta a Bizcochito y a Andrew, además de menciones a otros como Talbot.

La verdad es que la temporada me tiene súper intrigada: por un lado, el tema de los poderes es súper entretenido y provoca mucha acción y, por otro, la trama de Jemma y lo que pueda hacer Ward me traen loca, porque no sé por dónde pueden ir. De hecho, no sé qué piensan hacer con Ward porque, como siga así con esa misión para traer a Hydra de vuelta e ir a por Andrew, le preveo poco futuro. Aunque, eso sí, como la teoría de que Lincoln es el tercer hermano Ward sea cierta (y yo creo que lo es) puede molar cantidad lo que salga de ahí, ju, ju, ju.

martes, 13 de octubre de 2015

La música del silencio

Finalmente la reseña de esta semana va el martes y la estoy escribiendo con gripazo incluido, así que me merezco un aplauso... sobre todo porque tengo unos cuantos episodios esperándome en mi cómodo sofá y a mi mantita. Espero, eso sí, que no se me vaya la pinza más de lo habitual, aunque, bueno, con esta reseña tampoco quedaría tan mal porque hoy me toca hablaros de La música del silencio de Patrick Rothfuss.

La música del silencio es una novelita muy, muy corta ambientada en el mundo de Crónica del Asesino de reyes, cuyas dos primeras partes (El nombre del viento y El temor de un hombre sabio) me encantaron y aún sigo esperando esa última entrega para cerrar la trilogía. Desde aquí, le envío ánimos al señor Rothfuss para que se dé vida con el asunto ;P

Lo primero que debería señalar de La música del silencio es que se deben conocer las novelas anteriores, ya que se trata de un añadido, como si fuera un extra de un DVD. Lo segundo, que se trata de una novela muy rara.

Y es que La música del silencio nos sumerge de lleno en el mundo de Auri, esa curiosa chica que Kvothe conoce de forma fortuita en La Universidad y que vive en las entrañas de la misma, al margen del mundo. Bueno, pues en este libro podemos echarle un vistazo a la Subrealidad, el lugar donde Auri vive, su propio mundo, por decirlo de alguna manera. De hecho, sirve para explorar a Auri como personaje y el relato se adapta perfectamente a la curiosa figura que es Auri, por eso, como ya he dicho antes, se trata de una novela muy rara.

No sólo no tiene una trama propiamente dicha, sino que tampoco tiene diálogo o aparecen más personajes que acompañen a Auri. No, La música del silencio es sólo un vistazo a Auri y a su día a día, de ahí que no sea un libro para todo el mundo.

El propio Patrick Rothfuss, de hecho, lo señala en las notas de autor. En ese sentido, es una novela sin trampa ni cartón. Él mismo explica que lo escribió porque le apetecía y sin ninguna intención de publicarlo (más que nada porque no creía que nadie fuera a estar interesado en hacerlo), pero que a su entorno le encantó y que, al final, se decidieron a editarlo.

Y la verdad es que se trata de un experimento curioso. Es bastante original y la forma en la que está escrito se adapta perfectamente a Auri, lo que hace de La música del silencio algo único y muy diferente a Crónica del Asesino de reyes. Esta historia es más lírica, más preciosista y seguramente tenga un montón de metáforas y material que analizar para los expertos en literatura que le sacan punta a todo. Pero yo soy una lectora bastante más básica y si leo “había un río” pues considero que había un río y punto, no que eso signifique cualquier otra cosa. Por eso, La música del silencio no ha terminado de gustarme.

Sí que tiene partes que me gustaron, pero, en general, se me hizo un tanto pesado y no terminaba de conectar con la historia. Me resultaba muy sencillo perderme en la lectura y, para ser tan fino, me costó bastante terminarlo. Claro, no ayuda, por ejemplo, que durante todo un capítulo se explique cómo Auri hace jabón. Capítulo que se quedará en mi memoria de forma traumática junto a uno de Gargantúa y Pantagruel donde enumeran cosas con las que se limpiaron el culo. Os juro que en ninguno de los dos casos me lo he inventado.

Eso sí, hay que reconocerle el trabajo como escritor, ya que La música del silencio está muy bien escrito y resulta muy valiente que se hayan atrevido a editar algo así, una lectura que a muchos no les gustará. También tengo que señalar la delicadeza y el cariño con el que Patrick Rothfuss retrata a Auri, un personaje muy complejo que recuerda a personas aquejadas con trastornos obsesivo-compulsivos e incluso con cierto grado de autismo. No sólo es algo bonito, sino que se palpa el cariño que le tiene a Auri y cada palabra rebosa lo que él mismo denomina como “rara dulzura”.

