jueves, 6 de julio de 2017

La estupidez de Iron Fist y otros defectos

Después de ver (y obviamente disfrutar) las desventuras de Matt Murdock y Jessica Jones en sus respectivas series, estaba deseando ver qué hacían con su otros dos superhéroes: Luke Cage y Danny Rand. Los dos habían tenido una colección menor, pero muy entretenida, conocida como Héroes de alquiler, así que esperaba que tiraran por ahí, sobre todo al saber que tanto Misty Knight como Colleen Wing iban a aparecer en dichas series.

Bueno, pues mi gozo en un pozo. Y es que Luke Cage tuvo un arranque demasiado denso, aunque Misty fue grandeza y El Giro (sí, con mayúsculas) de mitad de temporada le dio la vida e hizo que todo mereciera la pena. Sin embargo, meses después llegó Iron Fist. Puño de hierro en los cómics españoles.


Más bien Truño de hierro.

Porque, sí, seamos honestos, Iron Fist es un truñete. Hala, ya lo he dicho. Ojo, notad que lo he dicho como con diminutivo, porque se le coge cierto cariño pese a que es desesperante a más no poder y tiene más fallos que si yo ahora hiciera un examen de chino.


Iron Fist arranca con el advenimiento de Danny Rand a Nueva York, tras pasar años en unas montañas místicas, entrenándose para convertirse en el Iron Fist, un guardián místico que da hostias como panes y usa su chi para hacer varias cosas, entre ellos brillar como un Gusiluz. La cuestión es que Danny no se marchó voluntariamente, sino que, siendo niño, sufrió un accidente de avión en el que sus padres murieron. Así que, claro, a ojos de la sociedad, Danny Rand está muerto y, cuando él quiere recuperar su antigua vida, pues no lo tiene precisamente fácil, sobre todo porque los que recordaba sus amigos (los hermanos Joy y Ward Mitchum) no están dispuestos a soltar la empresa que su padre compartía con el señor Rand.

Y ahora, si no la habéis visto, pensaréis: eh, un momento, es una serie de superhéroes con un pavo que es la leche en las artes marciales, ¿dónde está la gran amenaza? ¿Dónde está ese malo que debe enfrentarse al héroe?

Pues... digamos que no hay.


A ver, entremos más en detalle. Daredevil se enfrentaba primero a Kingpin y luego a La mano, mientras Jessica Jones hacía frente a Kilgrave y Luke Cage se las veía con varios personajes que claramente se oponía a él. Es decir, además de construirnos a los héroes, se desarrollaban a los villanos y la batalla entre ellos, que normalmente tenía consecuencias muy personales para ellos (siendo el enfrentamiento entre Jessica y Kilgrave el mejor ejemplo de ello). Eso permitía que la historia se centrase y que el enfrentamiento interesara al espectador.

Bien, eso no ocurre en Iron Fist. Y es, en mi opinión, uno de los fallos más garrafales que tiene la serie. La trama está desdibujada, no tiene un rumbo fijo, sino que da coletazos, mientras los conflictos se alargan artificiosamente, debido a que el noventa por ciento de los personajes son tontos del culo. Danny no tiene un enemigo definido, no tiene nada a lo que enfrentarse y lo peor del caso es que el Iron Fist es el enemigo declarado de La mano... que sabemos que está en Nueva York gracias a la segunda temporada de Daredevil, donde funcionaban muy bien como villanos (son súper inquietantes) y donde te cuentan que tienen un súper plan malvado. ¿Utilizan eso como excusa para el regreso de Danny Rand? No, qué va, Danny ni siquiera sabe qué mierdas es La mano y se lo tiene que explicar un personaje secundario.

A día de hoy sigo alucinando con el desaprovechamiento de este tema. Joder, La mano son un grupo de ninjas chunguísimos que resucitan y dan miedito. ¿Por qué no enfrentar a Danny desde el principio con ellos e ir preparando el terreno para The defenders, que llega este agosto? ¿Por qué?

En su lugar, se pierden en mierdas sin sentido, sosas a más no poder, que hacen que esa Mano oscura y tétrica de Daredevil parezca un puto partido político con problemas internos. A ver, en serio, ¿a quién se le ocurrió esta gran idea? ¿A quién? ¿Cogieron a un becario de fiesta para escribir la serie o qué?

