lunes, 31 de octubre de 2016

Harry Dresden. Tormenta

Hoy en… Magik empieza sagas eternas: Magik descubre a Harry Dresden. Sí, parece que voy a escribir de mí misma como si fuera Teo (ya sabéis, el que va al parque, al circo y tiene una vida súper ajetreada para ser un niño), pero es que llevo una racha de descubrir sagas fantásticas que tienen muchísimas partes. En este caso, os voy a hablar de Harry Dresden, un mago que ejerce de detective y que creó Jim Butcher. A día de hoy, hay unas quince novelas publicadas, que se dice pronto.

Sin embargo, yo voy a centrarme en Tormenta, la primera entrega, y que contiene una aventura auto-conclusiva con el siguiente punto de partida:

Harry Dresden es un mago, algo que dicen sus tarjetas de visita, pues ofrece sus servicios para ganarse la vida, lo que es bastante particular. Sin embargo, también es terriblemente útil, de ahí que colabore con la policía cuando es necesario. De hecho, la policía no tarda en requerir de sus servicios cuando dos cadáveres son encontrados en una forma tan extraña como grotesca, algo que, sin duda, es obra de un mago muy poderoso que se ha saltado las reglas que deben seguir. Como no hay mucha gente que pudiera hacer algo así, enseguida empiezan a sospechar de Harry, lo que dificulta aún más su investigación, pues resulta que la mafia y los vampiros parecen envueltos en ella.

Paralelamente, una mujer acude a pedir su ayuda, ya que su marido ha desaparecido y, como éste ha empezado a interesarse en la magia, cree que, quizás, tiene algo que ver. Por eso, y porque necesita el dinero, Harry acepta el caso.

Como ocurre en la novela negra, desde el principio se manejan dos casos distintos, aunque al estar en una novela de fantasía, la trama se complica desde el principio, ya que Jim Butcher mezcla los elementos fantásticos con los más realistas con facilidad, creando casi una situación imposible para su protagonista. Harry Dresden no sólo debe encontrar a un marido, descubrir quién está usando la magia para asesinar (lo que está tajantemente prohibido por el Consejo Blanco, los mandamases de los magos), sino que debe lidiar con un mafioso que no quiere que se mezcle en sus asuntos y con el hecho de que los suyos van a vigilarle porque creen que es el sospechoso más probable, lo que es todavía más problemático pues, hace tiempo, mató a alguien y, desde entonces, la sentencia de muerte le puede caer en cuanto cometa un error. Vamos, que a Harry no le pueden caer más hostias en un solo tomo.

Por eso, es muy entretenido cómo va haciendo malabarismos con todos esos elementos que influyen en su vida, mientras va investigando los dos casos que tiene entre las manos y que, como era de imaginar, están relacionados.

De hecho, aunque a veces es un poco predecible, no importa demasiado, pues Tormenta es una novela muy dinámica, que engancha desde el principio. Es uno de los mejores inicios de saga que he leído nunca, ya que te va presentando ese Chicago sobrenatural tan complejo, pero sin que resulte aburrido o introductorio. Además, el mundo mágico que Jim Butcher ha creado me pareció muy trabajado y original, también complejo. La magia que usa Harry Dresden no tiene que ver con mover varitas y decir palabras, sino que es distinta, más complicada, al igual que las relaciones entre las razas que aparecen, lo que dificulta aún más el trabajo de Harry.

Es decir, la tensión se prácticamente constante a lo largo de toda la novela, lo que hace que resulte muy entretenida y se lea en un verbo.

Además, Harry Dresden resulta todo un personajazo. En Tormenta hay más personajes, por supuesto, pero me dio la sensación de que Jim Butcher los iba presentando de cara a ir desarrollando su propio Chicago. De hecho, la detective Murphy me encantó, al igual que su relación con Harry, y la calavera Bob me fascinó y estoy deseando leer más para poder conocerla en profundidad.

Pero, bueno, en Tormenta el autor se centra en presentarnos a Harry, ese mago detective tan particular. Harry me conquistó desde el principio y me resultó bastante original, pues es un desastre que apenas puede pagar su despacho, pero también es competente y se preocupa de verdad por sus clientes y por sus conocidos. Pese a que es atractivo, lo de ligar no es lo suyo, pero al menos lo intenta, al igual que intenta hacer lo mejor posible con las situaciones tan cabronas en las que se ve envuelto.

Como he dicho, se lee con facilidad y yo prácticamente devoré las casi cuatrocientas páginas de Tormenta, disfrutando del estilo de Jim Butcher y de las aventuras de Harry Dresden y sus conocidos. Esta primera entrega no ha podido gustarme más, así que tengo ganas de continuar con sus aventuras.

El problema es que la editorial que publicó las primeras diez entregas, Factoría de ideas, cerró, así que pueden ser difíciles de conseguir (yo me hice con los siete primeros gracias a una feria de libros), pero NosoloRol va a seguir publicando donde se quedó la primera editorial. Así que, si podéis, haceros con ellos porque merecen mucho la pena, en serio.

El próximo lunes literario estará dedicado a... Moriré besando a Simon Snow de Rainbow Rowell.

jueves, 27 de octubre de 2016

5 series que la lían parda jugando con el tiempo

Todos los años hay un tipo de género que parece ir replicándose en los estrenos y este año han sido los viajes en el tiempo y las consecuencias de éstos. Bueno, mejor dicho, este año parece que es el año de liarla parda con el espacio tiempo y, por eso… ¡Sí, nueva lista al canto! Me encanta hacer listas, ya lo sabéis. Y no me voy a andar con rodeos y vayamos con...

Series que la liaron parda jugando con el tiempo.

The Flash


A lo largo de las dos primeras temporadas de The Flash, Barry Allen descubría que podía viajar atrás en el tiempo y, aunque la primera vez que lo hace salva a Cisco, también pierde la oportunidad de salir con Iris. Así que Wells le advierte que no juegue con el tiempo, ya que siempre trae consecuencias que no puedes controlar y, quizás, todo resulte peor que como era al principio.

Pues bien, al final de la segunda temporada, Barry decide que todo se la pela y vuelve atrás en el tiempo para impedir que asesinen a su madre. ¿Qué eso va a trastocar todo? Pues evidentemente, pero a Barry le da igual y durante tres semanas se dedica a perseguir a Iris sin ni siquiera molestarse en buscar qué ha sido de los demás. Que podría ponerle a hablar de lo egoísta que demuestra ser Barry, pero no es la cuestión, ya que hay que hablar de cómo ha terminado jodiendo el tiempo.

Pese a reparar su error, que creó la línea temporal Flashpoint, el mundo de Barry ha cambiado y ni siquiera sabemos bien cómo ha podido hacerlo: el hermano de Cisco ha muerto, Caitlin tiene poderes, Alchemy está por ahí dando por culo, ha aparecido Julian de la nada (es tan cantado que es Alchemy que me voy a ir con que es una manifestación de la speedforce, ahí dejo eso) y ni siquiera sabemos cómo tienen poderes o qué ha sido de Wells, porque Eobard Thawne se va tan pito en lugar de revivir su propia historia.

Legends of tomorrow


En un futuro apocalíptico, la familia de Rip Hunter es asesinada, así que éste recluta a un grupo de pringadillos cuya muerte no causará ningún cambio en la historia para detener a Vandal Savage y salvar a su familia. Durante la primera temporada se dedican a cazar a Savage a lo largo de la historia y, cuando Rip asume que no puede salvar a su familia (lo que es de cajón, Rip: a ver, si la muerte motiva el viaje, si viven, no hay viaje y no las salvas, es una paradoja), deciden dedicarse a proteger la historia. Aunque, claro, como los Legends son como son, siempre hay peleas de por medio, meteduras de pata y caos en general.

He de decir que los Legends todavía no la han liado muy parda en lo que a joder la historia se ha dicho (bueno, salvo algún futuro alternativo que arreglan), aunque ahora tenemos a Reverse Flash y a Damian Dahrk aliándose con los nazis, lo que no puede traer nada bueno.

Frequency


Está claro que las tramas de alterar el tiempo estaban de oferta en la CW, porque ya van tres series que se basan en esa idea. Eso sí, Frequency es distinta, ya que no va de superhéroes que viajan en el tiempo a lo loco, sino que trata de Raimy, una detective que, por cosas de una tormenta, logra contactar con radio con su padre justo antes de que muera por ser corrupto.

Raimy, entonces, descubre que su padre no era un corrupto, sino que le tendieron una trampa, así que le avisa y el tío se salva. ¿El problema? Pues que Raimy no debe ser muy entendida de la ciencia-ficción y no se le ocurre pensar que cambiar algo del pasado, puede alterar su presente. Y, sí, ahora tiene una serie de bonitos recuerdos con su padre, pero su madre murió a manos de un asesino en serie que, en esta nueva realidad, ha matado a mucha más gente y, de paso, como su madre le presentó a su prometido, se ha quedado sin éste.

Así que Raimy en el presente y el padre buenorro en los noventa intentan salvar a la madre, mientras van cambiando la historia sin parar. Suerte tienen que no hay un Ministerio del Tiempo en yankilandia, que si no Salvador ya les habría echado la bronca. Dicho lo cual...