Es decir, que La música del silencio me ha parecido un excelente ejercicio de escritura, pero que, aunque tiene una protagonista muy interesante y pasajes muy bonitos, me ha parecido muy denso y me ha costado leérmelo. En este caso creo que no estábamos hechos el uno para el otro, ya que soy más de acción que de lirismo y tampoco soy muy amiga de la poesía.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Desde que te fuiste de Morgan Matson.

viernes, 9 de octubre de 2015

Corrientes del tiempo: Capítulo 7

Pues ya es viernes y, encima, un súper puente se avecina, así que, ¿qué mejor para celebrarlo que el nuevo capítulo de Corrientes del tiempo? Pues eso, que os traigo una nueva entrega. En este caso, el séptimo capítulo titulado Tania ante el espejo.

Tras todo lo que ha sucedido, Tania decide cambiar su actitud e intentar ayudar a los demás y la persona a la que, de momento puede ayudar, es precisamente a Rubén, que parece estar a punto de cometer un error que puede cambiar su vida por completo.


Capítulo centrado en Tania, que sé que no es vuestro personaje favorito, pero espero que os vaya gustando más a partir de ahora y, por supuesto, que el capítulo os haya gustado. Sé que es un poco de transición, pero es importante para el desarrollo del personaje, que necesitaba renacer de sus cenizas ;)

En dos semanas, más.

Próximamente: Me he convertido en muerte.

PD: Esta tarde me voy de viaje y estaré fuera durante el puente. Eso quiere decir que durante unos días no cambiaré la Frase inspiradora del día, pero os dejo una muy chula de la gran Irene Larra de El ministerio del tiempo. En cuanto a la reseña del lunes, todavía no sé si la subiré ese día por la tarde o, lo más seguro, la deje para el martes, pero a partir de ese día todo volverá a la normalidad. ¡Tened un buen puente! =D

miércoles, 7 de octubre de 2015

El regreso de Gafas de pasta

Hace ya unos cuantos años hubo una serie que me volvía loca, sobre todo porque... ¡era de superhéroes! Sí, antes de Oliver Queen, Barry Allen y los chicos de Shield, hubo una serie de gente con poderes que molaba cantidad: Heroes.

Heroes contaba la historia de varios personajes, que estaban diseminados por todo el planeta (la gran mayoría en Estados Unidos, cómo no) y que tenían poderes. Un japonés que viajaba a través del tiempo y del espacio, un hombre volador, una animadora que se curaba sola y muchos más. ¿Era perfecta? Pues no, para qué mentir, siempre había partes que era un auténtico coñazo: cada vez que Ali Larter salía, con cualquiera de sus personajes, era para echarse a dormir, al igual que Isaac y su novia.

El reparto original de Heroes.

Pero, bueno, en general molaba un montón y medio mundo estaba enganchado a ese mantra tan mítico que fue “save the cheerleader, save the world”. ¿El problema? Pues a su creador, Tim Kring (que tiene en su curriculum la maravillosa Crossing Jordan), el tema se le fue de las manos y pasó de una primera temporada maravillosa a una segunda muy floja (que, encima, se vio afectada por la famosa huelga de guionistas) y a una tercera que, directamente, era una puta mierda. Yo no soy de dejar series (hola, The vampire diaries), pero pasé de Heroes en su tercera temporada y me quedé tan pancha.

Por eso, cuando se anunció que la iban a resucitar para una miniserie (con posibilidades de renovar por una segunda temporada), pasé del tema... hasta que se anunció que Jack Coleman, es decir, mi adorado Gafas de pasta era el protagonista y que iba a salir Zachary Levi. Ahí ya estaba un poco jodida porque yo a Zachary Levi le amo con la fuerza de mil mares desde Chuck (en serio, ved Chuck porque es una serie cojonuda) y, claro, me llamaba la atención verlo de nuevo en la tele.

Total, que me puse a ver el episodio piloto de Heroes Reborn sin esperar nada (bueno, salvo disfrutar de lo sumamente guapo que es Zachary) y va y ese doble episodio me mola, al igual que el tercero que se emitió la semana pasada.

El reparto actual de Heroes Reborn.

La verdad es que no sé si alguien que va completamente a ciegas se enterará de algo, aunque creo que sí, porque básicamente Heroes Reborn parte de cero. Sin embargo, sí que es cierto que tiran de algunos elementos conocidos. El protagonista, Noah Bennet, tuvo uno de los recorridos más interesantes de Heroes y la hija de la que se habla aquí era una de los personajes más carismáticos de la serie madre. También se mencionan a otros personajes míticos como Mohinder o Hiro, pero, vamos, creo que se puede entender todo bastante bien. De hecho, yo no tengo vistas la tercera y la cuarta temporadas de la serie original y me entero de todo sin problemas.