Madame Gao vuelve a Netflix... y resulta que es la Susana Díaz de La Mano.

Snape, yo nunca te mentiría... aunque sólo sea porque tienes Veritaserum.

Y es que no sólo la trama está completamente desdibujada y carece de emoción o de mínima coherencia, sino que el gran recurso de los guionistas para alargar los problemas y que la temporada dure trece episodios es escribir una galería de personajes que parecen competir entre ellos por ser el más idiota de la ciudad. Empezando por un Danny Rand que parece mentira que creciera en un ambiente relativamente hostil para convertirse en el Iron Fist. Comprendo que decidieran hacer un personaje inocente, era una buena forma de desmarcarse de sus otros tres compañeros en The Defenders que viven torturados por su pasado. Además, Finn Jones vende muy bien esa inocencia de niño. Pero, ojo, una cosa es la inocencia y la otra la estupidez. En trece episodios no tiene ni un solo momento en que puedas pensar que Danny Rand tiene alguna neurona en su cabecita rubia y cae en todas las putas trampas que le ponen, que no son tampoco elaboradas.

Tampoco ayuda esa fe ciega que tiene en la familia Meachum, cuando no dejan de demostrarle que no son de fiar y que le apuñalan por la espalda a la primera. Se puede comprender que en un principio sea el único lazo de unión con su pasado y los vea desde la óptica del niño que fue, pero llega un momento en que sencillamente te desespera que siga cayendo en lo mismo una y otra y otra vez.

Aunque el dudable honor de ser el personaje no se lo lleva Danny, ya que al menos le coges cariño, sino que va para Joy Meachum, seguramente el personaje más insustancial de este universo Marvel.



Si algo he apreciado de estas series de superhéroes es que saldan la deuda pendiente de los personajes femeninos que tienen las películas de Marvel. No sólo nos regalaron a esa espléndida Jessica Jones, sino que se han molestado en desarrollar a otras heroínas más secundarias y darles su propia entidad. Por ejemplo, puede que Karen Page sea el interés amoroso de Matt Murdock, además de una sencilla secretaria sin poderes, pero no queda reducida a ese cliché, sino que la desarrollan, tiene sus conflictos y su propia trama donde demuestra que, a su manera, es una superheroína. Y lo mismo se puede decir de Trish Walker y de Misty Knight.

Pero en Iron Fist se limitan a presentarnos a un personaje sin personalidad, que se mueve a bandazos precisamente por eso y que no tiene ni un mísero conflicto. Eso, por no hablar de lo sumamente irritante que es, además de una egoísta de mucho cuidado. Por suerte, lo hacen mejor con Colleen Wing, aunque tengo la sensación de que, en manos de otro guionista, Colleen habría sido mucho más remarcable. Incluso habrían llevado muchísimo mejor su relación con Danny (la de Trish y Will en Jessica Jones está mucho mejor llevada, incluso resultaba más romántica... hasta que pasa lo que pasa).

De hecho, es curioso que el único personaje con el que me quedo de Iron Fist es, quizás, el que es más prescindible y prácticamente inventado. Ward Meachum comienza la serie siendo un gilipollas avaricioso, pero luego es el único que tiene trasfondo, complejidad y que está en una situación comprometida, no porque sea idiota o porque sí, sino porque las circunstancias le obligan y le dan muy poco margen de actuación. Además, es el único que tiene una evolución y el cual va aprendiendo de todo lo que sucede, aunque tampoco le libra de actuar de forma estúpida a veces.


Ahora bien, pese a la cantidad de cagadas y lo desesperante que puede acabar resultando por tanta estupidez reunida, Iron Fist tiene varias cosas a su favor: el reparto, encabezado por Finn Jones, que consigue aguantar el tipo con semejante esperpento, y también el hecho de que, al menos, resulta entretenida. A diferencia de los primeros episodios de Luke Cage, no me costaba ponerme con ella, a pesar de que resoplaba casi continuamente.