El ministerio del tiempo


La serie española tiene ya dos años de antigüedad (y va a haber tercera entrega, ¡regocijémonos!) y la verdad sea dicha no han liado ninguna permanente. De hecho, quién iba a decirlo, los españoles son los que mejor mantienen el tiempo, salvo en algún momento puntual, como esa victoria a cinco en Eurovisión. Pero la patrulla formada por Amelia, Alonso y Julián (o mi más que adorado Pacino) ha conseguido mantener la historia como debería, incluso cuando ha habido cambios.

Fue algo que se vio en la segunda temporada. Primero cuando Lombardi se cruza en el camino de Cristóbal Colón y le acaba sustituyendo (así que el tal Colón lombardizó América) y después cuando Felipe II decide convertirse en el rey del tiempo y reina en todas las épocas, cambiando completamente la actualidad. Sin embargo, nuestra intrépida patrulla logra arreglarlo todo, no sin sacrificios, claro está.

Timeless


Si la patrulla española siempre se las apaña para cumplir, el trío americano son un poco inútiles. En sus cuatro episodios emitidos, además de cruzarse en el camino de personajes de interés, siempre han acabado perdiendo el enfrentamiento contra Flynn y cambiado cosas sin pretenderlo. Algunas son de lo más curiosas, como la de una novela de Ian Flemming con ellos como protas, mientras que con otras se ha liado muchísimo más: Lucy pierde a su hermana, que no llega a nacer, y le sale un prometido buenorro de la nada.

Habrá que ver cómo sigue el asunto, pero de momento yo sigo temiendo por el presente de los yanquis, ya que Flynn siempre se acaba saliendo con la suya y, de momento, tiene una máquina del tiempo con una súper batería.

Esas son todas las series que, por ahora, están jugando con el tiempo. Falta por estrenar Time after time, que también va sobre viajes en el tiempo. Y, no, no me olvido del Doctah, pero él no la lía pardísima con el espacio tiempo, sino que suele arreglar esas cuestiones. Pero, bueno, ¿alguna que me haya dejado?

lunes, 24 de octubre de 2016

El jardín de verano

Hoy me toca subir la reseña de un libro que me cabreó como una mona, lo que hacía mucho, pero mucho que no me pasaba. De hecho, me incendié tanto que acabé poniéndome en plan intensa en tuiter y todo, pero es que de verdad de la buena que nunca entenderé por qué romantizar e idealizar las relaciones tóxicas y los malos tratos y defenderlas usando el amor como justificación. Estoy hablando, por cierto, de El jardín de verano de Paullina Simons, que es la última parte de la trilogía El jinete de bronce, cuyas dos primeras partes me gustaron mucho.

Ahora bien, también quiero señalar que esta última parte, este El jardín de verano, no deja de ser lo que yo denomino un libro-sacacuartos, ya que es la versión súper mega ampliada del epílogo de Tatiana y Alexander. Pero tal cual, ¿eh?

Durante los dos primeros libros asistimos a las desventuras de estos dos amantes, que no son perfectos, pero sí que molan y hay un buen equilibrio entre sus defectos, sus virtudes y su relación. También hay una guerra de por medio, traidores, dramas, separaciones, muertes y todo lo que se os pueda ocurrir. Y todo eso queda cerrado en la segunda entrega, cuando obtenemos un final feliz y todo se arregla. Así que yo recomendaría, honestamente, que se termine ahí con la saga.

Creedme, seguramente vais a ser más felices.

Bueno, he leído varias reseñas que opinan que El jardín de verano es el mejor, lo que no deja de fliparme porque, de veras, yo lamento haberlo leído. También lamento ser una maniática del copón que antes muere que dejar un libro a medias (salvo con la excepción de El Silmarilion, que me derrotó, he de admitirlo). Pero, bueno, que logré leerme entero este despropósito carente de ritmo, pesado y donde la trama brilla por su ausencia, ya que se dedica a contarnos lo que ocurre con Tatiana y Alexander después de rescatar a éste último y cómo se reencuentran como pareja.

Es decir, en primer lugar El jardín de verano es un libro pesado, un libro aburrido, que se limita a ir desgranando el día a día de la pareja con los traumas que arrastran. Cierto es que Paullina Simons siempre se toma cierta calma a la hora de contarnos una historia y, de hecho, el principio de El jinete de bronce peca de lento, pero al mismo tiempo la historia te atrapaba, te interesaba y sabías que iba a algún lado.

Quizás se debe a que leyendo el epílogo de Tatiana y Alexander sabes exactamente qué va a pasar con ellos, pero la historia carece de interés en este último libro. De hecho, si se hubiera planteado todo de otra forma, quizás habría sido una novela interesante gracias al desarrollo de los personajes, pero Paullina Simons opta por hablarnos de ellos desde una perspectiva dañina, simplista y un tanto cliché, lo que sólo consiguió que me cabreara a medida que iba avanzando en la lectura.

Evidentemente, tras todo lo que ha pasado, Alexander no puede ser el mismo que era y tiene sus traumas. Es lógico, se entiende, es algo interesante con lo que trabajar desde el punto de vista literario. También es cierto que Alexander nunca ha sido perfecto, que está bien que los personajes se equivoquen y que no deja de ser un hombre de una época muy distinta a la actual. Ahora bien, creo que una cosa es todo eso y otra cosa es en lo que se convierte Alexander a lo largo de la novela, en el asco que da a medida que avanza la historia y el odio que me generó mientras leía. Porque Alexander es un puto maltratador, se pasa toda la novela arrastrando a Tatiana a una espiral de violencia, chantaje y sexo que es cualquier cosa menos sana, pero con señalar lo pobrecito que es por todo lo que pasó se justifica todo, incluido el comportamiento sumiso de ella que traga con todo.

Yo leyendo 'El jardín de verano', aka El jardín de mierda.

Alexander se empeña en controlar a Tatiana, en dejarla atada a la pata de la cama y pedirle que renuncie a una parte vital de ella, como es ser enfermera. También le dice cómo vestir, cómo llevar el pelo, todo eso mientras ella es la que tiene que esforzarse una y otra vez para que el matrimonio no se vaya a pique. Es ella la que tiene que adaptarse a él continuamente, él es el que enseguida se pone violento y hace su santa voluntad, sin importarle nada más que su ego y sus deseos.

De hecho, es increíble que cuando está a punto de serle infiel (incluso podríamos considerar que sí lo es, porque se besa con otra, miente y queda con esa otra a espalda de Tatiana), se muestre que los dos son parte del problema, incluso una vez Alexander le ha pegado. Porque, sí, Alexander le pega. Ojo, incluso sin pegarle toda la situación es horrible y asquerosa porque la culpa por trabajar y por no quedarse embarazada, incluso por llevarse bien con uno de los doctores del hospital. Es que encima manda huevos que él se haga la víctima porque ella es amiga de un doctor y desaparece de casa cuando descubre que ha intentando engañarla. Claro que sí, machote, tú eres la víctima en todo este asunto.


Eso sí, le pega, tienen otra bronca brutal y violenta y se reconcilian en una sola noche y, cuando el hijo de ambos intenta defender a su madre, hasta ésta se vuelve contra él, diciéndole que no sabe lo que es el amor y demás estupideces.

¿Cómo puede usar la autora el amor para justificar todo ese maltrato? Las broncas, los chantajes, la violencia (sólo le pega una única vez, pero la violencia y la amenaza está constantemente, como un tercer individuo enlazado al matrimonio) y absolutamente todo se justifica con "es que se aman". Como los dos dicen quererse, Tatiana tiene que perdonar absolutamente todo, tiene que tener paciencia y generosidad y humillarse constantemente y eso está bien, lo que es una idea que me repugna bastante.

No pido que me den una relación perfecta, dos personajes sin mácula y que aparezca un unicornio vomitando arcoíris a su alrededor, tan solo que no se venda como ideal y romántica una relación tan claramente tóxica y dañina. Porque el resto de personajes encima envidia esa relación, comentan el matrimonio tan ideal que son.

Joder, pues si eso es estar con alguien que te quiere, mejor casarte con alguien que te odia, que al menos puedes mandarlo a cagar y divorciarte.

No sé, además este tema me parece muy serio, pues se justifican, incluso se alientan comportamientos claramente peligrosos: que el hombre puede controlar a la mujer, que la violencia no es mala, que la mujer debe perdonar al hombre y enderezarlo con paciencia y amor... Sinceramente, en ninguno de esos gestos hay amor, por mucho que se diga constantemente, así que no ha habido forma humana de que entrara en lo que Paullina Simons quería venderme y sólo me he ofendido, además de aburrido.

El jardín de verano es, por tanto, una de las peores novelas que he tenido el dudoso honor de leer: aburrida, redundante, sin emoción y con un mensaje francamente insultante, que encima me intentan vender de realista. Claro, es súper realista que Tatiana (con ese par de ovarios maravillosos que tiene) aguante toda esa mierda durante veinte años y siga enamorada, súper, súper realista.

Y, por cierto, ¿alguien me quiere decir qué narices pintaban los interludios? ¿Qué tenía que ver con este descenso a los Infiernos el que, en su niñez, Tatiana conociera a la semilla del diablo? ¿Por qué incluir eso? ¿Qué sentido tiene?