Heroes Reborn nos traslada a un mundo que vive las consecuencias de un atentado terrorista, supuestamente llevado a cabo por evos (la abreviatura de evolucionados, es decir, la gente con poderes), por lo que éstos tienen que esconderse para sobrevivir, lo que cada día es más difícil, ya que no sólo hay cazadores, sino que una corporación parece interesada en encontrar a Molly Walker (Francesca Eastwood) cuyo poder es encontrar a personas sólo con pensar en ellas.


En medio de esta situación, Noah intenta llevar una vida normal y superar la muerte de su hija Claire, que falleció en el atentado de Odessa. Sin embargo, Quentin Frady (Henry Zebrowski) acude a él por su pasado relacionado con los evos, lo que provoca que Noah se ponga a investigar y descubra que pidió que le borraran la memoria y que estaba tan decidido a no recordar que hasta le había pedido al responsable que le matase en caso de querer recuperar sus recuerdos. Dispuesto a saber por qué deseó eso y qué ocurrió realmente en Odessa (porque, al igual que Frady, sospecha que la versión oficial es una mentira), empieza a investigar y a buscar a Molly para que le ayude.

Por otro lado, Tommy (Robbie Kay) es un adolescente que puede hacer desaparecer cosas con solo tocarlas, intenta llevar una vida normal, aunque su condición de evo se lo pone muy difícil, sobre todo cuando los Collins irrumpen en su vida. Los Collins, Luke (Zachary Levi) y Joanne (Judith Shekoni), son un matrimonio que, tras perder a su hijo en Odessa, deciden exterminar a todos los evos.

Además, en Japón tenemos a Miko Otomo (Kiki Sukezane), cuyo padre ha desaparecido y la clave para encontrarlo parece estar en un videojuego en el que es capaz de entrar gracias a una katana, que su padre le dejó antes de desaparecer. En Los Angeles, está Carlos Gutierrez (Ryan Guzman), un antiguo soldado que, aunque no tiene poderes, se plantea el convertirse en un justiciero para ayudar a la gente.


Son muchos personajes, lo sé, pero una vez empiezas con la serie enseguida te aclaras de quién es cada uno. Además, al igual que ocurría en la serie madre, sus caminos se van cruzando a medida que sus historias avanzan. Eso sí, a diferencia de lo que ocurría en ésta, todos son interesantes, a pesar de que algunos parezcan más alejados como la parte de Miko y la de Carlos. Es todo un alivio ver que los guionistas han sido capaces de darnos una serie de personajes tan bien escritos, ya que una de las grandes debilidades de Heroes fue que nunca supieron añadir nuevos personajes. Intentaban continuamente el integrar personajes nuevos, pero siempre eran aburridos y ahostiables a más no poder.

De hecho, estoy particularmente fascinada por Luke Collins y no, no es porque sea el personaje de Zachary Levi, al cual ya he dejado claro cuanto amo. Lo que pasa es que es el único que no es claro. Vamos a ver, que me explique: Tommy tiene un papel muy claro, es un buen chico al cual persiguen, vale. Joanne también deja claro que es una cazadora de evos un tanto enloquecida y que disfruta con matarlos, pero en el caso de su marido es diferente. No parece disfrutar, de hecho intenta que no vayan a por Tommy y da la sensación de que se calla mil cosas o, al menos, a mí me parece que no está tan convencido de lo que hacen. Y luego, para complicarlo aún más, ocurre el pedazo de giro del tercer episodio, Under the mask y ya lo flipas del todo.


Vamos, que al ser el único que no tiene un rol definido, me parece el personaje impredecible y eso me mola mucho. Encima, también me alucina lo sumamente genial que está Zachary Levi, aunque en parte sea un poco traumático verlo tan alejado de su Chuck Bartowski.

Por lo demás, también me gusta mucho que sea un arco cerrado y que nos presenten una historia ya pensada. Otro de los problemas de la serie original fue como se les iba la pinza y como liaban la trama principal, la cual encima se les iba de las manos, en parte porque varios personajes estaban tan petados de poder (Peter Petrelli y Hiro, por ejemplo) que debía de ser difícil manejarlos. En este caso, tenemos un misterio muy interesante y que, encima, provoca que todos los evos vivan en tensión constante, una situación que está muy conseguida. En cierta manera, me recuerda a Días del futuro pasado, ese futuro apocalíptico de los cómics de la Patrulla-X, donde los Centinelas cazaban y mataban a los mutantes. Así es fácil meterse en la historia, sobre todo porque los héroes que la protagonizan interesan.

Es decir, que contra todo pronóstico Heroes Reborn está siendo una grata sorpresa. Es uno de los estrenos de este año que he decidido seguir semana a semana y también lo espero. De hecho, me muero por ver el cuarto episodio tras el final que se cascaron en el tercero.