A ver, no, en serio, ¿te encierran en un psiquiátrico porque pareces un loco y tu única actuación es repetir que eres el Iron Fist, un guerrero místico que controla su chi? Sí, claro, muy lógico todo.

No, en serio, no supero la tontería de esta serie.

De hecho, pronto nos llegará la reunión de los cuatro superhéroes en The Defenders y ya me veo que Danny va a ser la mascota del equipo, ese personaje tontito que sigue ahí porque los otros le tienen cariño. Es que, en serio, no me imagino como el Lerfist este va a encajar con los demás.

Y vosotros, ¿habéis visto Iron Fist? ¿Os gustó?

lunes, 26 de junio de 2017

Wonder Woman, Patty Jenkins, 2017

No, no estáis flipando. Esto es una entrada nueva. Sí, he vuelto. Increíble. Lo sé.


La cuestión es que este año me matriculé en el primer curso de Geografía e Historia de la UNED, lo que sumado al trabajo ha hecho que deje de lado el blog, más que nada porque no me daba la vida. ¡Y anda que no lo he echado de menos! No sé cuánto voy a actualizar, ni con qué asiduidad, pero espero no tenerlo tan abandonado, sobre todo en verano.

Además, anda que no ha habido cosas que comentar este año: el peliculón nuevo de La bella y la bestia, el regreso (por todo lo alto) de la saga de Piratas del Caribe, el súper reencuentro de OT, mogollón de series y libros molones, el que fui a la convención en Londres Heroes and villains... He tocado a Stephen Amell... no viene a cuento, lo sé, pero... ¡¡Le he tocado, a esos músculos cincelados por los dioses, seh!! Bueno, y otros ;P Ahora me odiáis, me lo merezco, lo asumo.

¿Y qué me ha hecho regresar?

Pues ha sido, ni más ni menos, la nueva película ambientada en el universo DC, Wonder Woman. La primera película protagonizada por una superheroína, que ya era hora, leches. Y encima es un peliculón. Así que, claro, hay que comentarla. Y tengo que declararle mi amor a Gal Gadot, que ya me gustó mucho en Batman contra Superman y aquí ha terminado de enamorarme.

Pero, como las costumbres son las costumbres, y por si acaso hay alguien que no tiene ni idea de qué va Wonder Woman, pues vamos con un pequeño resumen:

En la antigüedad, Zeus creó a la humanidad y uno de sus hijos, Ares, al considerar que no se merecían ni el mundo ni el favor de los dioses, comenzó una guerra en la que exterminó a todos los dioses. Únicamente Zeus pudo derrotarle, aunque Ares no murió, por lo que dejó a las amazonas protegidas en la isla de Themyscira, para que pudieran acabar con él, cuando se alzara de nuevo.

Diana (Gal Gadot), hija de la reina de las amazonas, es criada en Themyscira, donde se convierte en una experta luchadora. Sin embargo, su vida cambia irremediablemente, cuando un piloto inglés, Steve Trevor (Chris Pine), irrumpe en la isla, perseguido por los nazis. Así es como Diana conoce que el mundo exterior está en guerra, así que decide abandonar su hogar, en busca de Ares y cumplir así su misión.

Creo que lo primero que se debe señalar de Wonder Woman es que es la película del nuevo universo cinematográfico DC con el guión mejor escrito, más rotundo y compacto. A diferencia de sus compañeras, no hay ninguna laguna, ni ningún WTF?! ridículo, de esos que te acosan una vez has salido de la sala del cine. Lo que hay es una aventura con mucho sentido y, sobre todo, el desarrollo de dos personajes principales, que funcionan tan bien juntos, como por separado.

Y es algo que, en un principio, temía, pero que al final me ha convencido mucho. De verdad, tras ver el primer trailer, me inquietó que se centraran en exceso en la historia de amor. Pero no, creo que hay un buen equilibrio entre la atracción que va surgiendo entre Diana y Steve y el desarrollo personal de cada uno. Así, mientras se explora lo que le supone a Steve ser un espía y el querer hacer del mundo un lugar mejor, también se trata la pérdida de inocencia de Diana y el cómo hace frente al mundo de los humanos, alejado de la pacífica isla donde se crió.