Es que, en serio, lo mire por donde lo mire El jardín de verano es un despropósito, que no tiene ni un aspecto que merece ser salvado. Si tenéis pensado leer la saga, de verdad os digo pasar de esta mierda, os vais a ahorrar llevaros un disgusto tras otro y una buena cantidad de bilis.

El próximo lunes literario estará dedicado a Tormenta de Jim Butcher.

jueves, 20 de octubre de 2016

El regreso de Jane Gloriana Villanueva

Jane the Virgin regresó ayer tras dejarnos todo el verano con el corazón en un puño, porque se marcaron tal sucesión de cliffhangers que fue como si te abofetearan repetidamente. Pero, bueno, vayamos por orden: Jane y cia han vuelto y eso se merece una celebración.


Vale, ahora que ya hemos dado saltos y tirado confeti, voy a pasar a comentar el episodio, porque esto es Jane the Virgin, no deja de ser una telenovela con consciencia de serlo, así que los giros locos por episodio son algo obligado y la situación actual, tras ver el primer episodio de la temporada, hay que comentarla antes de que cambie completamente.

Así que si no vais al día, alejaos de esta entrada. YA. ¡Huid insensatos!


¿Habéis hecho caso a Gandalf? Vale, bien, porque a partir de ahora empiezan los spoilers y ya sabéis que quien avisa, no es traidor. Y es que yo no puedo estar más contenta porque... Michael is alive! Hell yes!



La verdad es que yo siempre fui positiva al respecto, ya que creía que no podían vendernos una historia tan bonita y romántica y hacernos querer a Michael para que muriera tras casarse con Jane y sin desvirgarla. Pero, claro, luego pensé: esto lo escriben guionistas, raza que no se caracteriza por su buen corazón precisamente, así que me entraba el pánico, sobre todo porque nunca puedes dar nada por hecho en Jane the Virgin y son capaces de acabar con Michael para recuperar a Rafael como galán de nuestra protagonista.

Y, claro, luego estaba esa frase del narrador que decía que Michael amará a Jane hasta el día de su muerte, una que en esta premiere te recuerdan. Porque si algo han hecho en este inicio de temporada es jugar con los sentimientos del espectador, al menos ese que es #TeamMichael, como lo soy yo.

Porque mientras Michael se debatía entre la vida y la muerte y Jane se veía obligada a lidiar con muchas cosas (por si no era suficiente que su marido haya sido herido de muerte, la madre de Michael vuelve a pagar su frustración con ella), nos mostraron un viejo episodio en la vida de la pareja que no conocíamos: cómo empezaron a salir. Sí, sabíamos cómo se conocieron, con ese beso mágico bajo la nieve, pero no habíamos visto sus inicios. Así que era un golpe a la patata el que te mostraran ambas realidades, pese a que tenían un factor en común: que Michael era un luchador y la fe que tienen uno en el otro y en su relación.


Michael apostó por ellos en el pasado, pese a que Jane estaba interesado en otro chico; Jane lo hace en el presente, eligiendo la operación porque cree que es lo que Michael preferiría. Y eso es muy bonito y yo casi me deshidrato en esa escena donde Jane le cuenta el futuro que se imagina con él.

Así que me alegra muchísimo el que hayan salvado a Michael y sin demasiadas secuelas, aunque me sorprende lo rápido que ha ocurrido todo. Yo ya me imaginaba un par de episodios con Michael en coma o desmemoriado (un recurso tan manido que hasta bromean con él), pero parece que, de momento, han querido compensarnos el verano de trolleo que se han marcado con el tema con un episodio muy bonito en lo que respecta a ellos dos.

Claro, ahora habrá que ver cuánto dura. Porque esto no deja de ser una telenovela y no creo que los dejen tranquilos y felices durante mucho tiempo. Habrá que ver qué hacen o cómo lo enfocan, aunque sólo espero que no vuelvan a dar vueltas sobre el triángulo amoroso (o cuadrado, porque se supone que Sam va a volver en el presente) y se centren en otros posibles problemas que pueden tener: las secuelas físicas de Michael, el hecho de que Jane podría no estar tan cómoda con su trabajo como antes, Rose con sus planes...

A mí tanta monez me deja así:

Va a pasar algo malo en cualquier momento para compensar. ¡Ay!

De todas maneras, pese a que no quiero fiarme, también es verdad que en esta serie siempre logran sorprenderme, pues nunca van por los típicos caminos y tienen una forma de presentar los conflictos diferente, con mucho más tacto que muchas otras ficciones.

Por ejemplo, y puedo estar adelantándome de nuevo, la trama de Xiomara y su embarazo no deseado. En cualquier otro drama, habría habido lágrimas, sufrimiento y dudas para que, al final, tras que Xiomara fuera a una clínica, se arrepintiera y lo acabara teniendo. Sin embargo, por lo que hemos visto en este primer episodio, Xiomara tiene muy claro qué va a hacer: abortar. Y me gusta mucho cómo lo han llevado de momento porque es un tema sensible, pero creo que lo presentaron bien: no se villaniza o victimiza a Xiomara, sino que se muestra como alguien muy coherente. Como ella misma dice: si no quiere otro hijo del hombre al que ama, ¿por qué iba a tener el de alguien que no es importante?

No sé qué piensan hacer con esta trama, si van a seguir por ese camino o Xiomara acabará dudando (aunque cuando se quedó embarazada de Jane hizo lo que había planeado desde el principio, que era tenerla, pese a que Alba era más partidaria del aborto), sobre todo porque ambas opciones pueden tener connotaciones con su relación con Rogelio, que no pudo ser más adorable (como acostumbra) al apoyarla hiciera lo que hiciera.


Y con Michael y Xiomara encauzados (al menos de momento), sólo nos faltaba Petra, que sigue en la misma situación: disfrazada de Anezka y drogada para que crean que ha sufrido un ictus, mientras Anezka la sustituye. Y yo sufro mucho por Petra, ya que es uno de mis personajes favoritos, pero también se disfruta muchísimo del trabajo de Yael Grobglas, no sólo como Petra y Anezka, sino como Anezka haciéndose pasar por Petra, un giro loquísimo de los que son marca de la casa.

Además, esa situación de Petra (que no sé cómo se va a solucionar, pero creo que Michael tendrá que ver, porque según el narrador sus destinos están relacionados) tiene sus cosas buenas: desde darle un respiro a Rose, que está muy ocupada con Luisa viviendo bajo el mar cual Bob Esponja, para centrarse en las conspiraciones de Magda, hasta demostrar que Rafael, por muy descafeinado que sea, tiene algo con Petra.

¿Petra o Anezka?, el juego oficial de la tercera temporada de Jane the Virgin.

Porque la imitación de Anezka es perfecta, engaña a todo el mundo, pero Rafael no ha sentido lo que sentía con Petra y eso me ha molado mucho, porque básicamente yo creo que deberían estar juntos. Y esto puede ser bueno, ya que se ha demostrado que Rafael no está con Petra por rebote, sino que hay algo de verdad entre ellos. Ahora esperemos que empiece a sospechar, porque de momento ha podido justificar las cosas extrañas (la falta de química la ha achacado a que ya no hay nada entre ellos y los fallos de Anezka a que está afectada por su hermana) y me liberen a Petra, antes de que la ira de Anezka caiga sobre él por rechazarla.

Vamos, que Jane no ha podido volver en mejor forma, que sigue hacia delante sin olvidar el pasado y sólo espero que no terminen fastidiándome el ship por enredar mucho las cosas (hola, Arrow, un saludito) porque hasta ahora lo han hecho genial y es una de las series más especiales que hay ahora mismo en emisión.

lunes, 17 de octubre de 2016

La elección final

Siempre es un placer terminar sagas, sobre todo cuando te han sorprendido mucho y la segunda parte te había gustado mucho, mucho. Por eso, tenía ganas de leer La elección final, que era la tercera y última parte de Las tejedoras de destinos, esa saga de ciencia-ficción de Gennifer Albin. Necesitaba saber qué iba a ser de Adelice tras cómo termina la entrega anterior, Entre dos mundos, también cómo iban a arreglar todo el jaleo que tenían con Arras y la Tierra a punto de destruirse mutuamente.

Y, sí, no me avergüenzo de decirlo: quería saber cómo acababa la historia de amor, porque Gennifer Albin nos dio un triángulo, que aparentemente resolvió en la segunda parte y, encima, hacia el team que a mi me gustaba, lo que nunca me pasa. NUNCA.

Así que con todo eso cogí con muchísimas ganas La elección final, que empezaba donde lo dejó Entre dos mundos:

Tras haber huido de Arras y descubierto cómo se originó, también el hecho de que ella parece ser la única que puede solucionar el problema que hay al mantener los dos mundos existiendo, Adelice se ve obliga a volver a Arras. No sólo eso, sino que debe hacerlo junto a Cormac, el líder de la Corporación, que desea casarse con ella para poder controlarla y ofrecer entretenimiento a la gente para que no descubran que su mundo está empezando a destruirse.

Sin embargo, Adelice nunca ha sido de las que permiten que las controlen y, pese a que Cormac tiene a su hermana, está más que dispuesta a luchar para salvar el mundo. Y no es la única, pues pronto descubrirá que, pese a haber vuelto a Arras, no está tan sola como pensaba en un primer momento.

