miércoles, 6 de julio de 2016

El corazón de Sofía Contreras

Hace mucho, pero mucho, que no le dedico una entrada a Amar es para siempre y eso que esta temporada ha vuelto a tener algunos giros de quitarse el sombrero. Así que, aprovechando que la cuarta temporada está encarando su recta final, toca hacer repaso de lo que han dado de sí las nuevas historias porque anda que no han cambiado las cosas desde el principio de temporada. Porque nada como los guionistas de Amar para girar a un personaje o una trama y que acabes pensando exactamente lo contrario de lo que pensabas.

El mejor ejemplo de eso sería Loli, que empezó siendo odiosa a más no poder, pero con el devenir de los episodios se ha convertido en todo lo contrario y su historia con Víctor Reyes no puede ser más mona. Al igual que lo es su amistad con las otras chicas jóvenes de la serie, sobre todo con María y Sofía.


Pero no todas las evoluciones han funcionado tan bien como la de Loli. Y es que, mientras que la tercera temporada fue prácticamente redonda, la cuarta está siendo irregular, haciendo tramas que funcionan a las mil maravillas y otras que dejan que desear.

Entre esas partes más flojas habría cosas como la despedida de Leonor y Miguel, no sólo porque se fueran (les echo mucho de menos), sino porque todo vino forzado por la cabezonería de ella, que parecía confundir arrojo con insensatez y estupidez. Si un comisario de policía te tiene en tu punto de mira, ¿a qué viene el esconder a un exiliado en tu casa, sobre todo estando embarazada? Si es que no hacía falta ser especialmente listo para saber que tarde o temprano Parrado te iba a cazar y no iba a tener ninguna clase de consideración.

Eso sí, no ha llegado al desastre que fue el cuadrado amoroso entre Eladio-Pepa-Toni-Carmen, que resultó aburrido, desagradable y, a día de hoy, no entiendo cuál era el propósito de esa trama. Sólo me alegro por lo rápido que se la cargaron cuando llegó el momento, la forma en la que lo hicieron y el hecho de que le dieran a Carmen un novio súper adorable, que ha contribuido a que sea un personaje mucho más llevadero.

Amemos fuertetote a Mariano.
Por cierto, ¿soy a la única a la que le recuerda a C3PO?

De hecho, Carmen ha sido la única Montilla que no sólo sigue en la serie, sino que se ha mostrado más consecuente con lo largo de la serie. Porque el destrozo que han hecho con Ángel es digno de estudiar. Ángel ha pasado de ser un amor y de tener una historia preciosa con María a ser alguien sin escrúpulos, a quien no le ha importado convertirse en el prostituto personal del Rondeño para conseguir sus objetivos.

He de decir que me asombra cómo han llevado la trama. Por un lado, está bien que sea un hombre quien se prostituye por ambición, ya que suele ser una trama relegada a los personajes femeninos. Sin embargo, me decepcionó mucho el cómo plantearon el momento en que la verdad estalló.

Ángel no ha pagado de ningún modo, no se le ha culpado o castigado de ningún modo, salvo por la lógica ruptura con María, que tampoco ha hecho demasiada sangre. Lo injusto del caso es que los personajes femeninos ambiciosos sí que han terminado purgando dicha ambición: sin ir más lejos, el año pasado Lucía confió a ciegas en los cantos de sirena de Dante y no sólo no consiguió su sueño, como Ángel, sino que la violaron en grupo y eso mató sus aspiraciones. Otro ejemplo sería Chelo en la sexta temporada, que acabó siendo madre soltera en una sociedad donde eso se castigaba con el desprecio y las habladurías.


Definición gráfica de cómo me sentí con la historia de Ángel.

Además de todo esto, hay otras cuestiones que no me han convencido de la temporada: Ramón se hizo increíblemente cansino y se obcecaron tanto en su relación con Manolita que ni siquiera intentaron darle ora cosa que hacer; y Guillermo es el peor galán que he tenido esta serie en sus dos etapas y once temporadas. ¿Se puede ser más soso y parado que Guillermo Perona? Yo no sé si hay que achacárselo a Junio Valverde, que mucho carisma no tiene, o a que Michelle Calvó se lo come con patatas o a guión, pero menuda decepción.

Pero, bueno, esta temporada está teniendo una trama principal de lo más interesante y que les está funcionando a las mil maravillas.