Personalmente, me ha gustado mucho cómo han desarrollado a Diana, a lo que contribuye mucho el gran trabajo de Gal Gadot. Para mí, está sencillamente perfecta en el papel, puesto que es capaz de expresar mucho con una mirada. Desde la esperanza y la emoción, hasta la ruptura y la ira. Y resulta muy creíble en las escenas de acción, al igual que en las que son más personales y las de corte más humorístico. Y, sí, nunca he leído cómics de Wonder Woman, pero sencillamente me he enamorado de esta mujer y lo mucho que transmite, en serio.

Porque Wonder Woman se aleja un poco de la intensidad de Batman contra Superman para regalarnos momentos más distendidos, muy bien introducidos, por lo que resultan otro punto positivo más. De hecho, ese sentido del humor, ayuda mucho a que Diana resulte adorable, pese a que sea prácticamente perfecta.

Y es que Diana no sólo da hostias como panes, si la ocasión así lo requiere, sino que también habla varias lenguas y es buena estratega, lo que es un gustazo. En cierta manera, me recuerda a Supergirl, la serie de la CW, ya que son heroínas fuertes tanto física como intelectualmente y ambas saben cuándo y cómo deben luchar. Sí, ahora mismo me estoy imaginando un crossover y me emociono yo sola.

¿Quién quiere ver a esta mujer compartir pantalla con Melissa Benoist?

Yeah... Me lo imaginaba.

Junto a la pareja protagonista, aparecen una serie de secundarios bastante simpáticos, que además tienen cierto trasfondo. ¿Se puede pedir más? Bueno, sí, un malo a la altura, porque Wonder Woman sufre La maldición del supervillano. Es decir, el rol del villano lo ocupa un personaje bastante plano, una mera personificación de una amenaza, que la heroína debe solventar. Pero, bueno, es prácticamente una norma no escrita del cine de superhéroes y a mí me pesa más que los protagonistas estén bien llevados.

Al igual que les perdono lo predecible que es el giro final porque, sinceramente, creo que no es lo primordial, ni lo que interesa en la película. Y, mira, lo dicho, toda la historia tiene bastante coherencia, lo que es de agradecer, porque encima funciona muy, muy bien.

A Wonder Woman, además, le sienta de maravilla la estética, ambientada en la Gran Guerra, lo que es hasta novedoso. Mientras que la Segunda Guerra Mundial ha sido muy explotada en el cine, la primera ha pasado más desapercibida y, por eso, me ha parecido más original. Encima, dota a la película de una personalidad especial, que la hace única tanto en su universo cinematográfico, como en el cine de superhéroes en general. Sí, vale, Capitán América: El primer vengador también tiene un trasfondo bélico, pero su tono es muy distinto, básicamente porque sus protagonistas lo son.


Aunque me parece maravilloso que ambas tengan a un Chris interpretando a un Steve.

También me lo parece la banda sonora. Era escuchar el tema de Wonder Woman y emocionarme yo sola. Eso sí, la película tiene algo muy, muy malo: el doblaje. Dios mío de mi vida, vaya mierda de doblaje. Creo que nunca había oído un doblaje tan malo y tan falso, ni siquiera en los realities de Divinity.

De hecho a día de hoy sigo sin entender por qué Diana se pasa la película hablando varios idiomas y tú los escuchas con sus subtítulos incluidos, pero luego se infiltran en Alemania y se ponen a hablar con acento alemán-chungo. ¿Qué pasa? ¿El alemán es el inglés con acento o qué? ¡Tío, qué cutrez más grande!

Pero, bueno, más allá de eso, la película me gustó mucho y no me importaría volver a verla ahora mismo. De hecho, la espera a que la editen en DVD será larga, muy larga, al igual que la película de La liga de la justicia, que ahora me apetece mucho más (sobre todo por Gal Gadot y Ezra Miller, que interpretará a Flash).

A lo largo de la semana, subiré una entrada dándole estopa a Iron Fist (que yo llamo Lerdfist o Truño de hierro, depende de si tengo el día más o menos internacional, xD. Y dad gracias de no oír mi tono emocionado/ofendido, porque con esta me vengo muy arriba). Si queréis que haga una entrada sobre algún tema concreto, me lo decís y yo lo intento.