La verdad es que La elección final es la novela de la trilogía que menos me ha gustado, más que nada porque me ha parecido un poco irregular, sobre todo en lo que respecta a su ritmo: mientras que en las entregas anteriores no dejaban de pasar cosas, la primera mitad de esta última parte ha sido bastante lenta, con una Adelice atrapada y asfixiada por Cormac, que casi no tiene posibilidad de movimientos. Luego, en la segunda mitad la acción comienza a sucederse a un ritmo frenético, por lo que, una vez que entras en la recta final, es muy sencillo leerla de una sentada.

Sin embargo, esa primera mitad me decepcionó un poco, ya que me esperaba algo más que esa especie de partida de tenis de Adelice y Cormac, que se pasan muchos capítulos discutiendo y dándole vueltas a lo mismo sin que llegue a suceder nada.

Eso sí, lo bueno es que al tener a Adelice de vuelta en el Coventri, nos hemos reencontrado con varios personajes que no habíamos visto en la segunda entrega y, también, hemos visto como ha cambiado todo en Arras durante el tiempo en el que Adelice ha estado fuera. De hecho, me gustó mucho el volver a ver a Pryana, sobre todo en la forma en la que lo hacemos, ya que le hace más justicia a la chica inteligente que presentaron que ese rol de archienemiga de Adelice que Gennifer Albin le encasquetó en Las tejedoras de destinos.

Pero, vamos, que el libro básicamente arranca cuando el resto de personajes se reúnen con Adelice en Arras, ya que ahí lo cambia todo y dejamos esa posición tan encorsetada para abandonarnos a las aventuras. Además, es entonces cuando Adelice puede ser ella misma, ya que durante su cautividad con Cormac tiene que controlarse y jugar a ser sumisa, más que nada para que Cormac no castigue a nadie por su culpa. Yo creo que se entiende bien esa posición maniatada de Adelice, pero personalmente me gusta muchísimo más verla ejercer de amiga y rebelde que de alguien que sólo puede ejercer de consorte, mientras busca su oportunidad.

Como he dicho, la última parte de la novela es lo mejor, ya que tenemos a todos los personajes trabajando juntos y empiezan a suceder todas las cosas que yo quería leer desde el anterior: el reencuentro de Adelice con Erik, el rescate de la hija de Jost, los hermanos unidos, la lucha final contra Cormac...

Eso sí, y ahora va a haber spoilers, así que leed bajo vuestra responsabilidad, el final no puede ser más retorcido y WTF?! De hecho, tuve que leerlo varias veces para entender lo que me estaba contando la autora y es que es tan raro que yo creo que necesito un epílogo para entenderlo del todo. No, en serio, entre que era todo un poco montaña rusa y que es raro de narices, fue todo un mindblow de manual.

Porque tras destruir Arras, Adelice se encuentra en la Tierra sin saber qué ha sido de sus amigos, así que se pone a buscar a los hermanos Bell. Descubre a Jost, el único superviviente de los dos, junto a Alix, esa aliada que resulta ser la mejor amiga de Erik, que no quiere separarse de él, lo que ya es raro, porque Alix siempre pasaba tres pueblos de Jost. No sólo eso es raro, sino que Jost, que está más muerto que vivo, le hace prometer a Adelice que cuidará de Sebrina, como se lo prometió a él... y Adelice se lo prometió ya a Jost. Pero es que, encima, cuando Jost se recupera, Adelice no deja de pensar que le recuerda muchísimo a Erik y, además de compartir su frase, los dos bailan sin música como hacían en la novela anterior. Así que Erik ha usado sus poderes de sastre para cambiar su aspecto por el de Jost, ¿pero por qué coño lo ha hecho? No en serio, ¿por qué? ¡Gennifer Albin, ya podrías dejar de hacerte la interesante y haber sido más clara, leñe!

Vamos, para una vez que se me cumple la pareja, va y lo hace en este final tan raro. ¡Arg!

Pero, bueno, al menos va a ser un final que recuerde durante toda la vida y que, aunque sólo sea por la paranoia tan grande que es, hizo que le diera mucho al coco. Así que ha sido un final bastante original para una trilogía de este tipo y, aunque lo leí hace unas semanas ya, sigo flipando con lo paranoico que es.

El próximo lunes literario estará dedicado a... El jardín del verano de Paullina Simons.

viernes, 14 de octubre de 2016

Esa preciosidad llamada This is us

Hacía ya semanas que quería hablaros de This is us, uno de los estrenos que mejor están funcionando esta temporada y uno de los que más me ha gustado, pero nunca encontraba el momento. Y como mi querido Yos Paranoias me preguntó de qué iba, pues me he dicho: ea, vamos a dedicarle una entrada, que ella lo merece.

Así que vamos por el principio: ¿de qué trata This is us?


Jack (Milo Ventimiglia), Randall (Sterling K. Brown), Kevin (Justin Hartley) y Kate (Chrissy Metz) cumplen años el mismo día, aunque las vidas de cada uno no pueden ser más diferentes: mientras que Jack está a punto de tener trillizos con su mujer, Rebecca (Mandy Moore), Randall acaba de encontrar a su padre biológico, que le dejó abandonado en una estación de bomberos nada más nacer. Por otro lado, Kevin es un actor en crisis, ya que la serie que le está haciendo famoso es un insulto a la inteligencia de cualquiera y no le permite hacer nada serio, mientras que su hermana Kate empieza a acudir a reuniones de gente con sobrepeso, donde conoce a Toby (Chris Sullivan).

Más o menos ese es el punto de partida de This is us, aunque es un poco difícil explicar bien el argumento, sobre todo porque no quiero reventar ninguno de los giros que da la serie en sus primeros episodios. No es que This is us sea un thriller lleno de ellos como Quantico o una de misterio, pero sí tiene ciertas sorpresas que es mejor descubrirlas a medida que se ve la serie.

De hecho, This is us es más un drama familiar con mucho corazón, pero también humor y, sobre todo, es muy real. Las relaciones de los personajes, el cómo están construidos hacen que sean como muy de verdad y te los creas a todos, aunque sean completamente distintos y cada uno tenga un problema completamente opuesto al de los otros.


Vamos, que es sencillísimo caer rendido ante todos los personajes y sus dilemas y comprar totalmente sus historias. Porque encima aunque no sean perfectos (en tres episodios emitidos hemos visto aspectos negativos de todos: desde el posible alcoholismo de Jack, hasta el ego de Kevin, pasando por la dependencia de Kate y el perfeccionismo enfermizo de Randall), son muy buena gente y muy majos y es imposible no amarlos.

Encima, ayuda muchísimo el cast tan chachi que se han marcado, ya que todos funcionan perfectamente y hay unos cuantos que ya me encantaban de antes: Milo Ventimiglia, Mandy Moore, Justin Hartley, Jon Huertas...

Y también me gusta que, aunque a veces sean un poco cursis, no estén tirando por los típicos recursos del drama: por poner un ejemplo, sí, a Kate le lastra mucho su peso y le agobia no bajarlo, pero también la hemos visto divertirse y empezar una relación y no culpa de su peso hasta el suspender matemáticas (algo que ocurría en Física o química, donde la chica con “sobrepeso” siempre lo usaba para dramar y le echaba la culpa de absolutamente todo lo malo que le pasaba). O la situación de Randall con su padre biológico, que no ha creado ninguna bronca o drama con su mujer y su madre adoptiva. Y, oye, que eso se agradece.


Así que, si no habéis visto el piloto de This is us, dadle una oportunidad porque es bonito, tierno, divertido y original. También deberíais dejar de leer, porque voy a entrar en el terreno de los spoilers y creedme cuando digo que es mejor que la veáis sin saber qué va a pasar porque la disfrutaréis más.

¿Qué si la estás viendo? Entonces, sigue leyendo.

Y es que necesito comentar el grandísimo mindblow que fue el final del episodio piloto: la magistral forma en la que te engañan y descubres cómo están todos los personajes relacionados (yo pensaba que iban a ir por la teoría de los seis grados de separación o la mera casualidad, pero resulta que Kate, Kevin y Randall son los hijos de Jack y Rebecca) porque, coño, si lo piensas tiene todo el sentido.



Además, ese giro abre dos aspectos que resultan muy interesante: no sólo el que pueden relacionar a los personajes entre sí de formas distintas, algo que siempre me ha gustado mucho, sino que manejan dos líneas temporales. Esto último no sólo los distingue, sino que puede ser un filón para jugar con el espectador, siempre que no se les vaya de las manos.

De hecho, tenía miedo de cómo podrían encajar Jack y Rebecca en el presente, por el tema del maquillaje (por ejemplo, el envejecimiento en los actores de El secreto de Puente Viejo era tan patético que no se podía creer), pero en este tercer episodio te crees a Mandy Moore como señora mayor perfectamente. Tanto por el maquillaje, como por cómo interpreta a esa Rebecca que tiene treinta y tantos años más encima.