Empezando con ese giro maestro en el que nos contaron que, en realidad, Tomás Contreras no era él, sino otro hombre, Rogelio, que se hizo pasar por él para sobrevivir en el gulag. Fue maravillosa tanto la forma en la que Adela lo descubrió, como el giro en sí porque, de pronto, todo tuvo sentido. Y, encima, no se vio venir. Si es que no queda más que aplaudirles.


Y es curioso como esta temporada los personajes principales han ido un poco al revés. Me explico. Por lo general, el núcleo central de la serie es una familia aparentemente típica, que resulta tóxica y completamente desestructurada: los Robles, los Roldán, los Blasco... En Amar ha habido muchas y todas han compartido el que sean un desastre y que todo sean mentiras, traiciones y ataques entre ellos. Sin embargo, los Contreras no son técnicamente una familia, pues Tomás no es el padre de Sofía, pero se quieren mucho más, están mucho más unidos y son buenos los unos para los otros.

Precisamente por eso es muy sencillo entrar en las dos historias que rodean a los Contreras: tanto las tramas de espionaje que atañen a Tomás, como el avance de la enfermedad de Sofía. Entre que te caen bien todos y que forman una familia muy bonita, el pensar que les va a pasar algo malo, sólo te encoge el corazón.

Y lo peor es que, mientras que la telaraña de espionaje que rodea a Tomás sí puede solucionarse, veo muy difícil que la salud de Sofía siga el mismo camino. Por supuesto, siempre queda la opción (por loca y poco creíble que parezca) de que Martos consiga trasplantarle un corazón a Sofía. Particularmente yo prefiero que hagan algo así, porque no quiero que Sofía muera.



Porque Sofía, al menos para mí, ha sido el corazón de la cuarta temporada de Amar, por irónico que suene.

A mí Sofía me conquistó desde el principio, pero poco a poco se ha ido perfilando como una de las mejores protagonistas que ha tenido Amar. A su manera, es una chica tan admirable como lo fue Laura Blasco el año pasado, que para mí siempre será la mejor protagonista. Porque Sofía es una luchadora, que lleva desde el principio de la serie con la espada de Damocles sobre su cabeza, pero no por eso es derrotista o va de víctima, sino que se ha esforzado por ser feliz y aprovechar la vida todo lo posible.

Desde la lucha por estudiar la carrera que quería (algo que su madre no veía con buenos ojos por si la presión afectaba a su corazón) hasta la forma en la que tira de todos los demás. Porque Sofía es el motor de la gente de su alrededor: es Sofía quien constantemente busca ampliar el negocio de su madre, teniendo ideas como convertirlo en un salón unisex; también es Sofía quien ha hecho los avances en su relación con Guillermo, que siempre ha sido súper paradito, y quien le ha animado a él a seguir sus sueños.

Por eso, tiene muchísimo sentido que, cuando cree que el tiempo se le agota definitivamente, maneje los hilos desde las sombras para que, una vez se haya ido, todos sean felices.

La verdad es que el planteamiento del triángulo amoroso entre ella, Guillermo y Carlota ha sido bastante original, sobre todo porque ellas dos se han hecho amigas. De hecho, en el momento en que Sofía descubre que Carlota está enamorada de Guillermo, en lugar de escandalizarse o ponerse celosa, decide ir juntándolos poco a poco. Y a mí eso me rompe el corazón. No porque la pareja se rompa, que me da bastante igual (a la hora de la verdad, Guillermo no estuvo precisamente a la altura de Sofía), sino porque no quiero que Sofía se muera y el verla así es súper triste.


Es curioso como el personaje con problemas cardíacos resulta tener el corazón más grande y desinteresado de toda la serie. También es matador, pero, bueno, en Amar siempre les ha gustado hacernos sufrir.

Calculo que de temporada nos quedan dos meses, así que habrá que ver si Sofía se nos va a ir muriendo poco a poco, que parece lo más probable, o por el contrario tiran la casa por la ventana y se sacan algo de la manga. Yo, particularmente, pienso que el mejor final sería que Sofía sobreviviera gracias a que le trasplantaran el corazón de Martos y que lo hicieran los americanos porque Tomás, para salvarla, se ha hecho agente doble.

Es una locura que no va a pasar, pero de sueños también se vive.

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