Eso sí, me está matando y mucho no saber qué ha sido de Jack. Porque si el final del primer episodio casi hace que me estallen los sesos, esa última escena del segundo fue mucho peor, ya que los abuelos se reúnen con Randall y su familia, pero quien acompaña a Rebecca es Miguel, el mejor amigo de Jack, y no éste. Encima, eso pasa en el episodio en que te cuentan que Jack bebe demasiado y él promete dejarlo y yo sigo sufriendo como una perra porque, en serio, ¿qué ha pasado con Jack?

¿Dónde andas, Jack? ¿Por qué no estás con Rebecca con lo monos que sois?


¡Necesito respuestas! ¡Dadme respuestas! Y, a poder ser, que no me rompan la patata, aunque ya lo veo difícil, la verdad (eh, consideré en serio que Jack estuviera aparcando y nos estuvieran troleando).

Maldito seas, Milo Ventimiglia, ¿por qué siempre me enamoras y me haces sufrir? ¿Yo qué te he hecho, eh?

Bueno, bueno, me calmo, que ya me he desahogado y me imagino que van a seguir haciéndome sufrir entre unos y otros, pues ya sabemos seguro que William se muere y que Randall es alguien que se olvida hasta de sí mismo por ayudar. Aunque también hay cosas que pintan alegres, como esa relación tan bonita de Kate con Toby (ya era hora de que nos dieran una historia de amor épica y romántica con personajes que no fueran físicamente perfectos, ¡gracias This is us!) y el hecho de que Kevin le haya echado un par de huevos y, aunque no era la opción más segura o sensata, haya decidido empezar de cero, pese a tener todo en contra.

Vamos, que todo lo que están contando me está gustando, me interesa y espero que los personajes se relacionen más entre ellos, aunque creo que ahora todos viven en ciudades diferentes.

Y, por favor, contadme que ha sido de Jack, ¡no me tengáis en este sinvivir!

jueves, 13 de octubre de 2016

Los claroscuros de Marta Novoa

Llevamos ya unas cuantas semanas de la nueva temporada para Amar es para siempre, una quinta temporada que llegó con muchos cambios. Cada año gran parte del reparto es distinto, pues nos cuentan una historia distinta, pero en esta quinta temporada han optado por cambiar muchas más cosas: desde de aligerar el tono, aprovechando que estamos a punto de llegar a los años setenta, hasta regresar a los orígenes al olvidarse de tramas más propias de thriller para tener otras mucho más clásicas, pero que personalmente creo que funcionan mejor.

La tercera temporada fue la mejor de esta nueva época en Antena 3 y sí que supieron combinar los dos géneros perfectamente, pero la cuarta se quedó a medio gas y, más allá de la historia de Sofía y de Tomás, hubo pocos aciertos y hubo muchas tramas que no supieron manejar con tino (el piso compartido fue un desastre, Ángel con su carrera de torero otro tanto, el cambio a maniquí de María, el galán un descafeinado de tomo y lomo…).


Así que esta vuelta a las historias más sencillas está siendo de lo más refrescante.

De hecho, personalmente creo que la temporada actual es la que más me recuerda a la primera. Quizás es porque hay elementos similares: abogados, una empresa llevada por la familia protagonista y con su representante sindical con aviesas intenciones, una marquesa maliciosa que odia a su futura nuera, un protagonista no tan perfecto como podría parecer (aunque Antonio le daba mil vueltas a Jaime)… De hecho, es curioso lo bien que están sabiendo llevar a todos los personajes, pues son complicados y todos tienen sus claroscuros.

Y podría hablar de Jaime, ese galán que en menos de una semana ya le ha puesto los cuernos a la heroína y ni se arrepiente de ello, pues me parece muy poco típico para el género. Pero hoy me voy a centrar en su hermana, Marta Novoa.

Porque Marta es, en mi opinión, el personaje más complejo de todos y también el que más está dando que hablar. Al menos, yo siempre acabo hablando de Marta en tuiter y no es para menos porque la señorita Novoa es un personaje que me tiene muy despistada; ahora mismo podría tirar por dos caminos muy distintos y no tengo ni idea de por dónde la llevarán, lo que particularmente me mola mucho. Es decir, podría terminar siendo la villana de la temporada… o no.


Sí, ahora mismo en general hay un sentimiento de que Marta básicamente es malvada y calculadora, como si diera cada paso pensando en una manera de joder a alguien, sobre todo a su hermano quien se ha perfilado como su contrario. Al menos, es lo que cree la mayoría de la gente con la que hablo de Amar, aunque yo no lo percibo así.

Cierto es que Marta no es una santa, ni mucho menos; de hecho ni siquiera sé si calificarla de buena persona, pero tampoco puedo endilgarle el cartel de mala. De momento, y tomando toda la información que nos han dado como certera (en Amar nunca se sabe), me da la sensación de que es un personaje parecido al de Escarlata O’Hara, en el sentido de que es orgullosa y soberbia y que quedó profundamente marcada por las carencias que vivió en una niñez que tuvo lugar durante los primeros años de la posguerra. De hecho, cuando le explica a Jaime lo mal que lo pasó en el colegio gracias a cómo la trataban de menos tanto las monjas como sus compañeras, me pareció muy honesta.

Y esa conversación fue bastante reveladora, al menos para mí, ya que deja claro el origen de lo distintos que son los dos hermanos: Marta vivió marcada por la pobreza y posterior mejora gracias a la empresa donde ella trabajó desde niña, mientras que Jaime no recuerda haber pasado estrecheces. Por tanto, tenemos a alguien que desde los siete años se dedicó al negocio familiar y que desde niña apreció la diferencia entre tener dinero y no tenerlo y otro alguien que vivió una niñez mucho más feliz.


¿Qué Marta ha terminado siendo como esas personas que le atormentan incluso en el presente? Cierto, aunque no creo que sea algo tan sencillo como que es clasista, sino que no le gusta la gente que no es capaz. Por ejemplo, con María está encantada, pese a que es humilde, mientras que Jaime le saca de sus casillas por su inocencia y creo que a Henar no la respeta porque la prejuzga como alguien superficial y poco profesional. De hecho, ahora mismo la respeta muchísimo más al comprobar que fue fiel a Félix aunque casi le cuesta el puesto y ni siquiera se plantea que Henar pudiera ser la que llamaba al extranjero a escondidas.

Vamos, que no es una excusa, sino que el comportamiento de Marta es más por cómo entiende ella la profesionalidad que por maldad. Es decir, no creo que sea una Encarnación Llanos o un Augusto Lloveras, sino que es un personaje más complicado.

Hasta ahora es cierto que, en cierta manera, Marta ha sido un desencadenante del caos, pero yo no creo que hubiera intención de herir a nadie, tan solo que está tan centrada en llevar a cabo sus objetivos (triunfar profesionalmente e impedir que su familia vuelva a ese estado de pobreza que recuerda con amargura) que no ve más allá y no tiene en cuenta las posibles consecuencias de sus actos.


Por ejemplo, es ella la que lleva a cabo la estafa que provoca que Jaime vaya a la cárcel, pero no lo hizo con la intención de enchironar a su hermano, mientras se frotaba las manos y bebía un coñac, sino que creo que únicamente quería conseguir el dinero que necesitaban para salir del bache y se pasó de lista. De hecho, en ese caso me parece muchísimo peor y más reprochable la actitud de Félix que de ella: Marta quiere pagar por su delito, Félix decide protegerla, pero entonces cuando Jaime le propone cargar las culpas por él, lo acepta sin contarle la verdad. Él está anteponiendo un hijo sobre el otro, permitiendo que Jaime se sacrifique por él cuando él ha decidido sacrificarse por Marta.

Es decir, Marta hace mal, comete un delito y luego permite que Jaime pague por sus pecados, cuando es inocente, lo que evidentemente no está bien.

Pero, para mí, es hasta ahora el único acto que ha llevado a cabo que sí es muy reprochable, porque sus otras acciones tampoco me parecen tan sencillas como para calificarlas de maldad. Sí, ella decide aceptar un aumento de ventas mayor del que habían pensado igualmente, pero en ningún momento obliga a Carlos Salgado a que cumpla con todo ese aumento. Es él quien se empecina hasta límites insospechados, en lugar de aceptar la propuesta de Félix de cumplir con un porcentaje del pedido y que la otra parte se encargue a otro proveedor.


Que, quizás, otra persona se habría apiadado y le hubiera dado otro margen de maniobra, pues puede ser, pero también es cierto que la empresa se compromete con los franceses a algo y le dan una opción razonable a Salgado para que no se arruine, una opción que él decide no aceptar. Así que tampoco considero que Marta sea la culpable de la muerte de Salgado, ya que ella sólo cumplía con su empresa.

Y es que parece que se castiga a Marta por no vivir en la Aldea del Arce. Es como uno de los últimos enfrentamientos con su hermano: sí, es mucho más bonito comprometerse a conservar los puestos de trabajo y, desde luego, se entiende que los trabajadores quieran conservar su puesto (e incluso en esta ocasión se entiende el que Maroto cizañe todo lo que pueda), pero creo que es muy simplón el juzgar la propuesta de Jaime como buena y la de Marta como mala. A fin de cuentas, el progreso es el progreso: mejorar la maquinaria, lo que provoca que se pierdan puestos de trabajo, es algo que se ha hecho desde la revolución industrial, aunque sea una putada para los trabajadores. Si gracias a esa mejora pueden hacer 100 lavadoras en lo que harían 50, la empresa sale ganando, así que creo que la posición de Marta es también entendible.

Es precisamente esa inocencia de Jaime lo que creo que provoca ese conflicto entre los Novoa y también en la propia Marta. Marta lleva cinco años dejándose la piel en la empresa y, de hecho, está claro que es lo que más le importa. Es cierto que lo ha podido hacer gracias a Jaime, por lo que éste se merece ser partícipe de la empresa, pero la pregunta es: ¿será capaz de hacerlo bien?

Hombre, dado que es el protagonista masculino, seguramente sí (y seguramente acaba costándoles el trato con los alemanes, lo que acabará siendo mejor a largo plazo), pero de momento Jaime parece salido de la calle de la piruleta y no ve la situación en su totalidad. Por ejemplo, no se da cuenta de que Maroto únicamente lo usa en lugar de ser su amigo. Así que yo creo que la rivalidad de los hermanos viene porque Marta está convencida de que Jaime va a destrozar la empresa porque no le ve capaz, junto al hecho de que ha tenido que hacer méritos en un mundo de hombres cosa que su hermano, de momento, no ha hecho, no porque sea una especie de Gollum que quiere la empresa para ella sola.


Es decir, que Marta tiene muchos elementos que la pueden hacer una villana (es implacable, ambiciosa en demasía, vehemente...), pero luego tiene otros detalles que me despistan: Jaime la enerva, pero luego siempre lo defiende delante de Alonso; pese a que es evidente que quiere a Rafael, intercede para que él esté con Alba; se siente culpable de sus acciones y, por eso, creo que no soporta a Nuria, porque es la personificación de su culpa (la hija del hombre que se suicida cuando no puede cumplir con ellos y la que saca a su hermano de la cárcel al conocer toda la verdad).

Y tampoco es que haya precedentes de alguien como Marta en Amar. Hemos tenido varias empresarias, pero ninguna ha sido como ella: Laura Blasco era ambiciosa, estaba preparada y podía ser dura, pero era amable y generosa y la percibían como una especie de hada madrina; Ana Rivas se enfrentaba a personajes claramente antagónicos y, por eso, sus acciones se veían de una forma distinta (aunque luego destruyó la empresa familiar en menos de un año) y encima siempre fue más, no sé, campechana.

Así que no tenemos con quien comparar, aunque a mí la situación me recuerda un poco a los inicios de la cuarta temporada, donde otra Marta, la madre de Ana Rivas, era presentada como la posible mala, mientras que Encarna era el personaje bueno, pero acabaron cambiándose los papeles. Por lo que creo, y es una teoría y es bastante probable que me lleve el tortazo del siglo, que Marta y Alonso se van a intercambiar los papeles: él se va a destapar como un cabrón del quince (ahora mismo es demasiado perfecto, aunque se le ha visto algún ramalazo de mal carácter) y ella lo va a sufrir al casarse con él por mejorar todavía más su posición y seguramente tenga que aprender muchas cosas por las malas.


De todas maneras, en esta serie muchas veces los personajes funcionan de una manera u otra gracias a la percepción que tienen los otros personajes de él. Por ejemplo, Jorge Arteche era un terrorista que llega a provocar la muerte de Juana, pero no era percibido como tal o el año pasado Ángel fue percibido de forma muy distinta a Lucía, pese a que su historia era parecida, siendo la de él peor.

En el caso de Marta Novoa es un personaje que prácticamente desde que aparece es descrito por los demás de forma muy negativa: Carlos Salgado la culpabilizó de todo, Nuria de la muerte de su padre y de ser egoísta, Henar y Fiona no dejan de hablar de ella como si fuera Voldemort, al igual que Maroto y Sebas, incluso su propia familia la percibe como alguien que es muy suyo y sólo se interesa de la empresa (la relación de Rosalía y Félix con Marta no tiene nada que ver con la que mantienen con sus otros tres hijos, llegando a quedar patente que Rosalía no sabe nada de su propia hija cuando no puede ni decirle una sola cosa a Alonso para preparar la boda), por lo que también tengo la sensación de que nadie conoce en realidad a Marta Novoa, salvo Rafael, con quien preveo historia de amor.

Vamos, que sigo sin tener muy claro qué papel va a jugar Marta en la temporada, pero hoy por hoy creo que no va a ser la villana, sino la protagonista con más oscuros que claros (seguramente en contraposición del personaje de Nuria, que es muy buena chica). Bueno, sólo nos queda esperar, pero creo que Marta Novoa es el personaje más interesante e impredecible que tienen ahora mismo y encima Mariona Ribas está estupenda en el papel.

martes, 11 de octubre de 2016

33 razones para volver a verte

Hace algún tiempo me llevé una muy grata sorpresa con Llévame a cualquier lugar de Alice Kellen, el cual disfruté de principio a fin y todavía hoy lo recuerdo con mucho cariño. Por eso, cuando me enteré de que la autora había sacado una novela nueva, no dudé en que tenía que hacerme con ella y por fin he podido leer 33 razones para volver a verte y he vuelto a quedar encantada con la historia que nos presenta Alice Kellen.

Siendo niña, Rachel se hizo amiga inseparable de Mike, Jason y Luke, aunque al ir creciendo se acaba enamorando de Mike. Sin embargo, cuando están a punto de ir a la universidad, todo se tuerce para Rachel, pues en la misma noche en que Mike la traiciona de la peor de las maneras, su padre muere y se ve obligada a dejar sus proyectos a un lado para mudarse con el único familiar que le queda. Cinco años después, Rachel trabaja como escritora de novelas románticas, ha vuelto a la ciudad, pero está sola y feliz de estarlo, además.

No obstante, la pequeña vida que ha construido junto a su gato Mantequilla amenaza con derruirse cuando le comunican que tiene que abandonar el barato apartamento en el que vive. Al buscar uno nuevo, Rachel da por casualidad con Jason, que se empeña en que Rachel vuelva a sus vidas y, por eso, Rachel tiene que reencontrarse con Mike, que parece dispuesto a conquistarla de nuevo, aunque Rachel no se lo piensa poner nada fácil.

Una de las cosas que más me gustaron de 33 razones para volver a verte es cómo está planteada la historia de amor. Al ser una historia romántica, está claro que tenía que ser el aspecto más trabajado, pero me gustó mucho que el principio estuviera dedicado a cómo Rachel conoce a los chicos, se va enamorando de Mike y, al final, surge el conflicto que cambia por completo a Rachel. Es decir, no sólo no tenemos una historia de esas de amor a primera vista, sino que es una relación profunda y real y, encima, se comprende a la perfección la evolución de Rachel y por qué en la actualidad tiene tantos problemas de confianza y semejante conflicto con Mike.

Porque encima, aunque la narración es en tercera persona y va explicando los sentimientos de todos los personajes, la historia la lees desde la perspectiva de Rachel y no sabes ni los motivos de Mike, ni qué oculta, aunque está claro que algo pasa con él casi desde el principio. Así que ese continuo tira y afloja de los dos, en el cual Rachel quiere seguir odiando a Mike, pero al mismo tiempo se ve atraída hacia él, se comprende.

De hecho, me gustó mucho cómo la autora trata a Rachel, ya que podría o haber sido una pavisosa sumisa o una petarda, pero logra encontrar el equilibrio perfecto entre la chica herida que sencillamente no puede confiar tras todo lo que pasó y la chica divertida y dulce que era antes de que toda su vida se fuera al garete. Porque encima es lo suficientemente justa como para recuperar su relación con Jason y Luke y acabar dándole una oportunidad a Mike al ver que hay cosas en su historia que ella no sabe.

Y me gustó que, además de la relación romántica, se establecieran otras y se trataran temas más profesionales, ya que les daba a los personajes otra dimensión. Rachel no es sólo la chica que tiene sentimientos contradictorios por Mike, sino que es escritora y también es alguien que está intentando tomar las riendas de su vida y conocer gente nueva y reconciliarse con la vida que dejó atrás cinco años atrás.

De Mike no quiero comentar mucho más, ya que no conoces su parte de la historia hasta el final, cuando lo comprendes todo. Pero Mike es paciente, es divertido y, aunque a veces den ganas de arrearle con algo, es imposible no quererlo.

La verdad es que todos los personajes de Alice Kellen me resultan muy reales, con sus luces y sus sombras, pero a los que les acabas cogiendo cariño, incluso aunque al principio puedan parecer lo peor. Sin embargo, la autora les da más capas, humanidad y acabas entendiendo por qué cometen los errores que cometen o por qué son como son. Así que es muy sencillo meterse de lleno en el universo que la autora propone y que la relación te emocione.

Porque 33 razones para volver a verte es un libro romántico, así que no hay giros locos o impredecibles, pero sí que consigue enganchar e interesar. Es uno de esos libros en los que, al leerlo, de verdad quieres que la pareja termine junta y feliz. 33 razones para volver a verte es un libro que te saca la sonrisa, te emociona y, en determinados momentos, te hace sufrir junto a los personajes, así que cumple perfectamente con el género, con el añadido de que Alice Kellen logra insuflar a sus historias su sello personal, lo que las hace todavía más especiales.

Quizás 33 razones no me ha resultado tan redondo como Llévame a cualquier lugar, ya que el final me parece un poco precipitado y alguna situación se alarga un pelín, pero aún así lo disfruté desde la primera página hasta la última y, desde luego, pienso seguir leyendo todos los libros que firme Alice Kellen.

El próximo lunes literario estará dedicado a... La elección final de Gennifer Albin.

miércoles, 5 de octubre de 2016

El sospechoso parecido de Timeless con El ministerio del tiempo

Yo tenía pensado el hablaros sobre This is us, que es uno de los estrenos que más me ha gustado y eso que sólo he visto dos episodios. Sin embargo, ayer vi Timeless (que se estrenó el lunes en la NBC) y, claro, no me pude resistir por lo polémica que ha sido sin ni siquiera estrenarse.

Y es que la productora de la serie española El ministerio del tiempo (que es grandeza de la buena) ha denunciado a la productora de Timeless por plagio. Y, bueno, como somos como somos (ya sabéis, Spain is different) pues se lió un poco parda por las redes con los defensores y detractores de Javier Olivares, en plan que si tenía razón, que si sólo llamaba la atención y demás.


Total, que yo prefería esperarme a ver el piloto para opinar, porque encima el responsable de Timeless es Eric Kripke, que fue el creador de Supernatural y su showrunner durante las cinco primeras temporadas, que fueron las mejores con diferencia (perdóname octava, porque fuiste un oasis de grandeza y de destiel, pero es así) y me gustaban varios actores del reparto a quien ya había visto (si tienen a Doc de Regreso al futuro, eso es un sí muy grande).

Y lo he visto.

Y me ha gustado.

Pero vayamos por partes, porque a lo mejor vosotros no tenéis ni repajolera idea de qué diantres es Timeless. En realidad, es bastante sencillo: el misterioso Flynn (Goran Visnjic, al que habéis podido ver en Urgencias) roba una máquina del tiempo con la intención de cambiar la historia, por lo que se recluta a un equipo para que le persiga, consiga la máquina del tiempo e impida que la historia cambie. El equipo está formado por la experta en historia Lucy Preston (Abigail Spencer, que interpretaba a Scottie en Suits), el soldado viudo Wyatt Logan (Matt Lanter) y el ingeniero Rufus Carlin (Malcolm Barrett).


Ni que decir tiene que Javier Olivares y su Ministerio del tiempo no tienen la exclusiva sobre los viajes del tiempo, ni mucho menos. Por ahí tenemos al Doctor saltando al pasado y al futuro con su Tardis (y curiosamente tanto El ministerio como Timeless bebe mucho de Doctor Who) u otras mucho menos conocidas como Tru Calling, Continuum o incluso clásicos como Quantum leap y un gran etcétera.

Sin embargo, los parecidos entre las dos series se aprecian desde el punto de partida: un grupo formado por dos hombres y una mujer viajan constantemente al pasado para impedir que la historia cambie, bajo las órdenes de una misteriosa organización. En El ministerio del tiempo, como bien dice su título, la patrulla formada por Amelia, Alonso y Julián trabaja para el gobierno español de forma oficial (lo que permite introducir muchos golpes de humor basados en la figura del funcionario), mientras que la americana lo deja un poco en el aire: a Lucy la recluta el gobierno americano, pero en ningún momento mencionan que sea algo oficial y, de hecho, parece una organización privada.

Y la cuestión es que, tras ver el episodio piloto de Timeless, es imposible no creer que fue escrito tras ver El ministerio del tiempo, algo que ocurrió porque ambas productoras estuvieron en negociaciones para adaptar El ministerio del tiempo en Estados Unidos. Curiosamente, la cadena encargada de emitir Timeless es NBC, que fue la misma cadena que adaptó Los misterios de Laura de forma oficial.


Y precisamente, mientras veía Timeless, me he acordado mucho de The mysteries of Laura, que ambas tienen algo en común, al menos en mi opinión: las series están bien, son entretenidas, se dejan de ver, pero no dejan de ser una americanada de tomo y lomo basada en una serie española.

Porque, en serio, Timeless está bien. Me ha gustado el episodio piloto y me ha parecido muy entretenido y pienso seguir viéndola, pese a que El ministerio del tiempo mola mil veces más (y es más original y no porque Timeless sea un plagio). Sin embargo, joder, no han podido hacerla más americana en el sentido de pastiche, propaganda yanki y cliché.

Por ejemplo, una de las pocas diferencias que hay es que la patrulla española viaja a través de puertas, lo que a mí me parece mucho más original. También, desde que he visto Timeless, me parece más práctico y mejor pensado. Porque, claro, el equipo americano tiene una máquina del tiempo, rodeada del típico laboratorio enorme lleno de ordenadores y científicos anónimos que están ahí todo el rato, haciendo cosas que nosotros no comprendemos. Sin embargo, tienen esta máquina del tiempo:


¿Qué narices es ese huevo? En serio, ¿quién la ha diseñado? ¿Agatha Ruiz de la Prada? Porque, no es por nada, pero esa puerta sin una escalerilla ni nada es incómoda de narices. Me veo a los pobres protas tirándose de cabeza y esperando acertar. Como alguno no sea bueno encestando, se va a meter unas cuantas leches bien dadas. Ni que decir tiene que yo me habría espatarrado nada más aterrizar en el pasado (y por eso debería ser companion del Doctor y no trabajar para esta gente).

Lucy preguntándose cómo baja de ahí sin escoñarse.

También disparan a la mínima, porque eso de tirar de ingenio para salir de situaciones peliagudas pues como que no (ya me gustaría a estos verse enfrentarse a los portugueses que iban tras Cristóbal Colón). Y, lo que más me gusta, lo que le da sentido a una serie americana: ¡el malo quiere destruir Estados Unidos tal y como lo conocemos! ¡No, el drama, hay que salvar a América y su grandeza!

Pues eso, que mientras que en El ministerio del tiempo pasan de esos temas grandilocuentes en plan dominación mundial, aquí ya te ponen el ataque contra su querido país desde el primer momento. Sin embargo, es prácticamente la única diferencia importante que hay entre las dos series: mientras que El ministerio del tiempo habla de personajes, paradojas temporales y momentos claves de la historia, Timeless es otra de salvar Estados Unidos, pero con los viajes en el tiempo como elemento diferenciador a cualquier otra serie de casos.

Porque el resto de diferencias son meramente anecdóticas. Sí, los tres personajes principales de Timeless son de la misma época, mientras que los de El ministerio del tiempo son un soldado de los Tercios de Flandes, la primera mujer universitaria y un enfermero de la época actual.


No obstante, yo creo que ese cambio se debe principalmente a que Estados Unidos no tiene tanta historia como nosotros y así es más cómodo para ellos. Sin embargo, tanto los roles, como el papel en el grupo es el mismo. En España, Amelia es la líder de la patrulla, además de la experta en historia y la que siempre, pase lo que pase, cree en lo que está haciendo y en que la historia debe quedarse como está, por lo que acaba manteniendo a raya en cierta manera a sus compañeros.

En Timeless, Lucy es prácticamente el reflejo de Amelia tanto en carácter, como en conflicto. Ya que una parte importante de la historia de Amelia es que la villana, Lola Mendieta, le da ciertas clave de su futuro y acaba cambiándolo, mientras que aquí Flynn hace lo mismo con Lucy que, al volver a su casa tras la primera y medio fallida misión, tiene que lidiar con que su presente ha cambiado considerablemente. De hecho, es que Flynn parece totalmente la versión masculina de Lola Mendieta, ya que parece el villano de turno, pero al mismo tiempo te dejan claro que tiene sus razones legítimas para hacerlo y que, al igual que ocurre en la española con Amelia y Lola, parece que Flynn tiene una relación con Lucy que, por el momento, ella no conoce.

Esta escena es prácticamente clavada a la de Lola y Amelia en el episodio de los nazis.
Por favor, si hasta Flynn lleva un look similar al de Lola.

También tenemos una futura tensión sexual no resuelta entre Lucy y el soldado, Wyatt, que tan solo en el episodio piloto se ha saltado las normas a la torera para salvar a una chica que le recordaba a su difunta mujer. Es imposible al verlo no recordar a Julián, que es el menos convencido con no salvar vidas en sus misiones y que la pérdida de su mujer le ha marcado desde el principio de la serie.

Incluso hay paralelismos entre Alonso de Entrerríos, nuestro valiente soldado de los tercios, con Rufus, el ingeniero que termina el grupo americano. Porque Alonso es un soldado del siglo XVI que, de pronto, se encuentra en pleno siglo XXI y está desubicado y la situación no es sencilla para él. Evidentemente, Alonso no se enfrenta a esas dificultades a las que Rufus debe hacer cara al ser un afroamericano volviendo atrás en el tiempo, pero sí que comparten esa sensación de no encajar y de tener que esforzarse más que el resto de su equipo.


De momento, hemos visto la explosión del dirigible Hidenburg en Nueva Jersey, los primeros pasos del equipo y nos han insinuado que el malo quizás no lo sea y que trabajan para una organización con sus secretos. Y, como he dicho, ha sido un episodio entretenido, con muy buenos efectos y algún golpe de humor simpático, aunque me preocupa un poco lo que pueda dar de sí.

Quiero decir, han dejado claras dos reglas a la hora del viajar, que son dos de las que hay en El ministerio del tiempo: no se puede viajar al futuro porque todavía no existe y no se puede interactuar en la línea temporal de uno mismo porque puedes crear paradojas. No han hablado de limitaciones geográficas, aunque me imagino (y espero, de hecho) que no exista esa regla de que sólo pueden viajar a terreno americano. En El ministerio del tiempo, sólo pueden viajar entre los límites del reino español y eso lo saben usar muy bien a su favor (Julián en Filipinas no habría sido tan efectivo de no contar con esa limitación), pero encima nuestra serie tiene dos ventajas que Timeless no tiene: por un lado, nuestra historia es muchísimo más rica; por otro, tenemos temporadas cortas, mientras que las series americanas suelen contar con veintidós episodios por temporada. ¿Tendrán suficientes hechos históricos como para aguantar toda una temporada e incluso más?

¿Se les caerá la máquina del tiempo pelotil encima y harán un homenaje a Indiana Jones? Vale, eso ya no es serio, lo sé, pero me lo pregunto muy en serio.

Bueno, y vosotros, ¿habéis visto Timeless? ¿Creéis que es un plagio o no?

lunes, 3 de octubre de 2016

La profecía del cuervo

Maggie Stiefvater es una vieja conocida de este blog, ya que me he leído tanto su trilogía sobre hombres lobo, Los lobos de Mercy Falls, como una novela autoconclusiva titulada Las carreras de Escorpio. Y ambas me gustaron, así que tenía en la lista de pendientes leer su nueva saga, The raven boys, formada por cuatro tomos de los cuales SM ha publicado tres en español y me temo que sólo van a ser esos, ya que la editorial no compró la licencia del cuarto. Sin embargo, sí que lo han publicado (o lo van a publicar) en Latinoamérica, así que se va a poder terminar de leer la saga en español.

Bueno, mejor dejo de enrollarme y os hablo de La profecía del cuervo, que es la primera novela de la tetralogía y que tiene el siguiente (e interesante) punto de partida:

Blue vive con su madre y varias amigas de ésta, todas ellas con poderes psíquicos. Blue, por su parte, no tiene las mismas capacidades que su familia, pero es capaz de aumentar los poderes de cualquier psíquico, por eso está involucrada en el trabajo de las demás. Eso incluye acompañarlas al cementerio el día de San Marcos para ver pasear los espíritus de aquellos que morirán a lo largo del año.

Esa noche cambiará la vida de Blue, que por primera vez verá a un espíritu: se trata de un chico joven que lleva el inconfundible uniforme de la academia Aglionby, que lleva un cuervo bordado. Ver a un espíritu puede significar dos cosas: o es su amor verdadero... o lo va a matar.

Claro, lo que pasa es que a Blue le han estado leyendo el mismo futuro una y otra vez desde que era pequeña: matará a su amor verdadero. Por eso, Blue siempre se ha alejado de los chicos, aunque siempre ha creído que no existe tal cosa como el amor verdadero. Sin embargo, al ver el espíritu de aquel chico, que le dice que se llama Gansey, acabará provocando que su camino se cruce con el de Gansey y sus tres amigos, que están enfrascados en la búsqueda del Rey Cuervo, un antiguo rey celta que, según cuentan las leyendas, permanece dormido, a la espera de que lo encuentren y lo despierten. Las leyendas también dicen que, quien lo despierte, verá su esfuerzo recompensado, ya que el Rey Cuervo le concederá un deseo.

La verdad es que he ido postergando la lectura de esta saga porque me temía que fuera la típica historia en la que todos los protagonistas masculinos se enamoraran de la heroína, que es algo que nunca me ha gustado. Sin embargo, no ocurre nada de eso, ni creo que vaya a pasar en las siguientes entregas, y además Maggie Stiefvater maneja el tema romántico como un extra, algo que provoca giros en la trama, sin ser el centro absoluto.

Es decir, La profecía del cuervo es el típico libro juvenil donde el romance es, si no lo más importante, uno de los pilares de la historia, pese a que Blue tiene esa carga encima de que matará a su primer amor. De hecho, es que la novela me pareció de lo más curiosa y extraña, pero en plan bien, ya que Maggie Stiefvater crea no sólo su propio y nuevo universo, que no tiene absolutamente nada que ver con sus otras obras, sino que genera un ambiente entre tétrico, misterioso y romántico de lo más interesante y entretenido.

Porque en La profecía del cuervo no dejan de pasar cosas, aunque en realidad tú, al leer, no tengas ni idea de por dónde van a ir los tiros, lo que me gustó mucho. Normalmente siempre tienes una ligera idea de qué va a ocurrir, pero eso aquí no pasa, aunque algunos giros sí que puedas deducirlos por pistas que la autora va dejando.

Además, la trama me pareció de lo más original, además de compleja, pues todos los personajes tienen sus secretos y sus misterios: Blue con la profecía que pende de ella y sus misteriosos orígenes; Gansey que supuestamente va a morir y, por algún motivo, está obsesionado con encontrar al Rey Cuervo; Ronan es una maldita matrioska de secretos y te pasas toda la novela intentando descubrir qué narices ocurre con él; Noah y su curioso comportamiento, que resulta de lo más sospechoso...

Vamos, que te pasas toda la historia en un sinvivir y necesitas seguir leyendo para saber qué va a ocurrir y qué pasa con las líneas ley, las profecías, el misterioso rey celta y demás.

Y, si la trama es interesante y está muy bien pensada y escrita, los personajes te ganan desde el principio, pese a que no son perfectos. Todos ellos tienen sus peculiaridades, sus problemas, sus cosas buenas y malas y todos funcionan perfectamente bien juntos. La verdad es que al leerlos sí que compras esa amistad entre todos ellos y eso que son completamente distintos los unos de los otros, aunque tú los acabas amando por encima de todas las cosas.

Desde Blue con su madurez y sus prejuicios hacia los chicos de Aglionby por lo distintas que son sus situaciones, hasta Ronan que será el personaje más extremo de todos.

Maggie Stiefvater logra un equilibrio perfecto entre sus partes más claras y oscuras, haciendo que los personajes resulten muy humanos y también originales, como si se las apañara para que ninguno sea un cliché, pese a que pueda ser muy fácil. Por ejemplo, Blue es la típica hija única bastante responsable que se mata a trabajar porque no tiene dinero. Sin embargo, también es malhumorada, a veces se deja llevar por sus prejuicios, pero no duda en hacer lo que haga falta, aunque sepa que no es lo que se espera de ella. Me gustó mucho que, además, no sea una dramas de la vida y eso que tiene motivos, porque se ha criado sabiendo que va a matar a su amor verdadero y luego ve el fantasma de un chico que poco a poco empieza a ganársela.

Y es que Gansey es amor, amor del bueno. Podría haber caído en ser un pijo condescendiente, algo de lo que se le acusa en varios momentos, pero es tan honesto y se preocupa tanto que le comprendes y sabe que quiere a sus amigos de verdad, que no son el proyecto humanitario que necesita para sentirse bien porque es asquerosamente rico.

De hecho, Maggie Stiefvater trata con mucho tino las diferencias económicas entre los distintos personajes, pues Blue no desea que la inviten a nada, los demás la respetan y luego está el conflicto entre Gansey y Adam, otro de los personajes más importantes.

Adam es pobre, pero tiene un plan para mejorar y eso pasa por graduarse en Aglionby, donde está becado, aunque sus padres no quieren que sea así. Por eso, la motivación de Adam para encontrar al Rey Cuervo no sólo es ayudar a su amigo, sino poder conseguir el deseo que se supone que obtendrán al despertarlo. Y por eso la amistad con Gansey es tan complicada, ya que se quieren, siempre están ahí para el otro, pero Adam siempre tiene paranoias sobre si Gansey quiere controlarle y juegos de poder.

A veces, su comportamiento me sacaba de quicio, pero también creo que es muy sencillo entenderle, ya que es un personaje completamente transparente. De hecho, a priori es el único que no tiene ningún secreto.

No como Ronan que desde el principio es un misterio insoldable. Ronan tiene mal temperamento, una relación complicada con su hermano con quien se lleva a matar (y no es ninguna exageración), pero también es terriblemente leal a sus amigos. Creo que, más allá de eso, no logras saber nada de Ronan a lo largo de la primera novela, ya que todo son pistas, paranoias y continuos: ¿pero qué mierda ha pasado aquí?

Finalmente, tenemos a Noah, que es la adorabilidad hecha personaje y de quien no voy a hablar demasiado, pues me da miedo spoilear.

Y es que La profecía del cuervo hay que leerla sin tener ni idea, pues se disfruta más de los giros, los interrogantes y ese ambiente entre tétrico y romántico que da toda la mitología de psíquicas, líneas ley y demás. La verdad es que no puedo dejar de alabar la trama, ya que me pareció sencillamente perfecta: compleja, inquietante, mágica... Y la elegante pluma de Maggie Stiefvater va que ni pintada a su nueva historia.

Así que, ya sabéis, tenéis que leer La profecía del cuervo.

El próximo lunes literario estará dedicado a... 33 razones para volver a verte de Alice Kellen.